Daros Latinoamérica:
memorias de un legado peligroso
Guillermo Villamizar - esferapública
“La historia de los grandes acontecimientos de
este mundo no son más que la historia de un crimen”. Voltaire.
Introducción
Este texto nace a partir de una coyuntura
especial. Durante la investigación que adelantaba para el artículo sobre el
Museo de Arte de la U. Nacional en Bogotá, me llamó la atención esa estrecha
relación entre los ciclos expositivos de este museo y su directora/curadora con
la colección Daros Latinoamérica.
La pregunta obvia empezaba por resolver ¿Quién
era Daros? Se me vino inmediatamente a la cabeza suponer que era una empresa
Suiza y para confirmar esto bastaba con explorar la página web de la colección.
Hay que tener en cuenta que existen tres colecciones Daros: la clásica por
llamarla así, la que está dedicada al arte latinoamericano y la que colecciona
arte joven contemporáneo europeo, según las propias palabras de Stephan Ernest
Schmidheiny.
(1)
En la página de la Daros Collection se lee que Alexander
Schmidheiny (hermano del primero) inició esta empresa junto a su socio Thomas
Ammann en los años 80, enfocados en el arte de la segunda mitad del siglo XX,
especialmente arte estadounidense con sus emblemáticas figuras como Andy
Warhol, Cy Twombly, etc.
La muerte prematura de Alexander Schmidheiny y
Thomas Ammann llevó a Stephan a continuar con la colección. Sin embargo el
interés por esta colección ya venía de antes, desde sus comienzos, como
asistente financiero de los intereses de su hermano menor por el arte, de
acuerdo a unas declaraciones que me permito trascribir, tomadas de su
autobiografía:
Sin embargo, mis
actividades empresariales en los años 80 reflejaban incertidumbre y
preocupación. El arte me demostró ser un excelente antídoto contra el estrés.
Fue la época cuando Alexander, mi hermano menor y su socio, me presentaron el
mundo del arte moderno y contemporáneo. Con mi ayuda financiera, los dos
empezaron una colección de arte contemporáneo de muy alto nivel; a la vez, mi
interés en las obras que adquirían empezó a ir más allá de la de un simple
inversionista.
Ya para ese momento la pregunta no era quien era
Daros, sino ¿quién era Stephan Ernest Schmidheiny? Y ahí recibí un golpe seco
directo a las certezas que ayudan a entender dónde empieza la ficción y donde
termina la realidad, porque sus mezclas llegan a dibujar en el espacio de la
experiencia un paisaje completamente absurdo cuando las líneas difusas de sus
límites desaparecen, provocando que esas mismas certezas pierdan confianza por
ese lugar entre mágico y oscuro donde circulan las ficciones del arte.
Cuando usted coloca en Google el nombre de este
señor, la información es contradictoria. Es como la antesala al universo
remasterizado del Doctor Jekill y el Señor Hyde; pues de una parte la página
web de Schmidheiny se encarga de describir a un señor de muy buenos modales que
hace filantropía en América Latina. De otra parte, la información sacude al
lector con toneladas de documentos que hablan del juicio de Turín y la condena
que se le ha propinado al bueno de Schmidheniny, como dueño y último heredero
de una dinastía que estuvo envuelta en el negocio de Eternit, es decir asbesto,
durante buena parte del siglo XX.
A partir
de ese momento, mi interés se dirigió a desenredar esta enorme madeja de
información relacionada con el asbesto y todas (en la medida de lo posible) las
mentiras y verdades escondidas detrás de esta poderosa industria que movió
miles de millones de dólares durante el siglo XX y que aún continúa haciéndolo
en los países emergentes, del cual Colombia no es la excepción (2).
Comprender
los procedimientos de esta industria durante todo un siglo es también entender
un poco la mente de un coleccionista, y los eventuales propósitos que lo
llevaron a sembrar toda una estrategia alrededor del arte latinoamericano de
las últimas décadas, a pesar de que Hans - Michel Herzog pretenda poner a Stephan
Ernest Schmidheiny por fuera de cualquier vínculo con esta colección ¿es el arte un modelo refinado que la vida
contemporánea subasta para acceder y comprar indulgencias?
Entender
de dónde viene el dinero que paga esta fiesta del arte y de donde salen los
cheques que alimentan los sueños de los artistas, es encontrar una perspectiva
para entender un poco la lógica de la modernidad europea construida sobre las bases del progreso, la libertad y la
civilización. Este progreso en su momento se llamó asbesto y podría
llamarse otros mil inventos, otras novedades, otras libertades, sean estas de
carácter científico, económico, social o cultural.
Cuando
pienso que el discurso de las vanguardias históricas siguieron la lógica de los
movimientos del capital, en algunas ocasiones producto de unas estrategias que
actuaban en contracorriente pero que eran capturadas y reencausadas de nuevo
por el capital, gracias al poder económico del coleccionismo, no puedo pasar
por alto -de acuerdo con McCulloch & Tweedale- que el pico de la industria
del asbesto en Norte América y Europa occidental coincidió con lo que algunos
economistas llaman la “Edad dorada del
capitalismo” (1945-1972) y en ese sentido, el asbesto es un símbolo de la
modernidad industrial y la proyección que causó a la división global del
trabajo (3), y de esta manera, un precursor del capitalismo sin fronteras, que
sirve de plataforma para establecer los modelos que terminaron siguiendo
ciertos discursos y formas de circulación del arte contemporáneo amparados en
la globalización post naciones.
De manera
curiosa o coincidencial, estaba trabajando en la traducción del texto que
Andrea Fraser había enviado a la Bienal del Whitney del año 2012 y que lleva
por título “There’s no place like home”.
Al
comienzo Andrea cuenta que lleva sin visitar exposiciones ni museos desde hace
un buen par de años y para justificar esta postura dice:
Entiendo esta posición como
producto de mi distanciamiento del mundo del arte y sus hipocresías, lo que me
ha permitido hacer una carrera por fuera de las presiones expositivas. Le he otorgado
a la crítica institucional el papel de juzgar a las instituciones del arte
contra las pretensiones críticas de sus discursos legitimadores, sus auto-representaciones
como lugares de impugnación y sus relatos de radicalidad y revolución. La
flagrante, persistente y al parecer siempre creciente separación que se da,
entre estos discursos de legitimación -sobre todo en sus reclamos críticos y
políticos- y las condiciones del arte en general, así como mi propio trabajo,
se me hacen tan profunda y dolorosamente contradictorios como fraudulentos.
Al
finalizar el texto, en las notas aparecía una referencia a otro artículo
que la Fraser había publicado en la revista alemana Text zur kunst en
septiembre del año 2011 titulado “L’1% C’est Moi”, en
donde establecía esa relación entre el gran dinero de los coleccionistas y el
arte. Buena parte de los coleccionistas analizados habían tenido su cuota de
responsabilidad en la crisis financiera e hipotecaria del año 2007, lo que
perspicazmente le permitía a Andrea Fraser afirmar lo siguiente:
¿Cómo
ganan su dinero los más importantes coleccionistas del mundo? ¿Cómo se
relacionan sus actividades filantrópicas con sus operaciones económicas? y ¿qué
significa coleccionar arte para ellos y cómo esto afecta al mundo del arte? Si
nos fijamos en los ingresos de esta clase social, es evidente que sus ganancias
están sustentadas en el crecimiento de la desigualdad del resto de la
humanidad.
Esta
redistribución del capital en cambio, tiene una influencia directa sobre el
mercado del arte: entre mayor sea la brecha entre ricos y pobres, mayores son
los precios de este mercado. Excepto para los seguidores incondicionales de las
teorías que apoyan la exención de impuestos al gran capital, está
suficientemente claro que por ahora, lo que ha sido bueno para el arte, ha
sido desastroso para el resto de la humanidad.
Comprendí
inmediatamente la pertinencia de estas palabras con el tema regional de la
colección Daros Latinoamérica, su propietario detrás de bastidores y los
probables objetivos que una organización de este tipo pretende buscar, al
invertir tanto dinero en esta aparente noble causa del arte de la región.
Con el
derrumbe de la industria del asbesto en los países europeos, el bueno del Sr. Schmidheiny buscó empezar a trasladar
sus inversiones hacia esta región del continente americano. Ya era famosa la
participación de su empresa familiar en plantas de Eternit a lo largo de
América Latina, como por ejemplo en los negocios de reconstrucción de Managua
tras el terremoto en 1976, cuando aliados con el general Somoza crearon una planta de Eternit en Nicaragua.
Igualmente,
durante la dictadura de Pinochet, una
ley que desconocía todos los anteriores tratados entre la comunidad Mapuche y
los winkas (blancos), impuso la división de las tierras entre los miembros de
las comunidades indígenas, terminando con la propiedad colectiva; de tal manera
se crearon campos familiares demasiados pequeños para ser rentables (4) lo que allanó el camino para que inversionistas y
terratenientes como Schmidheiny se
hicieran a varios miles de kilómetros cuadrados de selva virgen comprada a
precios muy bajos a los indios Mapuches, quienes en ese momento de la dictadura
se vieron obligados a vender. “Ya no
existen mapuches, porque todos somos chilenos” decía Pinochet en 1979.
Hoy en
día estas tierras producen buena parte de la madera que consumimos en América
Latina bajo el nombre de Masisa, la cual pertenece a Forestal Millalemu
controlado por un holding llamado Terranova, con un patrimonio forestal en
Chile sobre 120.000 hectáreas distribuido entre la VIII y IX Regiones y con
inversiones forestales además en USA, Brasil y Venezuela que suman un total de
295 mil hectáreas en predios forestales con operaciones industriales
adicionalmente en México y EE.UU., convirtiéndolo en el mayor productor de
aglomerados en América Latina, con una capacidad de producción anual de 2.3
millones de metros cuadrados en tableros de madera, molduras y puertas (5). Obviamente el bosque virgen ha
desaparecido (6), y con ello la flora y la fauna
en general porque estas plantaciones no son bosques sino cultivos y no sólo son
cultivos, sino que son monocultivos forestales de rápido crecimiento,
implantados a gran escala (7). El mayor error precisamente es
ese: calificar de bosques a estos monocultivos y más grave aún, Forestal
Millalemu ha realizado con la Genfor SA experimentos con pinos transgénicos en
Chile, sin ningún control. (8)
Cuando
pensé en los artistas que hacen parte de esta colección, y especialmente en
aquellos que manejan contenidos socio políticos en sus obras, pude comprender a
cabalidad lo que dice Andrea con una buena dosis de sonrisa irónica grafitiada
en mi rostro - entre hiperreal y difusa: lo
que es bueno para el arte ha sido desastroso para el resto de la humanidad.
Las
conjeturas que uno puede hacer en este tema son amplias y difícilmente pueden
ser evacuadas en un solo artículo, por lo que voy a dividir esta investigación
en varios capítulos y el primero estará dedicado a desentrañar la historia del asbesto, de Eternit Suiza manejada por
esta familia y sus socios agrupados en la SAIAC, y claro, la relación con este
material venenoso: el asbesto.
El
segundo capítulo que será publicado en febrero, cuando Esfera Pública reanude
sus labores, analizará las relaciones discursivas y conceptuales de algunos
artistas que hacen parte de esta colección (Luis Camnitzer, Alfredo Jaar, Doris
Salcedo, Miguel Ángel Rojas y José Alejandro Restrepo) y las situaciones que se
pueden desprender cuando miramos sus discursos y objetos a la luz de las
historias que se esconden detrás del dinero que alimenta este teatro de
ficciones llamada Daros Latinoamérica.
¿Y por
qué me atrevo a decir esto? Mientras los artistas defienden unas cosas de
una parte, la compañía que compra sus obras y promueve a estos artistas, hace
exactamente lo contrario por otra parte.
En este
largo conjunto de hechos y situaciones que componen esta cadena productiva
relacionada con los mercados sensibles del arte y la estética contemporánea,
pareciera existir algo que definitivamente no funciona, porque mientras desde
el campo de la producción se plantean determinados temas sensibles para la
sociedad en general, el camino final de las obras y su conversión en artículos
de lujo por el mercado del arte pareciera desdibujar completamente los
contenidos iniciales de las obras de arte, y aún más, reducir el papel del artista al de un cínico jugador
en este mercado que prefiere ignorar estas cosas que suceden a su alrededor,
para poder continuar alimentando sus arengas estéticas sin que deba ni tenga
que asumir ninguna responsabilidad ética por ello.
Todo principio revolucionario de
la obra de arte, como dispositivo no controlado por el statu quo, termina en la más simple y banal
domesticación por parte del gran capital o manipulado por la “manufactura
del disenso” para emplear las palabras de Michel Chossudovsky, (9) especialmente cuando este
capital ha sido forjado mediante el engaño y el delito si nos atenemos a las
conclusiones que deja el Juicio de Turín.
No hay
que olvidar aquí otro componente de la fundación Daros: el subsidio que le
ofrece a instituciones como “Lugar a dudas” dirigida por Oscar Muñoz y muy
probablemente su apoyo a “FLORA”, el proyecto liderado por José Roca.
Como es
de suponer, nadie dirá nada. Cuando publiqué el artículo sobre el Museo de la
Universidad Nacional no hubo un solo pronunciamiento, ni siquiera de los
propios afectados por las políticas verticales de María Belén Sáez de Ibarra
¿Alguien se atreve a morder la mano que le da de comer? La lógica común dice
que no, así la mano sea una mano genocida, como es el caso de la industria del
asbesto a lo largo del siglo XX en Europa, Canadá, EE.UU., Japón, África o
América Latina.
Primera Parte
El dinero sucio de Eternit
financia
la buena conciencia del arte:
la
colección DAROS LATINOAMÉRICA
Eternit
ha sido a lo largo de su historia varias cosas a la vez; ha sido el nombre de
decenas de empresas fabricantes y decenas de productos para la industria de la
construcción, ha sido un grupo industrial multinacional dominante, dos
conglomerados mundiales del asbesto, una marca, una patente y un término
genérico; la palabra “Eternit” se utiliza en muchos mercados para denotar una
gama de productos en asbesto cemento para la construcción, independientemente
de la marca. Pero Eternit es más, mucho más de lo que podrá describirse en el
siguiente capítulo; durante los últimos cien años, estas siete palabras han
llegado a representar un proceso de producción que consume y escupe a los seres
humanos como parte de sus ciclos de fabricación. (10)
Stephan
Ernest Schmidheiny nació en Heerbrugg al este de Suiza, ubicado en el cantón St
Gallen, el 29 de octubre de 1947 en el seno de una de las familias más
prósperas, tradicionalmente unidas al floreciente mundo de los negocios en la
siempre próspera Suiza.
Según la
revista Forbes, ocupa el puesto 442 en su lista de adinerados y es por ello, el
quinto hombre más rico de Suiza con dos mil setecientos millones de dólares. (11)
La marca
Eternit estuvo asociada a este apellido durante todo el siglo XX y en este
siglo, parece estarse convirtiendo en una pesadilla que viene a recobrar su
dosis de justicia frente a la enorme estela de muertes que el asbesto ha dejado
en miles de empleados que trabajaron en las fábricas que los Schmidheiny se
encargaron de sembrar a lo largo del planeta.
En la
antigüedad el asbesto era usado con objetivos “mágicos” y “rituales”.
Una creencia popular decía que el asbesto conseguiría ser la “lana de la
salamandra”, el animal que podía desafiar el fuego sin sufrir daño. (12)
El
asbesto es el nombre genérico que se le da a un grupo de minerales fibrosos. En
pocas palabras es una roca que se extrae del suelo. Existen dos tipos de
asbesto: el serpentino y el anfíbolo. El crisotilo (o asbesto blanco) es el
único miembro de los serpentinos y es explotado principalmente en Rusia,
Canadá, China, Brasil y Zimbabwe. El grupo de los anfíbolos incluye, entre
otros, dos importantes especies en su comercialización: la amosita (el asbesto
marrón) y la crocidolita (asbesto azul) que fue explotado durante el siglo XX
especialmente en Sudáfrica. Otros asbestos de la familia de los anfíbolos son
la antofilita, la tremolita y la actinolita. Todos los asbestos se dividen
longitudinalmente en fibras y es esta facultad de hacerse fibroso que
combinadas con su resistencia al calor y su dureza, que lo convierten en un
material muy útil. Estas fibras del asbesto pueden seguirse dividiendo hasta
niveles moleculares. (13)
Cuando se
frotan las fibras del asbesto con los dedos, estas humean produciendo una
pequeña nube de polvo compuesta de fibras de inimaginable fineza. En algunos
casos para observar estas diminutas fibras se requiere de microscopios
electrónicos, lo que facilita su inhalación sin que provoquen ningún tipo de
irritación en las vías respiratorias en el corto plazo. Es en el largo plazo,
que el asbesto es capaz de producir tres tipos de enfermedades relacionadas con
este mineral: Asbestosis (cicatrización pulmonar), cáncer de pulmón
(revestimiento de las paredes que componen las vías respiratorias de los
pulmones) y mesotelioma (revestimiento pleural o peritoneal). Aunque también puede
producir otro tipo de cánceres como son los tumores gastrointestinales. (14)
A
comienzos del siglo XX, el austríaco Ludwig Hatschek inventó un proceso
mediante el cual se combinaban las fibras del asbesto con cemento para producir
asbesto - cemento (AC), un material con excelentes propiedades técnicas que
podía utilizarse en múltiples aplicaciones.
Como el
asbesto iba a “durar siempre”, Hatschek bautizó el proceso con el nombre de Eternit,
en alusión a su carácter eterno, y procedió a vender la patente a empresas de
todo el mundo, muchas de las cuales adoptaron el nombre de Eternit. (15) De esta manera Hatschek empezó a vender “franquicias” de su
invento “Eterno” y durante los siguientes 60 años se vendieron licencias a
empresas que se establecieron en Bélgica, Suiza, Italia, Francia, Reino Unido,
Alemania, Chile, Holanda, Argentina, Hong Kong, Uruguay, China, Nigeria, y la
India. (16)
El
asbesto está presente en las tejas que techan las casas y en los tanques de
reserva de agua a nivel doméstico e industrial, en las tuberías que transportan
agua, las fibras de asbesto se mezclan con las baldosas para pisos en vinilo,
como aislante en las refinerías de petróleo, en hospitales, buques de guerra,
cinemas y viviendas. Era usado en los países europeos y norteamericanos y sigue
siendo usado en países emergentes con productos en plástico y caucho, aparece
mezclado con adhesivos, con cementos, pinturas y selladores. En los automóviles
aparece mezclado en las juntas, las culatas, chispas de encendido, aislantes de
las tuberías de escape, radiadores y frenos de disco. Algunos usos exóticos se
podían y se pueden seguir viendo en los filtros para cigarrillos, paños de
cocina, hilos para suturas quirúrgicas, billetes, fieltros para pianos, mesas
para planchar, boinas, delantales, tampones y filtros, recipientes y coladeras
para el arroz, la sal, la cerveza y el jugo de naranja. (17)
Mientras
el consumo de asbesto ha empezado a estar restringido especialmente en los
países desarrollados (18), se cultivan nuevos mercados en
las economías en desarrollo. Así en los últimos años, han aumentado
considerablemente las ventas de productos derivados de asbesto -cemento en la
India, Pakistán, Indonesia y Tailandia. Aunque es de sobra conocido que la
exposición al Asbesto puede causar la muerte, los productores de asbesto siguen
defendiendo su uso seguro y negando la existencia de alternativas confiables
para la salud humana. (19)
De
acuerdo con Fiona Murie, en ese momento responsable de Salud y Seguridad de la
Federación Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (FITCM),
el concepto de “uso controlado” es una broma de mal gusto.
Desde el
momento en que el asbesto cemento fue inventado, empezaron a aparecer reportes
hablando que las fibras de este mineral causaban enfermedades pulmonares. En
1918 la oficina de estadísticas laborales de los EE.UU. fue bastante lejos al
publicar un informe donde se registraba que un número importante de compañías
aseguradoras de EE.UU. y Canadá se rehusaban a vender pólizas de seguros a los
trabajadores del asbesto, cuyas estadísticas empezaban a mostrar una alta tasa
de mortalidad prematura entre ellos. (20)
La
primera mención de reclamaciones por daños contra una empresa de asbestos data
de 1929. La empresa en cuestión era Johns - Manville. Estas reclamaciones por
daños llevaron a las aseguradoras a proveer pólizas contra riesgos laborales. (21)
El
interés científico aumentó después de la publicación en 1924 de un artículo
sobre fibrosis pulmonar relacionada con asbestos en el British Medical Journal.
Desde 1927, un número creciente de artículos aparecieron en Inglaterra y el
término Asbestosis fue utilizado por primera vez. (22)
En ese
momento ante la falta de microscopios y auscultaciones anatómicas precisas, las
enfermedades pulmonares con frecuencia terminaban siendo diagnosticadas como
tuberculosis. Esta confusión existía también en relación con el silicio y la
silicosis, cuando ya esta era considerada una enfermedad ocupacional. En los
años 30 y 40 del siglo XX, más artículos se publicaron sobre la asbestosis,
relacionados tanto con la enfermedad como con el número de víctimas. (23)
Nadie
sabe con precisión cuántas vidas humanas se han perdido a causa del uso
indiscriminado del asbesto en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (24) calcula que más de 125 millones
de personas en el mundo están expuestas al asbesto en términos ocupacionales, y
cerca de 107.000 personas mueren cada año debido a su empleo en entornos
laborales. Uno de cada tres cánceres ocupacionales es provocado por el asbesto
y el profesor Joe LaDou de la U. de California es aún más pesimista: la
epidemia cancerígena del asbesto puede arrastrar 10 millones de vidas antes de
que sea prohibido a nivel mundial y su exposición sea reducida a cero. (25)
La
historia del imperio Schmidheiny se inició en Heerbrugg, un pequeño pueblo en
el valle del Rin ubicado en la parte oriental de Suiza. Jacob Schmidheiny (1838-1905),
el abuelo de Max Schmidheiny, fue el hijo de un sastre y era originalmente un
tejedor de seda (26). Después de su intento como fabricante textil, estableció
una serie de fábricas de baldosas, a partir de 1870. Antes de eso había
comprado el castillo de Heerbrugg con un préstamo obtenido de un extraño
virtual; el castillo permaneció bajo propiedad de la familia hasta principios
del siglo XXI. En 1906, Ernst Schmidheiny (1871-1935), el hijo de Jacob
anciano, empezó la producción de cemento. Esto a la larga conduciría a la creación
del vasto conglomerado global de los Schmidheiny: Holderbank; el nombre se
deriva de una zona donde se encontraba una fábrica que Ernst Schmidheiny había
adquirido antes de la primera guerra mundial. (27)
El uso
más importante del asbesto, sin duda, ha sido en la producción de asbesto
cemento utilizando el método patentado por Hatschek en 1900. El asbesto-cemento
consiste generalmente de 10% a 20% de asbesto con casi todo el resto de
cemento. A este respecto, es importante señalar que el empresario suizo Ernst
Schmidheiny tenía ya en 1910 establecido un cartel del cemento en Suiza, y en
1930 logró por medio del holding financiero Holderbank, llevar los intereses
del cemento a todos los rincones del planeta bajo su control. (28) De esta manera Holderbank jugó
un papel importante en la expansión de Eternit Suiza.
En 1929, Ernst
Schmidheiny (Tío de Stephan Ernest Schmidheiny), de Eternit Suiza, junto a la
multinacional inglesa del asbesto Turner & Newall (T&N) crearon el
cartel internacional de los productores de asbesto-cemento, al cual
pertenecerían las grandes compañías internacionales asociadas con esta
industria: Johns-Manville de USA y propietario de las más grandes minas de asbesto
en Canadá, y las diferentes subsidiarias de Eternit en Europa continental
controladas especialmente por las familias Schmidhieiny de Suiza y Emsens de
Bélgica, que pensaban que competir por materias primas y mercados no era tan
rentable si no estaban debidamente organizados para controlar la explotación,
la producción, la distribución de los mercados y los precios de manera
concertada, la cual terminó llamándose SAIAC (una abreviatura de Sociétés
Associés d’Industries Amiante-Ciment) que contaba con su centro de operaciones
directamente en Suiza.
La
cooperación en áreas de mutuo interés les permitía fijar precios, crear esferas
de influencia, coordinar la investigación “científica” y promover de manera
concertada la propaganda en defensa de los intereses de la industria. El hecho
de que estos métodos industriales pudieran ser ilegales en algunos países, e
inmorales en otros casos, no fue motivo de aprehensión para que el lobby
corporativo consiguiera su objetivo final: convertir las fibras mortales del
asbesto en una máquina despiadada para producir dinero. (29)
Turner
& Newall Ltda., el principal grupo de asbesto del Reino Unido, mostraba su
orgullo de pertenecer a este cartel, refiriéndose a él en un informe anual de
la empresa como una “Liga de las Naciones en miniatura”. (30)
Hoy en
día, agresivas campañas de mercadotecnia, apoyadas por millones de dólares
obtenidos del asbesto, se dirigen a los responsables de la toma de decisiones y
el incremento del consumo de asbesto en países que disponen de escasa
información sobre las consecuencias a largo plazo de la exposición a esta
sustancia, que carecen de legislación específica sobre ella o no aplican la que
tienen, que no llevan a cabo inspecciones oficiales de los lugares de trabajo y
que no cuentan con mecanismos de indemnización, servicios sanitarios ni
seguridad social. La vulnerabilidad de los trabajadores de la construcción en
estos países hace que su explotación sea algo rutinario; con frecuencia
analfabetos, muchos de ellos viven con sus familias en las obras o al lado de
las carreteras. (31)
El 13 de
febrero del 2012, el Sr Stephan Ernest Schmidheiny (65 años) y su socio el Baron
Jean-Louis de Cartier de Marchienne (90 años) fueron sentenciados a 16 años de
prisión por una corte italiana de Turín, el primero como propietario del grupo
industrial Eternit Belga-Suizo (ETEX) que a su vez era accionista mayoritario
de la subsidiaria italiana de Eternit, y el segundo quien aparece como director
y accionista minoritario de Eternit Italia, por haber provocado “una catástrofe
ambiental y sanitaria permanente” y haber violado las reglas de seguridad en
sus fábricas. En esta sentencia aparecen como responsables de la muerte de unas
3.000 personas, ex obreros o habitantes de cuatro localidades donde Eternit Italia
tenía sus fábricas desde 1976 a 1986, proceso que se inscribe en una
movilización social penal de cerca de medio siglo cuyo núcleo básico fueron y
siguen siendo los obreros que trabajaron en la fábrica Eternit de Casale
Monferrato como actores colectivos.(32)
Este caso
representa un largo itinerario recorrido por la industria del Asbesto, los
trabajadores y víctimas del uso del asbesto en entornos laborales, básicamente
por el conocimiento que existía por parte de las directivas de la industria del
asbesto de que su uso era mortal. Precisamente el juicio de Turín se ha
encargado de sentar un precedente importante a escala universal de esta
problemática bastante desconocida en nuestro país.
La
industria, cebada por las oportunidades que le ofrecía el hecho de trabajar
como un cartel, acostumbraba a realizar encuentros para rastrear y perfeccionar
“estados del arte” y de esta manera afinar sus estrategias contra el “enemigo.”
En un
informe desclasificado de los archivos de T&N de la conferencia que hizo la
industria durante los días 24 y 25 de noviembre en 1975 en la ciudad de
Londres, se pueden leer y extraer las siguientes perlas de un amplio sumario de
estrategias que aparecen en el índice de este informe: en la página 5 la
conferencia del Doctor W. J. Smither llevaba por título “Uso del asbesto –
nuevos avances en la investigación médica”, la página 26 estuvo dedicada a “La
salud y asbestos – Pasado y presente en Holanda” a cargo de Mr. A. R. Kolff van
Oosterwijk (sic), la página 30 “reporte de la delegación de Alemania
occidental” a cargo de Mr. G. C. Schmidt, la página 45 “Breve resumen de la
situación actual en Italia y sus prospectivas” dictada por Mr. A. Calamandrei,
en la página 53 el conferencista, Mr. W. P. Howard tituló su charla “Acciones
tomadas en el Reino Unido para defender el asbesto” y en la página 61, en la
ponencia que dictó Mr. W. P. Raines su título era “Breve resumen de los ataques
contra el asbesto y nuestras defensas en USA”.
Mr. M. F.
Howe (Deputy Chairman, Asbestos Information Committee) en las palabras que
pronunció para darle la bienvenida a este encuentro dijo:
“El hecho
de que 35 de nosotros estemos aquí presentes viniendo de 11 países, subraya la
importancia de los temas que aquí vamos a discutir. Hablando para los delegados
del Comité de Información sobre Asbestos (The Asbestos Information Comittee) y
el Concejo de Investigación sobre Asbestosis (Asbestosis Research Council),
estamos seguros de que podremos beneficiarnos en buena medida del intercambio
de ideas e información. Espero que los delegados de los otros 10 países,
igualmente resulten beneficiados.
Todos
estamos conscientes de que esta conferencia tiene lugar en un momento crítico
dentro de la historia de la industria del Asbesto. En Norte América, en Gran
Bretaña y en otros países europeos, fuertes ataques contra el asbesto y sus
usos continúan dándose en la prensa, la televisión y la radio. En estos países
y muchos otros, los ministerios gubernamentales muestran un interés creciente
en las fábricas y otros tipos de regulaciones que tienen que ver con el
asbesto. El interés en el aspecto de la polución ambiental es probablemente –
por el momento – un asunto que apenas anda en pañales. Estos son los temas que
debemos discutir durante nuestra conferencia”.
Durante
la segunda guerra mundial, en la mejor época del nacionalsocialismo alemán,
Eternit Suiza logró inscribir su empresa que quedaba en las afueras de Berlín
(Deutsche Asbest-Zement Aktiengesellschaft, DAZAG) en el registro de las
empresas del Reich que eran importantes para la economía de guerra de aquel
momento, y que les permitió surtirse de mano de obra en sus fábricas con
prisioneros de guerra venidos de países invadidos por las fuerzas alemanas para
ser convertidos en una especia de esclavos de la modernidad.(33) Esta versión, continúa siendo
negada por la familia Schmidheiny, a pesar de la evidencia que aparece suficientemente
documentada en el libro de María Roselli (34) que lleva por título “Die
Asbestlüge, Geschichte und Gegenwart einer Industriekatastrophe”, del cual
existen traducciones al inglés (The asbestos lie, 2007), francés (Amiante &
Eternit : Fortunes et forfaitures, 2008) y al español (La mentira del amianto,
Fortunas y delitos, editado por ediciones del Genal en Málaga).
Para su
investigación, María Rosselli logró localizar a Nadja Ofsjannikova con 85 años
cumplidos para el momento de la investigación, residenciada en Riga (Letonia);
ella había sido forzada a trabajar en la planta de Eternit en Berlín en 1943.
En su relato Nadja Ofsjannikova cuenta:
En 1942,
cuando tenía 19 años fui llamada por la comandancia militar y hacinadas y
pasando mucho frío nos transportaron a Alemania (…) a una fábrica de
amianto-cemento. Allí nos alojaron en barracas. El trabajo en ese campo era
superior a nuestras fuerzas. La nave en la que trabajábamos no tenía tejado y
el frío era terrible. En ocasiones solo deseaba morirme. Lloré muchísimo. La
fábrica en que trabajaba se llamaba Eternit (…) era igual que un campo de
concentración, llevábamos números y teníamos que enseñar nuestra ficha
continuamente. (…) teníamos que trabajar aun estando enfermos, doce horas al
día, seis días a la semana. En una ocasión cogí una neumonía, pero no pude
guardar cama (…) la alimentación en el campo era pésima: para desayunar nos
daban sopa de harina, a mediodía sopa de remolacha y por la tarde cien gramos
de pan con un poco de margarina (…) la vigilante de la barraca nos observaba
todo el tiempo y cuando no obedecíamos nos molían a palos. A veces me pregunto
cómo pude soportar tanto sufrimiento (…). En Abril de 1945 volvieron a
bombardearnos, pero por suerte pudimos refugiarnos en el sótano (…) En 2000,
cuando me enteré que las personas que habían sido forzadas a trabajar recibían
una indemnización me dirigí al Archivo, pero allí constaba que yo había ido
voluntaria al campo. Envié una carta a la fábrica Eternit, pero no recibí
contestación alguna.(35)
A pesar
de los documentos que María Roselli encontró en archivos alemanes que
demuestran que la Sra. Ofsjannikova trabajó para Eternit como empleada esclava,
el vocero de Stephan Ernest Schmidheiny - repito - continua negando que tal
práctica haya tenido lugar.
En 1930,
Eternit Suiza compró una serie de pequeñas minas localizadas en Sudáfrica,
creando Everite. En el libro se relata este paso de Eternit Suiza por el
Apartheid sudafricano, donde obtuvieron grandes beneficios económicos
contratando mano de obra negra barata, donde además de los oprobiosos salarios,
condenaban a sus trabajadores a una muerte laboral silenciosa frente a la cual
nunca mostraron interés de investigar.
En otro
aparte del libro que tomo de la web de Paco Puche, y no del libro directamente,
me permito trascribir la siguiente nota:
Y no
menos impresionante es la entrevista que la autora relata en el libro con un
sindicalista sudafricano. Se desarrolla así:
- ¿Cuáles
eran las condiciones de trabajo en las fábricas Everit, propiedad de los
Schmidheiny?, pregunta la autora.
- Era
completamente terrible –replica el entrevistado-: había polvo por todas partes
y nadie nos decía que fuese mortal: Cuando alguien enfermaba lo enviaban a su
“homeland” (36), pero nadie sabía de qué morían nuestros
compañeros.
- ¿Tenían
los trabajadores un contacto directo con la dirección de la empresa?
- Durante
años nos hicimos la siguiente pregunta ¿por qué la dirección de la empresa, en
especial los directores venidos de Suiza, evitan ir a las naves de trabajo? Fue
mucho tiempo después cuando comprendimos que no querían respirar el polvo;
sabían desde el principio que era mortal
-¿Explicó
la dirección de la empresa suiza por qué vendió la fábrica en 1992?
- La
razón era evidente: con el final del apartheid ya no podían seguir explotando a
los negros a los que pagaban mucho menos que a los blancos… a nosotros nos
metían en aquellas terribles casas obreras, en las que tuvimos que vivir
durante décadas sin nuestras familias (…) Esta es la razón por la que Stephan
Schmidneny abandonó su negocio con Sudáfrica. Puso pies en “polvorosa” antes de
que el nuevo gobierno le obligara a asumir sus responsabilidades. Le escribimos
a Suiza informándole con claridad que debía hacer frente a sus
responsabilidades e indemnizar a los enfermos y a las familias de los
fallecidos. No contestó, pero recibimos una carta de la dirección de su nuevo
holding, en la que nos comunicaban que habían actuado en todo momento según las
leyes sudafricanas vigentes (las del apartheid) y que por tanto no tenían
ninguna responsabilidad ni en el plano jurídico ni en el moral -La ley
sudafricana no permite que los trabajadores demanden a sus antiguos patronos-
(Entrevista a Fred Gonna, sindicalista sudafricano que trabajó 25 años en una
fábrica de los Schmidheiny).
En
efecto, desde 1942, y bajo el régimen del apartheid, trabajaron unas 55.000
personas para las distintas empresas de los Schmidheiny, la mayoría negros sin
derechos. Stepahn Schmidheiny se formó en la gestión empresarial en la firma
sudafricana Everite, perteneciente a la familia. Durante los años setenta
estuvo al mando de todas las fábricas Eternit que poseían en el mundo y fue
unos de los mayores accionistas de la empresa sudafricana Everite en los peores
años del apartheid, en la época en que el aparato racista de represión no
escatimaba ningún medio para mantenerse en el poder. Eran propietarios de minas
de crocidolita (amianto azul) que destaca por su potencial cancerígeno. (37)
Ni hablar
de la Nicaragua de Somoza, durante el terremoto que acabó con Managua: como
ángeles negros de la modernidad industrial, llegaron con sus inventos del
asbesto cemento para hacer negocios con el régimen y reconstruir el país
ofreciendo sus tejas, sus tuberías y sus tanques de agua a muy buenos precios,
mediante una empresa en la que compartieron sociedad con el dictador llamada
Nicalit. Los mayores beneficiados serían los pobres, sembrando de asbesto la
ciudad por doquier, como un buen retrato de muchas ciudades tercermundistas que
siguen creyendo en las bondades económicas de emplear este tipo de materiales.
De
acuerdo con Fernanda Gianassi de Brasil, la producción de Asbesto – Cemento en
Osasco, en el área metropolitana de Sao Paulo (Brasil) empezó en agosto de 1942.
Durante la dictadura militar y dadas las buenas relaciones que tenían con los
generales en el poder y su total apoyo, el negocio del asbesto cemento se
extendió a regiones apartadas, descentralizando el negocio del eje Sao Paulo -
Rio de Janeiro.(38)
A finales
de la última década del siglo XX (aunque la información sobre la fecha exacta
es contradictoria) el grupo Suizo se retiró del negocio del asbesto y Eternit
fue vendida, quedando bajo el control del grupo Saint - Gobain, codueño de SAMA
(S.A. Mineracao de Asbesto).
Sin
embargo, todo parece indicar que el grupo Suizo estuvo secretamente envuelto en
el negocio del asbesto hasta finales del 2001, de acuerdo a un testimonio de Élio
Martins; aunque la propaganda oficial niega cualquier relación hasta después de
comienzos de la década de los 90 en el siglo pasado.
La prueba
del comportamiento irresponsable de Eternit en Brasil es el hecho de que en
1987, el médico a cargo del tema de salud ocupacional en Eternit admitió
durante una inspección oficial por parte del GIA (Grupo Interinstitucional
sobre asbestos del Ministerio del Trabajo y Empleo) a la planta de Osasco, de
que se sabía de seis casos de enfermedades relacionadas con el asbesto. Aún
más, estaba claro que ninguno de estos casos había sido reportado al sistema de
salud brasilero o a las agencias de seguridad social, como lo requería la ley,
debido a decisiones que emanaban de los cuarteles oficiales en Suiza.
La orden,
que venía directamente desde Suiza era que los casos de trabajadores que
mostraran síntomas de enfermedades relacionadas con el asbesto tenían que ser
manejadas individualmente por sus propios abogados ante las cortes. Tales eran
las políticas de “responsabilidad social” de Eternit en Brasil.
Este
comportamiento de Eternit en su época de gloria por parte de sus directivas,
contrasta con el nuevo rol que terminó asumiendo Stephan Ernest Schmidheiny.
A
comienzos de los 90, Schmidheiny empezó a auto promoverse como “una persona de
negocios verde que resaltaba novedosos conceptos como “eco eficiencia”
“responsabilidad social” y “desarrollo sostenible”, conceptos estos que fueron hábilmente manipulados en la conferencia de la tierra, desarrollada
precisamente en Brasil, donde muchos empresarios se comprometieron con la
reorientación y aplicación de estas políticas en sus compañías. Un ejemplo de
ello es Eternit Brasil, donde la empresa se ha negado sistemáticamente a pagar
compensaciones decentes a sus trabajadores o a los miembros de sus familias a
causa de la exposición al asbesto en la inmensa planta en Osasco.
No existe un solo caso en donde Eternit haya
reconocido sus responsabilidades frente a las enfermedades relacionadas con el
asbesto o frente a los desastres ambientales que ha dejado a su paso, desafiando sus discursos de responsabilidad social, ecoeficiencia o
desarrollo sostenible
El monto
de las donaciones que ha hecho Stephan Schmidheiny ascienden a 1 billón de
dólares en América Latina, pero mientras esto ocurre, miles de empleados
alrededor del mundo tienen que vérselas en solitario, apoyados exclusivamente
en el soporte que sus familias les brindan, lidiando con una enfermedad que
lenta y dolorosamente acaba con sus pulmones, sin que exista una política clara
de responsabilidad por estos hechos.
Siempre
que la compañía o el propio Schmidheiny han hecho pagos por estas situaciones,
estas se dan bajo la figura de la compensación que exige al beneficiario
renunciar a sus derechos de demanda. Esta figura fue utilizada y se sigue
utilizando en Italia, país donde Schmidheiny tiene sus principales líos
judiciales. Durante la etapa del juicio buscó utilizar esta figura para
debilitar la coalición de intereses que lograron llegar unidos al juicio. Si
estos hechos son tratados en conjunto adquieren un nivel jurídico muy diferente
al que se da cuando son resueltos de manera individual. En este tema, la
jurisdicción italiana está introduciendo novedosos aspectos nunca antes
contemplados en las leyes laborales de carácter universal.
Desde el
momento en que la gente de Casale Monferrato empezó a construir su estrategia
jurídica - siempre unidos - Schmidheiny empezó a moverse rápidamente para
desarticular este movimiento.
Dentro de
sus estrategias apareció la idea de contratar una oficina de relaciones
públicas en Turín (GCI Chiappe Bellodi Associates), para hacerle seguimiento al
proceso. Todos y cada uno de sus actores empezaron a ser espiados, empezando
por el fiscal Guarinello. Una periodista infiltrada, pagada por la oficina,
reportaba todos los informes de prensa y todos los movimientos de los líderes
de Casale Monferrato que el caso producía. Bruno Pesce de AFEVA(39)
dice: Nos espiaba día tras día, asistiendo a todas las reuniones del
sindicato, haciendo preguntas sobre los procedimientos… Schmidheiny le pagaba a
Bellodi para que implementara estas prácticas en sus informantes…(40)
Durante
muchos años la evidencia de que el mesotelioma, la asbestosis y el cáncer de
pulmón eran provocadas por el asbesto fue una verdad que las grandes compañías
asociadas al negocio del asbesto sabían, pero hicieron lo imposible para que
esa verdad no llegara nunca a la opinión pública y mucho menos a sus
trabajadores. Y en este asunto reside la gran tragedia del asbesto, un mineral
que simboliza el progreso y las ideas de la modernidad industrial durante el
siglo XX, escondidas detrás de la infamia y el beneficio económico sobre la
vida de las personas.
Igualmente
cuando de verdades se trata, la industria del asbesto es una verdadera mina
para fabricarlas. De acuerdo con Laurie Kazan - Allen, la guerra del asbesto
queda suficientemente aclarada en un documento desclasificado del Instituto del
Asbesto donde se puede leer: “El asunto del mensaje es el siguiente: Reporte
de GUERRA. Luego del derrumbe de la demanda del asbesto por los países
occidentales, los productores han montado una campaña global para proteger los
mercados restantes y desarrollar nuevos mercados. El acceso a un fondo generoso
de los partidarios del asbesto ha permitido que los grupos de presión pro -
crisotilo bombardeen a los oficiales del gobierno y a los periodistas de los países
en vías de desarrollo con ofertas de “soporte técnico” y viajes gratis a
Canadá; una máquina de propaganda bien montada asegura a los funcionarios
del gobierno y a los consumidores que el asbesto puede usarse con “seguridad
bajo condiciones controladas,” a pesar de la vasta evidencia científica y
médica que demuestra lo contrario.
Ante
estas avalanchas de desinformación y la experiencia de la industria en estos
temas, nada mejor que recurrir a los grandes medios amigos para continuar con
las mentiras. En algún momento la revista Forbes publicó un artículo dedicado a
Stephan Schmidheiny calificándolo como el Bill Gates de Suiza, un poco de
tiempo después de que el Fiscal italiano Rafaelle Guarinello lo acusara de
“desastre ambiental intencionado y permanente” y “negligencia intencional para
implementar medidas de regulación para cuidar la salud y la seguridad de sus
empleados”.
Después
de que este magnate del asbesto puso sus pies en polvorosa de Europa en
términos de inversiones, decidió volcar sus buenas intenciones en América
Latina, creando una fundación filantrópica llamada VIVA SERVICE (VIVA service representa el enlace
entre - Grupo Nueva y sus actividades sociales - la fundación Avina y sus
actividades ambientales y sociales.)
Paco
Puche de España, quien le ha hecho seguimiento a Avina dice al respecto: Sin
embargo, mi acercamiento como editor a esta obra no fue fruto de la indignación
y dolor del amigo perdido, sino la investigación sobre el magnate suizo Sthepan
Schmidheiny, uno de los hombres más ricos del mundo, que habíamos emprendido
hacía ya unos años mi compañera Isabel y yo mismo, tras la pista de una
fundación filantrópica denominada Avina fundada por el citado magnate. La
citada fundación dedicaba ingentes cantidades de dinero a hacer negocios con
los más pobres de la mano de ONGs y otros movimientos sociales, bajo el
marchamo de la responsabilidad social corporativa y de lo que hoy se llama
capitalismo verde. Entendíamos que esta fundación estaba penetrando los
movimientos sociales por arriba y esto implicaba desactivar las resistencias al
capitalismo, especialmente de Latinoamérica, utilizando como puente a los
líderes españoles. Entendíamos también que detrás de esta “generosidad” había
“gato encerrado”.(41)
De
acuerdo con la revista Época de Brasil, a la fundación Avina le resulta grato
resaltar su apoyo a los diferentes proyectos sociales y ambientales que apoya
en 12 países latinoamericanos, incluidos 130 proyectos en Brasil; sin embargo
Avina no ha donado un solo peso a la asociación de víctimas del Asbesto en
Brasil (ABREA).
Esta
fundación, cuando solicitó ayuda para su causa, recibió el siguiente mensaje de Geraldinho Viera, representante en su momento de Avina en Brasil:
“Recibimos
su aplicación para ayudar a la campaña que busca educar al público en general
para erradicar el uso del asbesto y para la creación de un centro especializado
en el tratamiento de las víctimas de este mineral. Debo informarle a usted que
este proyecto no se ajusta a los fines y objetivos de la fundación Avina”.
Entre los
muchos damnificados del asbesto que existen, está el testimonio de Joao
Francisco Grabenwerg, quien a los 77 años, 38 dedicados a Eternit y quien en su
momento caminaba con dificultad a causa de los problemas para respirar debido a
unos pulmones arruinados por el asbesto, se ganaba en su momento US$1.308 de
pensión. Residente en Sao Paulo y descendiente de familia austríaca recordaba
al joven Schmidheiny, quien acostumbraba a charlarle en alemán: “Su mayor
pecado fue no haber cerrado la planta, de esa manera nadie habría tenido
contacto con el asbesto” dice Joao.
En
Diciembre 19 de 2003, el mismo Joao le escribió una carta a Schmidheiny en
alemán, recordando a su compañero durante la época en que trabajó en la planta:
¿“Usted
recuerda señor, el tiempo de aprendiz que pasó en su fábrica de Osasco en
Brasil, cuando trabajó en el departamento y hacía las labores de los obreros y
los capataces? En ese tiempo estaba asignado al manejo de la empresa y
trabajábamos juntos en la fábrica, porque tenía un alemán fluido. Soy descendiente de austríacos y mi nombre es Joao Francisco
Grabenwerger. No sé si usted todavía se acuerde de este humilde servidor con
quien usted acostumbraba hablar de su pasión por el buceo, especialmente en el
mar mediterráneo. Estuvimos en el instituto Butanta que es famoso en el mundo
entero por su colección de serpientes vivas y la producción de suero contra la
mordedura de serpiente y otras vacunas.
Mi vida
como empleado en la planta de Osasco empezó en 1951 y trabajé ahí hasta 1989.
Creo que soy el único sobreviviente de esa época, aunque mis pulmones están
enfermos de una irreversible y progresiva asbestosis, con ensanchamiento
bilateral difuso de la pleura y placas bilaterales en el diafragma.
Soy uno
de un grupo de 1.200 ex empleados de Eternit quienes padecemos asbestosis.
Hemos creado juntos la Asociación brasilera de personas expuestas al asbesto
(ABREA), quienes con gran coraje y dedicación luchamos tanto en Brasil como a
nivel internacional por la prohibición del asbesto y justas compensaciones
económicas a las víctimas.
Permítame
hacerle una pregunta señor, ¿alguna vez leyó artículos sobre las víctimas del
nazismo en los campos de concentración? Aquellos que sobrevivieron recibieron
compensaciones económicas con todo el derecho posible de este mundo que les
asistía. Cuando nosotros, ex empleados, trabajábamos en Eternit, éramos
completamente ignorantes sobre el hecho de que trabajábamos en un campo de concentración
de asbestos.
Éramos
buenos empleados, dimos lo mejor de nuestras habilidades, con total orgullo y
dedicación para ayudar a construir el imperio del asbesto -cemento de la
familia Schmidheiny. Pero que conseguimos de la madre Eternit? Lo que conseguimos
fue una bomba con fusible de acción retrasada implantada en nuestros pulmones.
Talvés
usted no lo sepa señor, pero nosotros las víctimas de Osasco, aquellos que
seguimos con vida, constituimos una especie de seguro laboral para aquellos que
defienden la existencia de la compañía Eternit en contra de sus ex empleados,
humillándonos diariamente con propuestas ridículas que ustedes llaman
“compensaciones”, las cuales son insultantes para aquellos que tenemos el pelo
cano y la salud nos falla.
Sinceramente
espero recibir una respuesta de usted muy pronto, porque siempre me pareció que
usted y su familia no estuvieron informados acerca de lo que ocurría en las
fábricas, y además usted siempre me pareció una persona cuidadosa y respetuosa,
lo que ha sido confirmado por la revista Época en un artículo escrito por Alex
Mansur; así que le pido a usted, en nombre de las víctimas de Osasco, que nos
ayude a obtener la justicia que siempre hemos soñado para todos aquellos que
dieron su vida por usted, señor, su familia y sus negocios”.
Joao
Grabenwerger murió cuatro años más tarde en enero 16 de 2008, sin recibir nunca
respuesta a la solicitud que le hizo a Schmidheiny, su compañero de trabajo,
carta que esperó hasta el último día de su vida. Eternit le ofreció US$27.241
para que retirara su demanda legal por compensaciones. (42)
Cuando el padre de Stephan repartió la
herencia relativa a la organización, dejó en manos de este el control del grupo
suizo Eternit; sin embargo llevaba gerenciando el grupo desde 1975. Para 1985,
Eternit Suiza era ya propiedad de Stephan Ernest Schmidheiny y era en ese
momento el segundo vendedor más grande del mundo de asbestos, con operaciones
de asbesto cemento en 32 países que generaban unas ventas de 2 billones de
dólares. (43)
El grupo
suizo Eternit estuvo bajo el control de la familia Schmidheiny desde comienzos
de siglo, aunque pasó por una serie de reorganizaciones y cambios durante las
últimas décadas, entre ellos los enroques de propiedad entre hermanos, en el
año 2003 la era Eternit de los Schmidheiny llegó a su fin con la venta del
Holding Swisspor. (44)
Stephan
Ernest Schmidheiny anunció en 1981 que Eternit dejaría de manufacturar
productos con asbestos; a pesar de la molestia que esto causó en Max (su padre)
gradualmente la producción a partir del asbesto cemento fue cancelada. La
estrategia de salirse del mercado del asbesto contempló dos fases: una fue
remplazar los productos que tenían asbestos con materiales libres de este
mineral y la otra fue vender las compañías “sucias.”
Un
aspecto interesante para comprender las evoluciones de Stephan Ernest
Schmidheiny es analizar ese tránsito que lo lleva a deshacerse de la industria
del asbesto y mutar hacia una militancia capitalista, donde elementos asociados
a la economía verde aparecen como puntos centrales de su nueva caparazón.
Hago la
aclaración de que la movida por fuera del negocio del asbesto estuvo
determinada por una convicción simple: Europa había empezado a moverse hacia la
prohibición del asbesto y eso haría insostenible a esta industria. Sólo hasta
1981 Schmidheiny tomó la decisión de anunciar públicamente que el grupo Swiss
Eternit Group cesaba la manufacturación de productos que contuvieran asbesto. Mucho
antes de que su prohibición fuera eventualmente impuesta por la Unión Europea,
dice Schmidheiny en una especie de autobiografía titulada “My path - My
perspective”.(45)
Una
revisión a la cronología de la prohibición del asbesto, revela que ya antes de
1981 Suecia y Dinamarca empezaban a dar pasos firmes hacia una prohibición
completa de este mineral.
Desde
1972 Dinamarca había prohibido el uso del asbesto como material aislante y en
1976 Suecia adoptó recomendaciones para prohibir el crocidolito.
Unos
párrafos atrás Schmidheiny afirma que la seguridad sobre los efectos
cancerígenos en la salud humana no estaba completamente demostrada a nivel
científico. Es decir, existían dudas. Los asesores de la compañía creían que
los estudios científicos estaban llenos de contradicciones y en palabras de
Schmidheiny, la falta de claridad al respecto y de un consenso técnico, hacía
imposible una verdadera planificación y evaluación de los riesgos.
Sin
embargo, una revisión a la literatura médica sugiere lo contrario. Entre 1929 y
1935 los investigadores independientes identificaron los síntomas y las causas
de la asbestosis. Para 1940 la comunidad científica había establecido los
vínculos entre el asbesto y el cáncer de pulmón, y en 1959 el Dr. J. C. Wagner
había demostrado el vínculo entre el asbesto y el mesotelioma. (46)
El arma
más potente que utilizó la industria para defenderse del mesotelioma fue la
manipulación de la ciencia desde adentro, para crear dudas sobre la toxicidad
de este mineral.
Los
laboratorios Saranac, que estaban ubicados al norte del estado de NY, fueron de los primeros institutos que empezaron a
investigar las enfermedades ocupacionales. Saranac había sido fundado en 1880
por el Dr. Edgar Trudeau para el tratamiento de la tuberculosis, pero
rápidamente empezaron a investigar las enfermedades pulmonares. Bajo el
liderazgo del Dr. Leroy Gardner y más tarde del Dr. Arthur Vorwald iniciaron
una de las más importantes investigaciones en el campo de la medicina
relacionadas con la silicosis y la asbestosis, inevitablemente con la ayuda de
la industria.
Metlife
(una de las más grandes aseguradoras del mundo) junto al conglomerado del
asbesto aparecían entre los patrocinadores de Saranac y durante la década de
1930 comisionaron un sinnúmero de estudios al respecto. Aunque Gardner y sus
sucesores nunca llegaron a testificar en las cortes sobre los comportamientos
de la industria, la dependencia financiera de los laboratorios Saranac del
financiamiento externo influyó en los resultados de sus investigaciones.
En
Noviembre de 1936, Raybestos - Manhattan y Johns - Manville financiaron
investigaciones sobre la asbestosis en Saranac. Cuando tomaron esta decisión,
Vandiver Brown (asesor legar de Johns – Manville) escribió la siguiente nota al
entonces director de Saranac, el Dr. Gardner:
Entendemos,
además, que los resultados obtenidos serán considerados propiedad de quienes
están proveyendo los fondos necesarios para esta investigación, quienes
determinarán si se publican, en qué medida y de qué manera se harán públicos.
En el caso de que se considere conveniente que los resultados se hagan
públicos, el manuscrito de su estudio nos será presentado para su aprobación
antes de su publicación.
Bajo ese
código de favorabilidad, los resultados fueron utilizados para defender las
condiciones laborales de la época. Cuando los litigios aparecían, estos mismos
resultados se utilizaban para evidenciar que los empleadores no conocían los
riesgos. Si los resultados no les favorecían, estos eran suprimidos. Desde
comienzos de 1930, mientras los líderes de la industria como Johns - Manville y
T&N invertían en investigación, requerían a su vez de compañías médicas
para mantenerse al día de lo último en investigación y así enfrentar las
conferencias científicas.
En una
conferencia general de la industria textil del asbesto en junio de 1965, Kart
Lindell, presidente de Johns - Manville en Canadá decía con su buena dosis de
orgullo: “La información que posee la industria por parte de su personal médico
sobre los efectos biológicos del asbesto no ha sobrepasado las fronteras del
mundo”. La observación de Lindell era cierta: desde hacía más de 30 años Johns -
Manville, Raybestos Manhattan, Eternit y T&N conocían todo sobre el
asbesto. (47)
La
primera conferencia internacional que empezó a destapar de manera frontal la
olla podrida del asbesto fue realizada en el Waldorf Astoria en Nueva York en
octubre de 1964, frente a un auditorio de 300-400 delegados de la comunidad
científica internacional preocupada o conocedora del tema sobre el asbesto. Fue
aquí donde se disparó la alarma internacional de que el asbesto era una amenaza
a la salud pública. El hombre que dirigió la investigación fue el Doctor Irving
J. Selikoff, un judío de Nueva York descendiente de padres rusos quien
trabajaba para el hospital Monte Sinaí en Manhattan. El título de la
conferencia fue: “Efectos biológicos del asbesto”.
Selikoff
además de su trabajo en el Monte Sinaí tenía una clínica de su propiedad en New
Jersey, en medio de una comunidad perteneciente a la clase obrera. Fue allí
donde empezó a tratar pacientes que trabajaban en una planta de UNARCO (Union
Asbestos & Rubber Company) cerca de su clínica. Desde 1961, Selikoff había
pedido acceso a los registros médicos de los empleados de la compañía, lo cual está
siempre rechazó. En 1962, Selikoff contactó al Sindicato Internacional de
trabajadores del asbesto y aislantes para frío/calor, quienes inicialmente
sospechosos, terminaron accediendo a trabajar con Selikoff.
Gracias a
sus buenas relaciones que tenía en el Monte Sinaí, logró armar un equipo
envidiable de colaboradores, entre quienes estaban el Dr. E. Cuyler Hammond,
director de estadística y epidemiología de la sociedad americana del cáncer,
quien había publicado un amplio estudio que confirmaba las relaciones entre el
tabaquismo (otra industria que se demoró años en admitir los peligros de fumar
para la salud humana) y el cáncer de pulmón. Janet Kaffenburgh, investigadora
asociada, se encargó de seleccionar y preparar la lista de hombres que
participarían de la investigación. El patólogo Jacob Churg se encargó de
verificar las causas de la muerte a partir de información suministrada por el sindicato.
(48)
A pesar
de que la base de datos era relativamente pequeña (632), la investigación sobre
el uso directo de aislantes fabricados con asbesto fue contundentemente clara:
este tipo de aislantes eran mortales. El primer estudio publicado por Selikoff
en 1964 cubrió trabajadores que estaban sindicalizados desde 1943. Cuando estos
hombres fueron analizados en 1962, se encontró que excedían una tasa de
mortalidad superior al 25%, con una fuerte mortalidad más allá de la normal, no
solo de asbestosis, sino de cáncer de pulmón, mesotelioma y cáncer
estomacal/anal y rectal.
A partir
de este informe, la industria del asbesto se sintió amenazada y con su
investigación independiente, Selikoff desnudó a la industria americana del
asbesto, la cual había mantenido por décadas el mínimo interés de estudiar la
salud ocupacional de sus empleados, incluso en las grandes fábricas, sin hablar
de la industria de la construcción o la de astilleros.
Max
Schmidheiny, padre de Stephan Schmidheiny tildaba a Selikoff de “loco
excéntrico que hace investigación por dinero”, entre otras porque las
investigaciones de Selikoff pusieron a temblar una teoría que era la gloria de
Eternit, es decir, que el asbesto quedaba encapsulado con el cemento mediante
una “reacción química” (49) que se producía al momento de su
mezcla, eliminando su toxicidad, lo que lo hacía inofensivo para trabajadores
que cortaban las tejas o reparaban los frenos y embragues de los automóviles.
De hecho, las investigaciones empezaron a
demostrar que este tipo de trabajadores también adquirían mesotelioma, al igual
que los empleados de las fábricas, descartando que fuera necesario inhalar
toneladas de asbesto para adquirir sus enfermedades.
Al año
siguiente “The new England Journal of Medicine” volume 272, No. 272, puso en
lista al asbesto como determinador del mesotelioma. Después de esto, según la
revista, nadie podría decir que el daño y riesgo del asbesto no era conocido,
especialmente por la industria, quienes agrupados en el cartel de la SAIAC,
monitoreaban e intentaban controlar mucha de la información que se producía
desde el campo de la medicina en este asunto.
En este
tema los reyes son la industria y el gobierno de Canadá, quienes siempre
mantuvieron un interés especial en mantener viva la llama de este negocio
usando información mentirosa para desviar la atención pública. En una
intervención reciente que hizo Pat Martin en la primera conferencia organizada
por ADEVA en París en octubre de este año 2012, quien es miembro del parlamento
canadiense y tiene afectación de sus placas pleurales a causa de trabajar en
esta industria dijo: “Amo mi país, pero agacho la cabeza de vergüenza cuando
digo que Canadá exportó la miseria humana alrededor del mundo” llamando a la
industria canadiense del asbesto “endiablada y corrupta”… “la ayuda
gubernamental que les ofrecía el gobierno era bienestar corporativo para un
corporativismo que asesina en serie”. Una de las resoluciones salidas de la conferencia
ha sido la de enviar una carta a la primera Ministra de Quebec Pauline Marois
felicitándola por la “valiente posición adoptada por su gobierno de retirar la
ayuda financiera prometida a la Mina Jeffrey de asbesto”.
A todas
luces resulta concluyente admitir que esta industria basó su éxito en la
mentira y el engaño. No creo que existan todavía trabajadores en el mundo que
se atrevan a entregar su fuerza laboral por un salario y un esfuerzo que les
dejará como premio un cáncer de pulmón o un mesotelioma si previamente lo
saben, y si la industria hubiera dado a conocer desde un comienzo los riesgos
que esto implicaba para la salud humana, otras hubieran sido las perspectivas
económicas.
Es por
ello que me resulta desconcertante admitir sin una traza de completa
desconfianza, las cándidas aseveraciones de Schmidheiny en sus libros, textos,
y artículos periodísticos que lo pintan como un filántropo de la última
contemporaneidad, tan perfecto y bien intencionado como el arte que patrocina
bajo el eufemismo de Daros Latinamerica, y digo eufemismo porque en una
correspondencia que sostuve con el director de esta colección (Hans Michel
Herzog) me negó cualquier atadura entre esta colección y el Sr. Schmidheiny,
asegurándome que la Sra. Ruth Schmidheiny controlaba todo lo relacionado con la
colección latinoamericana. Y es cierto, en los documentos de creación de este
“noble” propósito el Sr. Schmidheiny no aparece de acuerdo a un documento que
me permito referenciar.
Ante la
pregunta que le hice de quién era la señora respondió que estan divorciados.
Se separaron justo en la epoca en la cual Ruth Schmidheiny y yo empezamos con
la colección Daros Latinamerica (sic).
Las
personas que aparecen en el documento mencionado de una u otra manera están
relacionadas con Stephan Ernest Schmidheiny y el documento tiene fecha del año
2001.
Supongo
que ante los hechos del juicio de Turín, cualquier vínculo habrá que negarlo,
para no hacerle daño a tan carismática y ecuménica labor que realizan con el
buen arte latinoamericano.
La pasión
de los Schmidheiny por el arte es una tradición de vieja data. En su
autobiografía dice: “Crecí en una familia amantes del arte. Mis padres
tenían una colección de grandes maestros franceses y flamencos, así como una
importante colección de Hodler. Además estaban familiarizados con muchos
artistas contemporáneos suizos” y más delante agrega: “mientras
trabajaba para la cumbre de la tierra, tuve dos perdidas personales muy lamentables:
mi padre y mi hermano Alexander murieron en el intervalo de unos meses entre
uno y el otro. Alexander me dejó su colección de arte. Con el fin de seguir sus
pasos y continuar coleccionando pinturas y esculturas de renombrados artistas
como Giacometti, Johns, Mondrian, Pollock, Rothko, Twombly y Warhol fue a la
vez un gran placer y un enorme desafío para mí. Lentamente llegué a la
conclusión de que la colección requería un manejo profesional y unos conceptos
claros que debían ser desarrollados para que me permitieran ubicar la
estrategia correcta con el fin de hacer nuevas adquisiciones, siempre por
supuesto, dentro de los niveles de calidad que Alexander y su socio habían
establecido. Así fue que en 1995 fundé Daros, una organización con sede en Zurich
y especializada en arte.
Hoy en
día, parte de la colección Daros se muestra al público en diferentes stands
ubicados en el complejo Lowenbrau en Zurich, una vieja cervecería que fue
remodelada para tal fin. Por mis relaciones cercanas con América Latina, mi esposa y yo creamos la
colección Daros-Latinamerica para ayudar a los artistas de la región y
ofrecerles la oportunidad de ganar reconocimiento en los mercados
internacionales tanto para ellos como para el arte de sus países. Nuestra tercera colección, Daros
contemporary, se enfoca en coleccionar y promover el arte joven de Europa”. (50)
Me permito citar igualmente dos notas de periódicos
que registran y certifican esa relación entre el sr. Schmidheiny y la Daros Latinoamérica.
Las notas periodísticas son del año 2006 y 2010,
muy posteriores a la creación de la Daros Latinamerica.
¿Por qué insiste el Sr. Hans Michel Herzog en negar
esta relación, si el propio Schmidheimy lo reconoce tal cual como acabamos de
leerlo?
Como me lo dijo un periodista Suizo experto en temas económicos y quien
conoce bastante bien a esta familia, tal vez no sea una mentira, pero la
declaración de Hans – Michel Herzog está bien lejos de ser la verdad.
Guillermo
Villamizar
Bogotá,
D.C., Diciembre de 2012.
(1)
Schmidheiny, Stephan. “My Path, My Perspective” - Autobiography. Publicado por VIVA Trust, January
2006 (Second Edition), p. 9.
(2) Disponible en internet: http://www.ibasecretariat.org/lka-asbestos-in-colombia-2012.php
(citado el 24-10-2012)
(3)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008, p. 19.
(4) Disponible en internet: http://www.mapuche.info/docs/trivero990420.htm
(citado el 18-11-2012)
(5) Disponible en internet: http://www.lignum.cl/noticias/?id=1122
(citado el 18-11-2012)
(6) Disponible en internet: http://www.ambiente-ecologico.com/ediciones/informesEspeciales/011_InformesEspeciales_InformeSobreForestacionEnChile.pdf
(citado el 18-11-2012)
(7) Seguel, Alfredo.
Radiografía al Conflicto Forestal en el Gulumapu. Pág 14.
(8) Disponible en internet: http://www.grain.org/es/article/entries/902-biotecnologia-en-el-sector-forestal-de-chile
(citado el 18-11-2012)
(9) Disponible en internet: http://www.globalresearch.ca/manufacturing-dissent-the-anti-globalization-movement-is-funded-by-the-corporate-elites/21110
(citado el 18-11-2012)
(11) Disponible en internet: http://www.forbes.com/profile/stephan-schmidheiny/
(citado el 18-11-2012)
(12) Rossi, Giampiero. La
lana de la Salamandra. Ediciones GPS. 2008.
(13)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008, pp. 2-3.
(14) Ibíd., p. 3.
(15) Amianto. El coste humano
de la avaricia empresarial. GUE/NGL. Bruselas, p. 8.
(16) R. F.
Ruers and N. Schouten. The tragedy of Asbestos (2005), p. 19.
(17)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008,. p. 18.
(18) Disponible en internet: http://ibasecretariat.org/alpha_ban_list.php
(citado el 18-11-2012)
(19)
McCulloch, op. cit., p. 9.
(20) R.F.
Ruers and N. Schouten. The Tragedy of Asbestos. Pág 13.
(21) Ibíd, p.
11
(22) Ibíd, p.
11.
(23) Ibíd.,
p.11.
(24) Disponible en internet: http://www.who.int/occupational_health/topics/asbestos_documents/en/index.html
(citado el 18-11-2012)
(25) Disponible en internet: http://ibasecretariat.org/lka-global-asbestos-panorama-questions-answers.php
(citado el 18-11-2012)
(26) See Hans
O. Staub, “Von Schmidheiny zu Schmidheiny,” Schweizer Pioniere der Wirtschaft
und Technik, Vol. 61 (Meilen 1994), for the rise of the Schmidheiny family.
Also see Werner Catrina, Der Eternit-Report, Stephan Schmidheinys schweres Erbe
(Zürich 1985).
(27) Eternit
and The Great Asbestos Trial. The Schmidheiny family imperium. Adrian Knoepfli.
IBAS. London. 2012, Pág. 21.
(28) Eternit
and The Great Asbestos Trial. Eternit and the SAIAC cartel. Bob Ruers. IBAS.
London. 2012, p. 15.
(29) Disponible en internet: http://ibasecretariat.org/lka_sex_secret_asb_lies_nov09.pdf)
(citado el 18-11-2012)
(30)
Eternit and The Great Asbestos Trial. Eternit and the SAIAC cartel. Bob Ruers. IBAS. London. 2012, p
16.
(31) Amianto. El coste humano
de la avaricia empresarial. GUE/NGL. Bruselas, p 9.
(32) Vogel, Laurent. El
significado excepcional del proceso Eternit en Turín. p. 1.
(33) Roselli, María. Amiante
& Eternit : Fortunes et forfaitures. Editions d´en bas. Lausanné. 2008, p,
94.
(34) Periodista Italiana
radicada en Suiza.
(35) Roselli, María. Amiante
& Eternit : Fortunes et forfaitures. Editions d´en bas. Lausanné. 2008, pp,
99 – 103
(36) En Sudáfrica, durante el
apartheid, se estableció una delimitación de zonas territoriales en función de
las razas. De esta manera se expulsó a los negros que residían en zonas blancas
a los homelands, especie de estados independientes para negros.
(37) Disponible en internet:
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Contaminacion/Fortunas_y_delitos._La_mentira_del_amianto
(citado el 18-11-2012)
(38) Eternit
and The Great Asbestos Trial. Eternit in Brasil. Fernanda Giannasi. IBAS.
London. 2012, p. 65.
(39) Associazione famigliari
e vittime amianto di Casale Monferrato.
(41) Disponible en internet:
http://www.ecoportal.net/Temas_Especiales/Contaminacion/Fortunas_y_delitos._La_mentira_del_amianto
(citado el 18-11-2012)
(42) Eternit
and The Great Asbestos Trial. Eternit in Brasil. Fernanda Giannasi. IBAS.
London. 2012, pp. 69-70.
(43) Monopolies
Commision, Asbestos and Certain Asbestos products. (London: HMSO, 1973).
(44) Eternit
and The Great Asbestos Trial. Adrian Knoepfli. IBAS. London. 2012, p. 28.
(45) Stephan
Schmidheiny. My Path – My perspective. Autobiography. Publicado por VIVA Trust,
January 2006 (Second Edition), p. 10.
(46)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008, p.
52.
(47)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008,
pp. 52 – 53.
(48)
McCulloch, Jock. Tweedale, Geoffrey. Defending the indefensible: the global
asbestos industry and its fight for survival. Oxford University Press. 2008,
pp. 85 – 86.
(49) W.
Catrina. Der Eternit-Report (1989), p. 79.
(50)
Schmidheiny, Stephan. “My Path, My Perspective” – Autobiography. Publicado por
VIVA Trust, January 2006 (Second Edition), pp. 26 – 27.
http://esferapublica.org/nfblog/daros-latinamerica-memorias-de-un-legado-peligroso/
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