viernes, abril 07, 2023

La perfección de Dios

En Brooklyn, Nueva York, hay una escuela para niños de lento aprendizaje. Algunos pasan ahí  la  totalidad  de  su  vida  escolar,  mientras  que  otros  son  enviados  a  escuelas convencionales.

En una cena que tuvo lugar en la escuela, el padre de Shaya, uno de estos niños, dio un discurso que jamás podrían olvidar quienes lo escucharon.

"¿Dónde está  la  perfección  en  mi  hijo  Shaya?  Toda  la  obra  de  Dios  está  hecha  a  la perfección. Pero mi niño no puede entender cosas que otros niños entienden.

Mi niño no puede recordar hechos y figuras que otros niños recuerdan. ¿Dónde está, pues, la perfección de Dios?"

La audiencia quedó atónita ante esta pregunta, formulada por un hombre que se veía angustiado.

"Yo creo –continuó, que cuando Dios permite que vengan al mundo niños así, Su perfección radica en la forma como los demás reaccionan ante ellos".

Luego contó una historia acerca de su hijo.

Una tarde,  los dos caminaban por un parque donde un grupo de niños estaba jugando béisbol.

"¿Crees que me dejarán Jugar?", preguntó Shaya.

Él sabia que su hijo no era para nada un atleta y que los demás no lo querrían en su equipo, pero entendió que le llamaba la atención participar en el juego porque estaba seguro de ser como todos los demás.

El  padre  llamó a uno de los niños y le preguntó si  Shaya podía jugar.  Él  miró  a sus compañeros  de equipo y,  al  no obtener  ninguna respuesta,  tomó la decisión:

"Estamos perdiendo por seis carreras y el juego está en la octava carrera. No veo inconveniente. Creo que puede estar en nuestro equipo, y trataremos de ponerlo al bate en la novena carrera".

El señor quedó boquiabierto con la respuesta, y Shaya sonrió. Quería que lo pusieran en una base; así dejaría de jugar en corto tiempo, justo al final de la octava carrera. Pero los niños hicieron caso omiso de ello.

El juego se estaba poniendo bueno, el equipo de Shaya anotó de nuevo y ahora  estaba  con dos  outs  y las  bases  llenas.  El  mejor  jugador  iba corriendo a base, y Shaya estaba preparado para empezar.

¿Dejaría el equipo que Shaya fuera al bate, arriesgando la oportunidad de ganar el juego?

Sorpresivamente, Shaya estaba al bate. Todos pensaron que ese era el fin, pues ni siquiera sabia tomarlo. De cualquier forma, cuando Shaya estaba parado en el plato, el pitcher se movió algunos pasos para lanzar  la pelota suavemente,  de forma que el  niño al  menos pudiera hacer contacto con ella. Shaya falló. Entonces, uno de sus compañeros de equipo se acercó a él y le ayudó a sostener el bate.  El pitcher dio unos pasos y lanzó suavemente.

Shaya y su compañero  le dieron a la pelota,  que regresó inmediatamente a manos del pitcher.  Este podía lanzar  la pelota a primera base,  ponchando a Shaya y sacándolo del juego. En vez de eso, la lanzó lo más lejos que pudo de primera base.

Todos empezaron a gritar: "¡Shaya, corre a primera,  corre a primera base!"

Él nunca había corrido a primera base, pero todos le indicaban hacia dónde debía hacerlo.

Mientras Shaya corría,  un jugador del  otro equipo tenía ya la bola en sus manos.  Podía lanzarla  a segunda base,  dejando por fuera  a Shaya,  pero  entendió las  intenciones  del pitcher y la lanzó bien alto, lejos de la segunda base.

Todos gritaron: "Corre a segunda,  corre a segunda base!" Shaya corrió, y otros niños corrían a su lado y le daban ánimos para continuar.

Cuando Shaya tocó la segunda base, el del otro equipo paró de correr hacia él, le mostró la tercera base y le gritó: "¡Corre a tercera!" Conforme corría a tercera los niños de los dos equipos iban corriendo junto a él, gritando todos a una sola voz: "¡Shaya, corre a cuarta!"

Shaya corrió a cuarta y paró justo en el plato de home, donde los dieciocho niños lo alzaron en hombros y lo hicieron sentir un héroe: había hecho una gran carrera,  había ganado el juego por su equipo.  

"Aquel día -dijo el padre de Shaya, con lágrimas rodando por sus mejillas-, esos dieciocho niños mostraron con un gran nivel la perfección de Dios".

Tomado de: La culpa es de la vaca.

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1. ¿Qué le pareció esta historia?

2. ¿Cree que valió la pena, cambiar la posición de un equipo, perder un partido que se tenía ganado por sacar algo que llevamos dentro de nosotros, muy propio de nuestra naturaleza humana y ser maravillosos cuando nos lo proponemos? 

3. La perfección y las manifestaciones de Dios, se dan y presentan en ocasiones inesperadas, ¿Sabe, por alguna razón, una historia en este sentido? Nárrela por favor.

4. Los niños que jugaban entendieron que en ocasiones la victoria no es ganar un juego, que hay situaciones en las cuales el comportamiento y la forma de hacer las cosas y actuar en la vida es lo más importante, sobre todo cuando de dejar una hermosa huella y hacer sentir muy valioso a alguien, así sea por una sola vez, vale la pena. ¿Qué opina de esto? ¿Será que en determinadas circunstancias podemos actuar así? ¿Alguna vez lo ha hecho?

5. Esta situación también nos dice que en ocasiones tenemos que tomar iniciativas aun con resultados inesperados, como ocurrió con esta historia. ¿No le parece?

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