El problema de
los universales ha sido un tema recurrente en toda la filosofía medieval,
trascendiendo así de dicha etapa histórica y repercutiendo en la filosofía
universal.
Airam
Dris Rodríguez Allouh
Se trata de una cuestión filosófica acerca de la naturaleza misma de los universales, es decir, de las características y propiedades que los objetos particulares comparten. La pregunta principal versa sobre si los universales existen como entidades reales o si son solo mentales. Si los universales existen, ¿tienen acaso una entidad separada de los objetos?, ¿existen en los propios objetos? ¿O existen a partir de los objetos?
Origen del
problema y Porfirio.
El origen del
problema de los universales se remonta a las discusiones filosóficas de la
antigua Grecia, especialmente en relación con el diálogo de Platón titulado
«Crátilo». Sin embargo, fue Porfirio quien mencionó por primera vez este
problema en su obra «Isagoge».
Porfirio
explora la clasificación de los predicables, es decir, las categorías bajo las
cuales los individuos pueden ser clasificados. Estos predicables incluyen
géneros y especies, así como diferencias y propiedades comunes. Porfirio
identificó cinco predicables principales: género, especie, diferencia,
propiedad y accidente.
El problema de
los universales se plantea a partir de la cuestión sobre la naturaleza de estos
predicables, particularmente sobre los géneros y las especies. Por ejemplo, si
consideramos la palabra «animal», ¿se refiere a una entidad real y universal
que existe en cada individuo de la especie animal, o simplemente es una idea o
concepto en nuestra mente?
Boecio.
Pero no fue
Porfirio, sino Boecio quien, en el siglo VII, presentó verdaderamente el
problema de los universales al mundo. En su obra “De divisione», Boecio plantea
la cuestión sobre la naturaleza de los universales y se centra en la
clasificación de los predicables con una división lógica que bebe mucho de
Aristóteles. Introduce la idea de una clasificación jerárquica de los
predicables, que incluye cinco categorías principales: género supremo, especie,
diferencia, propiedad y accidente.
Boecio
argumenta que el género supremo, que es el nivel más alto de clasificación, es
universal y se aplica a múltiples especies y diferencias. Por ejemplo, «animal»
sería un género supremo que incluye a todas las especies de animales. Luego,
las especies y las diferencias se subordinan al género supremo. Por ejemplo,
«perro» sería una especie que se subordina al género supremo «animal», y
«cuadrúpedo» sería una diferencia que se subordina a la especie «perro».
Pero quienes
realmente han dado respuestas sólidas al problema de los universales han sido:
Roscelino de Compiegne como representante del nominalismo, Guillermo de
Champeaux como representante del realismo extremo, Pedro Abelardo como representante
del no-realismo y discípulo de los dos y Gilberto de Porretano como
representante de la «teoría de la conformidad».
Roscelino
de Compiegne.
Defendía que
los universales no tienen existencia real y son solo nombres o términos lingüísticos
que utilizamos para clasificar objetos individuales (flatus vocis). De este
modo afirmaba que solo existen los individuos concretos y que los conceptos
generales son solo abstracciones mentales. Su visión tuvo una influencia
significativa en la filosofía medieval y generó debates en torno a la
naturaleza de los universales.
Guillermo
de Champeaux.
En
contraposición a Roscelino, Guillermo de Champeaux defendía que los universales
son entidades reales y existen independien-temente de los objetos individuales,
destacando una postura muy platónica. De Champeaux solo nos ha llegado por los
debates que tenía con Pedro Abelardo, donde fue machacado. Sostenía que los
universales son sustancias que tienen existencia objetiva y que los objetos
individuales son solo instancias o ejemplos particulares de esos universales.
Guillermo desarrollo dos tesis fundamentales: la teoría de la identidad física
y la teoría de la indiferencia.
Para Guillermo
de Champeaux la identidad de un objeto se basa en su existencia individual y en
su continuidad en el tiempo. Sostenía que las entidades individuales tienen una
esencia o naturaleza específica que las define y las distingue de otras
entidades. De esta manera, la identidad física se mantiene a través de la
preservación de esa esencia o naturaleza particular (Teoría de la identidad
física).
En adición, su
teoría de la indiferencia se refiere a que cada individuo se distingue de los
otros por los accidentes y por la propia esencia, pero tienen unos caracteres
comunes indiferentes para estar en un sujeto u otro, es decir, solo se
diferencian por la indiferencia, la no diferencia de las esencias de los
individuos de una misma especie.
Pedro Abelardo.
Llegamos a
Pedro Abelardo, discípulo de ambos (Guillermo y Roscelino). Pedro Abelardo fue
un filósofo y teólogo francés del siglo XII. Es conocido por su papel en los
debates medievales sobre el problema de los universales. Abelardo defendía una
posición llamada «no-realismo» o «conceptualismo». Sostenía que los universales
existen como conceptos mentales, pero no como entidades reales independientes.
Argumentaba que los universales son producto de nuestra mente y nuestra
capacidad para abstraer y generalizar a partir de los objetos individuales. La
conclusión de Pedro Abelardo es que no tenemos ideas generales, pues solo Dios
las tiene. Dios puede crear en la existencia una multiplicidad de individuos
distribuidos en variados géneros y especies.
Gilberto
Porretano.
Finalmente, la
solución que ofrece Gilberto Porretano es un planteamiento ontológico, frente
al planteamiento lógico-lingüístico visto anteriormente: el realismo de las
formas nativas.
Parte de la
«teoría de la conformidad» de Boecio, que es una postura que intenta
intermediar entre el nominalismo y el realismo. Según esta teoría, los
universales existen en la mente de Dios y se conforman con los objetos
individuales. Es decir, los universales tienen una existencia en Dios, pero se
manifiestan o se conforman con los objetos particulares.
https://www.leonhunter.com/repercusion-de-los-universales-en-la-filosofia-medieval/
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