Damocles era un cortesano en el palacio de Dionisio II, el rey que gobernaba Siracusa en el siglo IV a.C. Como muchos otros miembros de la corte, Damocles halagaba constante-mente al rey, con la esperanza de que éste le diera una posición de más poder en la corte.
Un día Damocles hablaba con el rey, y le dijo lo que envidiaba su
posición: Como hombre de poder y autoridad, rodeado de magnificencia, eres
un hombre verdaderamente afortunado.
Al escuchar estas palabras, Dionisio no dudó en ofrecerle un trato: “Damocles,
dado que esta vida te deslumbra, ¿querrías saborearla por ti mismo durante un
día para así juzgar la realidad de tus palabras?”
Sin dudarlo un instante, Damocles aceptó el trato.
Al día siguiente, Damocles desde primera hora ocupó la posición del rey, mientras Dionisio y el resto de cortesanos lo atendían como si de cualquier otro día se tratase. Llegando el día a su fin, mientras estaba tomando la cena, Damocles alzó la vista para observar la pesada espada desnuda que tenía sobre la cabeza, cuando se percató de que pendía de una crin de caballo. En ese momento Damocles sufrió un ataque de pánico, ante el cual, Dionisio reaccionó calmándolo.
Damocles preguntó a Dionisio por la razón por la cual una espada tan
pesada colgaba de algo tan frágil. El rey le explicó que la espada sobre su
cabeza representaba lo que realmente es el poder. Desde la distancia, el poder
es una cosa deseada por muchos por ser una situación de privilegio, en la que
al estar por encima de los demás te sientes único. Pero cuando uno se acerca a
esa situación de poder, puede observar sin problemas el peligro que ostenta esa
posición.
Responder:
1. ¿Qué le llamó la atención de esta historia?
2. ¿Cuáles enseñanzas podrían concluirse de este relato?
3. ¿Por qué antes de criticar las actuaciones ajenas no
pensamos en las nuestras?
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