domingo, septiembre 16, 2018


Diez años de la caída de Lehman Brothers 

una  banca de inversión de más de 150 

años, y se quebró el 15 de septiembre de 

2008. ¿Cómo se gestó?


El Espectador Economía   14 Sep. 2018 - 9:11 PM Diego Guevara. Profesor Escuela de Economía de la Universidad Nacional.

La quiebra de esta banca de inversión marcó el inicio de la crisis financiera más grande y profunda desde la depresión de 1929. 

Aunque a Colombia no le fue tan mal en 2008, podría verse en serios problemas si se presenta un nuevo choque de esta magnitud. En 2020 sería la siguiente gran recesión.

Hace diez años Lehman Brothers, una banca de inversión con cerca de 150 años de historia y uno de los conglomerados más reconocidos en Wall Street, colapsó y se originó un efecto dominó sobre todo el sistema financiero norteamericano y global. Este rápido contagio dio pie a la gran recesión, la crisis financiera más grande en el último siglo, después del crack de 1929, también conocido como la gran depresión. La caída puso en evidencia el mal comportamiento de los activos asociados a las hipotecas subprime (hipotecas de alto riesgo) que venía ocurriendo en Estados Unidos desde 2007. (Lea Así sonó el crack económico del 2008)
Lehman había direccionado una gran parte de su portafolio a activos tóxicos permeados por las hipotecas otorgadas a población con baja capacidad de pago. El 15 de septiembre de 2008, con la declaración en bancarrota del otrora gran banco de inversión, se marcaba el inicio de una de las turbulencias económicas más grandes de todos los tiempos, que rápidamente contagió los mercados financieros del mundo y se extendió a las crisis de deuda de las economías europeas en los años venideros.(Lea Cuidado con estas economías: Argentina, Turquía y Sudáfrica).

Fue el detonante que puso en jaque la compleja y riesgosa arquitectura financiera que se había formado desde comienzo del nuevo milenio. El fenómeno de la financiarización —la dimensión negativa y problemática del auge de instrumentos financieros— y condiciones macroeconómicas aparentemente estables formaban el coctel perfecto para engendrar una futura crisis. Claramente la de 2008 fue el resultado de una etapa “financiarizada” del capitalismo de los últimos 40 años.

El reconocido economista norteamericano Hyman Minsky afirmaba que la estabilidad genera inestabilidad, y, al parecer, este fue uno de los puntos clave en la crisis de hace una década. Después del desplome de las empresas de internet (crisis de las .com ) y los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, la economía norteamericana tuvo una rápida recuperación y las condiciones estables generaron que los actores económicos mejoraran sus expectativas e invirtieran en títulos más rentables y sofisticados, pero más riesgosos. Esto crearía escenarios de mayor vulnerabilidad, como ya lo había previsto Minsky.

Al revisar los datos de crecimiento en el valor de los derivados (activos cuyo valor depende de un activo subyacente) negociados en los mercados menos regulados se encuentra que pasaron de valores inferiores a los US$2 billones a finales del siglo XX a valores entre US$4 y US$6 billones semestralmente para 2007. Incluso, para el caso de los contratos derivados vinculados a tasas de interés, el valor llegó a superar los US$10 billones unos meses antes de la gran recesión.

Es claro entonces que la crisis de hace una década no fue un simple asunto de acciones irresponsables de algunos actores, o una falta de regulación, sino el resultado de la inherente inestabilidad de un sistema con una arquitectura financiera compleja, interconectada y globalizada, que aún sigue en pie en nuestros días.

Las repercusiones de la crisis de 2008 aún se sienten. Según el portal Bloomberg, solo en Estados Unidos US$1,4 billones en el ámbito del producto anual nunca serán recuperados, y la pérdida afectó principalmente a los más pobres. De hecho, los discursos populistas que llevaron a Donald Trump a la Casa Blanca tocan a la población que nunca pudo volver a tener un buen nivel de vida después de la crisis y, por lo tanto, son personas que abrazaron el mensaje de “make America great again”. Adicionalmente, la crisis disparó las cifras de endeudamiento nacional y dejó un menor espacio de juego a las autoridades fiscales y monetarias ante futuras crisis.

Para el caso colombiano muchos hacedores de política (policy makers) se aventuraron a decir en su momento que el país estaba blindado ante la crisis. No obstante, que el país no haya salido tan mal librado de este episodio tiene que ver precisamente con que muchos capitales se refugiaron en economías emergentes que estaban jalonadas por el boom de las commodities cuando los países desarrollados pasaban dificultades. Hoy la situación es diferente, pues el ciclo de altos precios de materias primas ya no está. Y ante una nueva crisis, el golpe puede ser certero ante la creciente dependencia externa de Colombia y por la mayor vulnerabilidad a paradas repentinas de la entrada de flujos de capital.

Hoy, diez años después, la economía norteamericana parece haber retomado su buen rumbo alrededor de la lectura de los datos macroeconómicos. Sin embargo, el grado de complejidad financiera no ha cambiado significativamente. La financiarización de la economía mundial crece cada vez más, en aspectos que van desde una mayor penetración del mercado de valores en las familias hasta una configuración más riesgosa de los portafolios de fondos de pensión en países emergentes: con títulos complejos y foráneos, como los que originaron la crisis.

Algunos dirán que los acuerdos de Basilea -acuerdos sobre supervisión bancaria- posteriores a la crisis han mejorado los niveles de provisión de los bancos y que, por lo tanto, las posibilidades de una nueva crisis son menores. Sin embargo, hoy la diversidad de agentes financieros, como fondos institucionales, fondos de cobertura y otros agentes emisores, también crean mayores riesgos. Hace unos días Nuriel Roubini, uno de los economistas que predijeron la crisis de 2008, aseguró en su columna en Financial Times que 2020 sería el año de la siguiente crisis. Predecir el futuro no es tarea fácil y es posible que la exactitud de Roubini falle esta vez. Lo que sí es cierto es que en una economía con unas finanzas globales altamente desreguladas y una mayor desigualdad en el planeta, las posibilidades de una próxima crisis financiera de igual envergadura no se pueden descartar.

https://www.elespectador.com/economia/diez-anos-de-la-caida-de-lehman-brothers-articulo-812219


Mi  quiebra en Wall Street

                  Bancarrota de LEHMAN BROTHERS en 2008

                 El Espectador   Economía 15 Sep. 2018 por Nelson Fredy Padilla

Se cumplen diez años de uno de los colapsos más grandes de la economía mundial. Testimonio de un periodista que salió bastante defraudado.

Difícil olvidarlo: 15 de septiembre de 2008. Mauricio, mi asesor financiero en el Citibank, me llamó a primera hora.
— El banco nos pidió citar a todos los inversionistas para replantear de urgencia su portafolio.
— No entiendo. ¿Qué pasó?
— ¿No está viendo CNN? El banco de inversión Lehman Brothers se declaró en bancarrota, la Reserva Federal de Estados Unidos está en emergencia, el Dow Jones cayó 160 puntos.
— ¿Y eso qué significa?
— Que estamos en una crisis grave. Nunca había bajado tanto desde los atentados del 11 de septiembre. El sistema financiero necesita US$700 mil millones para no colapsar.
— ¿Está diciéndome que perdí mis ahorros?
— No todos, pero es mejor que venga lo más pronto que pueda para que lleguemos a un acuerdo.

Me acababa de soltar una noticia mundial, pero mi olfato periodístico quedó anulado. No corrí hacia El Espectador, sino hacia el banco, a defender mis intereses. Llegué asustado a la avenida Chile, el atractivo centro financiero de Bogotá. Allí estaba la oficina principal del Citibank (ahora Scotiabank Colpatria). Me recibieron en el parqueadero para “clientes especiales”. A un paso estaba el ascensor privado, pero estaba repleto y opté por correr escaleras arriba.

En el primer piso había ahorradores reclamando “regalitos” por usar la tarjeta de crédito de manera compulsiva. En el segundo hacían largas filas los ahorradores de a pie. En el tercero estaban los “adinerados”, los clientes Citigold como yo. Lo recibían a uno con café de primera calidad y lo invitaban a sentarse en un recibidor de poltronas. Al frente había pantallas gigantes que actualizaban al instante los indicadores de las principales bolsas del mundo. Todos fingían entender gráficos y cifras, o que leían The Economist.

La decoración era retro. Los muros exponían retratos en blanco y negro que mostraban personas en estado de relajación. Se veían seguras, dichosas, disfrutando de la vida. La primera vez que subí me dije: después de tantos años de trabajo, este es el nivel que merezco. Recuerdo que estaba entre el gentío del segundo piso y Mauricio me convenció de que con el dinero que tenía podía abrir un pequeño portafolio de inversiones.

— ¿Cuánto hay que arriesgar?
— US$25 mil es el mínimo.

Así me invitaron al tercer piso. Parecía fácil. Solo era cuestión de “escoger los fondos de inversión indicados, sacarle el jugo a la globalización”. Y, sobre todo, “no dejar todos los huevos en una sola canasta”. Un porcentaje en bonos del gobierno americano, otro en acciones de la industria farmacéutica, algunas más en no sé qué de la isla Bermuda, en fin, al cabo de un año podía ganar un 30 % más de la inversión. No volví a usar tarjetas azules sino doradas. Mi nombre estaba escrito en relieve y al lado la NY de Nueva York.
Podía sacar dólares de los cajeros. Veía en el noticiero a los poderosos tocando la campanita de apertura en Wall Street y me sentía parte de ese club.

Todo parecía ir sobre ruedas hasta aquel lunes negro. Llegué agitado al tercer piso y me encontré con muchas caras de amargura. Todos se habían guardado las ínfulas de plenitud. Nadie estaba sentado en las poltronas.

Todos parados esperando explicaciones. No pedí café, sino agua aromática. “Ya miro a ver si me queda”, me dijo la señora del servicio. Mauricio, el ejecutivo amable y calmado que me metió en el ojo del huracán financiero, apareció en actitud nerviosa. Me invitó a una de las oficinas desde la que podíamos llamar a Nueva York, a Miami o a donde fuera para mover la inversión a conveniencia. Traía dos hojas en la mano. Era el estado de mi cuenta. Había perdido 30 % de los ahorros de mi vida en un amanecer.

Me quedé sin palabras mientras él intentaba consolarme: “Como su inversión es pequeña, sus pérdidas son menores”. Me señaló a una pareja en la sala del frente: “Ellos perdieron como US$15 millones”. No sabía si desahogar mi indignación contra él o contra los malditos cuadros. Por dentro maldecía por haber caído en la tentación, por dármelas de rico. Recompusimos el paquete para no seguir perdiendo al mismo ritmo. En algún momento le dije a Mauricio que quería retirar como fuera lo que me quedaba, pero él me explicó que no debía hacerlo antes de cinco años, que eso implicaba penalidades mayores, que era mejor esperar a que la crisis cediera.

Salí deprimido, no bajé por el ascensor sino por la escalera. Había un letrero de precaución para piso resbaloso. La gente del segundo nivel seguía en fila. La envidié. La del primero salía feliz con su sanduchera. Me fui sin nada. Nunca antes le había prestado atención al secretario del Tesoro de Estados Unidos. Tuve pesadillas con los ojos desorbitados de Henry Paulson. Huía con mi dinero y no lograba alcanzarlo por más que corría.

En noviembre de 2008 las noticias seguían informando de la crisis del Citigroup, de miles de despidos en sus oficinas en un centenar de países, de su posible venta. Llamé a Mauricio. Le dije que quería retirar lo que me quedaba antes de que cayera también el gran banco de Nueva York desde 1812. “¡Admite pérdidas de US$10.000 millones!”, le insisto. Me pide calma: “Aguante hasta Año Nuevo”.

Lo confieso. Todos los días me levantaba, ponía CNN y cruzaba los dedos para que la economía gringa se recuperara. Sin embargo, el panorama no cambió para mí en 2009 ni después. En las calles colombianas la realidad no era mejor. Se hablaba de la quiebra de miles de codiciosos por cuenta de las llamadas pirámides en cabeza del Grupo DMG (David Murcia Guzmán), que prometía duplicar los ahorros en cuestión de meses, y que había sido mi segunda opción antes del Citibank. Me salvé de la defraudación en la autopista Norte de Bogotá y caí en la de la Gran Manzana.

Luego me enteré de que el nobel de economía Paul Krugman había advertido cuatro años atrás que los especuladores estaban inflando las bolsas del mundo y que iban a explotar. “La crisis será cruel, brutal y larga”, se ufanó en las páginas de El Espectador tras el estallido. Sal a la herida. Diez años después no me quejo: soy cuentahabiente de primer piso y acumulo puntos.

https://www.elespectador.com/economia/mi-quiebra-en-wall-street-articulo-812330


Cuidado  con estas economías: Argentina, Turquía y Sudáfrica             
                            
El Espectador   Camilo  Vega Barbosa

Debido al fortalecimiento del dólar en el mundo, estos son los países que por sus indicadores y problemas internos se muestran como los más riesgosos ante los inversionistas. Mientras que el petróleo no se desplome, Colombia estaría blindada de una fuga de capitales.

La economía mundial registra récord de endeudamiento de más de US$164 billones en 2017, según el Fondo Monetario Internacional. AFP.


Han pasado diez años desde la crisis financiera de 2008, y el escenario actual es mixto. Por un lado, se encuentra Estados Unidos, que refleja excelentes indicadores, como el máximo de nueve años que registró el reporte del salario promedio por hora en el informe de nóminas no agrícolas. Y del otro se encuentran las economías emergentes, que por sus problemas internos están sufriendo precisamente por la fortaleza de la economía estadounidense. Y son Argentina, Turquía y Sudáfrica las naciones que se muestran más vulnerables. (Lea La encrucijada argentina).

De acuerdo con Juan David Ballén, jefe de investigaciones económicas, “la razón de que estos países estén en el ojo del huracán se debe a que los inversionistas internacionales están mostrando especial repudio sobre las naciones que tienen un elevado déficit gémelo: es decir un alto déficit fiscal y de cuenta corriente (déficit de cuenta corriente alto). Y son precisamente estas tres naciones las que lideran el ranquin mundial de este indicador, siendo Argentina la más grave de todas. Lo que explica las devaluaciones de más del 50 % que ha registrado el peso argentino este año”. Pero el déficit gemelo no es la única razón por la que estos países se encuentran tan vulnerables. A esta se suman los problemas internos de cada una de las economías. No sería tan alarmante si no fuera porque presentan también altas inflaciones, crecimientos negativos en el producto interno bruto e incertidumbre política.

Esta combinación de factores, un gran déficit gemelo y los problemas internos, es especialmente riesgosa para estas tres naciones debido a la coyuntura de la economía mundial. Para empezar, se registra récord de endeudamiento, de más de US$164 billones en 2017, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Además, se vive una gran incertidumbre por la guerra comercial entre Estados Unidos y China (entre otros países). Además, “la fortaleza estadounidense le está dando la seguridad suficiente a la Reserva Federal para que continúe con su política de incremento de tasas, incluso podría ser más agresiva de lo que se esperaba debido a los buenos indicadores económicos de EE. UU., por lo que el dólar seguirá fortaleciendo de manera estructural en todo el mundo”, agrega Ballén.

De manera que los inversionistas ven claramente el nuevo panorama: por un lado están las tambaleantes economías emergentes a las que llevaron sus capitales durante los últimos 10 años, y por el otro está el sólido mercado estadounidense con la promesa de rentabilidades debido a las tasas crecientes. Es claramente tentador para ellos sacar sus capitales de naciones como Argentina, Turquía y Sudáfrica, y llevarlo a Estados Unidos.

Así están las cosas
En esta coyuntura los inversionistas no perdonan debilidades en las economías emergentes. El mundo está viviendo un momento de redireccionamiento de capitales, y las economías débiles son las que más van a sufrir. Y ojalá sea un mal que se quede confinado, pues uno de los temores más grandes es que la mala percepción sobre estas naciones contagie a las demás economías emergentes, entre ellas Colombia.

¿El país está en riesgo?
Esteban Espitia, analista de Alianza Valores, explica que “mientras no haya otro desplome en los precios del petróleo, la economía colombiana se mantendría blindada de un contagio en la percepción de riesgo de las economías emergentes. Por lo que, si bien se espera una tendencia alcista en el dólar, no hay motivos para pensar que se presente una fuga masiva de capitales”.

El analista agrega que el precio del crudo tendría que bajar de los US$40 el barril para que el país pierda su escudo (para que se contagie). Lo que por lo menos en este año no se ve factible debido a los problemas de producción en Venezuela.

La codirectora del Banco de la República, Carolina Soto, tampoco cree en la posibilidad de un contagio. La funcionaria indicó, hace una semana en Cartagena, que en efecto los activos de las economías emergentes han registrado una venta masiva en medio de los temores de que las crisis económicas que afectan a Turquía y Argentina puedan extenderse. Sin embargo, explicó que Colombia se ha mantenido relativamente ilesa hasta ahora, pues mientras el peso colombiano ha caído 3 % este año, el peso argentino se ha devaluado en 50 %.

Argentina, muy vulnerable
Es por mucho la economía más vulnerable, pues tiene uno de los déficits gemelos más altos del mundo. La moneda de este país se ha devaluado casi 20 % frente al dólar en el último mes, y más de 55 % en lo corrido del año. Y de acuerdo con el Citigroup, podría cerrar con una inflación de más de 50 % en 2018. De hecho, el Banco Central de este país tuvo que elevar la tasa de interés al récord mundial del 60 %, para intentar controlar la inflación y reducir la fuga de capitales.

Y aunque el Gobierno logró conseguir el préstamo más grande que ha dado el Fondo Monetario Internacional (FMI), por un monto de US$50.000 millones, lo que le permitiría realizar sus pagos de deuda este año y el próximo (evitando entrar en “default”), deberá comprometerse a reducir el gasto y mejorar sus indicadores fiscales. El problema es que el clima político que vive el presidente Mauricio Macri, por las constantes huelgas (como la de profesores), implica que no será fácil hacer estos ajustes.

Por eso los esfuerzos de Argentina ya no serían para evitar una crisis, sino para salir de ella. El FMI ya proyecta una recesión este año y el próximo, y la gravedad de la situación dependerá en gran medida de si Macri logra reducir la inflación a por lo menos el 17 % y materializar la reducción del Estado argentino (bajar a la mitad los ministerios) que prometió hace un par de semanas.

Turquía, a la baja
Aunque todavía no entra en recesión, sus proyecciones de crecimiento económico han bajado de forma significativa y preocupante. Entre el primer y el segundo trimestre del año pasó de crecer 7,3 a 5,2 %, y de acuerdo con Fitch, el PIB sólo se incrementaría en 1,2 % durante 2019. Además presenta problemas similares a los de Argentina, pues la lira (la moneda de Turquía) también se ha devaluado fuertemente frente al dólar, casi 40 % en lo corrido del año. También experimenta una alta inflación, que también intentó controlar por medio de un alza de 625 puntos básicos de la tasa de interés (hasta el 24 %).

El principal golpe que recibió este año la economía de Turquía no se dio a nivel interno sino por las relaciones exteriores con Estados Unidos. La tensión diplomática llevó a Donald Trump a duplicar los aranceles al metal turco, 20 % para el aluminio y 50 % para el acero. Y dado que también es una de las economías con más alto déficit gemelo, para los inversionistas es la segunda más riesgosa, después de Argentina.

Sudáfrica, en recesión
Esta nación ya acumula dos períodos de crecimiento negativo, cayendo 2,6 % en el primer trimestre y 0,7 % en el segundo de 2018, por lo que ya se encuentran en recesión. Y el rand (la moneda sudafricana) se encuentra en su nivel más bajo desde 2016. De hecho, su divisa es una de las que muestra más sensibilidad a los episodios de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

La recuperación de la economía sudafricana es compleja, pues la recesión se dio con fuerza en los sectores agrícola y manufacturero. Además, tiene cifras de desempleo que superan el 25 % y sus costos internos han venido aumentando debido al repunte de los precios del petróleo.

Además, Moody’s amenazó con rebajar la calificación de esta nación si no considera buenas las medidas de reactivación de la economía del gobierno sudafricano, lo que implicaría que las tres principales calificadoras tendrían la nota de deuda de esta nación en terreno basura (Fitch y Standard & Poor’s ya la tienen en esta calificación).

Brasil y las otras riesgosas
Brasil está también dentro del grupo de las economías más vulnerables, pues su moneda también se ha devaluado de manera considerable (20 % frente al dólar en 2018), tiene uno de los déficits gemelos más alto y las elecciones presidenciales mantienen la incertidumbre política. Pero, aunque es considerada como riesgosa para las inversionistas, no está tan grave como Argentina y Turquía, por lo que todavía podría evitar una fuga masiva de capitales.

Otras naciones que los inversionistas mantienen vigiladas son: India, Indonesia y Tailandia, y el próximo año se teme que España e Italia se vean en problemas con la normalización de la política monetaria del Banco Central Europeo.

https://www.elespectador.com/economia/cuidado-con-estas-economias-argentina-turquia-y-sudafrica-articulo-812060








Economía Roja
 Resultados negros

 […] la grave crisis económica que atravesamos afectan seriamente a la mayoría, especialmente la muy angustiante escasez, el asfixiante incremento del costo de la vida y el desalentador desempleo.
         
Respecto a la escasez, lo que se diga es poco. A lo largo de todo el año el índice ha gravitado en torno al 20%, lo cual, según algunos descarados del Gobierno, es "normal". Pero todos sabemos que es tremendamente anormal porque nunca habíamos padecido un nivel de desabastecimiento tan brutal como el actual. Esto, con el añadido de que la diversidad en marcas ha prácticamente desaparecido, por lo que uno debe conformarse con la que encuentra, le guste o no. 

En cuanto a la inflación, comencemos por señalar que lo acumulado entre enero y agosto de este año ya duplica lo que el Gobierno había estimado para todo el 2013. De hecho, ese 33% de inflación que llevamos acumulado es lo más alto que se haya registrado en la última década y aún falta un cuatrimestre, el último del año, que por lo general es el más inflacionario por el pago de aguinaldos, a lo que se suma que el Gobierno aumentará el gasto con motivo de la campaña electoral, que apenas comienza. Por ello, aunque suene exagerado, lo más seguro es que la inflación de 2013 termine rondando el 50%, todo lo cual ocurre irónicamente bajo un control de precios aplicado con espíritu represivo.
Vale la pena añadirle a esto tres elementos que ponen en mayor evidencia la tragedia inflacionaria que vivimos: 1) si nos vamos a la cifra anualizada (últimos 12 meses), la foto es más espeluznante, pues la cifra llega a 45,4% (la más alta del continente y una de las más altas del mundo); 2) si discriminamos por rubros ese índice anualizado, el costo de los alimentos subió 65%, es decir, comer se convirtió en un lujo bajo esta revolución dizque "humanista"; y 3) los pobres sufrieron más que los otros estratos sociales, por cuanto para ellos el costo de la vida aumentó más del 48% en el último año ("así es que se gobierna", dicen por allí).

Sobre el desempleo hay que decir claramente que el Gobierno ha desarrollado algunos trucos metodológicos para maquillarlo,  presentando una cifra oficial menor al 10%. No obstante, la verdad es que casi la mitad de la población laboral se dedica a alguna forma de buhonería, por lo que no goza de los beneficios del empleo formal; y otro segmento importante que, si lo tiene, está en realidad subempleado.                  

Estas son las cifras negras negritas que exhibe el 
modelo económico rojo que nos han impuesto por la fuerza en los últimos años. Que todo el mundo entienda que a esta crisis no llegamos por casualidad, sino que es la consecuencia de que el Gobierno haya expropiado más de 1.000 empresas, confiscado más de 4 millones de hectáreas, provocado el cierre de más de 7 mil industrias, e impuesto todo tipo de controles, acorralando, asfixiando y hasta persiguiendo al sector privado nacional.           

Cipriano Heredia S. Diputado al Consejo Legislativo de Miranda y Subsecretario General de ABP


Economía  verdeel  nuevo rostro del  capitalismo 
Economía Verde: ¿de dónde vino?

En los años  siguientes a la II Guerra Mundial,  el capitalismo lanzó la revolución verde, nombre bonito para representar el tsunami de cambios tecnológicos introducidos en la producción agrícola, como fueron los pesticidas, insecticidas y abonos químicos, cambios genéticos en las plantas, fumigación aérea con agrotóxicos sobre las plantaciones, invenciones de maquinarias cada vez más costosas y sofisticadas para substituir el trabajo de los agricultores familiares, entre otros objetivos.

Todo esto aumentó el PIB de los países y del mundo. En el mediano plazo, sin embargo, estos cambios tuvieron efectos dañinos sobre la salud humana –de los productores y de los consumidores-, la fertilidad del suelo y los ecosistemas. Sin la precaución necesaria, los insumos químicos agrícolas han contaminado al ser humano y su medio ambiente, proporcionando al mismo tiempo fortunas para las corporaciones químicas privadas. Y también la oportunidad de expansión acelerada de la industria farmacéutica, ambas usando enormes recursos recibidos de fondos públicos.

La humanidad vive hoy otro ciclo parecido al de la revolución verde con el simpático pero engañoso término de “economía verde”. Estamos delante de una situación curiosa y, al mismo tiempo, peligrosa. Después de casi dos siglos de dominación capitalista sobre la vida social, el planeta Tierra no tolera más tanta depredación de recursos, destrucción de la biodiversidad y degradación del ambiente. Igualmente, la mayoría de sus habitantes ya no soportan más el grado de explotación e injusticia al que están sometidos. Tanto estos sectores populares como la madre Naturaleza están dando señales de alerta. Con la creciente velocidad de la producción y del consumo, con el agotamiento de lo que ofrece la Naturaleza, con la profundización de las desigualdades sociales y con el agravamiento de las amenazas climáticas, la humanidad puede llegar inclusive a su autoextinción.

Las señales de que estamos cerca de una catástrofe se multiplican, tanto en el mundo natural como en el social. Tsunamis, sequías e inundaciones avasalladoras, revueltas populares frente a obras de construcción de hidroeléctricas o hasta de estadios, nos dan una dimensión de ello y evidencian el agotamiento del modelo actual de sociedad y consumo. El diagnóstico es claro, pero las grandes empresas, bancos y las élites que se benefician han negado que el problema exista y sea una amenaza para la Humanidad. Continúan repitiendo que “el mercado lo resuelve todo”. Desde hace muchas décadas, estas élites intentan maquillar el hecho de que sólo una minoría de la población del planeta gana con lo que ellas definen como “desarrollo económico”.

La realidad muestra lo contrario pues el modo capitalista de organizar la producción y la distribución de los bienes materiales, sociales y naturales están dirigidos hacia la obtención de lucro, no para satisfacer las necesidades y derechos del ser humano.

El resultado es riqueza para pocos, a cambio de la miseria, opresión y explotación de la mayoría de los trabajadores y trabajadoras.

Datos publicados por la ONU muestran que en 20 años solamente el 20% de la población se enriqueció, mientras que la mayoría se empobreció.

El empobrecimiento del 20% más pobre es especialmente escandaloso: ¡su renta cayó 20 veces en 20 años! Son los que viven con apenas el 0,07% de la riqueza mundial. La realidad social y las crisis muestran que la promesa de humanizar el capitalismo y generar vida digna por medio de las teorías liberales del siglo XIX y XX y del “estado de bienestar social” no pasa de ser una mentira. Pero ahora ya se sabe que ese tipo de falsa prosperidad social tiene como fuente la explotación del trabajo del resto de la población mundial. Ese modelo, en resumen, no es sustentable a escala global. Sin embargo, los amantes del libre comercio continúan negándolo. Incluso los investigadores y científicos fueron comprados, por ejemplo, para desmentir el Cambio Climático.

Tomado de: http://rio20.net/documentos/economia-verde-la-nueva-cara-del-capitalismo/

Economía Verde  
Para hacer frente a los retos que se nos presentan en la actualidad, debemos cambiar el modo en que fabricamos y consumimos bienes. Tenemos que crear más valor al tiempo que utilizamos menos recursos, reducimos costes y minimizamos el impacto en el entorno. Tenemos que hacer más con menos.

Unos procesos de fabricación más eficientes y unos mejores sistemas de gestión medioambiental pueden reducir considerablemente la contaminación y los residuos, así como ahorrar agua y otros recursos. Esto también favorece a los negocios, ya que permite reducir los gastos de funcionamiento y la dependencia respecto a las materias primas.

En esto consiste la economía verde (o circular), un sistema que optimiza el flujo de bienes y servicios para obtener lo mejor de la materia prima y que reduce los residuos al mínimo necesario.

En la economía verde, los materiales se dividen según su tipo. Los materiales biológicos (comida, residuos vegetales, madera y fibras textiles) se consumen y se devuelven al entorno como compost o fertilizante para devolver los nutrientes a la tierra, o se procesan para producir energía renovable. Los materiales técnicos se conservan, reutilizan, reparan o reciclan una y otra vez en un sistema de circuito cerrado. El sistema es eficiente energéticamente y utiliza energía renovable en la medida de lo posible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

La economía verde requerirá pasar del enfoque de “coger-hacer-tirar” a otro mucho más eficiente. Crear una nueva dinámica en todos los sectores, con una demanda de innovación en el diseño y fabricación de productos en búsqueda por desarrollar una nueva generación de productos que tengan mayor vida útil y se puedan reutilizar, arreglar, desmontar o reciclar sus componentes. Así, los gobiernos y las empresas tendrán que ayudar a la población activa a desarrollar nuevas habilidades con las que poder satisfacer las demandas de una economía verde.

Plantear un nuevo escenario macroeconómico para superar los dos tipos de modelos que, han demostrado haber fracasado. El primero: la economía roja, que es la que nos ha llevado a este escenario de crisis, paro, deuda y decrecimiento que sufre Europa, y que está basada en un “consumismo ilusorio que ha empujado a la economía a una deuda inasumible”.

El segundo modelo que, para Pauli, también ha fracasado, es la economía verde. El autor hace autocrítica recordando una compañía en la que trabajó, Ecover, que creaba productos de limpieza biodegradables con aceite de palma, un producto cuyo éxito provocó la tala indiscriminada de selvas, sobre todo en Indonesia. Y es que muchos productos supuestamente verdes solo lo son en la etiqueta.

http://www.generationawake.eu/es/hacer-mas-verde-la-economia-de-la-ue/que-es-la-economia-verde/

La Iniciativa de Economía Verde para África, el estudio en Europa oriental, el Cáucaso y Asia central que considera las perspectivas de promover la agricultura orgánica, mientras que progresan en Azerbaiyán las investigaciones sobre esferas prioritarias para programas de economía verde.

Pocos podrían haber imaginado que la iniciativa Hacia un nuevo acuerdo ecológico mundial/Iniciativa de Economía Verde resultado del desarrollo de la crisis financiera y económica del final del año 2008, adquiriese empuje tan rápidamente. Aproximadamente el 15% de los fondos de incentivo de más de 3 billones de dólares EE.UU. a escala mundial se estima que son verdes, elevándose aproximadamente al 80% en la República de Corea. Términos tales como economía y desarrollo verdes han pasado a ser rápidamente lugares comunes en muchas capitales y reuniones internacionales importantes, incluidas las cumbres del año pasado de los G8 y G20 y el período de sesiones ministerial de la OCDE.

La Iniciativa de Economía Verde, consecuencia lógica del nuevo acuerdo ecológico mundial será un tema clave también, en la reunión anual de ministros del medio ambiente del PNUMA en Bali (Indonesia), ya que los gobiernos se percatan de la rapidez con que la transición hacia una producción y consumo sostenibles tiene lugar, y de las enseñanzas deducidas hasta ahora.

Los modelos económicos del siglo XX es poco probable que nos sirvan en un planeta de 6.000 millones de habitantes, que alcanzará los 9.000 millones en 2050. El público de todo el mundo espera que sus dirigentes y encargados de la formulación de políticas encuentren soluciones.

La Iniciativa de Economía Verde representa una potente respuesta a esta petición de acción transformadora. En realidad se está manifestando como una oportunidad convincente y práctica para hacer frente a las amenazas persistentes e incipientes.

Y está demostrando cómo la elección de políticas inteligentes, combinada con mecanismos de mercado de apoyo, puede tal vez proporcionar la evolución adecuada hacia el desarrollo sostenible que la humanidad ha eludido hasta ahora.

Achim Steiner
Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y Director Ejecutivo del PNUMA

http://www.unep.org/pdf/OP_Feb/SP/OP-2010-02-SP-FULLVERSION.pdf


Luego de la Lectura y Análisis, Responda y Realice lo Siguiente

1. ¿Por qué la economía verde genera o puede generar crisis?
2. ¿Cuál es la importancia de empezar a innovar en la economía verde?
3. Establezca diferencias entre economía azul economía verde.
4. ¿Cómo se podrían combinar - amalgar  - aunar - unir  ambas economías?
5. ¿Cómo cree que podría implementarse una economía realmente verde?
6. ¿De qué manera la economía verde ha contribuido a la contaminación del Planeta Tierra?
7. ¿Cuáles ventajas puede tener la economía verde en relación con la ecología y el medio ambiente?



Economía Naranja    


La economía creativa, en adelante  La Economía Naranja,
representa una riqueza enorme basada en el talento, la propiedad intelectual, la conectividad y por supuesto, la herencia cultural de nuestra región.

La economía creativa, definida por John Howkins, comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamenta en la propiedad intelectual: arquitectura, artes visuales y escénicas, artesanías, cine, diseño, investigación, editorial y desarrollo, juegos y juguetes, moda, música, publicidad, software, TV y radio, y videojuegos.
Representó el 6,1% de la economía global  en el año 2005, sumiendo esta proporción como estable para el año 2011 la Economía Naranja alcanzó los $ 4,3 billones (millones de millones) de dólares… algo así como el 120%  de la economía de Alemania o dos y media veces los gastos militares   del mundo.





La Economía Naranja es el conjunto de actividades que de manera encadenada permiten que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales,  cuyo valor está determinado por su contenido de propiedad intelectual.

El universo naranja está compuesto por:

La Economía Cultural

Son las actividades artísticas tradicionales y las Industrias Culturales Convencionales, además de aquellas actividades relativas a la construcción de un patrimonio cultural y su transmisión.

· Gobernanza (institucionalidad)
· Educación profesional creativa
· Derechos de Propiedad Intelectual
· Formación técnica especializada en actividades creativas 
· Investigación, Desarrollo e innovación creativa y cultural: I+D+i Naranja

Las Industrias Creativas

Son el conjunto de las Industrias Culturales Convencionales y el grupo de Creaciones Funcionales, Nuevos Medios y  Software (áreas de soporte para la creatividad).


























¿Por qué naranja?

Porque este color se suele asociar con la:

· Cultura
· Creatividad
· Identidad

Ya los artistas del antiguo Egipto usaban un pigmento de este color (conocido como rejalgar o - el muy tóxico - sulfuro de arsénico) para adornar los jeroglíficos de las tumbas de los faraones.

Convenciones y tradiciones occidentales, asocian este color con el entretenimiento y la frivolidad (con lo no convencional y con la extroversión).

Dionisio en la mitología griega, el dios del vino y patrón del teatro aparece en las pinturas vistiendo en naranja.

Es el color del Halloween (contracción de All Hallows’ Eve). Víspera de Todos los Santos).

También está presente en religiones orientales: en el confucianismo es el color de la transformación; en el budismo, identifica a los monjes (Buda en persona lo escogió).

En el hinduismo, es el color de las ropas que visten los sadhu (hombres santos que recorren el mundo), y el chacra naranja es el abdomen (que es a su vez el centro creativo del individuo).

Para los pueblos nativos de América del Norte es el color del aprendizaje y el liderazgo.

El paso del tiempo ha querido que el color grana cochinilla de las cerámicas mesoamericanas (Toltecas, Mayas y Mixtecas) se torne naranja.

Para los Tupac Katari -de Perú- es el color de la sociedad y la cultura.

Es -además- un color que se asocia con el fuego (las metáforas sobre y el fuego creativo, el fuego del amor son incontables).

Para darle una identidad, los autores del estudio[1] han etiquetado a la economía de la cultura y de la creatividad como la Economía Naranja.

Las 7: ideas para el desarrollo de la Economía Naranja

1Información

La deficiencia de información es el pecado original de la Economía Naranja: es la combinación del desconocimiento mutuo entre cultura y economía.

2. Instituciones

Las instituciones como mecanismos de cooperación y coordinación para el progreso de la Economía Naranjahan brillado por su ausencia en los debates estratégicos sobre desarrollo económico y social.

Ministerios de Cultura, (asociaciones empresariales, sociedades de gestión colectiva, todo tipo de ONG).

Contar con la participación de todos: Gobierno +sector privado +ONG +comunidad.

3. Industria

Hablar de industria en la Economía Naranja es hablar de mantener el balance de un ecosistema que involucra un sinnúmero de agentes.

Se debe vincular a la formación temprana del talento las herramientas básicas para el manejo del dinero.

En la Universidad de Leeds, Reino Unido, se incluye un ciclo obligatorio de contabilidad, mercadeo  y derechos de autor en su programa de artes escénicas.

Esta formación es clave para superar la barrera de desconfianza de los creativos frente a intermediarios. Si no se supera la mentalidad de intentar hacerlo todo solos, será muy difícil que se consoliden las redes.

4. Infraestructura

La Economía Naranja el acceso es clave (virtual o físico), al igual que el contacto entre audiencias, contenidos, artistas, creativos, emprendedores y tecnologías.

Acceso y contacto como catalizadores fundamentales para  generar la innovación que se deriva de la fertilización cruzada  de ideas, usos, interpretaciones, costumbres, etc.

5. Integración

De acuerdo con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo - UNCTAD - , apenas el 1,77% de las exportaciones de bienes creativos mundiales se originan en Latinoamérica y el Caribe. Poco menos de la tercera parte de éstas se dirige a otros países de la región (más del 64% se dirige a economías desarrolladas y menos del 3% alcanza otras economías en desarrollo).

Con este nivel de autarquía, jamás vamos a generar las escalas necesarias para sacarle el jugo a la Economía Naranja,hay que integrar el vecindario y dejar de temerle a la competencia regional; para esto se necesita adoptar un Mercado Interamericano de Contenidos Originales.

No es gratuito que la región venga desmontando sus barreras comerciales hacia afuera con mayor celeridad que hacia adentro.

 6. Inclusión

Las actividades de la Economía Naranja tienen una capacidad probada para generar o regenerar el tejido social, desde la posibilidad de crear identidades alternativas hasta el empoderamiento de minorías de todo tipo como agentes de progreso económico. 

También pasa por la simple capacidad de crear empleos con bajos niveles de inversión a través de microcréditos y su articulación con proyectos comunitarios de participación. Adicionalmente, es posible cerrar las brechas sociales (que en la región son tan profundas) y a acercar a las personas más humildes con las más privilegiadas alrededor de un propósito común.


7. Inspiración

El creativo necesita la oportunidad y los incentivos para asumir las 10.000 horas de práctica que se necesitan para convertirse en un éxito de la noche a la mañana.

innovación + imaginación + instrucción + incentivos + individuo = inspiración

Para que el individuo pueda inspirarse, necesita tanto de modelos a seguir como de modelos a derrotar; necesita la oportunidad de conocer el trabajo de otros creativos; necesita examinar el pasado, interpretar el presente y soñar el futuro.

También necesita de un entorno que valore tomar riesgos: que celebre la experimentación y los errores como un mecanismo válido de aprendizaje; que no sancione como un fracaso hacer algo diferente que sale mal y que lo que sea que haga, lo pueda expresar sin temor a la censura.

Compendio del estudio: La Economía Naranja. 
Una Oportunidad Infinita, del Banco Interamericano de Desarrollo. 
Realizado por Felipe Buitrago Restrepo e Iván Duque Márquez. 2013. 244 Pág.