Muchos
niños y niñas en primaria no entienden lo que leen
Por Esperanza Bausela
A los alumnos de primaria españoles les cuesta
entender lo que leen. Es la conclusión de los resultados del último informe de
la Asociación Internacional para la Evaluación de Rendimiento Educativo (IEA)
sobre el progreso de los estudiantes de cuarto de primaria en comprensión lectora.
Este estudio (llamado PIRLS por sus siglas en inglés) evalúa las tendencias en
el nivel de aprendizaje de los estudiantes, se desarrolla cada cinco años desde
el 2001 y España participa desde 2006.
Comprender un texto es una tarea académica y constituye la base para aprender otras materias. Precisamente por esto nos preguntamos qué estamos haciendo mal y de qué manera se puede mejorar esta comprensión lectora.
Podemos utilizar, por ejemplo, esquemas de textos prototipos que nos permitan conocer cómo se organiza el texto. Incluir números, subrayados con distintos colores, etc., con la finalidad de ayudar a identificar al lector cuáles son las ideas principales y las ideas secundarias. Finalmente, plantearnos preguntas sobre el contenido que se acaba de leer.
Métodos contrastados
Los docentes disponemos de métodos contrastados para mejorar la comprensión. Estos métodos se basan en que los estudiantes empleen estrategias que les permitan leer de manera más activa y profunda. Destacamos algunas de ellos, propuestos por el equipo del psicólogo de la educación estadounidense Roger H. Bruning, una referencia en este campo: promover la colaboración y la interacción entre los estudiantes para facilitar el aprendizaje mutuo y fomentar un intercambio de preguntas y respuestas, creando un diálogo entre el docente y los estudiantes. Aprovechar las interacciones lúdicas con el objetivo desarrollar habilidades de aprendizaje autónomo. Así como desarrollar la comprensión de lectura a través del análisis y la comprensión de los conceptos clave presentes en el texto.
La mejora de la comprensión lectora se desarrolla a lo largo de tres etapas: En los momentos iniciales, antes de empezar a leer, podemos aplicar estrategias previas a la lectura. Por ejemplo: recapitular todo lo que ya conocemos del tema que vamos a leer, es decir, activar nuestros conocimientos previos; animarnos hacer predicciones –como por ejemplo “qué pasaría si…”–, anticipar posibles finales a un texto, hipotetizar sobre situaciones. Finalmente, plantearnos preguntas sobre qué sabemos sobre el texto al que nos enfrentamos. Por ejemplo, si voy a leer un texto del cambio climático qué sé del cambio climático.
Estrategias durante la lectura: identificar partes relevantes del texto (con subrayados), utilizar estrategias de apoyo y repaso que nos ayuden a comprender y retener la información del texto. Por ejemplo, elaborar resúmenes, tomar notas, crear esquemas o mapas conceptuales, generar preguntas sobre el contenido, buscar definiciones de palabras desconocidas, entre otras.
Finalmente, cuando terminamos de leer un texto es posible aplicar otras estrategias posteriores a la lectura. Por ejemplo: identificar la idea principal, crear un resumen esquemático, formular nuevas preguntas y responder a las formuladas al inicio del texto.
Recomendaciones prácticas
El prestigioso psicólogo educativo estadounidense Richard Mayer recomienda utilizar organizadores previos para incrementar la comprensión lectora, enseñar estrategias importantes de modo explícito y animar a sus estudiantes a leer, a ser lectores activos y aprendices activos de vocabulario.
En esta línea, el psicólogo Fernando Doménech Betoret propone cinco estrategias básicas para fomentar la comprensión lectora:
Determinar la importancia de lo que se está leyendo: subrayar con distintos colores la idea principal y las ideas secundarias, por ejemplo. Resumir la información: crear un texto nuevo diferente que represente la idea original del texto. Realizar inferencias: los textos dejan cosas sin decir y la comprensión depende de que deduzcamos la información no presente.
Generar preguntas: los lectores competentes suelen hacerse preguntas sobre su comprensión.
Supervisar la comprensión de forma constante,
no esperar al final: los lectores competentes saben cuándo comprenden y cuándo
no comprenden.
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