sábado, julio 22, 2023

El filósofo que se hizo popular reflexionando sobre la mentira

 

En 2005, publicó Bullshit, en el que distingue entre el mentiroso y el embustero.

por José María Ballester Esquivias




David Bernard Stern.

Harry Frankfurt desarrolló una notable carrera como catedrático de Filosofía en cuatro universidades norteamericanas, dos de ellas pertenecientes a la «Ivy League», que agrupa a la aristocracia académica: Yale y Princeton, en la que se jubiló. Así transcurría su exitosa y apacible vida cuando en 2005 le alcanzó una popularidad de masas -que nunca había buscado- mediante la publicación, en forma de libro, de un artículo que había redactado en la década de los ochenta.

El opúsculo se titulaba Bullshit, una palabra malsonante en lengua inglesa trataba de lo que, en su opinión, era un rasgo omnipresente pero poco analizado de nuestra cultura: una forma de deshonestidad parecida a la mentira, pero aún menos considerada con la realidad. Mientras que el mentiroso al menos tiene en cuenta la verdad (aunque sólo sea para evitarla), el «embustero», escribió el profesor Frankfurt, se distingue por su total indiferencia hacia la verdadera naturaleza de las cosas.

Ya se trate de un publicista, un asesor político o un bocazas, esta forma de deshonestidad se basa en el deseo de causar una impresión en el oyente, sin ningún interés real en los hechos subyacentes. A que el escrito se convirtiera en un éxito de ventas –encabezó durante un tiempo la famosa lista de The New York Times– contribuyó notablemente las a veces complicadas relaciones de la Administración del presidente George W. Bush con la realidad de la situación en un Iraq devorado por la guerra.

Sea como fuere, el hasta entonces discreto profesor Frankfurt empezó a ser invitado a programas de gran audiencia como 60 minutes –y otros del mismo género– y copar portadas y artículos de fondo en los principales periódicos. A Bullshit le siguió, en 2006, On Truth por el que Frankfurt recibió un generoso anticipo por parte de su editor. Los rumores apuntaron a una cantidad de seis cifras.

Mas su trayectoria trasciende con creces esos destellos. Filósofo abstracto y puro, destacó en el universo académico por una serie de contribuciones en las que situaba la voluntad –los deseos y motivaciones de las personas– en el centro de una visión unificada de la libertad, la responsabilidad moral, la identidad personal y las fuentes del sentido de la vida. Para Frankfurt, la volición, más que la razón o la moral, era el aspecto definitorio de la condición humana.

Por ejemplo, en su extenso artículo de 1971, «La libertad de la voluntad y el concepto de persona», acuñó una novedosa forma de concebir la libertad: en lugar de verla como la ausencia de restricciones externas, la veía como una relación psicológica interna entre distintos niveles de deseo. Dicho de otra forma, uno actúa libremente cuando el deseo que le motiva a actuar es el deseo con el que uno se identifica.

https://www.eldebate.com/obituarios/20230722/harry-frankfurt_129598.html

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