domingo, marzo 06, 2016

Los tres consejos

Una pareja de recién casados era muy pobre y vivía de los favores de  un pueblito del interior,  un día el marido le hizo la siguiente propuesta a su  esposa: “querida yo voy a salir de la casa, voy a viajar bien lejos, buscar un  empleo y trabajar hasta tener condiciones para regresar y darte una  vida más cómoda y digna. No sé cuánto tiempo voy a estar lejos, solo  te pido una cosa, que me esperes y mientras yo esté lejos, seas fiel a mí, pues yo te seré fiel a ti”.

 
Así, siendo joven aún, caminó muchos días, hasta encontrar un hacendado que estaba necesitando de alguien para ayudarlo en su hacienda. El joven llegó y se ofreció para trabajar y fue aceptado,  pidió hacer un trato, el cual fue aceptado por su jefe. El pacto fue el siguiente: “déjeme trabajar por el tiempo que yo quiera y cuando yo sienta que  debo irme, el señor me libera de mis obligaciones, así que no quiero recibir mi salario, le pido que lo guarde en una cuenta de ahorros hasta el día en que me vaya; el día que yo salga,  usted me dará mi dinero”.

Estando ambos de acuerdo, se dedicó a trabajar durante veinte años, sin vacaciones y sin descanso, después de veinte años, se acercó a su patrón y le dijo: “quiero regresar a mi casa patrón, así que quisiera mi dinero, pues”. El patrón le respondió: "muy bien, hicimos un pacto y voy  a  cumplirlo, solo que antes quiero hacerte una propuesta, ¿está bien?

Te doy tu dinero y tú te vas, o te doy tres consejos y no te doy el  dinero y te vas, si yo te doy el dinero, no te doy los consejos y viceversa. Vete a tu cuarto, piénsalo y después me das la respuesta". Él pensó  durante dos días, tras lo cual buscó a su patrón y le dijo: “quiero los tres consejos”.

El patrón le recordó: "¿estás seguro de tu decisión?, porque si te doy los consejos, no te doy el dinero", y es un acuerdo que debemos respetar, y el empleado respondió: “sí señor, de todas maneras, quiero los consejos”.

Bien, respondió el patrón, ten en cuenta entonces:
                          
Primero, nunca en tu existencia, tomes atajos en tu vida,  caminos más cortos y desconocidos pueden ser azarosos y te pueden costar la vida o llevarte a situaciones donde tengas que arriesgar tu libertad y desechar lo que realmente vale la pena en la vida, hay riesgos innecesarios. En segundo lugar, jamás, seas curioso de aquello que represente el mal, pues la  curiosidad por el mal puede ser fatal. Y tercero, jamás, tomes decisiones en momentos que sientas odio y dolor, no es un momento indicado para tomar decisiones delicadas, pues  en medio de la desesperación, las decisiones apresuradas te pueden conducir a graves errores de los cuales te puedes arrepentir cuando sea demasiado tarde.

Después de darle los consejos, el patrón le dijo al joven, que ya no  era tan joven, así: "aquí tienes tres panes, dos para comer durante el viaje y el tercero  es para compartir  con tu esposa cuando llegues a tu casa".

El hombre entonces, conforme a lo pactado, agradeció y se despidió de su expatrón, y emprendió su camino de regreso, después de veinte años de estar lejos  de ella y de su esposa, que él tanto amaba.

Después del primer día  de viaje, encontró una persona que lo saludó y le preguntó: “¿para  dónde vas?”  Él le respondió: "voy para un camino muy distante que queda a más de  veinte días de caminata por esta carretera", la persona le dijo entonces: "joven, este camino es muy largo, yo  conozco un atajo con el cual llegarás en pocos días". El joven contento,  comenzó a caminar por el atajo,   cuando  se  acordó  del  primer  consejo, entonces se alejó de aquel atajo y volvió a  seguir por el camino normal. Dos días después se enteró,  de otro  viajero que había tomado el atajo, y lo asaltaron, lo golpearon, y le  robaron toda su ropa. Ese atajo llevaba a una emboscada.

Después de algunos días de viaje, y cansado al extremo, encontró una  pensión a la vera de la carretera.         

Muy de madrugada se levantó asustado al escuchar un grito aterrador. Se  puso de pié de un salto y se dirigió hasta la puerta para ir hacia  donde escuchó el grito.

Cuando estaba abriendo la puerta, se acordó del segundo consejo.

Regresó y se acostó a dormir. Al amanecer, después de tomar café, el  dueño de la posada le preguntó si no había escuchado un grito y él le  contestó que sí lo había escuchado. El dueño de la posada le  preguntó: ¿y no sintió curiosidad?

 
Él le contestó que no,  ante  lo que el dueño les respondió: “usted ha tenido  suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer maleante con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el  huésped sale a enterarse de qué está pasando, lo mata, lo entierra en el quintal, y luego se esfuma. El hombre siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.

Después de muchos días y  noches de caminata, ya al atardecer, vio entre los árboles humo  saliendo de la chimenea de su pequeña casa, caminó y vio entre los  arbustos la silueta  de su esposa. Estaba   anocheciendo, pero alcanzó a ver que ella no estaba  sola.

Anduvo un poco más y vio que ella tenía en sus piernas a un hombre al  que estaba acariciando los cabellos, cuando vio aquella escena, su  corazón se llenó de odio y amargura y decidió correr al encuentro de  los dos y matarlos sin piedad.                       
                                              
Respiró profundo, apresuró sus pasos, cuando recordó el tercer  consejo; “nunca tomes decisiones en momentos de odio y dolor, puedes arrepentirte demasiado tarde"  entonces se paró y reflexionó, decidió dormir ahí mismo aquella noche  y al día siguiente tomar una decisión.

Al amanecer, ya con la cabeza  fría, él  pensó: “no voy a matar a mi esposa”, voy a volver con mi patrón y a pedirle que me acepte de vuelta. Sólo que antes, quiero decirle a mi esposa que siempre le fui fiel a  ella.  Se dirigió a la puerta de la casa y tocó. Cuando la esposa le abre la puerta y lo reconoce, se cuelga de su cuello y lo abraza  afectuosamente.

Él trata de quitársela de encima, pero no lo consigue, entonces con lágrimas en los ojos le dice: "yo te fui fiel y tú me traicionaste...ella espantada le responde: ¿cómo?  Yo nunca te traicioné, te esperé  durante veinte años

Él entonces le preguntó: ¿y quién era ese hombre que acariciabas ayer  por la tarde?; y ella le contestó: “aquel hombre es nuestro hijo;  cuando te fuiste,  descubrí que estaba embarazada, hoy él tiene veinte años de edad”.

Entonces el marido entró,  conoció y abrazó a su hijo y les contó toda  su historia, en cuanto su esposa preparaba la cena,  se sentaron a  comer el último pan junto. Después de la oración de agradecimiento,  con lágrimas de emoción, él partió el pan y al abrirlo, se encontró  todo su dinero, el pago de sus veinte años de dedicación.



Análisis y Comprensión Lectora

1. ¿Qué atajos no tomaría en su vida?

2. ¿Cree que el fin justifica los medios?                                                                       Es decir, conseguir lo que queremos como sea.

3. ¿Qué impresión le dejó esta reflexión?

4. ¿Por qué es conveniente ser prudentes en nuestras decisiones y acciones?
        

5. ¿Piensa que recibir un consejo es para otras personas pero no para usted?




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