La Vida Es del Color
del Cristal con que se Mire
Érase una vez, que en una esquina de la calle, un
vendedor de lentes, sobre un cajón de madera vieja, tenía su mercancía: lentes
con cristales verdes, azules, amarillos, negros, rojos y anaranjados... de
todos los colores. El vendedor pregonaba así: ¡¡¡lentes – anteojos... de
todos los colores!!! Luego agregaba: ¡“la vida es del color del cristal con que
se le mire”! ¡¡¡lentes – anteojos... de todos los colores!!! Y su voz
llegaba a la calle siguiente.
Miguel, un joven un tanto pesimista,
siempre miraba el lado malo de las cosas... Consideraba a la gente peor de lo
que en realidad era. Y aun cuando hubiera sol pensaba en la tormenta que
vendría. Consideró oportuno comprarse y claro, su color preferido: lentes de
cristales negros.
-Pero con ellos verás todo oscuro,
muchacho ¿Te gusta así?
-Pues sí.... y siguió caminando con
sus lentes de cristales negros. Veía los árboles oscuros, las nubes grises y
todo sombrío.
A Julián en cambio, le encantaba el verde,
había nacido en el campo y lamentaba el color gris de los grandes edificios...
El negro del asfalto y la escasez de pinos, de árboles y plantas.
-Por eso, le dijo al vendedor: Unos
lentes verdes, por favor.
-Toma, muchacho.
Ahora con los lentes puestos, Julián
veía, las calles, las personas de color de la hierba del campo. No era el
campo, pero por lo menos todo lo veía verde y así lo recordaba. El
vendedor seguía pregonando: Lentes¡¡¡¡ para ver la vida de colorreeeees!!!!
Acertó pasar por allí Margarita; una
joven que siempre vestía de rojo porque para ella era el color alegre y más
bonito. Su sueño era comprarse un carro rojo y después una casa roja... Toda
alegre, con flores rojas... Margarita le compro al vendedor los lentes rojos. Y
cuando se los puso veía los pájaros rojos y las casa rojas... También las
estrellas rojas... Todo el mundo como un corazón lleno de vida...
Por la calle donde estaba el
vendedor, alguien había dejado caer una perla de gran valor, allí permanecía
tirada en una esquina de la calle, sin que nadie la viera. ¡Y que bonita
era! Pasó Miguel con sus anteojos negros, la vio y se dijo: “alguien dejo caer
la piedra de la cauchera, ya no tendrá pajaritos. Y siguió su caminó.
Más Tarde pasó Julián... ¡mira que
guisante más grande! Si Hubiera más, lo recogería para hacer una tortilla: pero
uno sólo... Y siguió su camino dejando la perla. Como pasó por allí
Margarita, creyó que la perla era un dulce de fresa que alguien después de
chuparlo, lo había tirado allí; por eso no recogió la perla... Paso por ese
lugar un niño, no se sabe su nombre, no compro al vendedor ningunos lentes. Le
gustaba verlo todo del mismo color que tenían. Si el color era bonito muy
bien... Si era feo así era...Él prefería las cosas en todo su realismo, le parecía mejor que cada
cosa tuviera un color diferente.
Sería aburrido que todas las cosas
tuvieran el mismo color. Era alguien que miraba la vida sin el color del
cristal...Sin nada artificial...Por eso al pasar la esquina de la otra calle,
vio la perla y la recogió. ¡Y salió preguntando: ¡El que mira la vida sin
cambiarla de color, más pronto o más tarde le encuentra el verdadero valor!
Responda los Siguientes Interrogantes
1. ¿Cómo ve usted su
existencia?
2. ¿Qué mensaje le deja la lectura?
3. ¿De qué manera enfrenta las situaciones adversas?
4. ¿Cuáles son sus metas y
propósitos en su Proyecto de Vida?
5. ¿Ayuda usted a otras personas para que perciban y vean la vida
mejor?
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