miércoles, abril 19, 2023

80 años y 6 lecciones de «El Principito»

Repasamos la historia del célebre libro en su aniversario

 









Francesc Miralles - Cadena SER

"El Principito", el icónico relato de Antoine de Saint-Exupéry, celebra este jueves el 80 aniversario de su publicación con una nueva edición de coleccionista en francés, que saca a la venta la editorial Gallimard.

La edición de aniversario, de tapas duras en color oscuro con letras doradas, es una serie limitada de 3.000 ejemplares numerados con el texto y las acuarelas del autor.

"El Principito" fue publicado por primera vez por la editorial neoyorquina Reynal & Hitchcock, el 6 de abril de 1943, en inglés. Curioso que la primera edición fuera en Estados Unidos y en inglés, todo hay que decirlo.

El aventurero y aviador Saint-Exupery escribió la novela mientras servía como piloto militar desde Nueva York y no sería hasta 1946, tras su fallecimiento en un en una misión bélica en 1944 cerca de Marsella, cuando el libro se publicó en una Europa ya liberada del nazismo.

"El Principito" reivindica la infancia como un territorio para recuperar lo esencial y sobre ello diserta el joven protagonista mientras cuenta su viaje por distintos planetas haciendo amigos.

Recordemos, y leamos, la mítica dedicatoria:

“(A León Werth) Pido perdón a los niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra excusa: esta persona grande puede comprender todo; incluso los libros para niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria: (A León Werth, cuando era niño).”

Según Gallimard (la editorial encargada de su publicación en francés), actualmente se venden aún cada año 5 millones de ejemplares en todo el mundo de esta obra de la que se han hecho más de 500 traducciones oficiales.

Hablemos del misterio de la muerte del autor (que desapareció en un vuelo en 1944 sin dejar rastro)

En 1998 un pescador encontró en las aguas al sur de Marsella, en Francia, un brazalete oxidado con el nombre grabado de dos personas: Antoine y Consuelo. Cuando lo tomó entre sus manos, luego de separarlo de los pescados que se encontraban entre su red, y lo limpió, notó que la inscripción era más larga. Los nombres allí escritos hacían referencia al del aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, y al de su esposa, Consuelo Suncín. Los demás datos correspondían a la editorial Reynal and Hitchcock Inc., de Nueva York.

Aquel era uno de los pocos indicios sobre la misteriosa muerte del célebre autor de “El Principito”, quien había desaparecido en julio de 1944, a bordo de un avión Lightning P38, en medio de una misión de reconocimiento al sur de Francia, ordenada por el gobierno de Charles de Gaulle, durante la Segunda Guerra Mundial.

Cuando el avión en el que volaba el escritor desapareció de los radares, se sabía que todavía tenía combustible para completar la misión. Por muchos años, se creyó que había sido derribado por fuego enemigo, e incluso que se desvaneció en la cabina por la falta de oxígeno, pero el hallazgo del brazalete, en una zona lejana a la que se le había asignado para volar, generó nuevas inquietudes respecto a la desaparición del francés. Su familia temió, incluso, que se hubiese dirigido hasta allí para suicidarse, y el gobierno se inclinó por esta opción en ese entonces.

Años después, gracias a la terquedad de un hombre que no quiso aceptar esta verdad, el misterio de la muerte de Antoine de Saint-Exupéry finalmente se reveló.

Fue Luc Vanrell, un buzo francés, quien decidió investigar a fondo el asunto. Cuando Jean-Claude Bianco encontró el brazalete y las diferentes versiones alrededor de la muerte del escritor comenzaron a circular, Vanrell entendió que había que hacer algo.

Los rastreos, luego de varios años, lograron resultados en 2004, cuando se hallaron los restos de la aeronave al este de la Isla de Riou, en las inmediaciones de Toulon.

“Me sorprendió mucho que pudiera estar en el área de Marsella, ya que todos los historiadores habían dicho que se había perdido a unos 200 km de allí. Pero no era imposible, especialmente en tiempos de guerra”, señaló Vanrell, en entrevista con la BBC.

Al buzo le tomó alrededor de 19 meses obtener un permiso oficial para examinar los restos. Finalmente, consiguió realizar una limpieza profunda y descubrió, en una de las piezas rescatadas a 60 metros bajo la superficie, el número de serie que pertenecía a la matrícula militar del escritor: 2734, terminando así con 60 años de especulaciones.

El hallazgo, sin embargo, no bastó por sí solo. Ninguna de las partes permitía intuir que el avión del francés había sido derribado. No había marcas de balas o de fusil. O sea, que es su avión, pero no sabemos por qué se derribó.

“No encontramos restos humanos, pero mientras estaba en la parte trasera del avión, que estaba bastante bien conservada, pude ver una tela blanca. La agarré, y la puse alrededor de mi cuello como una bufanda. La imagen que me vino a la mente fue la del pequeño príncipe en su planeta con su gran bufanda flotando en el viento”, comentó el buzo.

En julio de 2006, tras refugiarse día y noche en la lectura de mapas de las zonas en las que voló el escritor, tras entrevistar a varios posibles testigos de guerra y examinar los restos del avión, un colega suyo, oriundo de Alemania, lo llamó a Vanrell para decirle que había localizado a un ex piloto de caza alemán llamado Horst Rippert, un anciano de 86 años quien al parecer habría sido la persona responsable de darle de baja al autor de “El Principito”.

En ese entonces, y según él mismo contó, Rippert tenía 20 años. Si bien no podía asegurar que ese piloto al que él derribó en su momento fuera Antoine de Saint-Exupéry, sí podía confirmar que en la mañana del 31 de julio de 1994, él se encontraba sobrevolando los cielos de Toulon, resguardando la zona de posibles enemigos de las tropas alemanas que se encontraban en tierra, cuando vio que un Lightning P38 se acercaba a 3.000 metros de altura por encima de él. Al ver las insignias, maniobró para situarse tras la aeronave y derribarla.

Rippert recordaba muy bien esa fecha porque era el cumpleaños de su hermano. Sin embargo, su versión, pese a ser la más cercana, no se considera del todo la concluyente. Para muchos, él dice la verdad, pero otros argumentan que su longevidad pudo haberle jugado en contra y sin nadie que pudiera desmentirlo, quiso sacar provecho de la situación, al igual que en otro momento quiso hacerlo Robert Heichele, otro piloto alemán que combatió en esos años.

Heichele dijo que narró en un informe oficial y en una carta que dirigió a un amigo, que él derribó un avión que sobrevolaba la zona de Toulon en ese mes de julio de 1944.

El libro nos deja 6 lecciones a partir de sus citas, vamos a recordarlas:

 

Sobre la intensidad y la madurez:

"Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor".

 

Sobre los rodeos y las serendipias:

"Caminando en línea recta no puede uno llegar muy lejos".

 

Sobre el roce y el cariño:

"Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante".

 

Sobre el apego:

"Si tú me domésticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en el mundo. Yo seré para ti único en el mundo".

 

Sobre la resiliencia:

"Es una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus sueños porque uno de ellos no se realizó".

 

Por último, muy socrático:

"Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio".

 

https://cadenaser.com/nacional/2023/04/13/80-anos-y-6-lecciones-de-el-principito-cadena-ser/

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