La cifra, que venía aumentando
desde 2015, se estabilizó, pero la ONU afirmó que está fuera del alcance
eliminar el hambre por completo.
El número de personas que
padecen hambre se estabilizó en 2022 tras siete años de alza, un “modesto
progreso” aunque insuficiente para cumplir la meta de eliminar esta plaga en
2030, advirtieron el miércoles cinco agencias de la ONU.
Unas, 735 millones de personas
padecieron hambre ese año, un 9,2% de la población mundial, alerta el informe,
entre cuyos autores figuran la Organización de Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo de la ONU para la Infancia
(Unicef).
La cifra, que venía aumentando
desde 2015, se estabilizó y registró incluso un leve retroceso, con 3,8
millones de personas menos respecto a 2021. Sin embargo, para la ONU, está
fuera del alcance llegar a eliminar el hambre en todo el mundo.
América Latina registró
avances en la lucha contra el hambre, con excepción de la región del Caribe,
donde la situación empeoró.
La subalimentación crónica
aumentó igualmente en Asia occidental y África, señala el reporte, que lleva
también el sello del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el
Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de la Salud
(OMS).
El informe anual sobre el
estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo precisa que en
África una de cada cinco personas padece subalimentación crónica.
El documento es una
“instantánea de un mundo que aún se está recuperando de una pandemia mundial y
que ahora se debate con las consecuencias de la guerra en Ucrania, que ha
agitado aún más los mercados de los alimentos y la energía”, indicó.
Desde 2019, estas dos crisis
añadieron a 122 millones de personas al mapa del hambre.
Aunque
la recuperación económica posterior a la pandemia mejoró la situación, “no
cabe duda de que este modesto progreso se ha visto socavado por la subida de
los precios de los alimentos y la energía, magnificada por la guerra en
Ucrania”.
El informe advierte que, si no se orientan mejor los esfuerzos, el
objetivo de “poner fin al hambre, la inseguridad alimentaria y la
malnutrición en todas sus formas en 2030 seguirá estando fuera de nuestro
alcance.
En
América Latina y el Caribe, la prevalencia de la subalimentación, el indicador
que mide el hambre, cayó del 7% en 2021 al 6,5% en 2022, lo que supuso una
disminución de 2,4 millones en el número de personas que pasan hambre.”
Sin embargo, esta reducción se
explica por la evolución en Sudamérica (de 7 a 6,1%), ya que el Caribe registró
un aumento notable del 14,7% en 2021 al 16,3% en 2022.
“Hay rayos de esperanza. No
obstante, en general, necesitamos un intenso esfuerzo mundial inmediato para
rescatar los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, defendió el secretario
general de la ONU, Antonio Guterres, citado en el comunicado del informe.
Si no se aceleran los
progresos, cerca de 600 millones de personas podrían seguir padeciendo hambre
en 2030, principalmente en África.
Esto representa “unos 119
millones de personas más que si no hubieran ocurrido ni la pandemia de covid-19
ni la guerra en Ucrania”, apuntaron las agencias de la ONU.
Los principales factores de
inseguridad alimentaria, son los conflictos, contracción económica y
catástrofes climáticas, y las recientes desigualdades se han convertido en una
“nueva normalidad”, apuntaron.
Álvaro Lario, el presidente
del FIDA, apuntó a la falta de inversiones y de “voluntad política para llevar
a la práctica soluciones a gran escala”.
Cindy McCain, directora
ejecutiva del PMA, alertó a su vez que el hambre aumenta “al tiempo que los
recursos que necesitamos urgentemente para proteger a los más vulnerables se
están reduciendo peligrosamente”.
Para ella, “nos enfrentamos al
mayor desafío que hemos visto”.
Al igual que el año anterior,
2.400 millones de personas sufrieron de inseguridad alimentaria aguda o
moderada en 2022. En otras palabras: tres de cada 10 personas carecieron de
acceso a una alimentación adecuada.
Por otro lado, la posibilidad
para las poblaciones de acceder a una alimentación saludable se deterioró en
todo el mundo, debido al impacto prolongado de la pandemia y al auge de los
precios de los alimentos, subrayó la ONU.
Más de 3.100 millones de
personas no pudieron permitirse una dieta equilibrada en 2022, provocando
desnutrición, carencias u obesidad.
América Latina es la región
donde más cuesta comer saludable-mente (4,08 dólares diarios por persona) en
comparación con Asia (3,90 dólares), África (3,57 dólares), América del Norte y
Europa (3,22 dólares).
“El cambio de tendencia de la
importación de productos baratos a la producción de productos de calidad sigue
siendo una ecuación no bien resuelta en la región”, señaló Mario Lubetkin,
subdirector general de la FAO, a la AFP en Santiago.
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