El Cuarto Poder
El sistema de pesos y contrapesos,
propio de la democracia liberal, conservó su vigencia y los Congresos o
Parlamentos mantuvieron el ejercicio del
control político. Más tarde se hizo evidente la necesidad de un Cuarto Poder, los gobiernos habían
comenzado a controlarse a sí mismos, a través de sus propias mayorías
parlamentarias.
Los medios de comunicación, concebidos en su
origen como canales de la libertad de expresión contra los abusos del poder
político y económico, en la era de la globalización han pasado a expresar los
intereses de un puñado de grandes empresas mediáticas identificadas con los
intereses económicos del establishment Q en detrimento del derecho de los ciudadanos a
una información veraz.
La prensa y los medios de comunicación han sido, durante largos
decenios, en el marco democrático, un recurso de los ciudadanos contra el abuso
de los poderes. En efecto, los tres
poderes tradicionales: legislativo,
ejecutivo y judicial pueden, confundirse, fallar y cometer errores.
Mucho más frecuentemente,
por supuesto, en los Estados autoritarios y dictatoriales, donde el poder
político es el principal responsable de todas las violaciones a los derechos
humanos y de todas las censuras contra las libertades. Pero en los países democráticos
también pueden cometerse graves abusos, aunque las leyes sean votadas
democráticamente, los gobiernos surjan del sufragio universal y la justicia -en
teoría- sea independiente del ejecutivo. Puede ocurrir, por ejemplo, que la
justicia condene a un inocente; que el Parlamento vote leyes discriminatorias
para ciertos sectores de la población (como ha sucedido en EU, durante más de un siglo, respecto de los afro-estadounidenses,
y sucede hoy respecto de los oriundos de países musulmanes, en virtud de la (Ley
Patriota); que los gobiernos implementen políticas cuyas consecuencias
resultarán funestas para todo un sector de la sociedad (como sucede, en la
actualidad, en numerosos países europeos, respecto de los inmigrantes indocumentados).
En un contexto democrático semejante, los periodistas y los medios de
comunicación a menudo han considerado un deber prioritario denunciar dichas
violaciones a los derechos.
A veces lo pagaron muy caro: atentados, asesinatos, desapariciones, como
aún ocurre en México, Colombia, Guatemala, Turquía, Pakistán, Filipinas, Rusia,
y en otros lugares. Es por esta razón que durante mucho tiempo se habló del “Cuarto Poder”, que, era, en definitiva,
gracias al sentido cívico de los medios de comunicación y al coraje de
valientes periodistas, aquel del que disponían los ciudadanos para
democráticamente criticar, rechazar o enfrentar decisiones ilegales que
pudieran ser inicuas, injustas e incluso criminales contra personas inocentes.
Era, como se ha dicho a menudo, la voz de
los sin-voz, pero este “Cuarto Poder”
fue vaciándose de sentido, perdiendo poco a poco su función esencial de contrapoder.
Megagrupos mediáticos
El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos
económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del
mundo resulta a veces más importante que el de los gobiernos y los Estados.
Ellos son los nuevos “amos del mundo”
que se reúnen cada año en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial, e inspiran las políticas de la
gran Trinidad Globalizadora: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del
Comercio.
Es en este marco geoeconómico donde se produjo una metamorfosis decisiva
en el campo de los medios de comunicación
masiva: emisoras de radio, prensa
escrita, canales de televisión, internet tienden cada vez más a integrarse a las inmensas
estructuras para conformar grupos mediáticos mundiales. Así empresas gigantes como News Corps,
Viacom, Time Warner, General Electric, Microsoft, United Global Com, Disney,
Telefónica, RTL Group, France Telecom, Bertelsmann, Prisa, etc., tienen ahora
nuevas posibilidades de expansión debido a los cambios tecnológicos.
La “revolución digital” ha derribado las fronteras que antes separaban
las tres formas tradicionales de la comunicación: sonido, escritura, imagen.
Permitió el surgimiento y el auge de internet, una nueva forma de expresarse,
de informarse, de distraerse; pero además a todas las actividades de los
sectores de la cultura de masas, de la comunicación y la información. Por
añadidura, estas empresas
mediáticas gigantes, estos productores en cadena de símbolos multiplican la
difusión de mensajes de todo tipo, donde se entremezclan televisión, dibujos
animados, cine, videojuegos, CD musicales, DVD, edición, ciudades temáticas estilo Disneylandia, espectáculos
deportivos, etc. También se ocupan de todo lo concerniente a: la escritura, la
imagen, al sonido, y difunden esto mediante los canales más diversos (prensa
escrita, radio, televisión de aire, por cable, satelital, vía internet y a
través de todo tipo de redes digitales), y además, son mundiales, planetarios,
globales, no solamente nacionales o locales.
Estas megaempresas contemporáneas, mediante mecanismos de concentra-ción concentración, se apoderan de los sectores mediáticos más diversos en
numerosos países, en todos los continentes, y se convierten de esta manera, por
su peso económico y su importancia ideológica, en principales actores de la
mundialización liberal al convertirse la comunicación (extendida a la
informática, la electrónica y la telefonía) en la gran industria de nuestro tiempo, estos grandes
grupos pretenden ampliar su dimensión a través de incesantes adquisiciones y
presionan a los gobiernos para que anulen las leyes que limitan las concentraciones o impiden la constitución de monopolios.
QEstablishment. Término usado para referirse al grupo dominante visible o
élite que detenta el poder y/o la autoridad en una nación.
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