jueves, junio 29, 2023

Ferécides de Siros



Siglo VI a. de C. Aunque su obra es considerada como sumamente interesante, no es demasiado conocido. Parece ser que fue el primer filósofo que afirmó que el alma humana era inmortal. Consideraba que el mundo se creó por intervención divina pero que los dioses habían existido desde siempre, idea sorprendente para su época. Nació en la isla de Siros, una de las famosas Cícladas, aunque no está muy clara la fecha de su nacimiento.

Ferécides fue un mitógrafo y un teogonista (debe diferenciarse del genealogista ateniense del mismo nombre del s. V a de C., así como de Ferécides Lerio).

Según Aristóteles, el tenor de su pensamiento no habría tenido una estricta formulación mitológica. Ferécides desarrolló su actividad hacia la mitad del siglo VI a. de C. Según una tradición fue contemporáneo del rey lidio Aliates (605/560 a. de C.) y de los Siete Sabios (fechados en torno al eclipse predicho por Tales, es decir, hacia el 585/4 a de Cristo).

Según Apolodoro su acmé habría que situarla en la Olimpíada 59 (544-541 a. de C.) siendo contemporáneo de Ciro. Si todo esto es cierto, entonces sería una generación más joven que Tales de Mileto y coetáneo (aunque más joven) que Anaximandro. Hay que tener en cuenta, sin embargo, que ninguna de estas tradiciones cronológicas, son puramente históricas, sino obra de cronógrafos helenísticos los cuales actuaban, la mayoría de las veces, de un modo totalmente a priori. Los datos que lo sitúan en el siglo VI a de C. parecen ser los más fiables.

Según la tradición, Ferécides habría escrito un libro (que subsistía todavía en la época de Diógenes Laercio s. III d. de C. el cual se encuentra incompleto, al parecer sobrevivió al incendio de la Biblioteca de Alejandría, 47 a. de C., aunque con suficiente contenido para esbozar su pensamiento).

El título del libro era Siete escondrijos o las siete cavernas (Eptámijos), considerada como una de las primeras obras en prosa de la literatura griega. En él enseñaba su filosofía y su visión del mundo a través de representaciones míticas, en un proceso sin freno de racionalización de la tradición mítica olímpica y homérica, que llegará a su culminación con el bueno de Sócrates.

También se le atribuye un libro escrito en prosa: sobre los dioses, en oposición a Hesíodo.

En relación con la vida de Ferécides habría que destacar los hechos siguientes:

-En primer lugar, la existencia de una larga tradición que lo relaciona con Pitágoras (se dice, por ejemplo, que cuando Ferécides cayó enfermo del mal del piojo en Delos, su discípulo Pitágoras vino a cuidarle hasta su muerte).

-Se atribuyen a Ferécides numerosos hechos.

La dificultad radica en que estos mismos prodigios le fueron atribuidos también a Pitágoras: “Refiéranse de él muchos prodigios; pues paseando una vez por la playa del mar de Samos y viendo una nave que corría con buen viento, dijo que dentro de breve tiempo se anegaría, y efectivamente zozobró ante su vista. Igualmente, habiendo bebido agua sacada de un pozo, pronosticó que dentro de tres días habría terremoto, y así sucedió. Subiendo de Olimpia a Micenas aconsejó a Perilao, que lo hospedaba en su casa, partiese de allí con su familia. No se persuadió Perilao, y Micenas fue luego tomada por los enemigos.”

-Se ha sugerido que todo el entramado de la leyenda que identifica a estos dos personajes (Ferécides - Pitágoras) pudo haber surgido de un comentario del siglo V a. de C. que hizo de Quíos. H. Gomperz, al afirmar que es probable que la afirmación de Ion únicamente signifique que, si Pitágoras tuviera razón respecto a la supervivencia del alma, el alma de Ferécides estaría gozando de una existencia feliz.

Lo que sucede es que este texto fue mal interpretado, incluso en la antigüedad, entendiendo que se refería a una amistad entre ambos. Toda esta confusión estimularía, sobre todo a los helenistas, a transmitir noticias acerca de la amistad entre Ferécides y Pitágoras.

“Escribe Hermipo que, como hubiese guerra entre los efesinos y magnesios, y desease venciesen los efesinos, preguntó a uno que pasaba «de dónde era», y respondiendo que de Éfeso, le dijo: «Pues llévame de las piernas, y ponme en territorio de Magnesia; luego dirás a tus paisanos me entierren en el paraje mismo donde conseguirán la victoria». Manifestó aquél este mandato de Ferecides a los ciudadanos, los cuales, dada la batalla al día siguiente, vencieron a los magnesios, y buscando a Ferecides, lo enterraron allí mismo, y le hicieron muy grandes honras. Algunos dicen que se precipitó él mismo del monte Coricio caminando a Delfos; pero Aristóxenes, en el libro De Pitágoras y sus familias, dice que murió de enfermedad y lo enterró Pitágoras en Delos”.

Existe también una larga tradición que afirma que Ferécides fue un autodidacta. Esto lo único que significa es que, cuando se escribió su biografía, los eruditos no sabían a ciencia cierta si había tenido o no un maestro. Ante ello, y de un modo totalmente a priori, se afirma que Ferécides se formó por su cuenta sin ayuda de ningún maestro.

-También se afirma que Ferécides se relacionó con el zoroastrismo y que se valió de libros fenicios secretos para llevar a cabo su formación. Sea esto cierto o no lo que parece evidente es que la descripción que Ferécides hace de la batalla entre Krono y Ofioneo tiene ciertas afinidades fenicias.

-Se nos cuenta también que un marcador de solsticio, que se conservaba en Siro, en la época de Diógenes Laercio (s. III d. de C.) había pertenecido a Ferécides o había sido usado por él [artefacto que señala el punto en que el sol gira sobre la eclíptica, en la mitad del verano o del invierno]. Parece que en la descripción que nos transmite Diógenes Laercio, existe cierta relación con unos versos de Homero en donde se afirma que en una isla llamada Siria había una cueva de sol.

De todo esto hay que deducir que en el período Alejandrino se tuvo noticia de la existencia en Siro de una cueva solar. Es de suponer que esta clase de artefactos eran corriente como medio de elaboración de un calendario. Ahora bien, no es posible que la cueva existente en Siro haya sido motivo original de la referencia homérica, sino más bien al revés. Se le consideró como tal más tarde en un intento por explicar la descripción de Homero en la Odisea. Aunque no hay ningún otro testimonio de que Ferécides fuera un científico práctico, se sabía que otros muchos sabios del siglo VI, especialmente los milesios, habían aunado este tipo de actividad con la especulación teórica. Esto debió llevar a los eruditos alejandrinos (también de un modo a priori) a identificar las manifestaciones científicas de Siro con el personaje más representativo de esa ciudad: Ferécides.

No hay comentarios:

Publicar un comentario