Apatía y Espiritualidad By Karen Bishop
“No sé qué me pasa últimamente. Parece que ya no me importara mucho de nada. “Me parece haber perdido todo interés en participar en las cosas en las que solía participar.” “No me importa lo que pase.”
“No sé qué me pasa últimamente. Parece que ya no me importara mucho de nada. “Me parece haber perdido todo interés en participar en las cosas en las que solía participar.” “No me importa lo que pase.”
Si has tenido alguno
de estos pensamientos o sentimientos últimamente, sabe que ellos son una parte
del proceso de iluminación y tienen un propósito claro y perfecto.
A veces, podemos sentirnos como si fuéramos por ahí “actuando” a lo largo de nuestra vida cotidiana. Simplemente no estamos presentes, pues nuestras vidas no tienen el sentido que solían tener. No parecemos estar en alineación con lo que hemos creado en el pasado. Y además, sentirnos agotados de atravesar todas las pruebas y tribulaciones que puede traer la ascensión, puede volverlo a uno muy apático. Estamos demasiado cansados para involucrarnos o que nos importe nada. “Deja que las piezas caigan donde quieran”, se convierte en nuestro curso general de acción (o in-acción). “Ya no tengo deseos de estar pendiente de todo.”
Pero la apatía tiene una pepita de oro dentro de ella. Ser apáticos en realidad nos coloca en un espacio de mayor vibración. Apoya nuestro continuo proceso de dejar ir los apegos. Cuando ya no nos importa mucho de nada, entonces nos ‘desentrelazamos’ de mucho. Quedamos entonces en un espacio de “ningún espacio”, y éste es el espacio de los reinos superiores. Estamos entonces mucho más en el momento.
A veces, podemos sentirnos como si fuéramos por ahí “actuando” a lo largo de nuestra vida cotidiana. Simplemente no estamos presentes, pues nuestras vidas no tienen el sentido que solían tener. No parecemos estar en alineación con lo que hemos creado en el pasado. Y además, sentirnos agotados de atravesar todas las pruebas y tribulaciones que puede traer la ascensión, puede volverlo a uno muy apático. Estamos demasiado cansados para involucrarnos o que nos importe nada. “Deja que las piezas caigan donde quieran”, se convierte en nuestro curso general de acción (o in-acción). “Ya no tengo deseos de estar pendiente de todo.”
Pero la apatía tiene una pepita de oro dentro de ella. Ser apáticos en realidad nos coloca en un espacio de mayor vibración. Apoya nuestro continuo proceso de dejar ir los apegos. Cuando ya no nos importa mucho de nada, entonces nos ‘desentrelazamos’ de mucho. Quedamos entonces en un espacio de “ningún espacio”, y éste es el espacio de los reinos superiores. Estamos entonces mucho más en el momento.
Cuando no nos importa mucho, no estamos llenando nuestros pensamientos y
emociones con cosas que no son realmente “reales”. Y estamos mucho más fuera de
nuestro propio camino.
En los reinos superiores, no existen agendas ni planes. Sin apegos, con una buena conexión a la Fuente, con gran confianza, y una certeza de que todo está siempre en correcto orden divino, nada importa realmente de todos modos. Estar mucho más conectados a la Fuente de manera continua, nos mantiene aún más equilibrados. No hay tantos altibajos.
En los reinos superiores, no existen agendas ni planes. Sin apegos, con una buena conexión a la Fuente, con gran confianza, y una certeza de que todo está siempre en correcto orden divino, nada importa realmente de todos modos. Estar mucho más conectados a la Fuente de manera continua, nos mantiene aún más equilibrados. No hay tantos altibajos.
Y cuando nos damos cuenta de que las cosas realmente no son gran cosa
pues podemos crear algo fresco y Nuevo en cualquier momento dado, la apatía
entonces se ajusta perfectamente.
Para poder crear con éxito, tenemos que no tener apegos. Siempre es precisamente cuando ya no nos importa tener algo, que llega. Y realmente no queremos crear desde nuestro ego o yo des-conectado, de todos modos. Entonces, a medida que avanzamos a través del proceso de ascensión, y nos acostumbramos a que las cosas no salgan como queremos, o de la forma que habíamos imaginado, se nos coloca justamente en el medio de un espacio de mayor vibración. Estas experiencias nos obligan a soltar. ¿No es extraño que las áreas de nuestras vidas sobre las que no tenemos opiniones fuertes, parezcan ir siempre bien?
Yo tenía una diseñadora de páginas web que decidió que se iba a retirar del trabajo informático y diseño web. Los problemas y tribulaciones que su trabajo le traía ya no valían la pena para ella. El minuto en que se entregó y renunció a todo, inmediatamente comenzó a recibir grandes cantidades de negocios, y los nuevos clientes eran del tipo que ella siempre había deseado. Fue cuando a ella ya no le importaba el diseño de páginas web, pues se sentía realmente quemada, que su empresa realmente despegó. (¡Ella se retiró de todas maneras!)
Cuando las cosas no van como queremos, muchas veces es porque no procedemos de nuestro yo “conectado”. Podemos proceder de un yo desesperado o analítico que está tratando de resolver un problema de una forma que nos parezca posible... incluso aunque ni siquiera estemos particularmente locos por nuestra propia idea. Si miráramos hacia atrás, por lo general descubriríamos que nos alegra que tal o cual cosa nunca hayan sucedido. Estar en un estado de apatía, ocasionada porque parece que nunca conseguimos lo que queremos, entre otras cosas, nos coloca en ese espacio de neutralidad en donde podemos crear casi cualquier cosa. Cuando nos damos cuenta de que nada realmente importa mucho, pues lo que pensábamos que era importante procedía de nuestro yo des-conectado, es entonces que estamos alcanzando con éxito los reinos superiores. Ser feliz donde verdaderamente estamos, siempre trae el siguiente paso de la creación a nuestra puerta.
Cuando tenemos que tener las cosas de determinada manera, estamos básicamente estrangulando la energía. Es cuando podemos estar contentos con simplemente ser, que todas nuestras necesidades son satisfechas. La pasión es una aparente contradicción para este escenario, pues la pasión es una conexión muy fuerte, porque sabemos que lo que nos apasiona está en perfecta alineación en todo sentido con nuestro yo superior. Por lo tanto, existe una clara diferencia en cuanto a la pasión. Por lo general experimentamos apatía cuando estamos soltando deseos que surgen de nuestro yo des-conectado. No los necesitábamos de todas maneras.
Si has elegido esta página, estás siendo alentado a honrar tu estado de apatía, y a darte cuenta de que la apatía es una condición de los reinos superiores.
Para poder crear con éxito, tenemos que no tener apegos. Siempre es precisamente cuando ya no nos importa tener algo, que llega. Y realmente no queremos crear desde nuestro ego o yo des-conectado, de todos modos. Entonces, a medida que avanzamos a través del proceso de ascensión, y nos acostumbramos a que las cosas no salgan como queremos, o de la forma que habíamos imaginado, se nos coloca justamente en el medio de un espacio de mayor vibración. Estas experiencias nos obligan a soltar. ¿No es extraño que las áreas de nuestras vidas sobre las que no tenemos opiniones fuertes, parezcan ir siempre bien?
Yo tenía una diseñadora de páginas web que decidió que se iba a retirar del trabajo informático y diseño web. Los problemas y tribulaciones que su trabajo le traía ya no valían la pena para ella. El minuto en que se entregó y renunció a todo, inmediatamente comenzó a recibir grandes cantidades de negocios, y los nuevos clientes eran del tipo que ella siempre había deseado. Fue cuando a ella ya no le importaba el diseño de páginas web, pues se sentía realmente quemada, que su empresa realmente despegó. (¡Ella se retiró de todas maneras!)
Cuando las cosas no van como queremos, muchas veces es porque no procedemos de nuestro yo “conectado”. Podemos proceder de un yo desesperado o analítico que está tratando de resolver un problema de una forma que nos parezca posible... incluso aunque ni siquiera estemos particularmente locos por nuestra propia idea. Si miráramos hacia atrás, por lo general descubriríamos que nos alegra que tal o cual cosa nunca hayan sucedido. Estar en un estado de apatía, ocasionada porque parece que nunca conseguimos lo que queremos, entre otras cosas, nos coloca en ese espacio de neutralidad en donde podemos crear casi cualquier cosa. Cuando nos damos cuenta de que nada realmente importa mucho, pues lo que pensábamos que era importante procedía de nuestro yo des-conectado, es entonces que estamos alcanzando con éxito los reinos superiores. Ser feliz donde verdaderamente estamos, siempre trae el siguiente paso de la creación a nuestra puerta.
Cuando tenemos que tener las cosas de determinada manera, estamos básicamente estrangulando la energía. Es cuando podemos estar contentos con simplemente ser, que todas nuestras necesidades son satisfechas. La pasión es una aparente contradicción para este escenario, pues la pasión es una conexión muy fuerte, porque sabemos que lo que nos apasiona está en perfecta alineación en todo sentido con nuestro yo superior. Por lo tanto, existe una clara diferencia en cuanto a la pasión. Por lo general experimentamos apatía cuando estamos soltando deseos que surgen de nuestro yo des-conectado. No los necesitábamos de todas maneras.
Si has elegido esta página, estás siendo alentado a honrar tu estado de apatía, y a darte cuenta de que la apatía es una condición de los reinos superiores.
Es una indicación de que estás vibrando más alto y convirtiéndote
en un ser de mayor nivel.
Sentirse apático es simplemente un gran entrenamiento para una forma de ser de
nivel superior. Enhorabuena, pues estás aprendiendo el estado desapegado de
neutralidad. By Karen
Bishop
http://trabajadoresdelaluz.com.ar/movil/nota_seleccionada.php?ndx=2922
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