martes, marzo 08, 2016

Michel Foucault

Michel Foucault

Filósofo francés que intentó mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian a lo largo de la historia. Sus estudios pusieron en tela de juicio la influencia del filósofo político alemán Marx y del psicoanalista Freud.

Foucault aportó nuevos conceptos que desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los homosexuales y el bienestar.

Nacido en Poitiers, estudió filosofía occidental y psicología en la École Normale Supérieure de París. Durante la década del 60, encabezó los deptos. de filosofía de las U. de Clermont-Ferrand y Vincennes. En 1970 fue elegido para el puesto académico más prestigioso en Francia, en el Collège de France, con el título de profesor de Historia de los Sistemas de Pensamiento.

Las principales influencias en el pensamiento de Foucault fueron los filósofos alemanes Nietzsche y Heidegger. Nietzsche mantenía que la conducta humana está motivada por una voluntad de poder y que los valores tradicionales habían perdido su antiguo dominio opresivo sobre la sociedad. Heidegger criticó lo que llamó "nuestro actual entendimiento de ser tecnológico".

Foucault exploró los modelos cambiantes de poder dentro de la sociedad y cómo el poder se relaciona con la persona. Investigó las reglas cambiantes que gobiernan las afirmaciones que pueden ser tomadas de forma seria como verdaderas o falsas en distintos momentos de la historia.

Estudió también cómo las prácticas diarias permiten a la gente definir sus identidades y sistematizar el conocimiento; los hechos pueden ser entendidos como productos de la naturaleza, del esfuerzo humano o de Dios. Afirmaba que la concepción de las cosas tiene sus ventajas y sus peligros.

El pensamiento de Foucault se desarrolló en tres etapas. La primera, en Locura y civilización (1960), que escribió mientras era lector en la U. de Uppsala, en Suecia, reflejó cómo en el mundo occidental la locura -que alguna vez se pensó infundida por inspiración divina- llegó a ser considerada como enfermedad mental. En esta obra intentó exponer la fuerza creativa de la locura que había sido reprimida tradicionalmente por las sociedades occidentales.

En su segunda etapa escribió una de sus obras más importantes, Las palabras y las cosas (1966) done desarrolló una importante crítica al concepto de progreso de la cultura, al considerar que el discurso de cada época se articula alrededor de un «paradigma» determinado, y que por tanto resulta incomparable con el discurso de las demás. Del mismo modo, no podría apelarse a un sujeto de conocimiento (el hombre) que fuese esencialmente el mismo para toda la historia, pues la estructura que le permite concebir el mundo y a sí mismo en cada momento, y que se puede identificar, en gran medida, con el lenguaje, afecta a esta misma «esencia» o convierte este concepto en inapropiado.

La última etapa de Foucault empezó con la publicación de Vigilar y castigar, en 1975. Se preguntaba en este ensayo si el encarcelamiento es un castigo más humano que la tortura, pero se ocupa más de la forma en que la sociedad ordena y controla a los individuos adiestrando sus cuerpos; por ejemplo, un entrenamiento básico puede disciplinar y preparar a una persona para ser un soldado.

Los últimos tres libros de Foucault Historia de la sexualidad, Volumen I: Introducción (1976), El uso del placer (1984) y La preocupación de sí mismo (1984), son parte de una truncada historia de la sexualidad. En estos libros, rastrea las etapas por las que la gente ha llegado a comprenderse a sí misma en las sociedades occidentales como seres sexuales, y relaciona el concepto sexual que cada uno tiene de sí mismo con la vida moral y ética del individuo. En todos los libros de este último periodo, Foucault intenta mostrar que la sociedad occidental ha desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó bio-poder[i], es decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales de autoridad son incapaces de entender y criticar.

En vez de ser represivo, este nuevo poder realza la vida. Foucault anima a la gente a resistir ante el Estado del bienestar desarrollando una ética individual en la que cada uno lleve su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y admirarla.

Si hubiera que situar a Foucault en el pensamiento contemporáneo, se lo llamaría estructuralista (en líneas generales, quien aplica el modelo lingüístico a distintos campos del conocimiento) o se lo podría considerar el más célebre postestructuralista, ya que dio forma propia a ese legado. Él, sin embargo, prefería colocarse en la tradición más venerable que inició Kant, de quien se consideraba heredero directo.

En el artículo "Michel Foucault" que él mismo escribió para el Dictionnaire des philosophes bajo el seudónimo de Maurice Florence eso dice: "En la medida en que Foucault puede ser ubicado dentro de la tradición filosófica, hay que ubicarlo en la tradición kantiana, y su proyecto podría llamarse una historia crítica del pensamiento", que no debe confundirse con una historia de las ideas, o sea "con el análisis de los errores que se detectan luego de cometidos o con el desciframiento de las malas interpretaciones asociadas con estos errores sobre las que se apoya lo que hoy pensamos".
Su historia crítica del pensamiento es, en cambio, el análisis de las condiciones bajo las cuales se formaron o modificaron ciertas relaciones entre sujeto y objeto. No es, dice Foucault el relevamiento de progresivas adquisiciones sino el estudio de las formas según las cuales los discursos se articulan en un dominio (la locura, la delincuencia, la sexualidad).

Así, en Las palabras y las cosas (1966) analizó el desarrollo, entre los siglos XVIII y XIX, de las ciencias humanas: economía, ciencia natural, lingüística; y las estudió como conocimientos "objetivos" en relación con un "sujeto" (el Hombre).

En una entrevista, le preguntaron a Foucault si había que tomarlo por un idealista, nihilista, anti-marxista, anarquista o neoconservador; Foucault contestó orgulloso que había transitado casi todas esas veredas y aun otras más espurias "una tras otra y hasta simultáneamente. Ninguna de estas descripciones importa por sí,  pero en conjunto significan algo. Y admito que me gusta lo que significan".       

Pobló las ciencias sociales de un vocabulario técnico fructífero y polemizó con el existencialismo, el marxismo, el humanismo cristiano, el liberalismo, y al fin sedujo a partidarios de todas estas corrientes por un ejercicio más intenso que sistemático del pensamiento crítico.        

Foucault sabía pronunciarse de manera sutil, llegado el caso, y disparar sus objeciones dando un rodeo, sin nombrar a su blanco. En el primero de los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad; por tomar un caso, sitúa la cuestión de la sexualidad en la problemática más amplia de la circulación de los discursos, y cuestiona la eficacia del "encarnizamiento en hablar del sexo en términos de represión". "Hablar contra los poderes, decir la verdad y prometer el goce; escribe; ligar entre sí la iluminación, la liberación y múltiples voluptuosidades (...). He ahí lo que sostiene en nosotros ese encarnizamiento: he ahí lo que quizás también explica el valor mercantil atribuido no sólo a todo lo que del sexo se dice, sino al simple hecho de prestar oído a aquellos que quieren eliminar sus efectos. Después de todo, somos la única civilización en la que ciertos encargados reciben retribución para escuchar a cada cual hacer confidencias sobre su sexo,  como  si  el deseo de  hablar de él y el interés que se espera hubiese desbordado las posibilidades de la escucha, algunos han puesto sus oídos en alquiler." Sin mencionarlo, ataca, sarcástico y agudo, al psicoanálisis, cuyos cultores procesan de tal modo la palabra foucaultiana que logran sortear su crítica.







http://www.elortiba.org/foucault1.html
http://www.murociudadano.com/sociedad-ciudadana/filosofia/michel-foucault/

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Textos: 

De lenguaje y literatura (fragmento)

"Más que tomar la palabra, habría preferido verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía ya mucho tiempo: me habría bastado entonces encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento, interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de quién procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su posible desaparición."

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El cuerpo utópico. Las heterotopías (fragmento)

“No obstante, hay que observar que el espacio que aparece hoy en el horizonte de nuestras preocupaciones, de nuestra teoría, de nuestros sistemas, no es una innovación; el mismo espacio, en la experiencia occidental, tiene una historia, y no es posible desconocer ese entrecruzamiento fatal del tiempo con el espacio. Podría decirse, para describir muy groseramente esta historia del espacio, que en la Edad Media existía un conjunto de lugares: lugares sagrados y lugares profanos, lugares protegidos y lugares por el contrario abiertos y sin defensa, lugares urbanos y lugares campestres (esto por lo que respecta a la vida real de los hombres); por lo que respecta a la teoría cosmológica, existían los lugares supra-celestes, opuestos al lugar celeste; y el lugar celeste se oponía a su vez al lugar terrestre; existían los lugares donde las cosas se hallaban ubicadas porque habían sido desplazadas violentamente y después los lugares, al contrario, donde las cosas encontraban su emplazamiento y su reposo naturales. Era toda esa jerarquía, esa oposición, ese entrecruzamiento de lugares lo que constituía aquello que se podría llamar muy groseramente el espacio medieval: espacio de localización.

Este espacio de localización se abrió con Galileo, porque el verdadero escándalo de la obra de Galileo no es tanto haber descubierto, haber redescubierto más bien que la Tierra giraba alrededor del Sol, como haber constituido un espacio infinito e infinitamente abierto; de tal suerte que el lugar de la Edad Media se encontraba así de alguna manera disuelto, el lugar de una cosa no era ya más que un punto en su movimiento, así como el reposo de una cosa no era sino su movimiento indefinidamente amortiguado. En otras palabras, a partir de Galileo, a partir del siglo XVII, la extensión reemplaza la localización.”

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El lenguaje al infinito (fragmento)

"Escribir, en nuestros días, se ha acercado infinitamente a su fuente. Es decir, a ese rumor inquietante que, en el fondo del lenguaje, anuncia, cuando uno acerca un poco el oído, contra qué se resguarda uno y al mismo tiempo a qué se dirige. Como la bestia de Kafka, el lenguaje escucha ahora en el fondo de su madriguera este rumor inevitable y creciente."

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El poder, una bestia magnífica (fragmento)

"Este aspecto de la lucha apenas ha sido objeto de la atención en Europa o en Francia. Podemos decir, en todo caso, que se le ha prestado demasiado poca. ¿Por qué? Rocé uno de los motivos al responder a la pregunta anterior. El primero es el hecho de que en las luchas el objetivo siempre queda oculto tras la profecía. Así, los aspectos solitarios se borraron igualmente bajo la máscara de la profecía. El segundo motivo es el siguiente. Como se consideraba que sólo el partido era el auténtico dueño de la lucha, y ese partido era una organización jerárquica capaz de una decisión racional, las zonas teñidas de una umbrosa locura, a saber, la parte de sombra de las actividades humanas e incluso las zonas de una oscura desolación -aunque esa fuese la suerte infalible de todas las luchas-, tropezaban con dificultades para surgir a la plena luz del día. Probablemente sólo obras no teóricas sino literarias -como no sea, tal vez, la obra de Nietzsche- hablaron de ellas. No me parece pertinente insistir aquí en la diferencia entre la literatura y la filosofía, pero es indudable que, en el plano de la teoría, no se llegó a hacer justicia a ese aspecto sombrío y solitario de las luchas."

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Historia de la sexualidad (fragmento)

"El pecado de la fornicación es dividido por Casiano en tres tipos. El primero es la "conjunción de los dos sexos" (commixtio sexus utriusque) o fornicatio - en sentido restringido - ; el segundo es cometido sin tener contacto con la mujer (absque feminu tactu), y esto es lo que llevó a Onán a la condenación, es la immunditia, y puede tener lugar tanto en el sueño (polución) como en la vigilia (masturbación); finalmente, el tercero es "concebido por el pensamiento y el espíritu": es la libido, que tiene lugar en los "pliegues del alma", sin que tenga lugar la "pasión corporal" (sine pasione corporis)."

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La arqueología del saber (fragmento)

"Sin duda, se puede hacer cierto número de objeciones. Decir, por ejemplo, que una proposición no puede ser establecida e individualizada como tal sino a condición de conocer el sistema de axiomas a que obedece: esas definiciones, esas reglas, esas convenciones de la escritura, ¿no forman un campo asociado que no se puede separar de la proposición (del mismo modo, las reglas de la gramática, actuando implícitamente en la competencia del sujeto, son necesarias para que se pueda reconocer una frase, y una frase de cierto tipo)? Sin embargo, hay que observar que ese conjunto -actual o virtual- no es del mismo nivel que la proposición o la frase, sino que descansa sobre sus elementos, su encadenamiento y su distribución posibles. No les está asociado: está supuesto por la frase. Se podrá objetar también que muchas proposiciones (no tautológicas) no pueden ser verificadas a partir de sus solas reglas de construcción, y que el curso al referente es necesario para decidir si son verdaderas o falsas, pero, verdadera o falsa, una proposici6n sigue siendo una proposición, y no es el recurso al referente lo que decide si es o no una proposición."

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La pintura de Manet (fragmento)

"Esto se ve claramente, en el cuadro que verán a continuación, llamado La
La estación de Saint Lazare. Y es que aquí sucede lo mismo. Sin duda observarán que volvemos a encontrar las mismas verticales y las mismas horizontales de antes: unas verticales y unas horizontales que definen un plano determinado del cuadro, en cierto modo el propio plano del lienzo. Como en la Camarera con jarras, también en este cuadro hay dos personajes colocados en posiciones opuestas: uno que mira hacia nosotros y otro que mira en la misma dirección que nosotros. Uno de ellos vuelve el rostro hacia el espectador; en cambio, el otro le da la espalda. Ahora bien, lo que la mujer contempla -y ya ven que lo hace con mucha intensidad- es una escena que el espectador no ve porque se desarrolla frente al lienzo; como tampoco ve lo que la niña está mirando, ya que Manet extiende la nube de vapor del tren que pasa en ese momento, de tal forma que no hay nada que podamos ver como espectadores. Para poder ver algo habría que mirar por encima del hombro de la niña, o habría que girar el cuadro para mirar por encima del hombro de la mujer.
Como ven, Manet también juega con la propiedad material del lienzo que hace que el plano tenga un envés y un revés; y hasta este momento ningún pintor había pensado en la posibilidad de usar el envés y el revés de un lienzo. En este cuadro, Manet no aplica la técnica pintando lo que hay delante y detrás de la tela, sino forzando al espectador a dar la vuelta a la tela, a cambiar de posición, para poder ver, al fin y al cabo, aquello que cree que debería ver, y que sin embargo no aparece en el cuadro. Y es este juego de la invisibilidad inherente a la propia superficie de la tela lo que Manet representa dentro mismo del cuadro.

Podríamos decir, por tanto, que se trata de un procedimiento vicioso, malicioso y perverso. Y es que es la primera vez que la pintura representa algo invisible: las miradas están ahí para indicarnos que hay algo que mirar, algo que existe por definición; y que existe por la propia naturaleza de la pintura, y por la misma naturaleza del lienzo; algo necesariamente invisible."

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Las palabras y las cosas (fragmento)

"Hablar de “ciencias del hombre” en cualquier otro caso es un puro y simple abuso de lenguaje. Se mide por ello cuán vanas y ociosas son todas las molestas discusiones para saber si tales conocimientos pueden ser llamados científicos en realidad y a qué condiciones deberán sujetarse para convertirse en tales. Las “ciencias del hombre” forman parte de la episteme moderna como la química, la medicina o cualquier otra ciencia; o también como la gramática y la historia natural formaban parte de la episteme clásica. Pero decir que forman parte del campo epistemológico significa tan sólo que su positividad está enraizada en él, que allí encuentran su condición de existencia, que, por tanto, no son únicamente ilusiones, quimeras seudocientíficas, motivadas en el nivel de las opiniones, de los intereses, de las creencias, que no son lo que otros llaman, usando un nombre caprichoso, “ideología”. Pero, a pesar de todo, esto no quiere decir que sean ciencias."

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Locura y civilización (fragmento)

"La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o la capturan. Así, se puede decir que en la Edad Media, y después en el Renacimiento, la locura está presente en el horizonte social como un hecho estético o cotidiano; después en el siglo XVII ¾ a partir del internamiento¾, la locura atraviesa un periodo de silencio, de exclusión. Ella ha perdido esa función de manifestación, de revelación que tenía en la época de Shakespeare y de Cervantes (por ejemplo, Lady Macbeth comienza a decir la verdad cuando deviene loca), ella deviene irrisoria, falaz. Finalmente, el siglo XX somete la locura, la reduce a un fenómeno natural, la liga a la verdad del mundo. De esta toma de posesión positivista debían derivar, de una parte, la filantropía despreciadora que toda psiquiatría manifiesta frente al loco y, de otra parte, la gran protesta lírica que se encuentra en la poesía desde Nerval hasta Artaud, y que es un esfuerzo por volver a dar a la locura una profundidad y un poder de revelación que habían sido aniquilados por el internamiento.
(...)
El lenguaje último de la locura es el de la razón, pero envuelto en el prestigio de la imagen, limitado al espacio de la apariencia que la define, formando así los dos, fuera de la totalidad de las imágenes y de la universalidad del discurso, una organización singular, abusiva, cuya particularidad obstinada constituye la locura. A decir verdad ésta no se encuentra por completo en la imagen, que por sí misma no es verdadera ni falsa, ni razonable ni loca, tampoco está en el razonamiento que es forma simple, no revelando más que las figuras indudables de la lógica. Y sin embargo, la locura está en la una y en la otra. En una figura particular de su relación. 
"

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Obrar mal, decir la verdad (fragmento)

"¿Qué es esa práctica de la exagoreusis, de la confesión permanente de sí mismo? Me parece que es importante, sobre todo, en sí misma, por su forma y su mecanismo interno, que es muy curioso y, según creo, muy diferente de todo lo que había podido verse antes, ya fuese en la práctica filosófica de la moral antigua o en los ritos penitenciales del cristianismo. Ustedes recordarán que en cuanto a forma y a mecanismo interno la exagoreusis -la confesión permanente de sí mismo- no se refiere a los actos. Se refiere a pensamientos: a las representaciones, las imágenes, las voluntades, los deseos, a esa suerte de flujo ininterrumpido y siempre agitado que los Padres latinos llaman "cogitationes, logismoi", esa realidad móvil del pensamiento de la cual en ese momento se aprende a desconfiar como un peligro interior e incesante."

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Responda lo Siguiente de acuerdo al Texto Anterior

1. ¿Escriba los términos que identifican su obra?               
2. Seleccione y copie las obras citadas en este texto.
3. ¿Sobre qué gira el interés intelectual de Foucault?           
4. ¿De qué forma se relacionan conocimiento y poder?
5. ¿Cuáles influencias teóricas se denotan en este autor? 
6. ¿Por qué despierta interés y atención la obra de Foucault?
7. ¿Por qué se afirma que quien posee el conocimiento tiene el poder? 
8. ¿Cómo se evidencia la anatomopolítica en la sociedad contemporánea?
9. ¿Cómo catalogaría usted los hechos, como productos de la naturaleza, del esfuerzo humano o de Dios? 
10. ¿Cómo puede ser posible que a través de las prácticas diarias, la gente logre definir sus identidades y sistematizar el conocimiento? 





[i] Biopoder. Práctica de los estados modernos de "explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población". Un biopoder que absorbe el antiguo derecho de vida y muerte que el soberano detentaba y que pretende convertir la vida en objeto administrable por parte del poder. En este sentido, la vida regulada debe ser protegida, diversificada y expandida. Su reverso, y en cierto sentido su efecto, es que para tales efectos es necesario justamente contar con la muerte, ya sea en la forma de la pena capital, la represión política, la eugenesia, el genocidio, etc., como una posibilidad que se ejerce sobre la vida por parte del poder que se fundamenta en su cuidado.

Distingue dos técnicas de biopoder que surgen en los siglos XVII y XVIII. Esta anatomopolítica se caracteriza por ser una tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos, sus comportamientos y su cuerpo con el fin de anatomizarlos, es decir, producir cuerpos dóciles y fragmentados. Está basada en la disciplina como instrumento de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos; los individuos particulares. Vigilancia, control, intensificación del rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, etc. Todas estas categorías aplicadas al individuo concreto constituyen una disciplina nueva

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