A propósito de
'Bicentenario: anécdotas de voz a vos', te contamos otros datos desconocidos
sobre nuestra historia, como el papel clave, pero poco conocido, de la
influencia femenina en las grandes gestas de la independencia.
En el primer
episodio, repasamos un poco de la legendaria Batalla de Boyacá, con relatos
mágicos que nos llevaron a aprender y repasar mucho sobre este enfrentamiento.
Entre otros aspectos, descubrimos el significativo accionar de la mujer en este
proceso histórico.
Pero... ¿sabías
que tuvieron un papel crucial, más allá de la costura y las actividades
domésticas? De la mano de Señal Memoria y su historiadora, Elsa Garzón, te
contaremos aspectos que seguramente no conocías sobre el rol femenino en la
independencia. Muchas de ellas, sus funciones y hazañas, no son reconocidas
como deberían en el presente.
Empezamos por
las redes de espionaje: muchos de estos grupos, que se gestaron en la Nueva
Granada y en otros procesos e independencia de la región, fueron conformados
por mujeres, quienes aprovechaban la baja sospecha que había en ellas, lo que
les servía para hacer de mensajeras para las células republicanas en las
ciudades o recuperando información que escuchaban en las calles.
También se
valían de sus conexiones sociales con personas que apoyaban a la corona, para
sus funciones es espionaje.
Continuemos con
las mujeres que anónimamente hicieron parte de los levantamientos sociales o
enfrentamientos en las principales ciudades de la Nueva Granada. Hubo bastante
participación femenina en las revueltas del 20 de julio de 1810, hecho que
quedó registrado en el diario político de Santa Fe, describiendo cómo muchas de
ellas, dedicadas al comercio o simplemente transeúntes, se plantaron no solo
para hacer resistencia física, sino que se pusieron en la primera fila del
enfrentamiento.
¿Sabían que 'Las
Juanas' se les llamaba a las mujeres que se enlistaron en el Ejército
Republicano que logró la independencia? Muchas de ellas se unieron por
convicción, mientras que otras lo hicieron para acompañar a sus esposos,
padres, hermanos e hijos que se fueron a la guerra.
Fuera cual fuera
la razón, el papel de estas mujeres fue fundamental: lograron un rol clave en
el sostenimiento y mantenimiento de los ejércitos, ya que no solo participaban
en el campo de batalla, sino también en la preparación de alimentos, a través
de reparación y confección de prendas, con la atención de los enfermos y desde
el reconocimiento del campo de batalla.
La independencia
involucró, de acuerdo a las palabras de la historiadora Elsa Garzón, diversidad
de actores y actrices tanto colectivos como individuales, lo que significó en
su instante, una oportunidad para las mujeres de asumir papeles más
significativos en aspectos políticos y militares de la
independencia.
Debemos contar
que el aspecto irónico de estos acontecimientos, es que, de acuerdo con las
palabras del historiador Pablo Rodríguez, es que cuando finalizó el proceso de
independencia y comenzó la República, el rol de la mujer quedó de nuevo
limitado a actividades domésticas.
Policarpa
Salavarrieta
Considerada como
una heroína de la Independencia de Colombia, luego de ser ejecutada por los
españoles quienes descubrieron que, durante años, dicha mujer actuó como espía
de las fuerzas independentistas durante el período llamado "La Patria
Boba". Fue una joven revolucionaria nacida en Guaduas, municipio
cundinamarqués donde hoy se le hace un homenaje en una casa museo. Fue
ejecutada cuando tenía 22 años.
Manuelita Sáenz
El Libertador
Simón Bolívar fue objeto de un intento de asesinato, frustrado gracias a la
valiente intervención de Manuelita. Los enemigos de Bolívar se habían conjurado
para darle muerte aquella noche de septiembre. Al entrar al palacio de San
Carlos (hoy en día sede de la Cancillería de Colombia), Manuela se da cuenta
del atentado, y se interpone a los rebeldes, con el fin de que Simón Bolívar
tuviera tiempo de escapar por la ventana.
Por estas acciones, Bolívar mismo la llamó la Libertadora del
Libertador.
Tras las
investigaciones posteriores, los responsables del atentado fueron capturados.
Francisco de Paula Santander fue acusado de traición, siendo hallado culpable
del atentado. Fue degradado, expulsado deshonrosamente y condenado a morir
fusilado por la espalda; pero se le perdonó la vida y fue desterrado.
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