Por Javier Pastor
No lo decimos nosotros: lo dice Sam
Altman, CEO de OpenAI, que explicaba en un reciente artículo en el blog oficial
de la empresa cómo esa búsqueda de una inteligencia artificial que beneficie a
toda la humanidad puede acabar mal si no tenemos cuidado.
Altman hablaba de la llamada
Inteligencia Artifical General (AGI, por sus siglas en inglés), que será mucho
más capaz que los sistemas actuales y que teóricamente permitirá que la
humanidad progrese de forma inaudita. Sin embargo, su desarrollo y despliegue
no está exento de riesgos.
Lo sorprendente aquí es que uno
esperaría que en OpenAI estuvieran más confiados con una evolución más o menos
segura de este campo. No parecen estarlo del todo, y precisamente ese artículo
mostraba algunas pautas con las que en OpenAI proponen enfrentarse a un futuro
en el que las máquinas puedan acabar dominando a la humanidad.
Inteligencia
artificial general, fuerte y débil
Lograr una AGI es el santo grial de
quienes trabajan en este campo. Con esa inteligencia artificial general sería
posible resolver cualquier tarea intelectual resoluble por un ser humano.
De hecho, la teoría es que estos
sistemas serían capaces de realizar juicios y razonar ante una situación de
incertidumbre, además de comunicarse en lenguaje natural, planificar o
aprender.
Esta inteligencia artificial general
no es, eso sí, la que nos venden las películas de ciencia ficción de Hollywood.
En tramas como las de 'Terminator' lo que tenemos es una inteligencia
artificial fuerte, que posee los llamados "estados mentales" y además
es consciente de sí misma.
Lo que ofrece ahora esta disciplina
son sistemas de inteligencia artificial débil, capaces de resolver problemas
muy específicos y acotados. Por ejemplo, jugar al ajedrez, conversar como lo
hace ChatGPT o generar imágenes espectaculares a partir de un entrenamiento
previo.
El siguiente paso, eso sí, es el de
esa "superinteligencia artificial" o inteligencia artificial general
que como explicaban en OpenAI sería un sistema altamente autónomo y que
"supera de largo a todos los humanos en la mayoría de trabajos
económicamente valiosos".
La AGI tiene sus ventajas, pero
también sus inconvenientes
Es cierto que una inteligencia
artificial general podría resolver muchos problemas actuales y, como dicen en
OpenAI impulsar la economía global o ayudar a conseguir nuevos descubrimientos
científicos "que cambien los límites de lo posible", pero también plantea
riesgos.
En OpenAI reconocen la existencia de
riesgos como un mal uso o una disrupción de la sociedad, pero creen que es
posible evitar esos riesgos, aunque reconocen que "lo que parece correcto
en teoría a menudo acaba comportándose de forma más extraña de lo esperado en
la práctica".
Para lograr que el camino hacia esa
AGI sea el correcto, creen que los pasos a seguir son claros. Es importante,
aseguran, desplegar esos sistemas y comprobar cómo funcionan "en el mundo
real" para verlos evolucionar.
Eso, destacan, da tiempo a la gente,
instituciones y reguladores a entender qué está ocurriendo para actuar en
consecuencia. Una iteración cuidadosa pero continua es también importante para
estos avances, pero explican que "a medida que nuestros sistemas se acercan
a una AGI, nos estamos volviendo más y más cautos con la creación y despliegue
de nuestros modelos".
Para evitar que esos despliegues
impliquen más riesgos que beneficios, en OpenAI evalúan constantemente ese
equilibrio, y es lo que ha pasado por ejemplo con ChatGPT. Los sistemas están
acotados, pero el plan de OpenAI es el de facilitar a los usuarios cambiar el
comportamiento de la IA que estén usando.
En esta empresa aseguran que esperan
estar en constante contacto con instituciones globales a la hora de decidir
cómo gobernar estos sistemas, cómo distribuir sus ventajas y cómo compartir el
acceso a dichos sistemas.
Hay una clave para tratar de
controlar esos avances. Una que se podría resumir en el "lento pero
seguro" y que como explican en OpenAI requiere que este desarrollo vaya
pasito a pasito y siempre de forma muy controlada:
"La AGI puede surgir pronto o en un futuro lejano; la velocidad de
evolución de la AGI inicial a iteraciones más potentes puede ser lenta o
rápida. Muchos de nosotros pensamos que el cuadrante más seguro en esta matriz
de dos por dos son los plazos cortos y las velocidades de evolución lentas; los
plazos más cortos parecen más susceptibles de coordinación y es más probable
que conduzcan a una evolución más lenta debido a una menor sobrecarga
computacional, y una evolución más lenta nos da más tiempo para averiguar
empíricamente cómo resolver el problema de la seguridad y cómo adaptarnos a las
nuevas tecnologías".
Ese mismo mensaje es el que desde
hace tiempo también plantean otras personalidades del mundo de la ciencia o la
tecnología: Stephen Hawking, Bill Gates o Elon Musk ya lo avisaron. Hace años
que un grupo de expertos ya crearon la asociación Future of Life, precisamente
orientada a defender un desarrollo responsable de la inteligencia artificial.
'Terminator' no
está descartado
A largo plazo la cosa podría ponerse
peligrosa, porque según OpenAI esa primera inteligencia artificial general será
solo un punto de inflexión a partir del cual el progreso será igual de rápido.
De hecho, varios usuarios comparten
en Twitter la oferta de trabajo de OpenAI en la que se buscaba un
"ingeniero para un interruptor de muerte" (o de apagado) que debería
estar pendiente de desconectar los servidores en caso de catástrofe.
"La transición a un mundo con superinteligencia es quizá el proyecto más
importante -y esperanzador, y aterrador- de la historia de la humanidad. El
éxito no está ni mucho menos garantizado, y es de esperar que lo que está en
juego (ilimitadas desventajas e ilimitadas ventajas) nos una a todos".
El resumen de todo esto es claro: esperemos lo mejor y estemos preparados para lo peor. O intentemos estarlo.
https://www.xataka.com/robotica-e-ia/quiza-proyecto-importante-historia-humanidad-que-openai-piensa-riesgos-agi?utm_source=whatsapp_AMP&utm_medium=social&utm_campaign=botoneramobile_AMP
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