La Convención sobre los Derechos de los niños y las niñas es un tratado internacional que reconoce sus derechos en 54 artículos y establece en forma de ley internacional para los Estados Partes, la obligación de garantizar a los niños y niñas, sin discriminación alguna.
El beneficio de una serie de medidas especiales de atención, protección y asistencia, de acceso a la educación y a la salud, de mejoramiento de las condiciones propicias para desarrollar en plenitud su personalidad, habilidades y talentos, y a un ambiente de bienestar, que genere buen trato, felicidad, amor y comprensión.
La Convención de los Derechos de los Niños y las Niñas en Colombia
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Convención el 2 de noviembre de 1989, y constituye el marco fundamental a partir del cual los Estados implementan políticas públicas en favor de la niñez y la adolescencia.
En
Colombia, fue ratificada por el Congreso mediante la ley 12 de 1991, y conforme
a lo establecido en la Convención, reformó la Constitución Política, incluyendo
el criterio y los principios que buscan la protección integral de la niñez en
su doble dimensión: garantizar sus derechos y su protección en el territorio
nacional, y el gobierno colombiano debe, mediante la implementación de políticas
públicas, asegurar su aplicación y, por su condición de ley, la nación debe
cumplirla y respetarla. También establece la responsabilidad y obligación por
parte del Estado, la sociedad y la familia, de asistir y proteger a los niños y
las niñas para asegurar su pleno desarrollo armónico e integral en ejercicio
pleno de todos sus derechos.
En este
sentido, la misión de UNICEF - Fondo de las Naciones Unidad para la Infancia consiste
en proteger los derechos de niños y niñas, coadyuvar a resolver sus carencias
básicas y ampliar sus oportunidades a fin de que alcancen su pleno potencial.
Dicha Convención integrada por
una serie de normas y obligaciones aceptadas por todos los Estados miembros, se
basan en el respeto a la dignidad y el valor de cada individuo,
independientemente de su raza, color, género, idioma, religión, opiniones,
orígenes, riqueza, nacimiento o capacidad, y por tanto se aplican a todos los
seres humanos en todas partes. Estas normas son interdependientes e
indivisibles; no es posible garantizar algunos derechos a costa de otros.
La Convención sobre los Derechos del Niño se ha establecido en todo el mundo para promover y proteger los derechos de la infancia; logrando importantes avances desde su aprobación, en cuanto al cumplimiento de los derechos básicos de la infancia: supervivencia, salud y educación, por medio de la prestación de bienes y servicios esenciales, y un reconocimiento cada vez mayor de la necesidad de establecer un entorno protector que defienda a los niños y niñas de la explotación, malos tratos, violencia, analfabetismo, ausencia y deserción escolar.
Aunque todavía queda mucho por
hacer para lograr mejores condiciones, dignas de un mundo más apropiado para la
infancia, donde los avances no han sido equitativos, y algunos países se
encuentran más rezagados que otros en adoptar las medidas que permitan el cabal
cumplimiento de estos derechos y dar a la infancia la importancia que merece.
Inclusive, en varias regiones del mundo, estos avances parecen estar en riesgo,
debido a un retroceso por las amenazas que suponen la pobreza, los conflictos
armados y enfermedades graves.
Es por esto que todos debemos
tener muy presente nuestra contribución para asegurar que todos los niños y
niñas disfruten de su infancia, donde cada uno desde su rol, como papá o mamá,
o profesional que trabaje con niños y niñas, se proponga establecer niveles de
información que promuevan los Derechos del Niño contenidos en la Convención.
Así mismo, la escuela, debe integrar dichos Derechos de la Infancia dentro de
su programa curricular.
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