Francesc Cervera
Especialista
en Historia
Tras la derrota de Atenas en la Guerra del Peloponeso, Esparta se convirtió en la dueña del Egeo. Imponiendo su voluntad a lo largo de toda Grecia los espartanos invadieron la ciudad de Tebas, acabando con la democracia para poner en su lugar un gobierno títere de oligarcas.
Los exiliados
del partido democrático huyeron al Ática, de donde regresarían en el 379 a.C.
con un ejército para restaurar la libertad y expulsar a los espartanos de la
acrópolis Cadmea. Aunque se habían librado del dominio extranjero, los tebanos
necesitaban ahora una nueva fuerza militar con la que enfrentarse a la
inevitable venganza de Esparta, y un estratego llamado Górgidas les propuso una
idea sin precedentes.
AMOR
Y DEBER
La ciudad
siempre había contado con un cuerpo especial de 300 hoplitas encargados de
proteger la acrópolis a sueldo del estado, pero, según Plutarco, Górgidas
convenció a los ciudadanos de que este debía estar formado con parejas de
hombres que mantuvieran una relación sentimental.
De esta manera
los lazos del amor les impedirían huir del combate, pues según decía “un
batallón que se mantiene unido por la amistad entre amantes es indisoluble e
irrompible”, ya que “los amantes, avergonzados de no ser dignos [...] y los
amados ante la vista de sus amantes, deseosos se arrojan al peligro para el
alivio de unos y otros”.
Cabe recordar
que en la antigua Grecia el matrimonio casi nunca era por amor, sino que se
trataba de un acuerdo entre las familias para aumentar su prestigio o
patrimonio, de manera que la unión entre hombre y mujer era simplemente una
manera de producir nuevos ciudadanos para asegurar la supervivencia de la
comunidad.
De hecho,
muchas iniciaciones sexuales masculinas tenían lugar antes del matrimonio
mediante relaciones homosexuales, en las que un hombre mayor (el erastés)
seducía a un adolescente (erómeno) antes de que este estuviera prometido. De
esta manera se podía preservar la virginidad de las jóvenes, y asegurar que
estas no tuvieran hijos bastardos antes del matrimonio.
Además, la
formación tenía un precedente religioso en el mito de Hércules (hijo de Zeus y
la reina de Tebas). Esta había luchado hombro con hombro junto a su amante
Iolao en aventuras como la caza de la hidra de Lerna, donde el héroe aplastó
las cabezas de la bestia mientras sus compañeros las cauterizaba con fuego para
que no se regeneraran. Así, con el beneplácito del divino protector de Tebas,
el Batallón Sagrado quedó establecido con 300 hombres escogidos de todo el
ejército en el 378 a.C.
Apenas
poseemos información sobre el entrenamiento de este cuerpo de élite. Sus
cuarteles estaban en la acrópolis de Tebas, donde servían como guardianes
sagrados de los templos, y su rutina diaria incluía tanto ejercicios físicos
como danzas rituales mediante las que aprendían a moverse y combatir como un
solo hombre. Gracias a que recibían un sueldo del estado estos hombres se
dedicaban por completo al combate, una ventaja decisiva en el mundo griego,
donde los ejércitos estaban formados por una milicia de alfareros, campesinos y
todo tipo de civiles.
LA
MAZA DE TEBAS
Dispuestos a
arriesgar su vida por patriotismo y amor, los hoplitas del Batallón Sagrado se
enfrentaron a Esparta en los campos de batalla. Parece ser que en un primer
momento Górgidas los dispersó por la primera fila de la falange para que
reforzaran a sus compatriotas, pero pronto el líder del partido democrático
Pelópidas los agrupó en una sola unidad. Así derrotaron a los espartanos por
primera vez en el 375 a.C. en Tegyra, donde atravesaron la falange lacedemonia
formados en cuña pese a que estos los duplicaban en número.
Con todo sería
Epaminondas quien les llevaría a la cima de su éxito en la batalla de Leuctra,
librada en el 371 a.C. contra el grueso del ejército espartano. Dado que el
enemigo le superaba en número, este general tebano desplegó a su ejército en
forma oblicua, con el flanco izquierdo adelantado y formado por el doble de
hombres de lo habitual.
Encabezados
por el Batallón Sagrado, los tebanos aplastaron al rey espartano Cleómbroto y a
su guardia real, doblando el flanco enemigo y destrozando su falange en la peor
derrota que había sufrido Esparta. En los años siguientes estos hoplitas de
élite se siguieron distinguiendo en la guerra, acabando con el predominio
lacedemonio en Mantinea y convirtiendo a Tebas en la ciudad más importante de
toda Grecia.
Pese a ello la
estrella tebana fue descendiendo a partir de la muerte de Epaminondas,
eclipsada por el sol de un nuevo poder: la Macedonia de Filipo II. Este estaba
decidido a convertirse en amo y señor de Grecia para luego pasar a la conquista
del Imperio Persa, y en el 338 a.C. se enfrentó a una coalición de ciudades
estado en Queronea.
Fue ese día
cuando el Batallón Sagrado fue derrotado por primera y última vez. Dispuestos
en el flanco derecho de los griegos, los tebanos se tuvieron que enfrentar a
Alejandro Magno en persona, quien desbarató su formación con cargas repetidas
(de caballería o piqueros según la fuente) hasta rodearlos y exterminarlos por
completo.
Puede que
Filipo llorara su muerte según Plutarco, pero su hijo se mostró inmisericorde
cuando Tebas se levantó en armas de nuevo al poco de llegar al trono. El futuro
conquistador de Persia destruyó la ciudad y vendió como esclavos a sus
habitantes, condenando al Batallón al olvido de la historia.
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