Foucault y Sloterdijk:
Aproximaciones entre Biopolítica y
Antropotécnicas:
Las nuevas formas de Control y Producción artificial del
comportamiento humano1
Dra. © Liliana Vásquez Rocca2
U. Andrés Bello - Pontificia U. Católica de
Valparaíso
Resumen
Tanto
Foucault como Sloterdijk elaboran un pensamiento transversal y
multidisciplinario que hace difícil su clasificación en alguna de las sub-disciplinas
al uso de la filosofía académica. Uno y otro han desarrollado un tipo de
aproximación a los estudios sobre el fenómeno humano, o -si se quiere- la vida
humana y política, dando lugar a un particular tipo de estudios antropológicos,
a pesar que Foucault se negó toda su vida a llamar antropología filosófica a su
actividad. Foucault como Sloterdijk tributan al legado del “método” genealógico
desplegado por Nietzsche a través de su obra, se trata pues de una genealogía
de los homínidos. Es así que el presente artículo pretende exponer la ruta
antropológica de los hombres, centrado en la perspectiva biológica, política y
técnica. En este sentido, Sloterdijk, en sus obras recientes, replantea las
técnicas normalizadoras (antropotécnicas), que se corresponden con los estudios
de Foucault sobre la historia de los sistemas disciplinarios y tecnologías del
poder, integrándolos en un horizonte más amplio, para ensayar una teoría del
hombre enfrentado al titanismo de la técnica.
FOUCAULT
AND SLOTERDIJK: BETWEEN APPROACHES BIOPOLITICS AND ANTHROPOTECHNICS; The new
forms of control and artificial production of human behavior
Abstract
Both Foucault and Sloterdijk develop a transversal and
multidisciplinary thought it difficult to classify it in one of the sub-disciplines
the use of academic philosophy. Both have developed a type of approach to
studies of the human phenomenon, or-if you will-human life, political life,
etc. resulting in a special kind of anthropological studies, although Foucault
refused to denominate philosophical anthropology. Foucault and Sloterdijk pay
honor to the legacy of the "method" Nietzsche deployed family through
his work, is therefore a genealogy of hominids. Thus, this article aims to
clarify the path anthropological men, focusing on the biological perspective,
political and technical. In this sense, Sloterdijk, in his recent work,
rethinking the normalizing techniques (techniques anthropological), which
correspond to Foucault studies on the history of disciplinary systems and power
technologies, integrating them into a wider horizon, to test a theory of man
facing the titanism technique.
Palabras
claves: Biopolítica, poder, antropotécnica, vida, técnica
Keywords: Biopolitics, power, technique
anthropological, life, technique
Revista Observaciones Filosóficas - Nº 16 /
2013
Introducción
Podemos
partir este artículo señalando que nos encontramos en el umbral de un nuevo
compromiso de la cultura en el que el humanismo tradicional deberá ajustar sus
cuentas con la tercera cultura, de la que jamás ha tomado nota. Esta tercera
cultura no son ni las ciencias puras ni las humanidades, sino todas las
ingenierías. En este escenario, la transformación técnica de los individuos es
en su sentido más propio biopolítica o como la denomina Foucault una forma
moderna de servidumbre o “normalización”.
La
introducción moderada y controlada de algunas innovaciones en la manipulación
de los genes del hombre, las plantas o los animales ya no constituye un peligro
inminente, por el contrario es una realidad imperante a nivel mundial. Las
conquistas actuales son procesos extremadamente regulados. Cuando nos
preguntamos “Por qué no debemos hacer con el hombre lo que los chinos han
conseguido hacer con el árbol -que por una parte produzca rosas y por la otra
peras”,3 estamos frente a un límite extremo, que es el que va de una política
de administración de la vida biológica a una política que contempla la
posibilidad de una transformación artificial de la misma.4
Sloterdijk,
en su libro (2009) "Has de cambiar tu vida"5, establece una
diferencia entre dos formas de producción artificial de comportamiento humano.
La primera es la producción de unos hombres por otros hombres, a la que
denomina técnicas para "dejarse operar", mientras que la segunda es
la producción de hombres, pero a partir de sí mismos, que serían entonces
técnicas de "autooperación".6 En ambos casos, se trata de un conjunto
de técnicas desarrolladas para modificar y optimizar el comportamiento humano,
a las que el filósofo denomina "antropotécnicas". Sólo que en el
primer caso son técnicas aplicadas por unos hombres sobre otros, mientras que
en el segundo caso hablamos de técnicas que los individuos aplican sobre sí
mismos.
“Esta
tipología de las antropotécnicas puede ser leída -como bien señala Castro-Gomez-
como el intento metodológico de ampliar, sobre bases antropológicas, el
proyecto foucaultiano que distingue las técnicas de gobierno sobre las
poblaciones (biopolítica) y las técnicas de gobierno sobre uno mismo7. Ambas
técnicas habrán de converger en la noción de biopoder.
El
concepto de antropotécnica es ya empleado por Sloterdijk en “Normas para el
parque humano”8, y retomado en Has de cambiar tu vida9 donde su sentido se
profundiza convirtiéndose en el eje articulador de este relato en torno a las
prácticas de autoproducción del hombre mediante la ejercitación sostenida y el
trabajo sobre sí mismo.
1.- Algunos
antecedentes del biopoder dentro de la obra de Foucault.
La obra
de Foucault suele dividirse en tres momentos o etapas intelectuales. Si se
atiende al estudio introductorio a la edición en español de la obra Tecnologías
del yo10, el primer momento se centra alrededor de la pregunta por el “saber”
entendida como arqueología en los textos La historia de la locura y La
arqueología del saber. Aquí se ubican los diversos discursos relacionados con
la ciencia y su tendencia a objetivar el sujeto como lo hace la biología, la
economía o la historia natural. El segundo momento hace relación a los primeros
acercamientos de Foucault a la pregunta por el “poder” en textos como El orden
del discurso, Vigilar y castigar y La voluntad de saber. Foucault se ocupa de
lo que él mismo denomina prácticas escindentes, por medio de las cuales el
sujeto es dividido en el interior de sí mismo o de los otros; una vez más este
proceso hace de él un objeto susceptible de ser categorizado: Enfermo - Sano,
Loco - Cuerdo, Criminal - No Criminal. Finalmente, el filósofo se ocupará de la
pregunta por el gobierno de los sujetos, es decir, por las “técnicas y
tecnologías de la subjetividad”. Lo anterior se verá reflejado en los textos La
inquietud de sí, El uso de los placeres y La gubernamentalidad. En esta última
etapa puso su énfasis en el sujeto, al igual que algunos puntos relevantes del
segundo momento foucaultiano, serán el punto de partida de las reflexiones
sobre los sujetos y su relación con el poder. Al respecto Foucault precisa:
“Sin
duda, el objetivo principal hoy no es descubrir, sino rechazar lo que somos.
Nos es preciso imaginar y construir lo que podríamos ser para desembarazarnos
de esta especie de “doble coerción” política que es la individualización y la
totalización simultáneas de las estructuras del poder moderno. Podría decirse,
para concluir, que el problema a la vez, político, ético, social y filosófico,
que se nos plantea hoy no es tratar de liberar al individuo del Estado y sus
instituciones, sino de liberarnos nosotros del Estado y del tipo de
individualización que le es propio. Nos es preciso promover nuevas formas de
subjetividad rechazando el tipo de individualidad que se nos ha impuesto
durante siglos.”11
A
propósito de la reflexión foucaultiana sobre el poder vale la pena resaltar
como el filósofo distingue entre dos paradigmas o formas de entender el poder.
En primer lugar aborda la idea jurídica del poder, por la cual se atribuye al
soberano el derecho legítimo que ejerce sobre los sujetos bajo la forma de
contrato. En tanto que la segunda forma de entender el poder es denominada por
Foucault forma disciplinaria del poder, en abierta oposición con la primera
puesto que se caracteriza por ser anti soberana y anti jurídica. Se trata de
una forma de control que ejerce fuerza normalizando y creando las condiciones
de vigilancia para imponer la docilidad de los sujetos.
La
perspectiva disciplinaria del poder es una forma de poder que, básicamente, no
actúa sobre los sujetos, sino que los encausa hacia un horizonte de acción: No
disciplina, sino que normaliza. No funciona con base en los ordenamientos
jurídicos o los derechos, sino en normas y estándar es que aluden a una
tecnología social. Es un poder que surge con el desarrollo de las ciencias
humanas y, en particular, con el de las ciencias de la normalización. De tal
modo que el poder no está centrado, sino que es difuso, no es propiedad
exclusiva de nadie, sino anónimo, no se ejerce sino que se trasmite y se
vive 12.
En esta
misma línea, a la hora de pensar el poder en Foucault, es preciso tener en
cuenta dos “precauciones de método” al respecto: La primera es no considerar el
poder como un fenómeno macizo y homogéneo, que opera en una sola dirección,
sino como algo que circula en muchas direcciones y funciona en cadena. En una
palabra: El poder es multidireccional y funciona siempre en red. La segunda
precaución es que existen varios niveles en el ejercicio del poder. Foucault
distingue tres: un nivel microfísico en el que operarían las tecnologías
disciplinarias y de producción de sujetos, así como las “tecnologías del yo”
que buscan una producción autónoma de la subjetividad; un nivel mesofísico en
el que se inscribe la gubernamentalidad del Estado moderno y su control sobre
las poblaciones a través de la biopolítica; y un nivel macrofísico en el que se
ubican los dispositivos supra estatales de seguridad que favorecen la libre
competencia entre los Estados hegemónicos por los recursos naturales y humanos
del planeta”.13
Para
Foucault el poder está en toda la sociedad, no está solo en un individuo, no es
singular, sino múltiple. Está constituido más bien, de disposiciones
estratégicas, tecnologías que se ejercen más que se poseen. Y se da como una
interacción de fuerzas que conforman las relaciones de poder, por ejemplo, en
relación del cura-confesado, médico-paciente, policía-delincuente,
maestro-alumno. Se piensa en una poder pastoral ampliado a las distintas
facetas de la vida de los individuos, donde necesariamente uno de los sujetos o
participantes de la relación no puede ser libre. Foucault pone el acento en el
funcionamiento de los mecanismos de poder, y no en el poder mismo. En la meta
del poder está el ‘sujetar’ la subjetividad del individuo.
Desde
la perspectiva de Foucault, lo que hace que el poder agarre, que se le acepte,
es simplemente que no pesa solamente como una fuerza que dice que no, sino que
de hecho la atraviesa, produce cosas, induce placer, forma saber, produce
discursos; es preciso considerarlo como una red productiva que atraviesa todo
el cuerpo social más que como una instancia negativa que tiene como función
reprimir.14 Su noción de poder, es conocida por ser rupturista y crítica de las
formas en que se ejerce dominio sobre distintos ámbitos de la vida del ser
humano.
Para
Foucault el poder soberano se erige como el antecedente más influyente de lo
que posteriormente será el biopoder. La lógica del poder soberano legitima la
autoridad del gobernante cuya finalidad es la posibilitar el bienestar y la
seguridad de la población.
La nueva
tecnología de poder, propuesta por Foucault, lo que hace es actuar mediante
mecanismos globales de tal manera que se logren estados de equilibrio globales
y de regularidad, “[…] de tomar en cuenta la vida, los procesos biológicos del
hombre/especie y asegurar en ellos no una disciplina, sino una
regularización”.15 El hombre no es otra cosa que una figura de la población.
Distingue
por tanto, entre una tecnología de adiestramiento y la de equilibrio global, la
seguridad del conjunto con respecto a sus peligros internos. Es una tecnología
en que los cuerpos se reubican en los procesos biológicos de conjunto. La norma
es lo que puede aplicarse tanto a un cuerpo al que se quiere disciplinar como a
una población a la que se pretende regular. El biopoder es una tecnología que
tiene por objeto y objetivo la vida.
Por
otro lado, al intentar describir las estrategias de resistencia a las técnicas
de poder desplegadas por Foucault cabe distinguir entre dos formas de entender
el "gobierno sobre la vida": una forma totalitaria, la otra
neoliberal. Mucho más complicada es la cuestión de cómo resistir el gobierno
neoliberal sobre la vida, justamente porque esta forma de gobierno es más un
gobierno "de" la vida que "sobre" la vida.
La
tecnología del yo dice relación a las prácticas por las cuales los individuos
se constituyen así mismo como sujetos, dentro de un sistema atravesado por un
sinnúmero de relaciones de poder. Las tecnologías del yo entran en acción
cuando, en la aplicación de una tecnología política, el individuo es conducido
a tomar conciencia de su “anormalidad” o “falta” pero es inconsciente de
aquello a lo que se induce. Así los sujetos solicitan, por iniciativa propia,
ser tratados nuevamente por una tecnología política, con sus respectivas
técnicas de intervención.
La
gubernamentalidad se expresa en medidas estatales que operan sobre la
producción de conocimientos, cuya elaboración emana de un conjunto de
instituciones, expertos y disciplinas destinados a constituir un régimen social
normalizador. En ese sentido, todo ese aparato de saberes e instituciones
sociales va dirigido a identificar, clasificar y tipificar el grado de
“anormalidad” de los individuos con el propósito de normalizarlos, modificarlos y acomodarlos
a un orden social concebido por el discurso emanado del poder del Estado.
Estas
medidas gubernamentales no tienen el propósito último de castigar o reprimir,
sino de administrar la conducta de los individuos actuando sobre sus
posibilidades de acción, “concientizándolos” de tales posibilidades y anormali-dades.
En su
conferencia y posterior texto de 1981, Omnes Et Singulatum, Hacia una crítica
de la razón política, Foucault señala como un hecho evidente el de que las
sociedades europeas han evolucionado, gradualmente, hacia formas cada vez más
centralizadas en cuanto al ejercicio del poder político.
“El
problema en relación con esto es que Foucault introdujo los términos de
"gobierno" y de "biopolítica" pero nunca propuso una teoría
sistemática acerca de la relación entre ellos. Por un lado, dentro de una
discusión muy vasta sobre la gubernamentalidad, Foucault se da cuenta de que en
la época moderna, el problema del gobierno comienza a centrarse en la vida
biológica de los hombres y propone el análisis de una nueva forma de poder: el
biopoder”.16
Para
Foucault, la idea de "gobierno" es una forma de "control"
-poder- o de "regulación" que se ejerce a partir de la
"naturaleza" misma de las cosas; no se aplica "desde
afuera" a éstas, sino que les es inmanente.
En
Foucault cada sociedad tendría su régimen de verdad, una política general de la
verdad, como él la denomina. Esto quiere decir, que en cada sociedad se da un
determinado tipo de discurso que se acoge y hacen funcionar como verdaderos.
“[…]
mecanismos y las instancias que permiten distinguir los enunciados verdaderos o
falsos, la manera de sancionar unos y otros; las técnicas y los procedimientos
que son valorizados para la obtención de la verdad; el estatuto de aquellos
encargados de decir qué es lo que funciona como verdadero”.17
De allí
que como se ha señalado, Foucault apunta a una tecnología de poder ejercida y
configuradora de un sujeto.
2.-
Biopoder: disciplinas normalizadoras y poder regulatorio.
El
biopoder en Foucault debe ser analizado en dos niveles18, por un lado, se
encuentra el poder disciplinario y por otro el poder regulatorio. En el primer
caso, el objetivo es el cuerpo del ‘hombre’, donde su blanco es el
conocimiento, poder y subyugación a través de instituciones como la escuela, la
prisión, hospitales, ejércitos y todos aquellos organismos que describió
detalladamente Foucault en sus taxonomías de las instituciones. En este primer
nivel, las tácticas utilizadas para el disciplinamiento dicen relación con
estudios y prácticas criminalísticas, y educacionales. En segundo lugar, está
el poder regulatorio (biopolítica) cuyo objetivo ya no es individual si no
social, se ocupa de la población y de la raza bajo consideraciones no sólo
conductuales, sino también biológicas e higiénicas, La institución por
excelencia definida por Foucault para realizar este tipo de regulación es el
Estado, a través de prácticas demográficas, sociológicas, políticas de
migración, de longevidad y de salud pública.
En este
segundo nivel, para Foucault las técnicas o disciplinas normalizadoras se
corresponden con lo que lo que hoy conocemos como “biopolítica”19, esto es, la
historia de los sistemas disciplinarios y de poder, un dispositivo de defensa
de la sociedad, que a partir del siglo XIX se emplaza en términos de “guerra
interna” contra los peligros originados en el propio cuerpo social. 20
“Biopolítica”,
el término acuñado por Foucault, ha sido retomada por varios teóricos con
cierta indeterminación, refiere al orden de una política determinada en su
conjunto por la vida, orientada hacia su conservación y su control.21 Lo que
significa, en principio, no “una política a propósito de la vida, o del
viviente”, sino “la vida que determina la política”, o bien “la esfera de la
política que es coextensiva a la esfera de la vida”. Sin duda, se encuentran
también usos más restringidos del término. Pero aquí sólo se consideran los más
propiamente filosóficos y que implican, proposiciones que revalúan
fundamentalmente cada uno de los términos que lo componen.
Para
Foucault, de manera claramente más restringida, la palabra designaba el hecho
de que, a partir del siglo XVIII, el control de las condiciones de la vida
humana se convirtió en un asunto político expreso (salud, alimentación,
demografía, exposición a los peligros naturales y técnicos, etc.). Hasta ese
momento, el poder se interesaba poco por ello, ya que tenía otros objetos de
atención más directos para su ejercicio antes que nada, en territorio.
2.1.-
Disciplinas normalizadoras
De esta
forma Foucault traza por primera vez la ecuación entre el surgimiento del
individuo moderno y el biopoder: en su análisis del poder disciplinario,
Foucault descubre que las técnicas de sujeción y de normalización de los
individuos intervienen sobre el cuerpo, es decir, sobre la salud, la
sexualidad, la herencia biológica o racial, la higiene, clasificando a la
población y distribuyendo a sus miembros en el mapa definitorio de lo normal y
lo anormal, de la peligrosidad criminal, de la enfermedad y la salud.
El
cuerpo y la vida, el cuerpo como instanciación del ser viviente del hombre, se
tornan materia política: de esa materia está hecho el “individuo moderno” de
Foucault. Foucault considera que las políticas totalitarias -la nazi en primer
lugar, aunque también la socialista- han sido biopolíticas porque han estado
dirigidas, más que a una dominación de sus adversarios, al dominio de una
población, de una «raza» o de un «pueblo» definido según las normas de la salud
de la vitalidad productiva, etc. (Foucault lo ordena todo bajo una categoría
muy amplia de racismo). 22
En el
texto Historia de la sexualidad23 el autor describe el biopoder como un poder
que se apodera de la vida humana, es decir, un dispositivo de defensa de la
sociedad, que a partir del siglo XIX se proponer en términos de “guerra
interna” contra los peligros originados en el propio cuerpo social.
2.2.-
Poder regulatorio (biopolítica)
Por su
parte, el objetivo del poder regulatoria (biopolítica) cuyo objetivo ya no es
individual si no a nivel de la población, de la raza o de la especie humana. En
cuanto al blanco está dado por el conocimiento, poder y control de la
población. Lo que aquí se sostiene es que la nueva tecnología de poder no tiene
que vérselas exactamente con la sociedad (o con el cuerpo social tal como lo
definen los juristas); tampoco con el individuo/cuerpo. Se trata de un nuevo
cuerpo: un cuerpo múltiple, innumerable. Esto se refiere a la idea de
“población”.
En este
sentido, la biopolítica, es la noción del poder regulatorio a nivel de la
población, de la raza o de la especie humana, en que el blanco de acción es el
conocimiento, poder y control de la población.
“La
biopolítica tiene que ver con la población, y ésta como problema político, como
problema a la vez científico y político, como problema biológico y problema de
poder, creo que aparece en este momento”.24 Como se ve, es en este punto donde
Foucault sitúa el nacimiento de ésta noción: “biopolítica de la población”,
centrada en el cuerpo-especie, donde lo biológico encuentra expresión en lo
político. Si durante siglos se pensó, con Aristóteles, que el hombre era un
animal viviente que, además, como característica propia, era capaz de llevar a
cabo una existencia política, “el hombre moderno -declara Foucault- es un
animal en cuya política está puesta en entredicho su vida de ser viviente”.25
Los
intérpretes de Foucault se dividen en dos escuelas de pensamiento: por un lado,
aquellos que dan una cierta prioridad a la biopolítica sobre el gobierno (y en
general, podemos decir que ésta es la recepción italiana de Foucault), y por
otro lado, aquellos que dan una cierta prioridad al problema del gobierno en
cuanto una nueva mutación del poder/saber (y en general, podemos decir que ésta
es la recepción anglosajona y franco-alemana de Foucault).
Para
Foucault, cuando el Estado, a partir del siglo XVIII, comienza a incluir entre
sus tareas esenciales el cuidado de la vida de la población, transformándose
así la política en biopolítica, es ante todo por una progresiva generalización
y redefinición del concepto de vida vegetativa u orgánica (que coincide ahora
con el patrimonio biológico de la nación) que éste realizará su nueva vocación.
Y todavía hoy, en las discusiones sobre la definición ex lege [a partir de la
ley] de los nuevos criterios de muerte, una identificación ulterior de la vida
desnuda –desconectada de toda actividad cerebral y de todo sujeto– decidirá si
determinado cuerpo puede ser considerado vivo o si debe ser abandonado a la
extrema peripecia del trasplante.26
Este
“umbral de modernidad biológica”, según Foucault, estuvo vinculado a la
acumulación paralela de bienes y de hombres. La biopolítica fue “un elemento
indispensable en el desarrollo del capitalismo”, porque hizo posible “un ajuste
de los fenómenos de población a los procesos económicos”. Fue la bisagra entre
el poder político territorializado de los Estados soberanos y el poder
económico desterritorializado del capitalismo mundial. Por eso, el nacimiento
de la biopolítica estuvo ligado a la génesis de la “gubernamenta-lidad
liberal”. Foucault se propuso hacer una historia de las diferentes formas de
“gubernamentalidad”, y este proyecto ha sido continuado por varios
investigadores vinculados a las ciencias sociales.
No
debería sorprendernos que Foucault, a partir de los años setenta, se mostrara
especialmente interesado por el binomio “vida” y “política”, si tenemos en
cuenta la gran influencia que Nietzsche ejerció sobre este pensador francés.
¿No es en parte la obra nietzscheana un intento de crítica de las líneas de
pensamiento que, en estrecha relación con determinadas relaciones de poder, han
tenido como efecto el encorsetamiento, el dominio y la domesticación de la
vida? En sus textos, Nietzsche desenmascaró la voluntad de dominio que guiaba
tanto al sabio platónico como al sacerdote cristiano. El trasmundo, en sus
distintas versiones, conduce al nihilismo pasivo, a la total devaluación de la
vida, y convierte a los hombres en seres debilitados que, al ser incapaces de
desarrollar su propia individualidad, buscan un rebaño que les proporcione
protección y seguridad 27.
Ciertamente, en la obra de Nietzsche, podemos hallar
uno de los primeros intentos destinados a iluminar las relaciones entre la vida
y el poder. Sin duda fue Nietzsche quien mostró a Foucault las complejas
relaciones entre la vida y el poder, influyendo, por tanto, de forma muy
relevante, en sus estudios sobre biopolítica y, de hecho, en el conjunto de su
obra.
Evidentemente,
después de Nietzsche, como han captado perfectamente autores como Foucault o
Deleuze, la vida ya no puede ser entendida como un simple resultado del azar
evolutivo –o de la creación de Dios–, sino como el efecto de diversas
intervenciones políticas, biopolíticas. Todos los regímenes políticos
contemporáneos, tanto los de carácter democrático, como los totalitarios,
tendrían, según Foucault, un claro signo biopolítico.
Todo
parece indicar, por tanto, que cuando Foucault recoge el término de
“biopolítica”, lo hace desde una concepción de la vida y del poder de raíz
nietzscheana. La lucha constituye para Nietzsche la forma misma de la vida, una
forma siempre en equilibrio precario, puesto que las fuerzas que la integran
siempre están en potencial conflicto entre sí. En contra de las tesis
darwinistas, el instinto fundamental de la vida no sería el de
autoconservación, sino el de la voluntad de poder, es decir, un impulso de
desarrollo y expansión de la propia fuerza vital.
Así,
desde esta perspectiva, la “biopolítica” no designaría dos realidades
totalmente diferentes y escindidas, la vida por un lado y la política por otro,
sino que la propia vida sería contemplada como un proceso de determinaciones de
fuerza, de relaciones de poder, así como también de relaciones de resistencia.
La vida, atravesada por la corriente del devenir, albergaría en su seno un
complejo y móvil conglomerado de fuerzas que la conformarían. Pero además, este
flujo caleidoscopio –mudable internamente, pero también poroso y permeable en
relación al exterior–, permanecería siempre abierto al afuera, a la posible
penetración de las relaciones de poder externas, las cuales se mezclarían con
las propias fuerzas internas del bios. Podría hablarse, por tanto, de la
perpetua interconexión entre unas políticas de la vida internas (propias del
mismo flujo interior del bios) y unas políticas de la vida externas. Podríamos
decir que, en cierta forma, es como si cada bios concreto edificara sus propias
políticas de la vida –a partir de la lucha constante entre sus fuerzas
internas–, pero que, paralelamente, siempre estaría abierto a un intercambio
incesante con las políticas de la vida externas, que le rodearían y le
penetrarían desde afuera, hasta lograr influir, desde bien adentro, en la misma
forma del bios. Entre las políticas de la vida internas y las externas se producirían
intercambios, influencias y trasvases permanentes. Por ello puede hablar
Foucault de un dispositivo de saber-poder de signo biopolítico que atraviesa
completamente a la vida, e intenta dominarla y administrarla, y, a la vez,
afirmar que la vida tiene los mecanismos necesarios para desbordar estos
intentos constantes de asediarla.
3.-
Biopolítica y Antropotécnicas [De Foucault a Sloterdijk]
Siguiendo
lo planteado respecto de la biopolítica, lo que a continuación se intenta es
describir nuevas formas de regulación que se presentan en el escenario de lo
que autores como Sloterdijk denominan antropotecnias. En la propuesta relativa
a su teoría antropotécnica Sloterdijk, se pregunta cómo el hombre habita en el
mundo de las múltiples conexiones.
La
tesis sobre una teoría antropotécnica surge desde la base de la filosofía de
Sloterdijk y la premisa sobre la domesticación del ser humano por el humanismo.
Según Sloterdijk el humanismo educativo, el humanismo como técnica de
domesticación del hombre, en donde el hombre se domestica a sí mismo, abrió una
era antropotécnica, donde la ingeniería genética y la clonación son
inevitables.
El
humanismo fue el gran domesticar de los hombres durante el segundo periodo.
Así, el humanismo, cuyo “tema latente” sería el de la domesticación del hombre
basada en la idea de que la “lectura amansa”, constituiría una de las derivas
de dicha antropotécnia.
3.1.-
Desde el biopoder a la antropotécnica.
El
concepto “antropotécnica”, desarrollado por el filósofo alemán Sloterdijk, se
entiende con una doble mirada. Por un lado, como una mejora del mundo y por
otro, como una mejora de sí mismo. Sloterdijk nos propone que esta dicotomía en
el significado de antropotécnica puede ser interpretada bajo la lógica de los
conceptos foucaultianos de biopoder, es decir, tecnologías de gobierno sobre
las poblaciones y como tecnologías del yo 28.
Estas
dos concepciones de la antropotécnica operan respectivamente como una
transformación de los conceptos “biopolítica” y “cuidado de sí”, que para
Sloterdijk quedaron incompletos en la obra de Foucault.
“Pues
según Sloterdijk, una comprensión adecuada del modo en que los hombres
gobiernan a otros y se gobiernan a sí mismos sólo es posible a través de un
tipo de reflexión a la que Foucault se negó toda su vida: la antropología
filosófica”29.
Como se
ha señalado en la introducción, Sloterdijk, en su texto (2009) "Has de
cambiar tu vida"30, establece una diferencia entre dos formas de
producción artificial de comportamiento humano. Por una parte está la
producción de unos hombres por otros hombres, a la que denomina técnicas para
"dejarse operar", mientras que la segunda es la producción de hombres
pero a partir de sí mismos, que serían entonces técnicas de
"autooperación".31 Consisten en un conjunto de técnicas desarrolladas
para modificar y optimizar el comportamiento humano, a las que nuestro filósofo
denomina "antropotécnicas". La transformación técnica de los
individuos es en su sentido más propio biopolítica, producción de lo real, o
como la denomina Foucault una forma moderna de servidumbre o “normalización”.
Este
planteamiento de las antropotécnicas de Sloterdijk puede ser interpretada como
el intento metodológico de ampliar, desde la perspectiva antropológica, el
proyecto foucaultiano acerca de las técnicas de gobierno sobre las poblaciones
(biopolítica) y las técnicas de gobierno sobre uno mismo32, llamado biopoder.
En este
sentido, en Sloterdijk encontramos que la técnica representa aquellas acciones
fundadas en el raciocinio que posibilitan en el hombre la producción de un
medio ambiente artificial, no propio. A este medio artificial Sloterdijk lo
llama esferas.
3.2.-
La noción de antropotécnica en Sloterdijk: Del hombre-objeto al hombre-sujeto.
La
antropotécnica se convierte en el elemento que comenzará a marcar el modo de
habitar en el mundo, el ser-en-el-mundo del hombre, desde la lógica de
Sloterdijk. El autor intenta así situarnos en aquel tiempo original, cuando el
hombre salió de entre la niebla, antes de las primeras civilizaciones. Para
Sloterdijk la obsesión por las culturas superiores es la mentira esencial y el
error capital no sólo de la historia y de las humanidades, sino también de la
ciencia política y de la psicología. El hombre no es un animal de Estado, que
necesita, para la plenitud de su esencia, capitales, bibliotecas, catedrales y
embajadas, sino más bien un ser que se constituye a partir de un ámbito de
mutualidad. Por ejemplo, cada tribu declara su identidad mediante su
característica producción sonora.
Este
modo de habitar que plantea Sloterdijk, es el inicio de una realidad
antropológica que comienza a vivir el ser humano. Como él sostiene, el hombre
lleva una carga hereditaria de múltiples enfermedades genéticas que no les son
útiles al ser humano, por el contrario representan una amenaza a su historia
personal en este mundo, a su arrojo al mundo como diría Heidegger, pero que
inevitablemente nos acompañan. Y ya con escenario precedente en donde su puede
modificar al hombre, no sería iluso pensar que la modificación genética en los
hombres sea una realidad más cercana de lo que propone Sloterdijk en 50 o 100
años más como aceptación de la humanidad de estas técnicas. "Esa práctica
-dijo- nos ha llevado a vivir en un zoológico temático lleno de animales
civilizados, donde el hombre se domestica a sí mismo y trata de hacer lo mismo
con los recién llegados"33. Sloterdijk planta su tesis sobre el eugenismo,
desligándolo del fascismo extremo y estableciéndola como el concepto que nos
permite reflexionar sobre:
“[…]
las mejores condiciones en que será creada la próxima generación. Los nazis se
aprovecharon de algunos pretextos seudocientíficos para eliminar enfermos. Eso
no tiene nada que ver con el eugenismo. Es un abuso total de lenguaje llamarlo
así”34.
Para el
filósofo es necesario que en nuestra época nos acostumbremos y habituemos a
pensar el hombre como un ser de lujo, puesto que podrá elegir y eliminar desde
el interior todo aquello que pueda obstaculizar su historia. Es lo que ya hace
de forma exterior al elegir bajo los cánones de belleza a quién su esposa o
marido, pero que no se tematizado de esa manera.
Sloterdijk
sostiene: “[…] si hay hombre es porque una tecnología en la cultura y lo ha
hecho evolucionar a partir de lo prehumano entonces ella es la verdadera
productora de seres humanos, o el plano sobre el cual puede haberlos [...] de
modo que los seres humanos no se encuentran con nada nuevo cuando se exponen a
sí mismos a la subsiguiente creación y manipulación, y no hacen nada perverso
si se cambian a sí mismos autotecnológicamente”35.
Los
trabajos de Peter Sloterdijk han planteado la oportunidad de hablar de una
‘filosofía del espacio’ a partir de la deriva antropotécnica del hombre y sus
esferas. Para Sloterdijk la esfera se podría definir como la forma de la
antropotécnia, esto es, el modo en que el ser vivo hombre deviene como tal. Con
ello, Sloterdijk propone una nueva relación entre la vida y la historia
articulada a partir de la problemática del espacio. Esto sin duda provoca un
profundo cambio en la convivencia del ser humano con su exterior.
Si el
problema sloterdijkiano es el de la deriva antropotécnica a través de la cual,
el hombre esferiza al mundo, habría que preguntarse por la diferencia entre las
esferas que proporcionan cuidado y protección y la figura político-estatal de
la soberanía que abogan, cada uno a su modo, tanto Hobbes como Schmitt: ¿no es
precisamente esta última la que, no obstante su “artificialidad” (Hobbes)
habría proveído de dicha protección, gracias a su capacidad incondicionada por
la decisión (Schmitt)? Dicho de otra manera: la deriva antropotécnica ¿se
orienta sólo en función de una lógica inmunitaria o su abertura tiene la forma
de una vida-en-común?
3.3.-
Titanismo de la técnica
La
humanidad de la era moderna confronta este frío del cosmos recién abierto con
la ficción de la civilización y el titanismo de la técnica. Es esta la nueva ficción.
El hombre que se sabe habitante, ya sin el techo ante lo infinito y extraño,
debe recompensar su antigua seguridad ya perdida por otros medios como la
telecomunicación y el acontecimiento de la globalización que conllevan
espíritus envolventes. Se quitaron las cubiertas de las grandes bóvedas
celestes de la cosmología aristotélica.
Sloterdijk
desarrolla así una teoría de las comunicaciones a partir de un gran relato que
intenta dar cuenta de la unidad de la evolución nato-cultural de la especie humana.
Sloterdijk, como se ve, no comienza su relato presuponiendo al hombre, sino
aguardando el momento histórico de su nacimiento en el seno de las primitivas
hordas. El hombre, tal y como se conoce hoy, es una criatura tardía surgida en
el estadio histórico de la política clásica en la era de los grandes imperios.
En
Esferas III, Espumas36 Sloterdijk nos plantea una teoría de la época actual
bajo la óptica de una vida desarrollada multifocalmente, con la posibilidad de
innumerables perspectivas que se inicia en la definición no-metafísica y
no-holística de la vida. Su inmunidad está dada por el ensamblaje con otras
vidas.
En lo
que respecta al tiempo, estamos ante unos medios dedicados a fabricar presente,
lo que sólo puede producirse mediante el debilitamiento del pasado, de la
conciencia histórica, desde esta lógica por ejemplo, las tradicionales plazas
de las ciudades de cualquier ciudad del mundo significaban lugares de
encuentros sociales, donde se hacía política, el lugar donde se producía la
socialización, sin embargo, ahora este espacio ha sido reemplazado por la moda
del mall, estas imponentes construcciones modernas, aglutinan a jóvenes y
adultos como un bricolaje de la moda mundial. También este debilitamiento se
puede ver reflejada en la conciencia políticas donde son evidentes la
disminución de los sujetos comprometidos con la discusión y actuación política
de su país.
Sloterdijk
hace:
“[…]
estallar la herencia de la ilustración y la creencia en el progreso, proclama
el fin del totalitarismo metafísico y la caducidad de la fatiga nihilista para
encarar el mundo contemporáneo, abriendo una brecha entre los apocalípticos y
los entusiastas de las nuevas tecnologías, incluida la genética, ha cambiado el
eje del preguntar filosófico desde el tradicional ¿quiénes somos? al innovador
¿dónde estamos?” 37.
Cómo
entonces, el ser humano reorganiza su estabilidad tensional si sus espacios de
tranquilidad y seguridad comienzan a ser invadidos desde fuera (hasta ese
momento). Ya su intimidad, su casa a donde regresa todos los días después de
deambular por los espacios de tránsito no es el asilo del mundo y su esencia
domiciliaria se transforma bruscamente en la del vendedor viajero que vive
siempre en trayecto, sin retorno38, ya no está aislado del mundo externo. Los
espacios seguros (en Sloterdijk la interioridad, intimidad) se entremezclan con
los espacios extrañamente externos. Para Sloterdijk como no existen las
dicotomías (sujeto-objeto, hombre-mundo) los espacios externos e internos se
interrelacionan de manera radical. El hombre que se sabe habitante de la
tierra, ya sin el techo (hogar, como sustitución de espacio feto-placenta),
ante lo infinito y extraño, debe recompensar su antigua seguridad ya perdida
por otros medios y paradojalmente utiliza la causa de esta reconfiguración, la
globalización que lleva espíritus envolventes.
La
propuesta planteada de Sloterdijk, al igual que la de Foucault, se adscriben a
una filosofía que busca llegar a una ontología del ser humano sea desde el
análisis historiográfico sea un interés compartido y en donde la genealogía no
es la de una vuelta a mirar la historia presente a partir del pasado, sino a
construir la ontología del ser humano, sus juegos con la verdad y sus tránsito
desde el presente diferenciándose del pasado.
Para
Foucault, la realidad biopolítica que se inicia a fines del siglo XVIII,
principios del XIX, no se encuentra clausurada, sino que aún hoy somos parte de
aquella periodización y de las querellas que le son propias. Foucault, fiel a
este programa, inmediatamente después de haber asentado la noción del biopoder
abre una indagación del presente sobre, por ejemplo, las formas de gestión de
la salud y las políticas sanitarias en Estados Unidos y Europa.
La
vieja potencia de la muerte, en la cual se simbolizaba el poder soberano, se
halla ahora cuidadosamente recubierta por la administración de los cuerpos y la
gestión calculadora de la vida. Desarrollo rápido durante la edad clásica de
diversas disciplinas -escuelas, colegios, cuarteles, talleres; aparición
también, en el campo de las prácticas políticas y las observaciones económicas,
de los problemas de natalidad, longevidad, salud pública, vivienda, migración;
explosión, pues, de técnicas diversas y numerosas para obtener la sujeción de
los cuerpos y el control de las poblaciones. Se inicia así la era de un
"biopoder”.39
A
partir de la década del ´80 Foucault desarrolla una ontología de la historia,
donde la arqueología y genealogía se reconfiguran y más bien, surge como
metodologías complementarios a lo sería la búsqueda de la ontología del ser
humano, como la búsqueda de la rareza de los hechos humanos.
Como se
ha planteado la propuesta de Foucault circula en torno a la conformación de los
sujetos en los dispositivos de poder/saber, en las técnicas de dominación y en
una detallada consideración del individuo moderno como producto de una
multiplicidad de técnicas individualizantes, divisorias, de
sujeción-subjetivación, cuestiones tradicionalmente ignoradas por la
macroteórica perspectiva de la ciencia social crítica.
Si bien
una analítica semejante, ajena a lo simbólico y a lo ideológico, presenta,
frente al análisis de la acción comunicativa40 de Habermas, una minusvaloración
de elementos decisivos para el análisis de la relación de poder moderna -de
unos hombres sobre otros a través del control de la información- aporta, sin
embargo, un elemento asimismo valioso: el centramiento corporal de las
disciplinas. Este dar todo su relieve a la centralidad del cuerpo en las
relaciones de poder de la sociedad moderna, con su claro acento biopolítico41,
puede constituir un enriquecimiento de perspectiva para las teorías de la
comunicación de Habermas que, seguramente en razón de sus lealtades a las
teorías del “speech-act” de Austin 42 y Searle, muestran un carácter en exceso
idealista y descorporizado, desatendiendo “el progresivo efecto de la
interrogación y administración de los cuerpos y la consiguiente erosión de las
anteriores asunciones del cuerpo como fuerza natural y externa a las
influencias del poder”.43
Desde
la perspectiva de Foucault la aproximación hacia el pasado, pasa por alto la
tendencia a entender la forma en que éste nos muestra el presente, más bien, lo
que se busca es develar qué tienen esas épocas de diferentes y qué es lo ajeno
a nuestro actualidad a nuestro presente. En este sentido, la mirada al pasado
exploraría lo extraño, las carencias de sentido o lo incomprensible que nos
permitirían reconocerlos en ellas. La idea de poder en Foucault se encuentra
esparcida en toda la vida social. Uno de los primeros mecánicos de poder o de
biopoder en la lógica del autor, son los que permiten normar qué es verdad y
qué no es verdad. En este sentido, los intelectuales, forman parte de ese
sistema de poder, son sus agentes de propagación.
“Tan
pronto como uno sepa que está poseído por programas que marchan por sí mismos -afectos,
costumbres, representaciones- habrá llegado el momento de tomar medidas que
rompan ese estado de posesión. El principio de éstas consistiría, como ya se ha
señalado, en pasar al otro lado de los sucesos repetitivos. Desde que se ha
descubierto en la propia repetición el punto de arranque para adueñarse de ella
tal transición aparece como realizable según reglas precisas. En este
descubrimiento la diferencia antropotécnica celebra ya su estreno”44.
La
antropotécnica para Sloterdijk se trata de volver el poder de la repetición
contra esa repetición. Con ello, plantea el autor que se va dividiendo poco a
poco lo que es el hombre-objeto del hombre-sujeto. En el caso del hombre
objeto, el hombre permanece igual como se encontraba, pasivo, repetido, sin lucha.
Aquí surge el hombre educado. Mientras que en el hombre sujeto, aquel que ha
logrado encontrar ese poder de la repetición y ponerlo en práctica contra dicho
disciplinamiento y regulación, se convierte en un sujeto pospasivo, dispuesto y
preparado para la lucha. En palabras de Sloterdijk:
“Lo que
un hombre así deja atrás en su ascensión a la formación y educación es la
ingenuidad, que antes era también la suya, con una doble toma de posición
respecto a ella: como desprecio por el cliché superado y como nostalgia de lo
inquebrantable”45.
Este
sujeto pospasivo, es un nuevo tipo de hombre, con pleno conocimiento del
disciplinamiento y regulación que se puede ejercer sobre él, pero que puede
optar por superarlo y atesorarlo por nostalgia de lo inconmovible.
Fecha de Recepción 15 de
noviembre de 2013
Fecha de Aceptación 20 de diciembre de 2013
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1
Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación N° DI- 102 /JM – UNAB
Desarrollado por la Profesora Liliana Vásquez Rocca: “De la Biopolítica (M.
Foucault) a la Hiperpolítica (P. Sloterdijk); Alcances sobre la
(re)configuración del espacio sociopolítico en el momento de la última
Globalización”. Financiado por la Dirección de Investigación y Doctorado. Universidad
Andrés Bello – Chile – Fondo Jorge Millas 2012-2013, Facultad de Humanidades y
Educación UNAB.
2 Magister en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso; Candidata a Doctora en Lingüística por la Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso. Becaria Conicyt. Profesora Asociada y Académica
Investigadora de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad
Andrés Bello, UNAB.
3 NIETZSCHE, Friedrich. Fragmentos póstumos, Tecnos, Madrid,
2007, v. I-IV.
4 ESPOSITO, Roberto, Comunidad, inmunidad y biopolítica,
Editorial Herder, Madrid, 2009, p. 131.
5 SLOTERDIJK, Peter, (2009) Du musst
deinLeben andern (2009)
6 SLOTERDIJK, Peter, (2012) Has que cambiar tu vida, Editorial
Pre-Textos, Valencia, p. 589.
7 CASTRO-GOMEZ, Santiago (2012): Sobre el concepto de
antropotécnica en Peter Sloterdijk. Revista de Estudios Sociales (RES) -
Universidad de los Andes, Colombia Nº 43, pp. 63 - 73 DOI:
http://dx,doi.org/10.7440/res43.2012.06
8 SLOTERDIJK, Peter. (2000), “Normas para el Parque Humano, una
respuesta a la Carta sobre el humanismo”, Ediciones Siruela. Madrid, 2008.
9 SLOTERDIJK, Peter, (2012) Has que cambiar tu vida, Editorial
Pre-Textos, Valencia, 2012,
10 FOUCAULT, Michael (1990): Tecnologías del yo y otros textos
afines. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, p.12-13.
11 FOUCAULT, Michael (1990): Tecnologías del yo y otros textos
afines. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, p.24.
12 FOUCAULT, Michael (1990): Tecnologías del yo y otros textos
afines. Barcelona: Ediciones Paidós Ibérica, p.141-142.
13 CASTRO-GOMEZ, Santiago. (2007) “Michel Foucault y la
colonialidad del poder”. En: Tabula Rasa, Bogotá, No.6, enero–junio, p.162.
14 FOUCAULT, Michel, (1979): Microfísica del poder, Madrid, Las
Ediciones de La Piqueta, p. 177.
15 FOUACAULT, Michel, (2000): Defender la sociedad. Buenos
Aires, Fondo de Cultura Económica, p. 223.
16 LEMM, Vanessa y [M. Vatter , B. Noys y G.Chirolla] (2012)
“Poder, vida y subjetivación”, Revista de Estudios Sociales, Universidad de los
Andes, Colombia, Nº 43, 166-173
17 FOUCAULT, Michel, (1979): Microfísica del poder, Madrid, Las
Ediciones de La Piqueta, p. 187.
18 TAYLOR, Dianna, (2011): Michel
Foucault. Key Concepts. Reino Unido: Acumen.
19 Como se sabe, el origen del término "biopolítica"
se remonta al sueco Rudolf Kyellen (Stormakterma. Konturer kring samtidens
storpolitik, Stockhol, 1905). A partir de entonces, es posible distinguir,
esquemáticamente, dos diferentes conceptos de biopolítica. En un primer
sentido, el término biopolítica hace referencia a una concepción de la
sociedad, del Estado y de la política en términos biológicos y, más
precisamente, patológicos: el Estado es una realidad biológica, un organismo,
y, puesto que este organismo vive en un continuo desorden, la política tiene
que basarse en la patología. En un segundo sentido, y en un movimiento inverso
al anterior, aunque no sin relaciones con él, el término biopolítica es utilizado
para dar cuentas del modo en que el Estado, la política, el gobierno se hacen
cargo, en sus cálculos y mecanismos, de la vida biológica del hombre. El primer
sentido es el que ha dominado la historia del término hasta los años setenta
del siglo XX; el segundo se ha impuesto, en esos años, a partir de los trabajos
de Michel Foucault. Podemos dividir, así, la historia del concepto de
biopolítica en dos grandes momentos que corresponden, respectivamente, al
primer y al segundo sentido. El trabajo de M. Foucault puede considerarse como
el punto de inflexión entre ellos. Para una historia del concepto de
biopolítica, cf. Antonella Cutro, Biopolitica. Storia e attualità di un
concetto, Verona, Ombre Corte, 2005.
20 FOUCAULT, Michel, (1977): Historia de la sexualidad – Vol 1:
La voluntad de saber. México: Siglo XXI
21 NANCY, Jean-Luc, (2003): La creación del mundo o la
mundialización, Barcelona: Editorial Paidós, p. 115
22 NANCY, Jean-Luc, (2003) La creación del mundo o la
mundialización, Barcelona: Editorial Paidós, p. 116
23 FOUCAULT, Michel, (1977): Historia de la sexualidad – Vol 1:
La voluntad de saber. México: Siglo XXI
24 FOUCAULT, Michel, (2000): Defender la sociedad, Buenos Aires:
Fondo de Cultura Económica, p. 222.
25 FOUCAULT, Michel. (1976). 1989: Derecho de muerte y poder
sobre la vida. En: Historia de la sexualidad. La voluntad de saber. Vol 1, p.
173.
26 AGAMBEN, Giorgio, (2009): La inmanencia absoluta, en Ensayos
sobre Biopolítica, Buenos Aires, Ed. Paidós, pp. 59 – 92; Originalmente en
“L'immanenza absoluta” en Aut.aut, Nº 276, 1996, pp. 39 – 57.
27 QUINTANAS FEIXAS, Anna, (2011) “Génesis y desarrollo de la
biopolítica foucaultiana: de F. Nietzsche a N. Rose”, p. 35, En DEBATS, Número
110 (I), Monográfico: Foucault: fundador de discursividades, Valencia.
28 VASQUEZ ROCCA, Liliana, (2012) “Microfísica del poder y
biopolítica en Foucault: posibles correspondencias con las antropotecnias y
heterotopías en la Hiperpolítica sloterdijkdiana”. En Revista Eikasia, N° 46,
Oviedo, http://www.revistadefilosofia.com/46-09.pdf
29 CASTRO-GOMEZ, Santiago (2012): Sobre el concepto de
antropotécnica en Peter Sloterdijk. Revista de Estudios Sociales (RES) -
Universidad de los Andes, Colombia Nº 43 (Ibid)
30 SLOTERDIJK, Peter, (2009) Du musst
deinLeben andern (2009)
31 SLOTERDIJK, Peter, (2012) Has que cambiar tu vida, Editorial
Pre-Textos, Valencia, 2012, p. 589
32 VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, (2013) "Sloterdijk: Experimentos
con uno mismo, ensayos de intoxicación voluntaria y constitución
psico-inmunitaria de la naturaleza humana", En NÓMADAS, Revista Crítica de
Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nómadas Nº
35 | Julio-Diciembre.2012 (I), pp. 459 – 490.
http://pendientedemigracion.ucm.es/info/nomadas/35/adolfovrocca_2.pdf
33 SLOTERDIJK, Peter. Entrevista de Luisa Corradini publicada en
La Nación de Buenos Aires con el título: Peter Sloterdijk: "El fascismo de
izquierda nunca hizo su duelo", Buenos Aires, 24 de enero de 2006.
34 SLOTERDIJK, Peter. Entrevista de Luisa Corradini publicada en
La Nación de Buenos Aires con el título: Peter Sloterdijk: "El fascismo de
izquierda nunca hizo su duelo", Buenos Aires, 24 de enero de 2006.
35 SIBILA, P. (2005), El hombre postorgánico. Cuerpo,
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2005, p. 160
36 SLOTERDIJK, Peter, (2005): Esferas III, Espumas, Barcelona:
Editorial Siruela.
37 SLOTERDIJK, Peter, (2004): Esferas II. Globos.
Macroesferología, Madrid: Editorial Siruela, p. 848
38 GIANINNI, Humberto, (1989): La “reflexión” cotidiana. Hacia
una arqueología de la experiencia, Santiago: Editorial Universitaria.
39 FOUCAULT, Michel. (1977) Historia de la Sexualidad I. La
voluntad de saber, Madrid, Siglo XXI, p.84.
40 HABERMAS Jürgen, (1989): Teoría de la acción comunicativa,
tomo 1, Argentina: Taurus.
41 A principio de los años ’70, Foucault hablaba indistintamente
de biopoder y biopolítica. Pero finalmente tuvo que distinguirlos: biopoder es
efectivamente el poder sobre la vida, pero biopolítica es más bien la respuesta
resistente de la vida ante este nuevo poder.
42 VÁSQUEZ ROCCA,
Liliana, “John Searle y el Rol de la Intencionalidad en la construcción de
significado: de los actos del habla al contenido mental”, En Revista
Observaciones Filosóficas - Nº 13 / 2011 , http://www.observacionesfilosoficas.net/johnsearle.htm
43 KEANE, John, (1984): Public life and
late capitalism, USA: Cambridge Ed. p. 176.
44 SLOTERDIJK, Peter (2012): Has de cambiar tu vida tu vida.
Valencia: Pretextos, p. 256.
45 SLOTERDIJK, Peter (2012): Has de cambiar tu vida tu vida.
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