domingo, marzo 28, 2021

11° Sociales Guía 3





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El pensamiento educativo de Zuleta

 

El intelectual, el pensador, el educador, creía que la educación era una de las mayores tragedias colombianas.

Su pregunta siempre fue                                  

¿por qué nuestra educación no enseña a pensar?


                                                            Las 2Orillas  Por: Hernán Suárez 















Estanislao Zuleta es quizá el intelectual de izquierda que más ha influido en la vida cultural e intelectual de nuestro país. Su prolífica obra y su agudo pensamiento siguen teniendo plena vigencia 30 años después de su muerte (febrero  17 de 1990) y 85 de su nacimiento (febrero 3 de 1935).

Zuleta fue ante todo un pensador y un educador que ejercicio notable influencia en la vida intelectual y política desde los años 70 hasta su muerte, tiempo durante el cual ejercicio la docencia universitaria de manera ininterrumpida. Sus “clases” en la Universidad  Nacional, de Antioquia o del Valle, en sindicatos o en campamentos guerrilleros, eran la negación de la educación tradicional y formal. A ellas asistían centenares de estudiantes motivados por el afán de aprender a pensar, antes que por cumplir un requisito académico.  El salón de clase resultaba insuficiente siempre para acoger a los estudiantes interesados en escuchar ávida y placenteramente su palabra y sus agudas reflexiones sobre diversos tópicos de la vida nacional.

En sus clases, que en realidad eran una suerte de ágora o foro del pensamiento, se ocupó de aspectos como la lectura del Quijote, el análisis de la obra de Tomas Mann,  Shakespeare y Dostoievski, el psicoanálisis de Simón Freud, el pensamiento económico y social de Marx, la obra de   Nietzsche,  la pintura de  Van Gogh, el proceso de paz con el M-19, la democracia y los derechos humanos, entre otros. Conferencias que fueron el origen de  las decenas de libros que conforman su obra “escrita”, gracias al trabajo de transcripción, edición y compilación de sus “charlas” que realizaron profesores universitarios y aplicados estudiantes.

La educación fue una de sus grandes preocupaciones y el centro de sus más agudas críticas al establecimiento político y cultural del país.

Tuve la fortuna de entrevistarlo en 1985, una larga, fructífera e inolvidable conversación en la cual quedaron plasmadas en extenso sus inquietudes y preocupaciones por lo que él  llamó “una de las mayores tragedias colombianas”. La entrevista fue publicada, junto con otros artículos, en el libro Educación y democracia: un campo de combate.

Su vida estuvo consagrada  a la noble tarea de enseñar a pensar. Un maestro en el sentido más clásico y significativo del término, dedicado a despertar la pasión por el  conocimiento, nada que ver con el saber libresco, enciclopédico, para pasar en el examen del Icfes,  o “para formar cajeros”.

Para Zuleta la educación era una de las mayores tragedias colombianas.  Su gran pregunta siempre fue ¿por qué nuestra  educación no enseña a pensar? Entre las múltiples respuestas al interrogante que lo obsesionaba se destacan:

Desde la primaria al estudiante se le educa en función de un examen, sin que la enseñanza y el saber le interesen o se relacionen con sus expectativas personales. Esta situación se repite una vez terminados los estudios ya que es lo que la persona encuentra en la vida. 

Cuando termina los estudios, el individuo no sale a expresar sus inquietudes, sus tendencias o sus aspiraciones, sino a engancharse en un aparato o sistema burocrático que ya tiene su propio movimiento, y que le exige la realización de determinadas tareas o actividades sin preguntarle si está de acuerdo o no con los fines que se persiguen. En nuestro sistema educativo la gente adquiere la disciplina desgraciada de hacer lo que no le interesa; de competir por una nota, de estudiar por miedo a perder el año. Más adelante trabaja por miedo a perder el puesto. Desde la niñez el  individuo aprende a estudiar por miedo, a resolver problemas que a él no le interesan. El capital ha puesto bajo su servicio y control la iniciativa, la creatividad y la voluntad de los individuos. Puede que el tipo de educación actual sea muy mala desde el punto de vista del conocimiento, pero es ideal para producir un "buen estudiante", al que no le interesa aprender pero sí sacar cinco, y que solo estudia por el miedo a perder el año. Una educación así es ideal para el sistema y sus intereses.

La educación, tal como ella existe en la actualidad (1985), reprime el pensamiento, trasmite datos, conocimientos, saberes y resultados de procesos que otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar. A ello se debe que el estudiante adquiere un respeto por el maestro y la educación que procede simplemente de la intimidación. Por eso el maestro con frecuencia subraya: "usted no sabe nada"; "todavía no hemos llegado a ese punto"; "eso lo entenderá o se verá más adelante o el año entrante, mientras tanto tome nota"; "esto es así porque lo dijeron gentes que saben más que usted, etc.

El bachillerato es la cosa más vaga, confusa y profusa de la educación colombiana. Es una ensalada extraordinaria de materias diversas (geografía, geometría, "leyenda patria", etc.) que el estudiante consume durante seis años hasta que en el examen de Estado o del ICFES, se libera por fortuna de toda aquella pesada carga de información y confusión”. 

“Paradójicamente, el bachillerato es una educación al mismo tiempo muy elemental y muy especializada. Lo que se enseña en matemáticas o en geografía es, por una parte, tan elemental, que cuando el estudiante termina sus estudios los conocimientos 

supuestamente adquiridos ya no le sirven para nada práctico en la vida, ni en sus actividades educativas posteriores cuando posteriores  cuando no ele ocurrir que olvide todo lo visto.


El fracaso de nuestra educación que advirtió Zuleta hace cuarenta años, enseñar a pensar y despertar el interés y la pasión por el conocimiento, quedó en evidencia con las pruebas PISA 2019, donde obtuvimos entre malos y pésimos resultados en lectura, matemáticas y ciencias. Como lo ha señalado la pedagoga e investigadora Yolanda Reyes, los jóvenes examinados por PISA nacieron, se educaron y fueron evaluados durante los gobiernos de Uribe y Santos (2003-2019). La evidencia de un fracaso manifiesto.

Zuleta fue un gran pedagogo porque descubrió un especial sujeto de la educación, el joven. Sus lecciones y su enseñanza se dirigieron al joven, Zuleta no le habló al adulto, al hombre entrado en razón, a los hombres y mujeres que  han aprendido algo en la vida.


Su preocupación fue por ese ser que todavía 

no es. 

Ese paso, quizás el más difícil de la vida, fue el objeto de sus inquietudes y a ella le dedicó sus mayores esfuerzos, como profesor y educador.

Pensar era para Zuleta aprender a dejar la infancia, superar la minoría de edad que proponía Kant a los individuos y a las sociedades, aprender a ser joven. 

Hoy recordamos esa inquietud de Zuleta y nos asombra que haya advertido, muy

temprano, que en Colombia el joven no ha existido o ha sido

desconocido, como lo pudimos ver en las movilizaciones  del año pasado.  Si Zuleta hubiera presenciado las marchas de finales del año, se habría dado cuenta que en sus palabras estaban  no solo esas luchas, sino ese ser, la mujer joven y el hombre joven. Que su pensamiento sigue teniendo vigencia y actualidad. Que sigue siendo un maestro que nos enseña a pensar con cabeza propia.


Colofón: “En medio del pesimismo de nuestra época surge la lucha de los proletarios que ya saben que un trabajo insensato no se paga con nada, ni con automóviles ni con televisores; surge la rebelión magnífica de las mujeres que no aceptan una situación de inferioridad a cambio de halagos y protecciones; surge la insurrección desesperada de los jóvenes que no pueden aceptar el destino que se les ha fabricado.” (El elogio de la dificultad, Estanislao Zuleta, 1980).

https://www.las2orillas.co/el-pensamiento-educativo-de-zuleta-vive-30-anos-despues/

 

9° Sociales Guía 3

 

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El Desafío de Vivir


                                                                       Por William Ospina

Por su carácter rebelde, Estanislao Zuleta es uno de los precursores del pensamiento moderno en Colombia. 
La fuerza de su obra está en que se atrevió a pensar de manera original. 
Fue escogido por la revista Semana como el pensador colombiano del siglo XX.


Sus abuelos habían sido abogados y periodistas. Su padre fue un joven intelectual, muerto en el mismo choque de aviones que calcinó en Medellín, en el aeropuerto Olaya Herrera, a Carlos Gardel. Su tutor en la adolescencia había sido el más rebelde y el más original de los pensadores colombianos: Fernando González. Amigos de su juventud fueron Fernando Isaza, Gonzalo Arango, Fernando Botero. Amigos de su madurez León de Greiff, Mario Arrubla, Óscar Espinosa, Alfredo Reyes, Mario Flórez, Álvaro Tirado.

 

Estanislao Zuleta, amaba el arte y la poesía, el pensamiento y la música, pero tenía también una conciencia vigilante de la historia y vivió atento a la actualidad del mundo. Tenía diez años cuando fue arrojada la muerte atómica sobre Hiroshima, trece cuando fueron asesinados Mahatma Gandhi y Jorge Eliécer Gaitán, quince cuando estalló la guerra de Corea, dieciocho cuando Rojas Pinilla derrocó a Laureano Gómez, y esos hechos marcaron su vida. También a los dieciocho viajó con su amigo Óscar Hernández a Bucarest, alentado por Fernando González, y entró en contacto a un tiempo con la realidad de los países socialistas de Europa Oriental, con la vida intelectual de Francia, con la obra de Sartre, y con una literatura que ya no lo abandonó desde entonces.

 

La entrada en la modernidad

Puede decirse que Zuleta es el primer pensador moderno de Colombia. No porque fuera el más informado sobre la actualidad política y filosófica, pues si algo ha caracterizado a la intelectualidad colombiana desde los tiempos de Nariño, pasando por José Eusebio Caro y por Silva, por Vargas Vila y por Nicolás Gómez Dávila, ha sido la abundancia de su información, sino porque representa una actitud nueva: no es un mero comentador o divulgador de los saberes que acumularon los siglos, sino que asume el riesgo de pensar por sí mismo, consciente de su lugar en el mundo, y saca sus propias conclusiones a partir de la vasta cultura que ha obtenido por la lectura y el diálogo, sin mejor disciplina que su pasión, ni mejor pauta que su inteligencia. Bernard Shaw había dicho: Mi educación se vio interrumpida con mi ingreso a la escuela.

En términos casi idénticos Fernando Isaza le explicó a la familia que al joven Estanislao el colegio no le dejaba tiempo para estudiar. Muchos se sorprenden de que el intelectual más notable que ha tenido Colombia haya abandonado la escuela a los dieciséis años. Pero su conflicto no se debió a una rebelión contra el estudio sino a la convicción de que la escuela se equivocaba: valoraba más la memoria que la invención, más la repetición que la creación, más la obediencia que la iniciativa. Estanislao leyó el libro que conmocionaba aquellos años: La montaña mágica, de Thomas Mann, y sintió un contraste desolador entre las insípidas conversaciones del colegio, y los diálogos deslumbrantes de inteligencia que hallaba en cada página. Optó por los libros.

* Este texto fue publicado originalmente en la revista Semana del 25 de agosto de 2003, como parte de la edición especial “El colombiano de todos los tiempos”.

Siempre sintió que la escuela se equivoca al fragmentar el universo en disciplinas aisladas.

Que no es posible pensar la historia sin la geografía, el álgebra sin la filosofía, la economía sin el derecho y sin la ética, la psicología sin la literatura y sin el arte. Lo primero que se advierte en sus obras, es la inagotable hospitalidad de su mente.

Zuleta respeta la especialización pero desconfía de ella, se interesa por todas las disciplinas y tiene una conciencia profunda de que todas las ramas del conocimiento son parte de una misma búsqueda y forman un todo indisoluble. Estaba lleno de preguntas sobre el mundo, preguntas festivas, llenas de humor y de lucidez.

Desconfió de los grandes sistemas filosóficos que pretenden responder todas las cosas, y afirmó que debemos aprender a vivir en un mundo de preguntas abiertas.

Lo apasionaron las grandes teorías de la época, el marxismo, el psicoanálisis; le interesaron la antropología, la filosofía de Nietzsche y de sus discípulos, el estructuralismo. Pero sometía esas ideas a un proceso de reflexión valeroso y lúcido. Su obra está llena de ejercicios notables de crítica, pero lo más importante es el ejemplo de un hombre que piensa, al que le gusta compartir su pensamiento, y que estimula en todo el que lo escucha la necesidad de pensar, la felicidad de leer y el deseo de crear.

Zuleta desconfiaba de los dogmas. Vio que muchos que habían adoptado el marxismo como instrumento de lucha caían en manos del viejo dogmatismo que acalló por siglos tantos debates y destruyó tantas vidas. Comprendió que la necesidad de respuestas absolutas es un problema de la religión, no de la filosofía, y prefirió a los filósofos que argumentan y dudan a los que simplemente dictaminan y acallan. Admiraba a Hegel, pero en su corazón prefería a Platón. Y terminó apreciando mucho más la actitud de Kant hacia la vida que el rigor demasiado acabado de sus conceptos. Por eso daba ejemplos de todo lo que Kant formulaba en abstracto.

Imposible es aquello que tiene determinaciones contradictorias, dijo Kant. Un animal verde e invisible, añade Zuleta. No hay que confundir las causas de las cosas con las condiciones que las hacen posibles, decía la teoría abstracta. Zuleta añadía: Por ejemplo, si alguien se suicida arrojándose de un octavo piso y surge la pregunta de cuál fue la causa de su muerte, uno no responde que la ley de la gravedad.

El pensamiento libre

Para Zuleta la educación debe estimular la curiosidad, la creatividad y el juego. Todo niño es un investigador, pero sólo investiga a partir de sus dramas, de sus miedos y sus incertidumbres. Uno de sus amigos de juventud había enloquecido: esa experiencia vital llevó a Zuleta ya su grupo de amigos a interesarse por Freud y por el psicoanálisis. Sintió que nada nos lleva tanto al pensamiento como el drama, y por ese camino Zuleta llegó a una alta valoración del esfuerzo como parte fundamental de la vida humana. Por ello criticaba esta época que pretende liberarnos de la necesidad de pensar y nos anula con anzuelos de confort, con vicios maníacos y consumos compulsivos, para que no afrontemos el desafío de una existencia original. Siempre volvía a reclamar un trabajo que no sea castigo sino creación, una vida que no sea resignación sino pasión y descubrimiento, un estudio que no nos aparte sino que nos reconcilie con nosotros mismos.

Estanislao practicaba el goce de la lectura, pero sintió también que es importante leer para descifrar enigmas, para resolver problemas, y toda su vida enriqueció con pensamientos y preguntas los libros que leía. Si, de acuerdo con Kant, el deber de la especie es esforzarse por impregnar de belleza y sentido cada momento de la vida, es evidente que las artes no pueden ser sólo la pintura y la escultura, la poesía y la música, sino que también son artes importantes la decoración y el mobiliario, la gastronomía y la indumentaria y, por encima de todo, la conversación, un arte de la inteligencia y la expresividad, por el que fluyen el pensamiento y la memoria en un escenario de afectos e intercambios. Zuleta hizo de la conversación un arte admirable, y quienes lo conocieron no olvidarán nunca esa mezcla asombrosa de inteligencia y de gracia, de conocimiento y de generosidad. Viéndolo uno sentía que vivir y pensar pueden ser realmente la misma cosa, que el pensamiento no es una tarea especializada que rompe el fluir de la vida, sino algo que da a cada cosa su sazón y su novedad.

A pesar de sus críticas a la pedagogía, o tal vez por ella, la academia lo buscó y lo admiró hondamente. Zuleta fue vicerrector de la Universidad Santiago de Cali, fue conferencista del Centro Psicoanalítico Sigmund Freud de Cali, y fue acogido por la Universidad del Valle que, venciendo las resistencias del mundo académico, le concedió el doctorado Honoris causa que lo llevaría a convertirse en catedrático de esa institución.

En los últimos años sus conferencias convocaban muchedumbres y su obra se fue abriendo camino a pesar de los escollos de una sociedad temerosa de la originalidad, y de los recelos que un pensador independiente siempre despierta. Sus adversarios no llegaron a erigirse verdaderamente en contradictores y polemistas, y prefirieron la murmuración y el rumor.

Casi siempre se atrincheraban en las contradicciones y dificultades de su vida privada, en los problemas afectivos que todo hombre grande o pequeño inevitablemente padece, en sus relaciones conflictivas con el alcohol o con sus discípulos, para pretender descalificar su pensamiento. Pero Zuleta conocía demasiado bien la psicología humana, los dramas de Tolstoi o de Dostoievski con el juego, de Poe o de Faulkner con la bebida, de Baudelaire o de Picasso con los seres a los que amaron, para temer que de verdad esas objeciones ruines puedan arrojar sobras sobre un pensamiento.

Una buena prueba de su falta de vanidad está en la casi indiferencia que él, un gran lector, mostró por la publicación de sus obras. La mayor parte de ellas no fueron escritas sino dichas, casi siempre improvisadas con notable rigor, y el propio Zuleta se asombraría ante la cantidad de libros que se han ido recuperando de las grabaciones que hicieron sus auditorios. Libros memorables de conocimiento y de capacidad expositiva como Arte y filosofía, una muestra plena de la riqueza de su pensamiento; libros encantadores y profundos, en los que el pensador está vivo, como Conversaciones con Estanislao Zuleta; libros reveladores como su reflexión sobre Cervantes: Don Quijote, un nuevo sentido de la aventura, que se han sumado a otros bien conocidos como la obra sobre Thomas Mann, La montaña mágica y la llanura prosaica, o el célebre conjunto de ensayos Elogio de la dificultad.

Pero el aspecto más vigoroso y necesario de la obra de Zuleta es su carácter rebelde y revolucionario. En un país como el nuestro, lleno de ideas fósiles y de injusticias inamovibles como rocas, el vigor de un pensamiento sólo puede medirse por su capacidad de crítica, por su independencia y por su compromiso con las muchedumbres excluidas y postergadas por un mundo de privilegios y de vanidades.

La más extraña característica de la obra de Zuleta es que quien se aproxima a ella empieza a sentir no sólo la necesidad de pensar con conocimiento y con audacia, sino la avidez enorme de una vida más bella, más apasionada y más libre. El lector comprende de pronto que el trabajo tedioso y el consumo inercial, lo que ofrece la realidad, lo que le vende la televisión, son bien poca cosa, que cada uno de nosotros merece un mundo mejor. Zuleta describe y reclama una democracia verdadera, y critica los simulacros y los crímenes que fueron la constante de nuestra historia. Pertenecía a la clase dirigente colombiana y sometió a crítica en sí mismo todo el orden mental del que procedía. Pero también comprendió que muchas aparentes rebeliones sólo predican la barbarie y sólo ofrecen el caos. Por eso insistió en que el deber de la inteligencia y del arte es recordarnos la verdadera vida que merecemos, los refinamientos a que todo ser humano tiene derecho.

Hace ya dieciséis años murió Estanislao Zuleta. Hoy lo sorprendería saber que Colombia empieza a verlo como su mayor pensador. Alguna vez dijo que hay muchas clases de revoluciones: no todas consisten en la toma sangrienta del poder por unas muchedumbres armadas. Que también el Renacimiento fue una revolución: que la gente aprendió a pintar de otra manera, a mirar de otra manera, a tener una nueva idea de la belleza, otra sensibilidad, otro pensamiento. Y que el mundo occidental cambió totalmente. Yo siento que su obra es un esfuerzo de ese género, y en esa medida es una verdadera rebelión, una revolución más liberadora y definitiva. No es extraño que Colombia esté empezando a reconocerse en una obra en la que está sin duda lo mejor que hemos llegado a pensar, las más altas promesas y desafíos que la inteligencia y el lenguaje le hayan formulado a nuestra cultura.

http://catedraestanislao.univalle.edu.co/desafio.pdf



 

miércoles, marzo 17, 2021

11° Filosofía Guía N° 2

 

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11° Guía N° 2 Economía y Política

 

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11° Guía N° 2 Ciencias Sociales

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10° Filosofía Guía 2

 


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9° Guía 2 Ciencias Sociales


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10° Guía 2 Economía y Política

 

viernes, marzo 12, 2021

La paradoja del gato de Schrödinger


 

La paradoja del gato de Schrödinger

Es la paradoja más difundida de la física cuántica.

Tiene distintas variantes; aquí exponemos la más sencilla.

Es un experimento que muestra lo desconcertante del mundo cuántico.

Imaginemos un gato dentro de una caja, donde no se ve el interior.

Allí en su interior se instala un mecanismo que une un detector de electrones a un martillo. Y, justo debajo del martillo, un frasco de cristal con una dosis de veneno letal para el gato. Si el detector capta un electrón activará el mecanismo, haciendo que el martillo caiga y rompa el frasco.

Se dispara un electrón. Por lógica, pueden suceder dos cosas. Puede que el detector capte el electrón y active el mecanismo. En ese caso, el martillo cae, rompe el frasco y el veneno se expande por el interior de la caja. El gato lo inhala y muere. Al abrir la caja, encontraremos al gato muerto. O puede que el electrón tome otro camino y el detector no lo capte, con lo que el mecanismo nunca se activará, el frasco no se romperá, y el gato seguirá vivo. En este caso, al abrir la caja el gato aparecerá sano y salvo.

Al finalizar el experimento veremos al gato vivo o muerto. Y hay un 50% de probabilidades de que suceda una cosa o la otra. Pero la cuántica desafía nuestro sentido común.

El principio de incertidumbre de Heisenberg

 


Dualidad onda-partícula y por qué la mecánica cuántica es más extraña que lo que acostumbramos a ver en nuestra vida diaria.

El principio de incertidumbre fue descubierto por Werner Heisenberg en 1927 y es fundamental en física cuántica.

El hecho de que cada partícula lleva asociada consigo una onda, impone restricciones en la capacidad para determinar al mismo tiempo su posición y su velocidad.

Este principio fue enunciado por W. Heisenberg en 1927.

En mecánica cuántica el principio de indeterminación de Heisenberg o principio de incertidumbre de Heisenberg afirma que no se puede determinar, simultáneamente y con precisión arbitraria, ciertos pares de variables físicas, como son, por ejemplo, la posición y el momento lineal de un objeto dado.

Establece que ΔpΔx ≥ h donde Δp es la incertidumbre en conocer el momento de la partícula (momento igual a masa por velocidad), Δx es la incertidumbre en conocer la posición de la partícula y h es la constante de Planck (h=6.63×10³⁴Js).

Las implicaciones de esta sencilla fórmula son enormes.

Si conocemos de forma muy precisa la posición de la partícula no podremos conocer de forma tan precisa su velocidad y viceversa independientemente de lo bueno que sea nuestro aparato de medida o de lo que nos esforcemos en ello.

La incertidumbre en el sistema es intrínseca y no puede desaparecer nunca.

Posteriormente a la propuesta de Heisenberg se dedujo su principio de la hipótesis onda - corpúsculo de De Broglie.





La ciencia y la física cuántica nos ayudan a entender el universo

 


Sonia Fernández-Vidal 

Interesante charla de la doctora en Óptica e Información Cuántica y Física de la U. Autónoma de Barcelona, donde es profesora, es conocida por su gran labor de divulgación científica con obras como 'La puerta de los tres cerrojos', 'El Universo en tus manos' o 'Desayuno con partículas'.

Ha trabajado y colaborado en algunos de los centros científicos más prestigiosos del mundo, como el CERN, el ‘Laboratorio Nacional de Los Álamos’ (LANL) o el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO). Méritos que le llevaron a ser seleccionada por la revista Forbes como una de las 100 personas más creativas del mundo.

Desde niña, Sonia Fernández-Vidal tuvo muy claro que quería ser científica “porque quería saber el porqué de todo”. Para ella, la ciencia y el mundo cuántico nos demuestran que la frontera entre lo imaginario y lo real es mucho más etérea de lo que pensamos: "Los científicos han respondido a muchas de las grandes preguntas y sueños que la humanidad ha tenido desde la noche de los tiempos", asegura.


martes, marzo 09, 2021

Personero Estudiantil

El personero estudiantil, debe ser un estudiante que curse el ultimo grado de un establecimiento de educación básica o de educación media, será elegido dentro de los 50 días calendario siguiente al de la iniciación de clases del periodo locativo anual, se elige mediante voto secreto.

El personero estudiantil promueve el ejercicio de los deberes y derechos de los estudiantes, consagrados en la Constitución Política y el Manual de Convivencia.

En este orden de ideas el Personero Estudiantil, para que cumpla sus funciones exitosamente, tratara de involucrar a los estudiantes desde los primeros grados, haciendo así del contorno estudiantil una escuela de democracia.

Funciones del Personero Estudiantil

  • Promover el cumplimiento de los derechos y deberes de los estudiantes, para lo cual podrá utilizar los medios de comunicación interna del establecimiento, pedir la colaboración del consejo de estudiantes, organizar foros u otras formas de deliberación.

 

  • Recibir y evaluar las quejas y reclamos que presenten los educandos sobre lesiones a sus derechos y las que formule cualquier persona de la comunidad sobre el incumplimiento de las obligaciones de los alumnos.
  •  
  • Presentar ante el rector o el Director Administrativo, según sus peticiones, las solicitudes que considere necesarias para proteger los derechos de los estudiantes y facilitar el cumplimiento de sus deberes.  

 

  • Cuando considere necesario apelar ante el consejo directivo o el organismo que haga sus veces, las decisiones del rector respecto a las peticiones presentadas por su intermedio.

 

  • Permanente defensa de los intereses de los estudiantes.

 

  • Promover y velar porque el estudiante actúe con libertad y respeto de conciencia.

 

  • Estar atento al cumplimiento del manual de Convivencia.

 

  • Asesorar con criterio serio al estudiante que sea sancionado para que interponga los recursos ante las autoridades del Plantel Educativo.

 

  • Instruir debidamente a los estudiantes que manifiesten la intención de formular alguna petición o queja.

 

  • Promover la ejecución de las leyes, disposiciones administrativas y Manual de Convivencia, que se refieran a la organización y actividad del establecimiento Educativo.

 

Contralor Estudiantil

El contralor es un estudiante que ejerce la función de control social con la institución educativa y la comunidad a la que pertenece.

Las funciones del contralor estudiantil, cargo instaurado en Colombia como una figura común en las escuelas y colegios en general, son la de hacer valer los bienes públicos de la institución educativa a través de la honestidad y la transparencia.

Este cargo es electo por los estudiantes inscritos en una institución educativa. Para esta elección, no importa el tamaño ni el número de niveles y grados que imparta la institución, pues solo se elegirá uno por escuela.

La persona que ocupe el cargo de contralor estudiantil está en el deber de fomentarle al estudiantado el fomento del control social.

A través de mecanismos como la rendición de cuentas, la finalidad de la existencia del cargo de contralor estudiantil recae en la vinculación de los estudiantes de una institución en el funcionamiento de la misma, además de la auditoría pública de las decisiones que en ella se toman.

Funciones del Contralor Estudiantil

Lograr una articulación entre los estudiantes de una institución educativa y los cuerpos directivos de la misma

El contralor estudiantil actúa como una de las autoridades máximas del estudiantado al ser electo por este grupo. Por ese motivo, uno de los deberes del contralor es hacer que su electorado se vincule directamente con las instituciones a las que responde.

Conectar a los estudiantes con los asuntos que se tratan en los consejos directivos, de forma presencial o no, forma parte del trabajo del contralor.

2° Rendir cuentas a su electorado

Como en cualquier otro cargo público, el contralor estudiantil está en el deber de responder ante la población a la que representa, en este caso con los estudiantes de un centro educativo.

Es por eso que, en determinado tiempo, el contralor debe exponer el resultado de su gestión ante los estudiantes y deben siempre responder ante las peticiones y solicitudes que realicen cualquiera de sus representados, así como acompañarlos en cualquier requerimiento que tengan ante las autoridades educativas.

3° Institucionalizar los valores de la cultura fiscal

Al referirse a una función contralora, probablemente el primer pensamiento que se asocia es relacionado con cuentas. Aunque esta no es la única función de un contralor, sí está entre sus principales competencias.

En este sentido, antes de velar por las cuentas, el contralor estudiantil debe ratificar ante sus representados la importancia de velar por las cuentas de las instituciones en las que participan, instaurándose así una cultura fiscal en la que se controle todo lo que ingresa o egresa.

4° Reforzar valores de transparencia y honestidad

Más allá de su función de auditoria, el contralor estudiantil representa una figura donde se deben impartir valores, como pueden ser la honestidad y la transparencia.

Con pedagogía, el contralor estudiantil puede transmitirles a los estudiantes la importancia de que en todos los aspectos de la vida pública se debe realzar la honestidad, así como mantener la transparencia en todos los actos, incluidos en los propios inherentes a su cargo.

5° Velar por la transparencia en la financiación de la institución educativa

Probablemente, la función más popular del contralor estudiantil es auditar y participar activamente en todas las actividades económicas que realiza la institución educativa en la que representa.

El contralor estudiantil tiene derecho a acceder a los documentos de los movimientos financieros de la institución si considera que los estudiantes pueden verse perjudicados de alguna manera.

6° Supervisar los procesos de contratación realizados por el centro educativo

Al ser electos por el estudiantado, los contralores estudiantiles tienden a analizar cuáles son los planes más adecuados para que los estudiantes puedan dedicarse de lleno a esta actividad.

Por este motivo, un contralor estudiantil puede intervenir y oponerse sobre algún plan de contratación de alguna persona o empresa, argumentando que puede ir en desmedro de la comunidad estudiantil.

7° Promover el mejoramiento de la calidad educativa

La labor de contraloría no solo abarca la presencia en instituciones superiores. En relación directa con su electorado, los contralores estudiantiles están en el deber de consultarle a sus representados cuáles son las mejoras que plantean para que la calidad educativa supere.

De esta forma, se audita el sistema educativo existente, proponiendo los cambios frecuentes y necesarios que se hacen presentes cada cierto tiempo.

Los contralores estudiantiles están en la capacidad de plantear estas reformas ante las autoridades de la institución educativa en la que estudian o incluso ante entes gubernamentales de carácter educativo o contralor.

8° Presentar los informes que eventualmente se realicen a instancias superiores de gobierno

La rendición de cuentas que presentan los contralores estudiantiles a sus representados no es la única exposición de motivos que deberán realizar quienes ostenten ese cargo.

Cuando detecten irregularidades, tanto en las cuentas de las instituciones educativas como en los procesos que llevan a cabo a propuesta o en beneficio del estudiantado, el contralor estudiantil podrá realizar informes y llevarlos a los organismos competentes.

Una vez superadas las instancias de la propia institución educativa, entes como alcaldías, gobernaciones o dependencias de la Contraloría General de la República, están en el deber de proporcionar respuestas al contralor estudiantil de cada una de las instituciones educativas.

Realizando estos informes, el contralor estudiantil está en la capacidad de informar a todos los estudiantes que también lo eligieron, sobre las irregularidades que encontró y la forma en la que fueron aclaradas o si, por el contrario, incurren en una ilegalidad y se debe comenzar un proceso penal.

9° Idear proyectos junto con el estudiantado y proponerlo a las instituciones

El contralor estudiantil debe responder a múltiples organismos, por lo que representa una conexión para los estudiantes en distintos entes donde pueden ser escuchados.

Cuando desde la contraloría estudiantil se crea un proyecto en beneficio de los estudiantes de una institución educativa, la figura del contralor puede presentarlo, no solo en los consejos directivos de las escuelas, sino en consejos de alcaldías y gobernaciones a los que puede acceder, especialmente cuando informa de alguna irregularidad.