Repasamos la historia del célebre libro en su aniversario
Francesc Miralles - Cadena
SER
"El
Principito", el icónico relato de Antoine de Saint-Exupéry, celebra este
jueves el 80 aniversario de su publicación con una nueva edición de
coleccionista en francés, que saca a la venta la editorial Gallimard.
La
edición de aniversario, de tapas duras en color oscuro con letras doradas, es
una serie limitada de 3.000 ejemplares numerados con el texto y las acuarelas
del autor.
"El
Principito" fue publicado por primera vez por la editorial neoyorquina
Reynal & Hitchcock, el 6 de abril de 1943, en inglés. Curioso que la
primera edición fuera en Estados Unidos y en inglés, todo hay que decirlo.
El
aventurero y aviador Saint-Exupery escribió la novela mientras servía como
piloto militar desde Nueva York y no sería hasta 1946, tras su fallecimiento en
un en una misión bélica en 1944 cerca de Marsella, cuando el libro se publicó
en una Europa ya liberada del nazismo.
"El
Principito" reivindica la infancia como un territorio para recuperar lo
esencial y sobre ello diserta el joven protagonista mientras cuenta su viaje
por distintos planetas haciendo amigos.
Recordemos,
y leamos, la mítica dedicatoria:
“(A León Werth) Pido perdón a los
niños por haber dedicado este libro a una persona grande. Tengo una seria
excusa: esta persona grande es el mejor amigo que tengo en el mundo. Tengo otra
excusa: esta persona grande puede comprender todo; incluso los libros para
niños. Tengo una tercera excusa: esta persona grande vive en Francia, donde
tiene hambre y frío. Tiene verdadera necesidad de consuelo. Si todas estas
excusas no fueran suficientes, quiero dedicar este libro al niño que esta
persona grande fue en otro tiempo. Todas las personas grandes han sido niños
antes. (Pero pocas lo recuerdan.) Corrijo, pues, mi dedicatoria: (A León Werth,
cuando era niño).”
Según Gallimard (la editorial
encargada de su publicación en francés), actualmente se venden aún cada año 5
millones de ejemplares en todo el mundo de esta obra de la que se han hecho más
de 500 traducciones oficiales.
Hablemos del misterio de la muerte
del autor (que desapareció en un vuelo en 1944 sin dejar rastro)
En 1998 un pescador encontró en las
aguas al sur de Marsella, en Francia, un brazalete oxidado con el nombre
grabado de dos personas: Antoine y Consuelo. Cuando lo tomó entre sus manos,
luego de separarlo de los pescados que se encontraban entre su red, y lo
limpió, notó que la inscripción era más larga. Los nombres allí escritos hacían
referencia al del aviador francés Antoine de Saint-Exupéry, y al de su esposa,
Consuelo Suncín. Los demás datos correspondían a la editorial Reynal and
Hitchcock Inc., de Nueva York.
Aquel era uno de los pocos indicios
sobre la misteriosa muerte del célebre autor de “El Principito”, quien había
desaparecido en julio de 1944, a bordo de un avión Lightning P38, en medio de
una misión de reconocimiento al sur de Francia, ordenada por el gobierno de
Charles de Gaulle, durante la Segunda Guerra Mundial.
Cuando el avión en el que volaba el
escritor desapareció de los radares, se sabía que todavía tenía combustible
para completar la misión. Por muchos años, se creyó que había sido derribado
por fuego enemigo, e incluso que se desvaneció en la cabina por la falta de
oxígeno, pero el hallazgo del brazalete, en una zona lejana a la que se le
había asignado para volar, generó nuevas inquietudes respecto a la desaparición
del francés. Su familia temió, incluso, que se hubiese dirigido hasta allí para
suicidarse, y el gobierno se inclinó por esta opción en ese entonces.
Años después, gracias a la terquedad
de un hombre que no quiso aceptar esta verdad, el misterio de la muerte de
Antoine de Saint-Exupéry finalmente se reveló.
Fue Luc Vanrell, un buzo francés,
quien decidió investigar a fondo el asunto. Cuando Jean-Claude Bianco encontró
el brazalete y las diferentes versiones alrededor de la muerte del escritor
comenzaron a circular, Vanrell entendió que había que hacer algo.
Los rastreos, luego de varios años,
lograron resultados en 2004, cuando se hallaron los restos de la aeronave al
este de la Isla de Riou, en las inmediaciones de Toulon.
“Me sorprendió mucho que pudiera
estar en el área de Marsella, ya que todos los historiadores habían dicho que
se había perdido a unos 200 km de allí. Pero no era imposible, especialmente en
tiempos de guerra”, señaló Vanrell, en entrevista con la BBC.
Al buzo le tomó alrededor de 19 meses
obtener un permiso oficial para examinar los restos. Finalmente, consiguió
realizar una limpieza profunda y descubrió, en una de las piezas rescatadas a
60 metros bajo la superficie, el número de serie que pertenecía a la matrícula
militar del escritor: 2734, terminando así con 60 años de especulaciones.
El hallazgo, sin embargo, no bastó
por sí solo. Ninguna de las partes permitía intuir que el avión del francés
había sido derribado. No había marcas de balas o de fusil. O sea, que es su
avión, pero no sabemos por qué se derribó.
“No encontramos restos humanos, pero
mientras estaba en la parte trasera del avión, que estaba bastante bien
conservada, pude ver una tela blanca. La agarré, y la puse alrededor de mi
cuello como una bufanda. La imagen que me vino a la mente fue la del pequeño
príncipe en su planeta con su gran bufanda flotando en el viento”, comentó el
buzo.
En julio de 2006, tras refugiarse día
y noche en la lectura de mapas de las zonas en las que voló el escritor, tras
entrevistar a varios posibles testigos de guerra y examinar los restos del
avión, un colega suyo, oriundo de Alemania, lo llamó a Vanrell para decirle que
había localizado a un ex piloto de caza alemán llamado Horst Rippert, un
anciano de 86 años quien al parecer habría sido la persona responsable de darle
de baja al autor de “El Principito”.
En ese entonces, y según él mismo
contó, Rippert tenía 20 años. Si bien no podía asegurar que ese piloto al que
él derribó en su momento fuera Antoine de Saint-Exupéry, sí podía confirmar que
en la mañana del 31 de julio de 1994, él se encontraba sobrevolando los cielos
de Toulon, resguardando la zona de posibles enemigos de las tropas alemanas que
se encontraban en tierra, cuando vio que un Lightning P38 se acercaba a 3.000
metros de altura por encima de él. Al ver las insignias, maniobró para situarse
tras la aeronave y derribarla.
Rippert recordaba muy bien esa fecha
porque era el cumpleaños de su hermano. Sin embargo, su versión, pese a ser la
más cercana, no se considera del todo la concluyente. Para muchos, él dice la
verdad, pero otros argumentan que su longevidad pudo haberle jugado en contra y
sin nadie que pudiera desmentirlo, quiso sacar provecho de la situación, al
igual que en otro momento quiso hacerlo Robert Heichele, otro piloto alemán que
combatió en esos años.
Heichele dijo que narró en un informe
oficial y en una carta que dirigió a un amigo, que él derribó un avión que
sobrevolaba la zona de Toulon en ese mes de julio de 1944.
El
libro nos deja 6 lecciones a partir de sus citas, vamos a recordarlas:
Sobre
la intensidad y la madurez:
"Al
primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor".
Sobre
los rodeos y las serendipias:
"Caminando
en línea recta no puede uno llegar muy lejos".
Sobre
el roce y el cariño:
"Fue
el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante".
Sobre
el apego:
"Si
tú me domésticas, tendremos necesidad uno del otro. Tú serás para mí único en
el mundo. Yo seré para ti único en el mundo".
Sobre
la resiliencia:
"Es
una locura odiar a todas las rosas porque una te pinchó. Renunciar a todos tus
sueños porque uno de ellos no se realizó".
Por
último, muy socrático:
"Es
mucho más difícil juzgarse a sí mismo que juzgar a los demás. Si logras
juzgarte bien a ti mismo eres un verdadero sabio".
https://cadenaser.com/nacional/2023/04/13/80-anos-y-6-lecciones-de-el-principito-cadena-ser/
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