El curioso caso de los números que son “ilegales”
Ciertos números no pueden ser compartidos en internet. Otros no pueden
usarse en camisetas en ciertos lugares. Algunos creen que estas regulaciones
equivalen a "prohibir las matemáticas".
El programa de Jon Johansen funcionó. Al
adolescente noruego no tuvo más que observar cómo se descargaban 200 megabytes
de la película "Matrix" que acababa de ser lanzada en formato casero,
desde un DVD a su computadora.
Pero los números ilícitos no sólo son aquellos que cifran programas informáticos o contenido con derechos de autor. Foto: Pixabay
El programa que él y otras dos personas anónimas
crearon en 1999 se llamaba DeCSS. Pero su proyecto estaba a punto de ocasionar un
buen lío.
DeCSS permitía a la gente desencriptar el contenido
de DVDs comerciales sin el permiso de quien los editaba, así que se convirtió
inmediatamente en el blanco de objeciones legales de la industria
cinematográfica.
Lo que pasó después probablemente tomó a los
abogados de un gran número de estudios cinematográficos por sorpresa.
Johansen fue absuelto, pero la discusión sobre lo
sucedido con DeCSS se transformó en un debate sobre la esencia de la
computación y las cosas que debían prohibirse.
En el centro de la controversia, un principio que
explicamos más abajo en esta nota: el hecho de que los archivos o programas
informáticos podían ser representados por un número. Y de esta manera podían ser protegidos por los
derechos de autor.
¿O no? ¿Se podía realmente hacer que ciertos
números fueran ilegales? Y de ser así, ¿qué significaba eso para el control de
la información?
Presión
Poco después de que se pusiera en práctica la
restricción de DeCSS, los programadores y activistas de internet empezaron a
presionar, recopilando todo tipo de versiones del programa en una galería
digital.
Lo imprimieron en galerías e incluso escribieron
exactamente lo que hicieron en forma de poema.
Alguien llegó a grabar una versión de una canción
de square dance, un tipo de baile folclórico.
Era una especie de protesta colectiva contra la
idea de que alguien pudiera vetar la distribución de una fuente de código; de
que alguien pudiera prohibir una expresión de ideas.
"Creo que esto atrajo el interés de todos los
programadores informáticos porque la cuestión de prohibir la distribución del
código fuente era muy nueva en esa época", dice Dave Touretzky, profesor
en Carnegie Mellon, responsable de la galería DeCSS.
"No hubo muchos casos como éste así que la
simple idea de que se pudiera hacer molestó a mucha gente".
Un número "más allá del alcance de la
ley"
Una persona que quería aportar algo diferente fue
Phil Carmody, un ingeniero de software residente en Cambridge, Reino Unido.
Tan sólo un año después de que DeCCS fuera
publicado en internet, Carmody se aventuró en una misión personal.
Su objetivo era convertir el programa DeCSS en un
número especial -un único y largo número entero- pero uno que fuera, de alguna
manera, históricamente importante.
El número (por tanto, de alguna forma, el programa)
iría, tal y como él afirmó, "más allá del alcance de la ley".
Necesitaba encontrar una presentación de datos que
contara con una calidad archivable", escribió. Así que Carmody codificó
DeCSS como un número primo.
Tuvo que analizar algunos software matemáticos,
pero, finalmente, dio con un número de 1.905 dígitos que era primo y también
especial porque era el décimo primo más largo que pudiera ser probado con un algoritmo
concreto.
Para Carmody, eso era más que suficiente; era un
archivo histórico menor y podría ser recordado como tal.
"Plagiar DVDs sin intención de comprar los
originales es ilegal en casi todos los países, como debe ser", escribió
más adelante.
"Sin embargo, no creo que la actual
implementación de la ley estadounidense sea razonable".
"Creo que está sesgada hacia el interés de
publicadores multinacionales y en contra de los consumidores".
Un problema anterior
Touretzky quedó impresionado e incluyó la
iniciativa de Carmody en su página web.
Seth Schoen, un programador que trabaja en la
Fundación Fronteras Electrónicas (EFF, por sus siglas en inglés) siguió la
historia cuando el programa fue revelado originalmente.
Su propia contribución fue escribir DeCSS como un
poema haiku (un poema corto japonés).
Pero quedó especialmente impactado por la
conversión de Carmody del programa en un número primo.
"Simplemente estaba ahí. La industria estaba
diciendo que uno de esos primos era ilegal, y eso era tal vez más sorprendente
a nivel conceptual que algunas de las otras aportaciones", explica.
Pero antes del número especial de Carmody, el
problema de los llamados "números ilegales" ya existía.
Como profesor de derecho, Eben Moglen lo señaló:
ningún archivo podría ser representado como un número entero.
Esto se debe a que, para las computadoras, todos
los archivos y programas son una secuencia de unos y ceros, también llamados
binarios.
Estas largas secuencias de unos y ceros pueden ser
convertidas directamente en números enteros específicos.
Por ejemplo, un número muy largo puede representar
el código fuente para Microsoft Word.
"Eso significa que si tomas ese número de
Microsoft y se lo das a alguien puedes ser sancionado", escribió Moglen.
Hasta en tatuajes
Unos años más tarde, emergieron otros ejemplos
similares. Esta vez, se trataba de secuencias específicas de letras y números.
A mediados de la década del 2000, una llave de
cifrado utilizada en DVDs de alta definición y discos Blu-ray se hizo pública.
Podía ser acortada escribiendo en un código
hexadecimal; una manera de utilizar una pequeña lista de números y letras para
representar números mucho más largos.
De hecho, era tan corto que algunas personas hasta
se lo tatuaron.
La Asociación Cinematográfica de Estados Unidos
(MPAA, por sus siglas en inglés) y el administrador del Sistema Avanzado de
Acceso al Contenido (AACS L.A., en inglés) comenzaron a preguntar quién estaba
publicando la clave en internet, con el objetivo de eliminarla.
Y esto provocó otra protesta para reproducir la
clave en todas partes como fuera posible.
El mayor esfuerzo para mantener la clave abierta al
público fue el de la página digital para compartir noticias Digg, que dijo en
un comunicado que "no borrará artículos o comentarios que contengan el
código y que hará frente a cualesquiera que fueran las consecuencias".
Finalmente, los esfuerzos para borrar la clave se
evaporaron.
Todavía aparece en muchas páginas web -y en algunos
cuerpos humanos.
Bandas criminales
Pero los números ilícitos no sólo son aquellos que
cifran programas informáticos o contenidos con derechos de autor.
Algunas veces, los números pueden ser prohibidos
por sus implicaciones.
Por ejemplo, algunas escuelas estadounidenses
prohíben a los niños llevar ropa que contenga números asociados con bandas
criminales.
El responsable de un distrito escolar de Colorado
dijo a los medios recientemente que "Sí, los números 18, 81, 13, 31, 14 y
41 están prohibidos bajo esta política. Son muy significativos para la cultura
de las bandas de delincuentes".
Y en China, durante el aniversario de las
manifestaciones de la plaza de Tiananmén, se obstruyeron los motores de
búsqueda para que la gente no pudiera buscar números con la fecha de esos
eventos, el 4 de Junio de 1989 (o 4/6/89).
En todos los casos,
hay una paradoja.
Estos números se refieren a algo específico sobre
lo cual -con o sin razón- existen prohibiciones.
Pero son también abstractos y no están relacionados
con un uso concreto.
Prohibir su uso en
ciertos contextos parece absurdo.
Sin embargo, tal y como han explicado jueces y
abogados, hay razones legítimas para, en algunos casos, poner restricciones a
las actividades que puedan dañar negocios o instituciones.
Debido a que las computadoras (que confían en números
por encima de todas las cosas) son tan importantes en nuestras vidas, no parece
que este problema vaya a desaparecer.
De hecho, el mismo asunto ha surgido recientemente
y se teme que algunos politicos puedan tratar de prohibir la encriptación.
Los políticos en cuestión dicen que el cifrado
ayuda a terroristas y otros criminales a evitar ser detenidos por las
autoridades.
El cifrado o encriptación significa procesar los
datos en un código que debe ser descifrado para poder comprender lo que dice.
Y descifrar un código es precisamente lo que Jon
Johansen estaba haciendo cuando descargó 200 megabytes de "Matrix" de
un DVD.
Pero las normas sobre cómo cifrar y descifrar están
muy arraigadas y las reglas públicas matemáticas son conocidas como
criptografía.
Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, es tan sólo uno
de los muchos que se unieron al debate sobre el cifrado, diciendo que sería
imposible, o al menos ridículo, "prohibir las matemáticas".
Para los abogados y políticos, el hecho de que
tantas cosas puedan reducirse a números y procesos matemáticos es,
probablemente, un gran dolor de cabeza.
Pero para muchas otras personas hay algo poderoso
sobre el hecho de que los números puedan codificar todo tipo de cosas.
Después de todo, las matemáticas pueden describir
todas las cosas del mundo en que vivimos. Y, sin duda, a eso sí que no se le
puede poner fin.
http://www.semana.com/tecnologia/articulo/cuales-son-los-numeros-ilegales-que-no-pueden-ser-compartidos-en-internet/489792
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