Carta 08: Manifiesto de la disidencia China
La “Carta 08” es un manifiesto firmado por 303 intelectuales y activistas de derechos humanos de
varias profesiones (profesores universitarios, abogados, periodistas y
artistas), y posterior-mente por otras ocho mil personas, para promover la
reforma política y la democratización en la República
Popular de China. El manifiesto se publicó el 10 de diciembre de 2008,
en el 60º aniversario de la Declaración
Universal de Derechos Humanos, y su nombre adopta el estilo de la
anti-socialista Carta 77 de
Checoslovaquia.
Han pasado cien años desde
la redacción de la primera constitución china. En 2008 se celebra igualmente el
60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el 30º
aniversario de la aparición del “Muro de la democracia” en Pekín y el 10º
aniversario de la firma del Pacto Internacional de derechos cívicos y políticos
[de las Naciones Unidas] por parte de China. Nos acercamos igualmente al 20º
aniversario de la masacre de los estudiantes que se manifestaban a favor a la
democracia en la plaza de Tiananmen.
El pueblo chino, que soporta
una situación desastrosa en materia de Derechos Humanos y protagonizó
innumerables luchas a lo largo de estos años, constata con claridad que la libertad,
la igualdad, y los derechos del hombre, son valores universales de la humanidad,
y que la democracia y un gobierno constitucional son un marco fundamental para
preservar estos valores. Alejándose de tales valores, el enfoque del gobierno
chino en cuanto a la “modernización” resulta desastrosa, privando al pueblo de
sus derechos, destruyendo su dignidad y corrompiendo el transcurso normal de
las relaciones humanas.
En consecuencia, nos
planteamos la siguiente pregunta: ¿hacia dónde va China en el siglo XXI?;
¿Continuará con su “modernización” autoritaria, o se adaptará a los valores universales,
se vinculará al derrotero común de las naciones civilizadas y edificará un sistema
democrático? Resulta imposible eludir estas cuestiones.
El choque del encuentro con
Occidente en la China del siglo XIX dejó al desnudo el sistema autoritario
decadente y marcó el principio del periodo que denominamos generalmente como de
“los mayores cambios que conoció China en muchos milenios”.
A esta mutación le siguió el
movimiento de “autoreforzamiento” que tenía, sobretodo, por objetivo, acceder a
las tecnologías que permitieran fabricar buques de guerra y otros objetos
occidentales. La humillante derrota marítima de China frente a Japón en 1895 no
hizo otra cosa que confirmar la obsolescencia del sistema chino. Las primeras
tentativas de introducir reformas políticas tuvieron lugar tras las desgraciadas
reformas del verano de 1898, pero fueron aplastadas sin miramientos por los
ultraconservadores en el seno de la Corte Imperial. Con la revolución de 1911,
que permitió crear la primera República de Asia, el sistema autoritario
imperial, de muchos siglos de antigüedad, se suponía que caería en el olvido para
toda la eternidad.
Pero el conflicto social en
el interior de nuestro país, así como las presiones exteriores, impidieron que
esto fuera así: China se divide en feudos de señores de la guerra y el sueño de
la República se desvanece. El doble fracaso de este “movimiento de
auto-reforzamiento” y de la renovación política llevaron a nuestros ancestros a
preguntarse acerca de la posibilidad de que una eventual “enfermedad cultural”
habría azotado nuestro país.
Este cuestionamiento dio
lugar, tras el Movimiento del 4 de Mayo a finales de los años 1910, a la
corriente que exaltaba “la ciencia y la democracia”. No obstante, esta
tentativa fracasará también bajo la represión de los señores de la guerra y la
invasión japonesa (a partir de 1931 en Manchuria) provocando una crisis
nacional. La victoria sobre Japón, en 1945, dará una nueva oportunidad a China
de evolucionar hacia un gobierno moderno, pero la victoria comunista sobre los
nacionalistas, durante la guerra civil hundirá a China en el totalitarismo. La
“nueva China” nacida en 1949 proclamará que “el pueblo es soberano”, pero
instaurará un sistema en el que es el Partido quien disfruta de toda potestad.
El Partido Comunista chino
tomó el control de todos los órganos del Estado, todos los recursos económicos,
políticos y sociales del país, y provocó una larga sucesión de desastres en el
plano de los derechos del hombre, incluyendo la “Campaña Antiderechistas” (1957),
el “Gran Salto Adelante” (1958-1960), la “Revolución Cultural” (1966-1969), la
“Masacre del 4 de Junio (en la Plaza de Tiananmen)” (1989), así como la
represión actual de todas las religiones no autorizadas, la supresión del movimiento
“Weiquan” (movimiento de defensa de los derechos cívicos, tal y como se enuncian
en la constitución china y en el Protocolo de la ONU firmada por el gobierno chino).
Durante todo este periodo, el pueblo chino pagó un precio colosal. Decenas de
millones de personas perdieron sus vidas, y muchas generaciones vieron su
libertad, su felicidad, su dignidad humana cruelmente aplastadas bajo sus pies.
A lo largo de los dos
últimos decenios del siglo XX, la política de “reforma y apertura” del gobierno
alivió al pueblo de los efectos de la pobreza y del totalitarismo de la época de
Mao Zedong, y tuvo por efecto mejorar el nivel de riqueza y las condiciones de
vida de muchos chinos, así como el restablecimiento parcial de la libertad
económica y de los derechos económicos.
La sociedad civil empezó a
desarrollarse y los llamamientos en favor de más derechos y libertades
políticas se multiplicaron igualmente. Aunque la élite en el poder operó un deslizamiento
hacia la propiedad personal y la economía de mercado, progresivamente fue
mutando, pasando a un rechazo absoluto de todo “derecho” al reconocimiento parcial
de los mismos.
En 1988, el gobierno chino
firmó dos importantes pactos internacionales sobre los derechos del hombre. En
2004 enmendó la Constitución para incluir en ella la frase “respetar y proteger
los derechos del hombre”. Y este año, en 2008, se comprometió a promover un
“plan nacional de acción en favor de los derechos del hombre”. Desgraciadamente,
la mayor parte de estos progresos políticos no fueron más allá del papel en el
que estaban escritos. La realidad, a simple vista, es que China tiene numerosas
leyes pero no un Estado de Derecho, tiene una Constitución pero no un gobierno
constitucional. La élite al mando continúa aferrada a su poder autoritario y rechaza
toda evolución hacia cambios políticos.
El resultado es una
corrupción oficial endémica, un debilitamiento de todo el Estado de derecho, de
los derechos del hombre, siempre frágiles, el hundimiento de toda ética pública,
un capitalismo de favoritismo, de crecientes desigualdades entre ricos y
pobres, el saqueo de los recursos naturales, así como de nuestro patrimonio
histórico y humano, y la exacerbación de una larga lista de conflictos
sociales, incluyendo, en el último periodo, una animosidad creciente entre la
gente común y las autoridades.
Aunque estos conflictos y
crisis ganan en intensidad, aunque la élite en el poder continúe aplastando y
pisoteando con toda impunidad el derecho de los ciudadanos a la libertad, a la
propiedad personal, a la búsqueda de la felicidad, asistimos a una radicalización
de quien no tiene poder en el seno de la sociedad: los grupos vulnerables, los
grupos que fueron reprimidos, que sufrieron cruelmente, incluyendo la tortura y
que no tienen ningún espacio para protestar, ningún tribunal para que sus
quejas sean escuchadas. Estos grupos son cada vez más militantes y dejan
entrever la posibilidad de un conflicto violento que puede llegar a tomar
proporciones desastrosas. El declive del sistema actual alcanzó un nivel en el
que el cambio ya no puede ser más que una simple opción.
Nuestros principios fundamentales
Estamos ante un momento
histórico para China, y nuestro porvenir está en el aire. Revisando el proceso
de modernización política del siglo pasado, reafirmamos y aceptamos los valores
universales básicos que señalamos a continuación:
La Libertad. Está en el centro de los
valores humanos universales. Libertad: de expresión, de prensa, de reunión, de asociación,
de lugar de residencia, de huelga, de manifestarse, de protestar, son
manifestaciones de la libertad. Sin libertad, China quedará eternamente alejada
de los ideales civilizados.
Los derechos del
hombre. No
están concedidos por un Estado. Toda persona nace con su derecho inherente a la
libertad y a la dignidad. El gobierno existe para asegurar la protección de los
derechos del hombre y sus ciudadanos. El ejercicio del poder del Estado debe
ser autorizado polo pueblo.
Los sucesivos desastres políticos en la historia reciente de China son
consecuencia directa de la falta de respeto del régimen actual hacia los
derechos del hombre.
La igualdad. La integridad, la
dignidad, y la libertad de toda persona (sea cual sea su situación social, su
profesión, su sexo, su condición económica, su origen étnico, el color de su
piel, su religión o sus convicciones políticas) deben ser los mismos para todos.
El principio de igualdad ante la ley, y la igualdad de derechos sociales, económicos,
culturales, cívicos y políticos, debe ser respetada.
El republicanismo. Preconiza que el poder sea
equilibrado entre las diferentes ramas del gobierno y los distintos intereses,
debe ser respetado. Se aproxima al concepto político tradicional chino que
estima que “todos son iguales bajo el cielo”. Permite a todos los grupos de
interés y a los colectivos sociales, a la gente de culturas o de creencias
diferentes, ejercer su propio gobierno de manera democrática, y delibera para
encontrar soluciones pacíficas a todas las cuestiones de interés público, sobre
la base de un acceso igual al gobierno, y de una competencia libre y honesta.
La Democracia. Es el
medio moderno de llegar al “poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”.
Los principios fundamentales esenciales de la democracia son que el pueblo
es soberano y que este elige su gobierno. La democracia tiene las siguientes características:
1) El
poder político dimana del pueblo y la legitimidad de un régimen proviene del pueblo.
2) El
poder político es ejercido a través de las decisiones adoptadas por el pueblo.
3) Quien
ostenta las principales funciones oficiales en el seno del gobierno será determinado
en elecciones regulares y abiertas a la competencia.
4) Se
respeta siempre la voluntad de la mayoría, la dignidad fundamental, la libertad
y los derechos del hombre y de las minorías protegidas.
Que preconizamos. El autoritarismo está en
declive en el mundo. En China también. El poder de los emperadores y de los
señores está en vías de extinción. Es momento de hacer que los ciudadanos sean
los dueños de sus estados en todas las partes del mundo. Para China, el camino
que conduce hacia una vida mejor pasa por liberarnos del concepto autoritario
de la dependencia de un “señor ilustrado” o de un “oficial honesto” y dirigirnos
hacia un sistema de libertad, de democracia, de Estado de derecho, y hacia la emergencia
de una conciencia moderna de la ciudadanía para quien los derechos son fundamentales
y la participación un deber. Por consiguiente, en este espíritu de deber en
tanto que ciudadanos constructivos y responsables, hacemos las siguientes
recomendaciones sobre la gobernanza nacional, los derechos de los ciudadanos y
el desarrollo social:
1) Una nueva
Constitución.
Debemos revisar nuestra constitución actual, retirar de ella las cláusulas que
contradicen el principio según el cual la soberanía es ostentada por el pueblo.
Y debemos transformarla en un documento que garantice verdaderamente los derechos
del hombre, autorice el ejercicio del poder público y sirva de marco legal a la
democratización de China. La Constitución debe ser la ley suprema del país, no pudiendo
ser violada por individuo alguno, grupo o partido político.
2) La separación de
poderes.
Debemos edificar un sistema moderno de gobierno en el que la separación de los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial estén garantizados. Necesitamos una
Ley Administrativa que defina la extensión de las responsabilidades del
gobierno y sirva de garantía contra los abusos del poder administrativo.
El gobierno debe ser
responsable ante los contribuyentes. La división de poderes entre los gobiernos
de las provincias y el gobierno central debería respetar el principio según el
cual el gobierno central ostenta todos los poderes que le son específicamente
conferidos por la Constitución y todos los demás pertenecen a los gobiernos
locales.
3) Una
democracia parlamentaria. Los miembros de los órganos legislativos
a todos los niveles deberían ser elegidos en elecciones directas, y la
democracia parlamentaria debería respetar principios justos e imparciales.
4) Una magistratura
independiente. El
Estado de derecho debe estar por encima de los intereses de un partido político
particular, y los jueces deben ser independientes. Debemos crear un Tribunal
supremo constitucional y crear procedimientos de examen lo más rápidamente
posible. Hemos de abolir todos los Comités políticos y legales que permitan hoy
a los altos cargos del Partido Comunista decidir acerca de todas las cuestiones
sensibles fuera del marco judicial. Debemos prohibir formalmente el aprovechamiento
privado de las funciones públicas.
5) El control público
de los funcionarios. El
ejército debe ser responsable ante el gobierno, no ante un partido político, y
debe ser profesionalizado. Los militares deben prestar juramento a la
constitución y permanecer neutrales. Los partidos políticos deben estar
prohibidos en el ejército. Todos los servidores del Estado, incluida la
policía, deben servir de manera imparcial, y la práctica actual que consiste en
favorecer a un partido en el reclutamiento debe asimismo cesar.
6) La garantía de los
derechos humanos. Debe
haber garantías estrictas en lo que atañe al respeto de los derechos del hombre
y de la dignidad humana. Es necesario que exista un Comité de derechos humanos,
responsable ante el órgano legislativo supremo del país, que velará por impedir
que el gobierno abuse de su poder en materia de derechos del hombre. Una China
constitucional y democrática debe garantizar la libertad individual de sus
ciudadanos. Nadie debe ser víctima de arrestos, detenciones, interrogatorios o
castigos ilegales. El sistema de “reeducación a través del trabajo” debe ser
abolido.
7) La elección de las
autoridades. Debe
generalizarse un sistema completo de elecciones democráticas basado en el
principio de “una persona, un voto”. La elección directa de los responsables
administrativos a todos los niveles, del condado, de la ciudad, de la provincia
o del país debe ser sistematizada. El derecho a elecciones regulares y de participar
en ellas en tanto que ciudadano es inalienable.
8) Igualdad entre
ciudad y campo. El
sistema de registro de residencia debe ser abolido. Este sistema favorece a los
residentes urbanos en detrimento de los habitantes de las zonas rurales.
Debemos crear un sistema que conceda los mismos derechos constitucionales a
todos los ciudadanos y les provea de la misma libertad para vivir dónde se
quiera.
9) Libertad de
asociación. El
derecho de los ciudadanos a crear organizaciones debe ser garantizado. El
sistema actual para el reconocimiento de organizaciones no gubernamentales, que
exige que sean aprobadas, debe ser reemplazado por un sistema de registro.
La formación de partidos
políticos debe ser regida por la Constitución y las leyes, lo que significa que
es necesario poner fin al privilegio especial acordado a un partido que posee
el derecho de monopolizar el poder, y debemos garantizar el principio de una competencia
libre e igual entre todos los partidos políticos.
10) Libertad de reunión. La constitución debe
preveer que las reuniones pacíficas, las manifestaciones, protestas, y la
libertad de expresión son derechos fundamentales de los ciudadanos. El partido
en el poder y el gobierno no pueden ser autorizados a someter estos derechos a
obstáculos legales e inconstitucionales.
11) Libertad de
expresión.
Debemos convertir en universales la libertad de expresión, la libertad de
prensa, y la libertad de cátedra con el fin de permitir a los ciudadanos ejercer
plenamente su derecho a ser informados y ejercer su derecho a la supervisión política.
Sus libertades deben ser garantizadas por una Ley sobre la prensa que suprima todas
las restricciones políticas impuestas a la prensa. El crimen de “incitación a
la subversión contra el poder del Estado”, que existe actualmente en la ley
china, debe ser abolido. Debemos cesar en la criminalización de las palabras.
12) Libertad religiosa. Debemos garantizar la
libertad religiosa y de fe, e instaurar la separación de la iglesia y del
Estado. No debe haber injerencia del gobierno en las actividades religiosas
pacíficas. Debemos abolir toda ley, decreto o reglamento local que limite o
prohíba la libertad religiosa de los ciudadanos. Debemos abolir el sistema actual
que exige la autorización previa del Estado para que todo grupo religioso o
todo lugar de culto pueda existir, y sustituirlo por un sistema donde el
registro sea optativo, y para aquellos que elijan hacerlo, automático.
13) Educación cívica. Debemos abolir en nuestras
escuelas los programas de educación política y los exámenes vinculados a estos,
y que constituyen un adoctrinamiento ideológico de los alumnos a favor del
apoyo a un partido político. Deberíamos sustituirlos por la educación cívica
para promocionar así los valores universales y los derechos de los ciudadanos,
desarrollar la conciencia cívica y los valores cívicos al servicio de la
sociedad.
14) Protección de la
propiedad personal.
Debemos establecer y proteger el derecho a la propiedad personal y promover un
sistema económico de mercado libre y honesto. Debemos abolir los monopolios
gubernamentales sobre el comercio y la industria, y garantizar la libertad de
crear nuevas empresas. Debemos crear un Comité de empresas de Estado,
responsable ante el Parlamento, que supervisará la transferencia de la propiedad
del Estado hacia el sector privado de un modo honesto, competencial y ordenado.
Debemos poner en marcha una reforma agraria que favorezca la propiedad privada
de la tierra, que garantice el derecho de comprar y vender la tierra y permita,
al verdadero valor de la propiedad privada reflejarse en el mercado.
15) Reforma financiera y
fiscal.
Debemos crear un sistema de finanzas públicas regulado de manera democrática y
fiscalizable, de manera que se protejan los derechos de los contribuyentes y
que respete los procesos establecidos. Necesitamos un sistema en el que los
ingresos de un cierto nivel de gobierno (central, provincial, de distrito o local)
estén controlados a ese mismo nivel.
Es menester también llevar a
cabo una reforma fiscal que abolirá todo impuesto injusto, simplificará el
sistema fiscal y repartirá la carga fiscal de manera equilibrada. Los representantes
del gobierno no deberían estar en condiciones de aumentar las tasas o crear
nuevos impuestos sin un debate público y la aprobación de una asamblea democrática.
Debemos reformar el sistema de propiedad con el fin de permitir una competencia
mayor en el mercado.
16) Seguridad social. Debemos introducir un
sistema adaptado y justo de seguridad social para todos los ciudadanos, y
asegurar el acceso de todos a la educación, a la salud a la jubilación, y al
trabajo.
17) Protección del
medioambiente.
Debemos proteger nuestro medioambiente natural y promover un desarrollo que sea
sostenible y responsable de cara a nuestros descendientes y al resto de la
humanidad. Esto supone que los responsables gubernamentales, a todos los
niveles, no solamente se comprometan a hacer todo lo que es posible para
alcanzar estos objetivos, sino también aceptar la supervisión y la participación
de las organizaciones no gubernamentales.
18) Una república
federal. Una
China democrática debería actuar como una potencia responsable contribuyendo a
la paz y al desarrollo en la región de Asia - Pacífico, tratando con los otros
en un espíritu de igualdad y de honestidad. En Hong Kong y Macao, deberíamos
apoyar las libertades que ya existen.
En lo que concierne a
Taiwán, deberíamos proclamar nuestro compromiso a favor de los principios de la
libertad y la democracia, y acto seguido negociar de igual a igual, dispuestos
al compromiso, a fin de encontrar una fórmula de unificación pacífica.
Deberíamos abordar los
conflictos en las zonas de las minorías nacionales de China con una apertura de
espíritu, buscando el marco operativo en el que todos los grupos étnicos o religiosos
se puedan desarrollar. Debemos visualizar, en perspectiva, el establecimiento
de una federación de comunidades democráticas de China.
19) La verdad en la
reconciliación.
Debemos restablecer la reputación de los individuos, incluyendo la de sus familias,
que sufrieron persecución en las campañas políticas del pasado, o que fueron
tratados como criminales en virtud de su manera de pensar, sus declaraciones o
de su fe. El Estado debería pagarle compensaciones.
Todos los presos políticos o
presos de conciencia deberían ser liberados. Debería existir una Comisión de
investigación de la Verdad, encargada de establecer los hechos relacionados con
las injusticias y las atrocidades pasadas, determinar las responsabilidades,
restablecer la justicia y, sobre esta base, permitir la reconciliación social.
China, como país importante
en el mundo, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, miembro de
la Comisión de derechos humanos de la ONU, debería contribuir a la paz de la
humanidad, y a promover los derechos del hombre. Desgraciadamente, somos hoy
por hoy la única potencia entre los principales países, que sigue prisionera de
un concepto político autoritario.
Nuestro sistema político continúa
generando calamidades en materia de derechos humanos y crisis sociales, que no
solamente han obstaculizado el desarrollo de China, sino también limitado el
progreso de la humanidad entera. Esto debe cambiar, y hacerlo en serio.
La democratización de China
ya no puede retrasarse más. Por consiguiente, nos atrevemos a mostrar un
espíritu cívico anunciando el nacimiento de la Carta 08. Esperamos que nuestros
conciudadanos sean conscientes del mismo sentimiento de crisis, de
responsabilidad y de misión y, ya se encuentren al servicio del gobierno o no,
sea cual sea su estatus social, dejarán a un lado sus pequeñas diferencias y
aceptarán los objetivos generales de este movimiento ciudadano.
Juntos, podemos trabajar en
favor de cambios mayores en la sociedad china, y para el establecimiento rápido
de un país libre, democrático y constitucional. Podemos dar cuerpo a estos
ideales y objetivos que fueron los de nuestro pueblo desde hace más de cien
años, y abrir la vía a un nuevo capítulo brillante para la civilización china.”
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Uno de los principales redactores de la “Carta 08” fue Liu Xiaobo, intelectual y activista en pro de los Derechos Humanos y las reformas en la República Popular
China. Fue presidente del Centro Independiente Chino PEN. Liu
fue detenido el 8 de diciembre de 2008, en respuesta a su participación en la
firma de la “Carta 08”, siendo formalmente arrestado el
23 de junio de 2009 bajo sospecha de "incitar la subversión contra el poder del Estado". Fue
procesado con los mismos cargos el 23 de diciembre de 2009, y condenado a 11
años de cárcel. Galardonado con el Premio Nobel de la Paz
de 2010.
Las protestas de la Plaza de Tian'anmen
de 1989, también conocidas como la masacre de Tian'anmen,
consistieron en una serie de manifestaciones lideradas por estudiantes en la República Popular
China, que ocurrieron entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989.
La protesta recibe el nombre del lugar en que el Ejército
Popular de Liberación suprimió la movilización: la plaza de Tian'anmen,
en Pekín. Los manifestantes provenían de diferentes
grupos, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido Comunista
era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la ciudad que creían que
las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos y que la inflación y el desempleo estaban amenazando sus
formas de vida. El acontecimiento que inició las protestas fue el fallecimiento
de Hu Yaobang.
Responder lo Siguiente:
4°. ¿Por qué los Derechos Humanos deben prevalecer bajo
cualquier régimen político?
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