Historia del pensamiento económico
Economía.
Ciencia Social que estudia los procesos de producción,
distribución, comercialización y consumo de bienes y servicios y puede dividirse en:
1. Teoría de los precios o microeconomía. Explica como la interacción
oferta - demanda en mercados competitivos determinan los precios de cada
bien, nivel de salarios, margen de
beneficios y variaciones de las rentas.
2. Macroeconomía. Comprende problemas relativos a: nivel de empleo e índice
de ingresos de un país. Surge con La teoría general sobre el empleo, el
interés y el dinero, de Keynes. Sus conclusiones sobre las fases de
expansión y depresión económica se centran en la demanda total o agregada de bienes y servicios por parte de
consumidores, inversores y gobiernos. Plantea que una demanda agregada
insuficiente genera desempleo; la solución estaría en incrementar la inversión
de las empresas o del gasto público, aunque para ello sea necesario tener un
déficit presupuestal.
Aristóteles y Platón disertaron sobre problemas relativos a la riqueza, la propiedad y el
comercio. Durante la edad media predominaron las ideas de la Iglesia, se impuso
el Derecho canónico, que condenaba la usura (cobro de intereses abusivos a
cambio de efectivo), y consideraba que el comercio era una actividad inferior a
la agricultura. La economía, como ciencia independiente de la
filosofía y de la política, data de la publicación de: Investigación sobre
la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones.
Adam Smith. En La
riqueza de las naciones, sostenía que la competencia privada libre de
regulaciones produce y distribuye mejor la riqueza que los mercados controlados
por los gobiernos. Su razonamiento ha sido utilizado para justificar el
capitalismo y evitar la intervención gubernamental en el comercio y el cambio. Los
empresarios privados que buscan su propio interés organizan la economía de
manera más eficaz "como por una mano
invisible".
Mercantilismo. Fomentaba el autoabastecimiento
de las naciones. Imperó en Inglaterra y en Europa occidental siglos XVI-XVIII. El desarrollo de los nacionalismos S. XVI desvió
la atención de los pensadores de la época hacia cómo incrementar la riqueza y
el poder de los Estados nacionales, política económica que imperaba en aquella
época.
Los mercantilistas consideraban: la riqueza de una nación dependía de la cantidad de oro y plata que
tuviese, así, podía aumentar sus reservas de estos metales preciosos vendiendo
más productos a otros países. Al lograr una balanza de pagos con saldo positivo
implicaba que los demás países tenían que pagar la diferencia con oro y plata. Daban
por sentado que su país estaría siempre en guerra con otros, o preparándose
para la próxima contienda. Si tenían oro y plata, podrían pagar a mercenarios
para combatir a su favor. En caso de necesidad, el monarca también podría
comprar uniformes, armas y comida para
los soldados. De esta filosofía también se deducía que era positivo para la
economía de un país el trabajo infantil. Un autor mercantilista tenía un plan
para los niños de los pobres: “cuando estos niños tienen cuatro años, hay que
llevarlos al asilo para pobres de la región, donde se les enseñará a leer
durante dos horas al día, y se les tendrá trabajando el resto del día en las
tareas que mejor se ajusten a su edad, fuerza y capacidad”.
Fisiocracia. Doctrina que dominó en Francia durante la segunda mitad del S. XVIII.
Surgió como una reacción ante las políticas restrictivas del mercantilismo.
François Quesnay, en su libro Cuadro económico, 1758, intentaba establecer
los flujos de ingresos en una economía, anticipándose a la contabilidad
nacional, creada en el siglo XX. Según los fisiócratas, toda la riqueza era
generada por la agricultura; gracias al comercio, esta riqueza pasaba de los
agricultores al resto de la sociedad. Partidarios del libre comercio y del laissez-faire
(los gobiernos no deben intervenir en la economía). También sostenían que los
ingresos del Estado tenían que provenir de un único impuesto que debía gravar a
los propietarios de la tierra, que eran considerados como la clase
improductiva.
Escuela Clásica. Thomas Robert Malthus ofreció
una teoría pesimista de la economía, centrada en la escasez de recursos y el
crecimiento de la población, creía que la población humana crece en progresión
geométrica (1,2,4,8,...) mientras que los recursos, en concreto los recursos
agrícolas, crecen sólo en progresión aritmética (1,2,3,4,...); por ello, a la
larga, la escasez de alimentos debe reducir al hambre a la mayoría de la gente.
Defendió una limitación moral, sugiriendo que la gente se casara tarde y
formara familias pequeñas. También reconoció el papel de las plagas, guerras y
epidemias en la contención de la superpoblación. Por estas ideas, la economía
adquirió el nombre de "la ciencia lúgubre".
La escuela clásica de pensamiento económico parte de los escritos de
Smith, continúa con la obra de los economistas británicos Malthus y David Ricardo, y culmina con la
síntesis de John Stuart Mill (Principios de economía política, 1848) de
Mill. Los economistas pertenecientes a esta escuela coincidían en los conceptos
principales: defendían la propiedad privada, los mercados y creían, que “sólo a través del principio de la
competencia tiene la economía política una pretensión de ser ciencia”.
Compartían la desconfianza de Smith hacia los gobiernos, y su fe ciega
en el poder del egoísmo y su “mano invisible”, que hacía posible que el
bienestar social se alcanzara mediante la búsqueda individual del interés
personal. Los clásicos tomaron de Ricardo el concepto de rendimientos
decrecientes, que afirma que a medida que se aumenta la fuerza de trabajo y el
capital que se utiliza para labrar la tierra, disminuyen los rendimientos o,
como decía Ricardo, “superada cierta etapa, no muy avanzada, el progreso de la
agricultura disminuye de una forma paulatina”.
El alcance de la ciencia económica se amplió de
manera considerable cuando Smith subrayó el papel del consumo sobre el de la
producción, confiaba en que era posible aumentar el nivel general de vida del
conjunto de la comunidad. Defendía que era esencial permitir que los individuos
intentaran alcanzar su propio bienestar como medio para aumentar la prosperidad
de toda la sociedad.
Malthus, en su conocido Ensayo sobre el principio de la población
(1798), planteaba que las esperanzas de
mayor prosperidad se estrellarían contra la roca de un excesivo crecimiento de
la población. Ante esto, la única forma de escapar a este imperativo de la
humanidad y de los horrores de un control positivo de la naturaleza, era la limitación
voluntaria del crecimiento de la población, no controlando la natalidad, sino
retrasando la edad nupcial, reduciendo el volumen de familias.
Los Principios de economía política de Mill
constituyeron el centro de esta ciencia hasta finales del S. XIX. Aceptaba las
teorías de sus predecesores y confiaba más en la posibilidad Era un reformista,
quería gravar las herencias y permitir que el gobierno asumiera protagonismo a
la hora de proteger a niños y trabajadores. Fue muy crítico con las prácticas que
desarrollaban las empresas y favorecía la gestión cooperativa de las fábricas
por parte de los trabajadores; representó un puente entre la economía clásica
del laissez-faire y el Estado de bienestar.
Acerca de los mercados, los clásicos aceptaban la “ley de
Say”, que sostiene que el riesgo de un desempleo masivo en una economía
competitiva es despreciable, porque la oferta crea su propia demanda, limitada
por la cantidad de mano de obra y los recursos naturales disponibles para
producir. Cada aumento de la producción aumenta los salarios y los demás
ingresos que se necesitan para poder comprar esa cantidad adicional producida.
Marxismo. La oposición a la escuela clásica provino de
los autores socialistas, como el
filósofo social francés Claude Henri de Rouvroy conde de Saint-Simon, y Robert
Owen, pero fue Karl Marx el autor de las teorías económicas socialistas más
importantes, manifiestas en: El capital.
El marxismo representó una seria recusación contra la teoría dominante, aunque
Marx adoptó la teoría del valor trabajo
de Ricardo (sobre que los precios eran consecuencia de la cantidad de trabajo
que se necesitaba para producir un bien y formuló esta teoría del valor para
facilitar el análisis, de forma que se pudiera entender la diversidad de precios.
Para Marx, la teoría del valor trabajo representaba la clave del modo de
proceder del capitalismo, la causa de todos los abusos y de toda la explotación
generada por un sistema injusto. Sus estudios históricos y análisis económicos
convencieron a Engels de que los beneficios y los demás ingresos procedentes de
una explotación sin escrúpulos de las propiedades y las rentas son el resultado
del fraude y el poder que ejercen los fuertes sobre los débiles. Sobre esta
crítica se alza la crítica económica que desemboca en la histórica lucha de
clases.
En Inglaterra, la acumulación primitiva en su historia
económica fue posible a la delimitación y cercamiento de tierras. En los S. XVII y XVIII los
terratenientes utilizaron su poder en el Parlamento para quitar a los
agricultores los derechos que por tradición tenían sobre las tierras comunales,
al privatizar estas tierras, empujaron a sus víctimas al desplazamiento a las
ciudades y a las fábricas. Sin tierras ni herramientas, los
hombres, las mujeres y los niños tenían que trabajar para conseguir un salario.
Así, el principal conflicto, según Marx, se producía entre la clase
capitalista, dueña de la propiedad de los medios de producción (fábricas y
máquinas) y la clase trabajadora - proletaria, que no tenía nada, salvo sus
propias manos. La explotación, eje de la doctrina de Marx, se mide por la
capacidad de los capitalistas para pagar sólo salarios de subsistencia, obteniendo
de su trabajo un beneficio o plusvalía, que era la diferencia entre los
salarios pagados y los precios de venta de los bienes en los mercados.
Marx y Engels reconocían logros materiales transitorios del capitalismo,
las contradicciones inherentes al capitalismo y al proceso de lucha de clases
terminarían por destruirlo, al igual que lo ocurrido con el extinto feudalismo
medieval.
Marx se aleja de la tradición de la economía clásica inglesa, siguiendo a
Hegel, al considerar que la historia de la humanidad y de la filosofía era una
progresión dialéctica: tesis, antítesis y síntesis: p.e., una tesis puede ser
un conjunto de acuerdos económicos, como el feudalismo o el capitalismo; su
contrapuesto, antítesis, sería, el
socialismo, como sistema contrario al capitalismo.
La confrontación de la tesis y la antítesis daría paso a una evolución, que
sería la síntesis, en este caso, el comunismo que permite combinar la
tecnología capitalista con la propiedad pública de las fábricas y las granjas. A
largo plazo, el sistema capitalista
desaparecería debido a que su tendencia es acumular riqueza en unas pocas manos,
esto provocaría crecientes crisis debidas al exceso de oferta y a un progresivo
aumento del desempleo. Esta contradicción entre los adelantos tecnológicos, y
el consiguiente aumento de la eficacia productiva y la reducción del poder
adquisitivo impediría adquirir cantidades adicionales de productos sería la causa del hundimiento del
capitalismo; crisis que se reflejarían en un desplome de los beneficios, una mayor conflictividad entre trabajadores, empresarios
y depresiones económicas El resultado de
esta lucha de clases culminaría en la revolución y luego al socialismo, para
avanzar al comunismo. En una 1ª etapa, sería necesario el Estado para eliminar la resistencia capitalista. Cada
trabajador sería remunerado en función de su aportación a la sociedad. Al implantarse el comunismo, el Estado, cuya
esencia consiste en oprimir a las clases
sociales, desaparecería, así, cada individuo percibiría, en razón de sus
necesidades.
Escuela neoclásica. A partir de 1870, los economistas neoclásicos imprimen un giro a la
economía, abandonan las limitaciones de la oferta para centrarse en la
interpretación de las preferencias de los consumidores. Al fijarse en el
estudio de la utilidad o satisfacción obtenida con la última unidad (marginal),
consumida. Explicaban la formación de los precios, no en función de la cantidad
de trabajo necesaria para producir los bienes, sino en función de la intensidad
de la preferencia de los consumidores en obtener una unidad adicional de un
determinado producto.
Alfred Marshall, en Principios de Economía, explicaba la demanda
a partir del principio de utilidad marginal, y la oferta a partir del coste
marginal (coste de producir la última unidad). En los mercados competitivos,
las preferencias de los consumidores hacia los bienes más baratos y la de los
productores hacia los más caros, se ajustarían para alcanzar un nivel de
equilibrio. Ese precio de equilibrio sería aquel que hiciera coincidir la
cantidad que los compradores quieren comprar con la que los productores desean
vender.
Este equilibrio también se alcanzaría en los mercados de
dinero y de trabajo. En los mercados financieros, los tipos de interés
equilibrarían la cantidad de dinero que desean prestar los ahorradores y los
inversores. Los prestatarios quieren utilizar los préstamos que reciben para
invertir en actividades que les permitan obtener beneficios superiores a los
tipos de interés que tienen que pagar por los préstamos. Por su parte, los
ahorradores cobran un interés a cambio de ceder su dinero. En el mercado de
trabajo se alcanza asimismo un equilibrio. En los mercados de trabajo
competitivos, los salarios pagados representan, por lo menos, el valor que el
empresario otorga a la producción obtenida durante las horas trabajadas, que
tiene que ser igual a la compensación que desea recibir el trabajador a cambio
del cansancio y el tedio laboral.
Esta doctrina neoclásica es muy conservadora, prefiere que operen mercados competitivos a
una intervención pública. Hasta la Gran Depresión, se defendía que la mejor
política era la de Smith: bajos impuestos, ahorro en el gasto público y presupuestos
equilibrados. No les preocupa la causa de la riqueza, explican que la desigual
distribución de ésta y de los ingresos se debe en gran medida a los grados de
inteligencia, talento, energía y ambición de las personas. El éxito de cada
individuo depende de sus características individuales, y no de que se beneficien
de ventajas excepcionales o sean víctimas
de una incapacidad especial. En las sociedades capitalistas, esta es la
doctrina predominante a la hora de explicar la formación de los precios y el
origen de los ingresos.
Economía keynesiana. John Maynard Keynes. Planteó soluciones para superar la Gran Depresión en su obra Teoría general sobre el empleo, el
interés y el dinero, creía que el
elevado desempleo era resultado de la falta de demanda de productos y servicios,
así, los gobiernos se deben hacer cargo del déficit invirtiendo en obras
públicas y otros proyectos para incrementar la demanda y el consumo. Sus
propuestas influyeron en la política del New Deal, incluidas las oficinas de
empleo, que crearon trabajos en obras públicas para los desempleados.
La Gran Depresión sorprendió a economistas y políticos por igual. Los
economistas siguieron defendiendo, a pesar de la experiencia contraria, que el
tiempo y la naturaleza restaurarían el crecimiento económico si los gobiernos
se abstenían de intervenir en el proceso económico. Estos antiguos remedios no
funcionaron, se necesitaban políticas y explicaciones nuevas, fue lo que
proporcionó Keynes. En su Teoría aparecía un axioma central, resumido así:
1. las teorías existentes sobre el desempleo no tenían ningún sentido; ni
un nivel de precios elevado ni unos salarios altos podían explicar la
persistente depresión económica y el desempleo generalizado;
2. por el contrario, se proponía una explicación alternativa a estos
fenómenos que giraba en torno a lo que se denominaba demanda agregada, es
decir, el gasto total de los consumidores, los inversores y las instituciones
públicas. Cuando la demanda agregada es insuficiente, las ventas disminuyen y
se pierden puestos de trabajo; cuando la demanda agregada es alta y crece, la
economía prospera. A partir de estas dos afirmaciones
genéricas, surgió una poderosa teoría que permitía explicar el comportamiento
económico. Esta interpretación constituye la base de la macroeconomía
contemporánea. Puesto que la cantidad de bienes que puede adquirir un consumidor
está limitada por los ingresos que éste percibe, los consumidores no pueden ser
responsables de los altibajos del ciclo económico, por lo tanto, las fuerzas
motoras de la economía son los inversores (empresarios) y los gobiernos.
Durante una recesión y durante una depresión económica, hay que fomentar
la inversión privada o, aumentar el gasto público. Si lo que se produce es una
ligera contracción, hay que facilitar la concesión de créditos y reducir los
tipos de interés (base fundamental de la política monetaria), para estimular la
inversión privada y restablecer la demanda agregada, aumentándola de forma que
se pueda alcanzar el pleno empleo. Si la contracción de la economía es grande,
habrá que incurrir en déficit presupuestal, invirtiendo en obras públicas o
concediendo subvenciones a fondo perdido a los colectivos más perjudicados.
Texto tomado de Enciclopedia Encarta
Realizar lo siguiente
Las Respuestas deben ser sustentadas utilizando
Términos Específicos correspondientes al análisis
1°. ¿Qué
piensa sobre el trabajo infantil?
2°. Seleccione y copie los Términos Específicos
3°. De cada uno de los planteamientos teóricos
anteriores, exprese que fue lo que más le llamó la atención.
4°. En la
dinámica competitiva del mercado ¿la oferta y la demanda
determinan los precios de cada bien?
5°. ¿Debe evitarse
la intervención gubernamental en la regulación del mercado?
6°. Establezca diferencias entre las doctrinas
económicas.
7°. ¿Qué
inquietudes le generaron estas teorías económicas?
8°. ¿De qué forma intervienen los gobiernos la economía?
9°. Seleccione los nombres de los teóricos citados
en el texto y consulte la biografía de cinco de ellos.
10°. La teoría Keynesiana plantea que una demanda insuficiente genera desempleo;
la solución estaría en incrementar la inversión
empresarial o del gasto público,
aunque se aumente el déficit presupuestal
¿Qué piensa al respecto?
11°. Ley de la oferta
y demanda, modelo económico de la formación de
precios de mercado
de los bienes,
explica fenómenos y procesos macro
y micro-económicos.
Se basa en la relación entre el precio
de un bien y
las ventas del mismo, asume que en un mercado de competencia libre,
el precio se establecerá en un punto
de equilibrio,
en el cual todo lo
producido se vende y no hay demanda insatisfecha.
12. De los siguientes postulados sobre la oferta y la
demanda:
Responda Falso o Verdadero:
A.- Cuando, al precio
corriente de un bien, la demanda excede la oferta, el precio de ese bien tiende
a aumentar
B. - Cuando la oferta excede la demanda, el precio del bien tiende a
disminuir
C. - Un aumento en el precio de un bien tiende, a disminuir la demanda y a
aumentar la oferta
D.- La disminución en el precio de un bien tiende, al aumento de la demanda
y disminuir la oferta
E.- El precio de un bien tiende al nivel en el cual la demanda iguala la
oferta
No hay comentarios:
Publicar un comentario