Mientras en Europa la integridad de España preocupa a sus aliados, en Oriente Medio otro proceso separatista amenaza con más violencia a una región ya martirizada: el de los kurdos de Irak.
Después de un siglo de soñar con un país propio, los kurdos han dado el primer paso hacia lo que esperan conduzca a su independencia de Irak.
Pero como es una constante en la
historia de esta etnia repartida entre cuatro países de Oriente Medio, el
camino está lejos de ser fácil. El rechazo a la realización del referéndum
independentista que llegaba desde todas las esquinas del mundo, incluido
aliados como EU o poderosos vecinos
como Turquía e Irán, ha dado paso a una serie de amenazas que podrían dejar
aislada a esta región del norte de Irak y desembocar en una guerra que pueda
desestabilizar aún más a Oriente Medio. ¿Lograrán finalmente su objetivo de ser
independientes? Ese será el interrogante para despejar en los próximos años.
La historia empezó cuando el presidente
kurdo, Masoud Barzani, cansado de los incumplimientos de Bagdad que en los
últimos años le ha recortado los aportes económicos y le ha causado aprietos,
anunció que el Kurdistán llevaría a cabo un referéndum para preguntarle a la
población si quería la independencia. Los kurdos de Irak ganaron un estatus
especial con la nueva Constitución iraquí, que surgió después de la invasión
liderada por EU en 2003, que
terminaría con el derrocamiento del dictador Sadam Huseín. Este, en la década
de los noventa, libró una campaña de exterminio contra los kurdos iraquíes que
dejó más de 100.000 muertos, muchos de ellos con armas químicas.
En esta nueva etapa de Irak, la región de
mayoría kurda pasó a convertirse en una zona semiautónoma donde sus propias
fuerzas controlan la seguridad, las fronteras y aeropuertos, entre otros. Pero
estos derechos podrían desaparecer en esta nueva etapa si ambas partes no
llegan a un acuerdo, que actualmente parece lejano. El jueves, Bagdad canceló
el permiso de las aerolíneas internacionales para operar en los aeropuertos de
las dos principales ciudades kurdas, Erbil y Suleimani, en un acto muy hostil
que no augura nada bueno. Desde el viernes pasado solo es posible salir o
entrar a la región por las fronteras con Turquía e Irán o viajando por Bagdad.
Esta medida no solo pone en aprietos a la
debilitada economía local, que depende de las exportaciones, sino también a la
coalición internacional que da apoyo en la lucha contra Estado Islámico. Por
estos aeropuertos entra gran parte de la ayuda militar y humanitaria.
Los kurdos no habían terminado de
anunciar el resultado del referéndum del 25 de septiembre, en el que el Sí ganó
con un 92 por ciento, cuando comenzaron a llegar las amenazas. Desde Bagdad, el
primer ministro, Haider al Abadi, cerraba todas las puertas al asegurar que no
habría diálogo si no se anulaba el resultado. Contestaba así a Barzani, que
desde un comienzo advirtió que este referéndum no era vinculante y que solo
daría carta blanca para que los kurdos pudieran empezar un largo proceso de
negociación que eventualmente desembocara en la independencia. Y desde Turquía,
que con Irán alberga la mayoría de los kurdos que se contabilizan en alrededor
de 30 millones, el gobierno de Ankara se hizo sentir. Ambos países temen que la
independencia de los kurdos iraquíes tenga efecto en sus comunidades locales y
por esa razón han respondido de inmediato. El referéndum kurdo se convirtió
para ellos en un asunto de seguridad nacional. Ambos países realizaron
maniobras militares en la frontera en los últimos días e incluso celebraron
múltiples encuentros al más alto nivel militar para discutir las consecuencias
de la consulta. El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha ido más allá y ha
anunciado que podrían enviar fuerzas a través de la frontera en cualquier momento.
“Es nuestro derecho”, había dicho Barzani, a quien algunos sectores en
Kurdistán acusan de haber realizado el referéndum para su beneficio político y
el de su partido PDK. Desde que se planteó esta consulta, Barzani ha hablado de
buscar una política de buenos vecinos con Bagdad, que se niega rotundamente a
la posibilidad de dividir el país. En Irak temen, entre otras cosas, que esta
iniciativa de los kurdos despierte el deseo de independencia de otras
comunidades de Irak, especialmente la sunita, que se siente excluida de las
políticas del gobierno central, en manos de los chiitas, rama del islam
mayoritaria en el país. Pero más allá de realizar un referéndum
independentista, lo que más le molestaba al gobierno del primer ministro Al
Abadi era el desafío de los kurdos de llevar a cabo esta consulta en las
llamadas zonas en disputa. Estos son territorios ubicados por fuera de la
región autónoma, sobre los que los kurdos reclaman un derecho histórico y que
sus fuerzas, conocidas como peshmergas, ocuparon cuando el Ejército iraquí
abandonó sus posiciones ante el avance de Estado Islámico. Estas zonas en
disputa incluyen la multiétnica ciudad de Kirkuk, que además de ser una de las
ciudades más importantes del país, es una de las más ricas. Durante los días previos
a la consulta, la tensión en la ciudad era evidente, sobre todo en los sectores
habitados por árabes, cristianos o turcomanos, quienes también reclaman a
Kirkuk como centro de su cultura.
“La decisión de los kurdos nos dejó al
resto de los habitantes por fuera”, aseguraban. Ali Mehdi, uno de los líderes
turcomanos en la ciudad, decía que ellos no querían guerra, pero que si los
kurdos querían, ellos no tendrían mayor remedio.
Después del referéndum el Parlamento
iraquí le ordenó al primer ministro enviar el Ejército a Kirkuk, hasta ahora
controlado por las fuerzas kurdas y la policía nacional. Hasta el cierre de
esta edición no había tomado ninguna medida, y analistas locales creían que no
lo hará, al menos por el momento, pues ello tendría consecuencias en la lucha
contra Estado Islámico. Las fuerzas iraquíes, con la ayuda de la coalición
internacional y los peshmergas, llevan a cabo actualmente una de las últimas
operaciones contra Isis en Irak en una región vecina de Kirkuk. Pocos creen que
el gobierno central vaya a boicotear esta batalla enviando tropas a esta
ciudad, acción que solo beneficiaría a Isis. Por esa razón, EU y la mayoría de
los países de la coalición, aliados de los kurdos, habían rechazado este
referendo, pues temían consecuencias negativas en la hasta ahora exitosa lucha
contra ese grupo terrorista.
En las vías que conducen a Kirkuk se observan varias llamaradas a la distancia,
provienen de pozos petroleros más grandes del país, que de no haber sido por
los kurdos habrían caído en manos de Estado Islámico, como sucedió en otras
zonas de Irak. Desde entonces, los kurdos explotan este petróleo que exportan a
través de Turquía, que por años fue uno de sus mayores socios comerciales. Esto
también puede terminar. Turquía lleva días anunciando que en adelante negociará
con el gobierno de Bagdad y que detendrá los negocios con el Kurdistán.
A poco de cumplirse una semana del referéndum, las posiciones de Bagdad y
Erbil, la capital kurda, siguen siendo inamovibles. Pero analistas locales
esperan que, con la intermediación internacional, carta que los kurdos siempre
han contado, estas empiecen a ceder. Al fin y al cabo, desde Erbil siguen
advirtiendo que la independencia, de concretarse, solo sucederá en algunos
años. Los kurdos sueñan con tener esa patria que los vencedores de la PGM les negaron al repartirse los
despojos del Imperio otomano. Un sueño que les ha representado penalidades y
represión en Siria, Irak, Irán y, sobre todo, Turquía, para la cual la sola
mención de un Estado kurdo es motivo para movilizar las tropas.
Esta vez han dado un paso en Irak, pero nada garantiza que el camino haya
comenzado. Por ahora, la violencia es una salida posible.
La gran pregunta es si en Bagdad el
primer ministro, Haider al Abadi, cederá a la presión de muchos grupos chiitas,
que claman porque intervenga militarmente en Kirkuk y territorios de disputa.
Irak tiene planeado celebrar elecciones para el próximo abril y el futuro de Al
Abadi está en juego. Lo mismo que la estabilidad de Irak y el resto de la
región
https://www.semana.com/kurdistan-un-pais-que-no-existe/542310/
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