Michel Foucault
Filósofo francés que intentó mostrar que las ideas básicas que la gente considera verdades permanentes sobre la naturaleza humana y la sociedad cambian
a lo largo de la historia. Sus estudios pusieron en tela de juicio la
influencia del filósofo político alemán Marx y del psicoanalista Freud.
Foucault aportó nuevos conceptos que
desafiaron las convicciones de la gente sobre la cárcel, la
policía, la seguridad, el cuidado de los enfermos mentales, los derechos de los
homosexuales y el bienestar.
Nacido en Poitiers, estudió filosofía occidental y psicología en la
École Normale Supérieure de París. Durante la década del 60, encabezó los deptos.
de filosofía de las U. de Clermont-Ferrand y Vincennes. En 1970 fue elegido
para
el puesto académico más prestigioso en
Francia, en el Collège de France, con el título
de profesor de Historia de los Sistemas de Pensamiento.
Las principales influencias en el pensamiento de Foucault fueron los filósofos alemanes Nietzsche y Heidegger. Nietzsche mantenía que la conducta humana está motivada por una voluntad de poder y que los valores tradicionales habían perdido su antiguo dominio opresivo sobre la sociedad. Heidegger criticó lo que llamó "nuestro actual entendimiento de ser tecnológico".
Foucault exploró los modelos
cambiantes de poder dentro de la sociedad y cómo el poder se relaciona con la
persona. Investigó las reglas cambiantes que gobiernan las afirmaciones que
pueden ser tomadas de forma seria como verdaderas o falsas en distintos
momentos de la historia.
Estudió también cómo las
prácticas diarias permiten a la gente definir sus identidades y sistematizar el
conocimiento; los hechos pueden ser entendidos como productos de la naturaleza,
del esfuerzo humano o de Dios. Afirmaba que la concepción de las cosas tiene
sus ventajas y sus peligros.
El pensamiento de Foucault se
desarrolló en tres etapas. La primera, en Locura y civilización (1960), que escribió mientras era lector en
la U. de Uppsala, en Suecia, reflejó cómo en el mundo occidental la locura -que
alguna
vez se pensó infundida por inspiración divina-
llegó
a ser considerada
como enfermedad mental. En esta obra intentó exponer la fuerza creativa de la
locura que había sido reprimida tradicionalmente por las sociedades
occidentales.
En su segunda etapa escribió
una de sus obras más importantes, Las
palabras y las cosas (1966) done desarrolló una importante crítica al
concepto de progreso de la cultura, al considerar que el discurso de cada época
se articula alrededor de un «paradigma» determinado, y que por tanto resulta
incomparable con el discurso de las demás. Del mismo modo, no podría apelarse a
un sujeto de conocimiento (el hombre) que fuese esencialmente el mismo para
toda la historia, pues la estructura que le permite concebir el mundo y a sí
mismo en cada momento, y que se puede identificar, en gran medida, con el
lenguaje, afecta a esta misma «esencia» o convierte este concepto en
inapropiado.
La última etapa de Foucault
empezó con la publicación de Vigilar y castigar, en 1975. Se
preguntaba en este ensayo si el encarcelamiento es un castigo más humano que la
tortura, pero se ocupa más de la forma en que la sociedad ordena y controla a
los individuos adiestrando sus cuerpos; por ejemplo, un entrenamiento básico
puede disciplinar y preparar a una persona para ser un soldado.
Los últimos tres libros de
Foucault Historia de la sexualidad,
Volumen I: Introducción (1976), El
uso del placer (1984) y La
preocupación de sí mismo (1984), son parte de una truncada historia de
la sexualidad. En estos libros, rastrea las etapas por las que la gente ha
llegado a comprenderse a sí misma en las sociedades occidentales como seres
sexuales, y relaciona el concepto sexual que cada uno tiene de sí mismo con la
vida moral y ética del individuo. En todos los libros de
este último periodo, Foucault intenta mostrar que la sociedad occidental ha
desarrollado un nuevo tipo de poder, al que llamó bio-poder[i], es
decir, un nuevo sistema de control que los conceptos tradicionales de autoridad
son incapaces de entender y criticar.
En vez de
ser represivo, este nuevo poder realza la vida. Foucault anima a la gente a resistir ante el
Estado del bienestar desarrollando una ética individual en la que cada uno lleve
su vida de tal forma que los demás puedan respetarla y admirarla.
Si hubiera que situar a
Foucault en el pensamiento contemporáneo, se lo llamaría estructuralista (en líneas generales, quien aplica el
modelo lingüístico a distintos campos
del conocimiento) o se lo podría considerar el más célebre postestructuralista,
ya que dio forma propia a ese legado. Él, sin embargo, prefería colocarse en la
tradición más venerable que inició Kant, de quien se consideraba heredero
directo.
En el artículo "Michel Foucault" que él mismo
escribió para el Dictionnaire des philosophes bajo el seudónimo de Maurice
Florence eso dice: "En la medida en que Foucault puede ser ubicado dentro
de la tradición filosófica, hay que ubicarlo en la tradición kantiana, y su
proyecto podría llamarse una historia crítica del pensamiento", que no debe confundirse con una historia
de las ideas, o sea "con el análisis de los errores que se detectan luego
de cometidos o con el desciframiento de las malas interpretaciones asociadas
con estos errores sobre las que se apoya lo que hoy pensamos".
Su historia crítica del pensamiento es, en
cambio, el análisis de las condiciones bajo las cuales se formaron o
modificaron ciertas relaciones entre sujeto y objeto. No es, dice Foucault el
relevamiento de progresivas adquisiciones sino el estudio de las formas según
las cuales los discursos se articulan en un dominio (la locura, la
delincuencia, la sexualidad).
Así, en Las palabras y las
cosas (1966) analizó el desarrollo, entre los siglos XVIII y XIX, de las
ciencias humanas: economía, ciencia natural, lingüística; y las estudió como
conocimientos "objetivos" en relación con un "sujeto" (el
Hombre).
En una entrevista, le preguntaron a Foucault si había que tomarlo por un idealista, nihilista, anti-marxista, anarquista o neoconservador; Foucault contestó orgulloso que había transitado casi todas esas veredas y aun otras más espurias "una tras otra y hasta simultáneamente. Ninguna de estas descripciones importa por sí, pero en conjunto significan algo. Y admito que me gusta lo que significan".
Pobló las ciencias sociales de un vocabulario técnico fructífero y polemizó con el existencialismo, el marxismo, el humanismo cristiano, el liberalismo, y al fin sedujo a partidarios de todas estas corrientes por un ejercicio más intenso que sistemático del pensamiento crítico.
Foucault sabía pronunciarse de manera sutil, llegado el caso, y disparar sus objeciones dando un rodeo, sin nombrar a su blanco. En el primero de los tres volúmenes de su Historia de la sexualidad; por tomar un caso, sitúa la cuestión de la sexualidad en la problemática más amplia de la circulación de los discursos, y cuestiona la eficacia del "encarnizamiento en hablar del sexo en términos de represión". "Hablar contra los poderes, decir la verdad y prometer el goce; escribe; ligar entre sí la iluminación, la liberación y múltiples voluptuosidades (...). He ahí lo que sostiene en nosotros ese encarnizamiento: he ahí lo que quizás también explica el valor mercantil atribuido no sólo a todo lo que del sexo se dice, sino al simple hecho de prestar oído a aquellos que quieren eliminar sus efectos. Después de todo, somos la única civilización en la que ciertos encargados reciben retribución para escuchar a cada cual hacer confidencias sobre su sexo, como si el deseo de hablar de él y el interés que se espera hubiese desbordado las posibilidades de la escucha, algunos han puesto sus oídos en alquiler." Sin mencionarlo, ataca, sarcástico y agudo, al psicoanálisis, cuyos cultores procesan de tal modo la palabra foucaultiana que logran sortear su crítica.
http://www.elortiba.org/foucault1.html
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Textos:
De lenguaje y literatura
(fragmento)
"Más que tomar la palabra, habría preferido
verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría
gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía
una voz sin nombre desde hacía ya mucho tiempo: me habría bastado entonces
encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus
intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento,
interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de
quién procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el
punto de su posible desaparición."
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El cuerpo utópico. Las heterotopías (fragmento)
“No obstante, hay que observar que el espacio que aparece hoy en
el horizonte de nuestras preocupaciones, de nuestra teoría, de nuestros
sistemas, no es una innovación; el mismo espacio, en la experiencia occidental,
tiene una historia, y no es posible desconocer ese entrecruzamiento fatal del
tiempo con el espacio. Podría decirse, para describir muy groseramente esta
historia del espacio, que en la Edad Media existía un conjunto de lugares:
lugares sagrados y lugares profanos, lugares protegidos y lugares por el
contrario abiertos y sin defensa, lugares urbanos y lugares campestres (esto
por lo que respecta a la vida real de los hombres); por lo que respecta a la
teoría cosmológica, existían los lugares supra-celestes, opuestos al lugar
celeste; y el lugar celeste se oponía a su vez al lugar terrestre; existían los
lugares donde las cosas se hallaban ubicadas porque habían sido desplazadas
violentamente y después los lugares, al contrario, donde las cosas encontraban
su emplazamiento y su reposo naturales. Era toda esa jerarquía, esa oposición,
ese entrecruzamiento de lugares lo que constituía aquello que se podría llamar
muy groseramente el espacio medieval: espacio de localización.
Este espacio de localización se abrió con Galileo, porque el
verdadero escándalo de la obra de Galileo no es tanto haber descubierto, haber
redescubierto más bien que la Tierra giraba alrededor del Sol, como haber
constituido un espacio infinito e infinitamente abierto; de tal suerte que el
lugar de la Edad Media se encontraba así de alguna manera disuelto, el lugar de
una cosa no era ya más que un punto en su movimiento, así como el reposo de una
cosa no era sino su movimiento indefinidamente amortiguado. En otras palabras,
a partir de Galileo, a partir del siglo XVII, la extensión reemplaza la
localización.”
El Poder de
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El lenguaje al infinito
(fragmento)
"Escribir, en nuestros días, se ha acercado
infinitamente a su fuente. Es decir, a ese rumor inquietante que, en el fondo
del lenguaje, anuncia, cuando uno acerca un poco el oído, contra qué se
resguarda uno y al mismo tiempo a qué se dirige. Como la bestia de Kafka, el
lenguaje escucha ahora en el fondo de su madriguera este rumor inevitable y
creciente."
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El poder, una bestia magnífica (fragmento)
"Este aspecto de la lucha apenas ha sido objeto de la
atención en Europa o en Francia. Podemos decir, en todo caso, que se le ha
prestado demasiado poca. ¿Por qué? Rocé uno de los motivos al responder a la
pregunta anterior. El primero es el hecho de que en las luchas el objetivo
siempre queda oculto tras la profecía. Así, los aspectos solitarios se borraron
igualmente bajo la máscara de la profecía. El segundo motivo es el siguiente.
Como se consideraba que sólo el partido era el auténtico dueño de la lucha, y
ese partido era una organización jerárquica capaz de una decisión racional, las
zonas teñidas de una umbrosa locura, a saber, la parte de sombra de las
actividades humanas e incluso las zonas de una oscura desolación -aunque esa
fuese la suerte infalible de todas las luchas-, tropezaban con dificultades
para surgir a la plena luz del día. Probablemente sólo obras no teóricas sino
literarias -como no sea, tal vez, la obra de Nietzsche- hablaron de ellas. No
me parece pertinente insistir aquí en la diferencia entre la literatura y la
filosofía, pero es indudable que, en el plano de la teoría, no se llegó a hacer
justicia a ese aspecto sombrío y solitario de las luchas."
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Historia de la sexualidad
(fragmento)
"El pecado de la fornicación es dividido por Casiano en
tres tipos. El primero es la "conjunción de los dos sexos" (commixtio
sexus utriusque) o fornicatio - en sentido restringido - ; el segundo es
cometido sin tener contacto con la mujer (absque feminu tactu), y esto es lo
que llevó a Onán a la condenación, es la immunditia, y puede tener lugar tanto
en el sueño (polución) como en la vigilia (masturbación); finalmente, el
tercero es "concebido por el pensamiento y el espíritu": es la
libido, que tiene lugar en los "pliegues del alma", sin que tenga
lugar la "pasión corporal" (sine pasione corporis)."
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La
arqueología del saber
(fragmento)
"Sin duda, se puede hacer cierto número de objeciones.
Decir, por ejemplo, que una proposición no puede ser establecida e
individualizada como tal sino a condición de conocer el sistema de axiomas a
que obedece: esas definiciones, esas reglas, esas convenciones de la escritura,
¿no forman un campo asociado que no se puede separar de la proposición (del
mismo modo, las reglas de la gramática, actuando implícitamente en la
competencia del sujeto, son necesarias para que se pueda reconocer una frase, y
una frase de cierto tipo)? Sin embargo, hay que observar que ese conjunto
-actual o virtual- no es del mismo nivel que la proposición o la frase, sino
que descansa sobre sus elementos, su encadenamiento y su distribución posibles.
No les está asociado: está supuesto por la frase. Se podrá objetar también que
muchas proposiciones (no tautológicas) no pueden ser verificadas a partir de
sus solas reglas de construcción, y que el curso al referente es necesario para
decidir si son verdaderas o falsas, pero, verdadera o falsa, una proposici6n
sigue siendo una proposición, y no es el recurso al referente lo que decide si
es o no una proposición."
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La pintura de Manet
(fragmento)
"Esto se ve claramente, en el cuadro que verán a
continuación, llamado La
La estación de Saint Lazare. Y es que aquí sucede lo mismo. Sin duda observarán que volvemos a encontrar las mismas verticales y las mismas horizontales de antes: unas verticales y unas horizontales que definen un plano determinado del cuadro, en cierto modo el propio plano del lienzo. Como en la Camarera con jarras, también en este cuadro hay dos personajes colocados en posiciones opuestas: uno que mira hacia nosotros y otro que mira en la misma dirección que nosotros. Uno de ellos vuelve el rostro hacia el espectador; en cambio, el otro le da la espalda. Ahora bien, lo que la mujer contempla -y ya ven que lo hace con mucha intensidad- es una escena que el espectador no ve porque se desarrolla frente al lienzo; como tampoco ve lo que la niña está mirando, ya que Manet extiende la nube de vapor del tren que pasa en ese momento, de tal forma que no hay nada que podamos ver como espectadores. Para poder ver algo habría que mirar por encima del hombro de la niña, o habría que girar el cuadro para mirar por encima del hombro de la mujer.
Como ven, Manet también juega con la propiedad material del lienzo que hace que el plano tenga un envés y un revés; y hasta este momento ningún pintor había pensado en la posibilidad de usar el envés y el revés de un lienzo. En este cuadro, Manet no aplica la técnica pintando lo que hay delante y detrás de la tela, sino forzando al espectador a dar la vuelta a la tela, a cambiar de posición, para poder ver, al fin y al cabo, aquello que cree que debería ver, y que sin embargo no aparece en el cuadro. Y es este juego de la invisibilidad inherente a la propia superficie de la tela lo que Manet representa dentro mismo del cuadro.
La estación de Saint Lazare. Y es que aquí sucede lo mismo. Sin duda observarán que volvemos a encontrar las mismas verticales y las mismas horizontales de antes: unas verticales y unas horizontales que definen un plano determinado del cuadro, en cierto modo el propio plano del lienzo. Como en la Camarera con jarras, también en este cuadro hay dos personajes colocados en posiciones opuestas: uno que mira hacia nosotros y otro que mira en la misma dirección que nosotros. Uno de ellos vuelve el rostro hacia el espectador; en cambio, el otro le da la espalda. Ahora bien, lo que la mujer contempla -y ya ven que lo hace con mucha intensidad- es una escena que el espectador no ve porque se desarrolla frente al lienzo; como tampoco ve lo que la niña está mirando, ya que Manet extiende la nube de vapor del tren que pasa en ese momento, de tal forma que no hay nada que podamos ver como espectadores. Para poder ver algo habría que mirar por encima del hombro de la niña, o habría que girar el cuadro para mirar por encima del hombro de la mujer.
Como ven, Manet también juega con la propiedad material del lienzo que hace que el plano tenga un envés y un revés; y hasta este momento ningún pintor había pensado en la posibilidad de usar el envés y el revés de un lienzo. En este cuadro, Manet no aplica la técnica pintando lo que hay delante y detrás de la tela, sino forzando al espectador a dar la vuelta a la tela, a cambiar de posición, para poder ver, al fin y al cabo, aquello que cree que debería ver, y que sin embargo no aparece en el cuadro. Y es este juego de la invisibilidad inherente a la propia superficie de la tela lo que Manet representa dentro mismo del cuadro.
Podríamos decir, por tanto, que se trata de un
procedimiento vicioso, malicioso y perverso. Y es que es la primera vez que la
pintura representa algo invisible: las miradas están ahí para indicarnos que
hay algo que mirar, algo que existe por definición; y que existe por la propia
naturaleza de la pintura, y por la misma naturaleza del lienzo; algo
necesariamente invisible."
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Las palabras y las cosas
(fragmento)
"Hablar de “ciencias del hombre” en cualquier otro caso
es un puro y simple abuso de lenguaje. Se mide por ello cuán vanas y ociosas
son todas las molestas discusiones para saber si tales conocimientos pueden ser
llamados científicos en realidad y a qué condiciones deberán sujetarse para
convertirse en tales. Las “ciencias del hombre” forman parte de la episteme
moderna como la química, la medicina o cualquier otra ciencia; o también como
la gramática y la historia natural formaban parte de la episteme clásica. Pero
decir que forman parte del campo epistemológico significa tan sólo que su
positividad está enraizada en él, que allí encuentran su condición de
existencia, que, por tanto, no son únicamente ilusiones, quimeras
seudocientíficas, motivadas en el nivel de las opiniones, de los intereses, de
las creencias, que no son lo que otros llaman, usando un nombre caprichoso,
“ideología”. Pero, a pesar de todo, esto no quiere decir que sean ciencias."
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Locura y civilización
(fragmento)
"La locura no se puede encontrar en estado salvaje. La
locura no existe sino en una sociedad, ella no existe por fuera de las formas
de la sensibilidad que la aíslan y de las formas de repulsión que la excluyen o
la capturan. Así, se puede decir que en la Edad Media, y después en el
Renacimiento, la locura está presente en el horizonte social como un hecho
estético o cotidiano; después en el siglo XVII ¾ a partir del internamiento¾,
la locura atraviesa un periodo de silencio, de exclusión. Ella ha perdido esa
función de manifestación, de revelación que tenía en la época de Shakespeare y
de Cervantes (por ejemplo, Lady Macbeth comienza a decir la verdad cuando
deviene loca), ella deviene irrisoria, falaz. Finalmente, el siglo XX somete la
locura, la reduce a un fenómeno natural, la liga a la verdad del mundo. De esta
toma de posesión positivista debían derivar, de una parte, la filantropía
despreciadora que toda psiquiatría manifiesta frente al loco y, de otra parte,
la gran protesta lírica que se encuentra en la poesía desde Nerval hasta
Artaud, y que es un esfuerzo por volver a dar a la locura una profundidad y un
poder de revelación que habían sido aniquilados por el internamiento.
(...)
El lenguaje último de la locura es el de la razón, pero envuelto en el prestigio de la imagen, limitado al espacio de la apariencia que la define, formando así los dos, fuera de la totalidad de las imágenes y de la universalidad del discurso, una organización singular, abusiva, cuya particularidad obstinada constituye la locura. A decir verdad ésta no se encuentra por completo en la imagen, que por sí misma no es verdadera ni falsa, ni razonable ni loca, tampoco está en el razonamiento que es forma simple, no revelando más que las figuras indudables de la lógica. Y sin embargo, la locura está en la una y en la otra. En una figura particular de su relación. "
(...)
El lenguaje último de la locura es el de la razón, pero envuelto en el prestigio de la imagen, limitado al espacio de la apariencia que la define, formando así los dos, fuera de la totalidad de las imágenes y de la universalidad del discurso, una organización singular, abusiva, cuya particularidad obstinada constituye la locura. A decir verdad ésta no se encuentra por completo en la imagen, que por sí misma no es verdadera ni falsa, ni razonable ni loca, tampoco está en el razonamiento que es forma simple, no revelando más que las figuras indudables de la lógica. Y sin embargo, la locura está en la una y en la otra. En una figura particular de su relación. "
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Obrar mal, decir la verdad
(fragmento)
"¿Qué es esa práctica de la exagoreusis, de la confesión
permanente de sí mismo? Me parece que es importante, sobre todo, en sí misma,
por su forma y su mecanismo interno, que es muy curioso y, según creo, muy
diferente de todo lo que había podido verse antes, ya fuese en la práctica
filosófica de la moral antigua o en los ritos penitenciales del cristianismo.
Ustedes recordarán que en cuanto a forma y a mecanismo interno la exagoreusis
-la confesión permanente de sí mismo- no se refiere a los actos. Se refiere a
pensamientos: a las representaciones, las imágenes, las voluntades, los deseos,
a esa suerte de flujo ininterrumpido y siempre agitado que los Padres latinos
llaman "cogitationes, logismoi", esa realidad móvil del pensamiento
de la cual en ese momento se aprende a desconfiar como un peligro interior e
incesante."
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Responda lo
Siguiente de acuerdo al Texto Anterior
1. ¿Escriba
los términos que identifican su obra?
2. Seleccione
y copie las obras citadas en este texto.
3. ¿Sobre
qué gira el interés intelectual de Foucault?
4. ¿De
qué forma se relacionan conocimiento y poder?
5. ¿Cuáles
influencias teóricas se denotan en este autor?
6.
¿Por qué despierta interés y
atención la obra de Foucault?
7. ¿Por
qué se afirma que quien posee el conocimiento tiene el poder?
8. ¿Cómo
se evidencia la anatomopolítica en la
sociedad contemporánea?
9.
¿Cómo catalogaría usted los hechos,
como productos de la naturaleza, del esfuerzo humano o de Dios?
10.
¿Cómo puede ser posible que a través
de las prácticas diarias, la gente logre definir sus identidades y sistematizar
el conocimiento?
[i] Biopoder. Práctica de los estados modernos de "explotar numerosas y diversas
técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la
población". Un biopoder que absorbe el antiguo
derecho de vida y muerte que el soberano detentaba y que pretende convertir la
vida en objeto administrable por parte del poder. En este sentido, la vida
regulada debe ser protegida, diversificada y expandida. Su reverso, y en cierto
sentido su efecto, es que para tales efectos es necesario justamente contar con
la muerte, ya sea en la forma de la pena capital, la represión política, la eugenesia, el genocidio, etc., como una posibilidad que se
ejerce sobre la vida por parte del poder que se fundamenta en su cuidado.
Distingue dos técnicas de
biopoder que surgen en los siglos XVII y XVIII. Esta anatomopolítica se caracteriza por ser una
tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos,
sus comportamientos y su cuerpo con el fin de anatomizarlos, es decir, producir
cuerpos dóciles y fragmentados. Está basada en la disciplina como instrumento
de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos;
los individuos particulares. Vigilancia, control, intensificación del
rendimiento, multiplicación de capacidades, emplazamiento, utilidad, etc. Todas
estas categorías aplicadas al individuo concreto constituyen una disciplina
nueva.
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