Nueva norma sobre créditos del ICETEX enciende polémica
Gobierno dice que quiere mejorar
la calidad al autorizar préstamos solo a universidades acreditadas. por: Tatiana Lizarazo Correa. El
Tiempo.com
El
anuncio de la ministra de Educación, Gina Parody, de que a partir del 2018 los
préstamos del Instituto Colombiano de Crédito Educativo y Estudios Técnicos en
el Exterior (ICETEX) no podrán usarse para estudiar en instituciones
colombianas de educación superior que no estén acreditadas puso ‘en alerta
amarilla’ a varias universidades.
Al
fin y al cabo, está en juego una bolsa de recursos que el año pasado superó los
225.000 millones de pesos solo para pregrados.
El
Sistema Nacional de Acreditación se creó en 1992, mediante la Ley 30, que
regula la educación superior en el país. Hoy, 23 años después, de las 288
Instituciones de Educación Superior (IES) que tiene Colombia solo 37 (12%) cuentan con esta acreditación en el plano
institucional (que también existe para programas específicos).
La
ministra ha explicado que el objetivo de la medida que involucra al Icetex es
incentivar la excelencia educativa y permitirles a los estudiantes destacados
del país ir a las mejores universidades. Según ella, los jóvenes que se gradúan
de IES acreditadas no solo tienen una probabilidad más alta de encontrar
trabajo, sino que su salario es 63% más alto -en promedio- que el de quienes
salen de una no acreditada.
“El
proceso de acreditación requiere sobre todo de voluntad y ya hay muchas
universidades que están en este proceso, porque entendieron que el derecho a la
educación se debe garantizar con calidad. Y tres años (de aquí al 2018)
deberían ser suficientes para que las IES se acrediten. Deben hacerlo”, dice la
funcionaria.
En
ese sentido, el Consejo Nacional de Acreditación argumenta que en el nuevo
contexto global, la educación superior es responsable de formar a profesionales
capaces de crear conocimiento y de proponer nuevas formas de análisis. Sin
embargo, varios representantes de la academia no ven tan claro el camino para
acreditarse.
“Bienvenido todo esfuerzo en pro de la calidad, pero nos dan solo tres años para
acreditarnos -se queja Fernando Laverde, rector de la Fundación Universitaria del
Área Andina-.
El
Gobierno tendrá que revisar detenidamente esta meta, porque difícilmente las
IES lo van a lograr. El interés del sector debe ser que la mayoría de
instituciones se acrediten y no seguir trabajando con las mismas. Además,
incentivar solo a las acreditadas envía el mensaje de que las que no lo están
son mediocres”.
Otra
debilidad que los expertos le encuentran a la nueva política es que los más
afectados serán los jóvenes de regiones apartadas. José Manuel Restrepo, rector
de la U. del Rosario -institución acreditada- invita a “hacer una reflexión en
torno al tema, ya que hay una escasa oferta de IES acreditadas en el territorio
nacional, lo que obligaría a muchos alumnos a trasladarse de ciudad, lo que
implica más gastos, o a no ingresar a la educación superior”.
A
este punto de vista se suma Francisco Cajiao, rector de la Fundación
Universitaria Cafam, quien agrega que aunque la intención que tiene el
Ministerio es buena, el mecanismo para lograrlo es perverso, porque “el 75 por
ciento de los estudiantes están en instituciones no acreditadas; además, las
que sí lo son no tienen capacidad para acoger a tantos estudiantes”.
¿Y el registro calificado?
Para
Carlos Lopera, director del Observatorio de la Universidad Colombiana, “lo que
se está haciendo es un reconocimiento implícito del fracaso del registro
calificado, una herramienta (obligatoria) que se creó para garantizar las
condiciones mínimas de calidad de una institución”.
El
especialista agrega que si la acreditación se vuelve obligatoria deberá cambiar
la normatividad, “lo que implica, sobre todo en el caso de las universidades
públicas, que se deben garantizar los recursos para que logren acreditarse. No
es coincidencia que las que más plata reciben son las acreditadas”. En ese
sentido, Parody afirmó que se están haciendo acuerdos de desempeño para que los
recursos del Cree (impuesto sobre la renta para la equidad) se apliquen a
aquellas variables que impactan la calidad en las universidades públicas.
Se
espera que a finales de este mes las universidades privadas manifiesten su
inconformidad por esta nueva política mediante un documento en el que
argumentarán las razones por las que, a su modo de ver, el Ministerio de
Educación debería revaluar la medida.
Así es el proceso para que una universidad se acredite
Alirio
Vallejo, coordinador del Consejo Nacional de Acreditación (CNA), explica que
adquirirla puede tardar hasta ocho años. El primer paso es que el rector
exprese ante el CNA su deseo de participar en el proceso, presentando un
informe sobre las condiciones de su institución, que serán verificadas mediante
una visita de pares académicos. Con base en esta se define si la universidad
tiene las características para poder emprender el proceso. De ser así, el alma
máter realiza una autoevaluación, que según Vallejo “puede tardar hasta cuatro
años”.
Luego
se realiza una evaluación externa, que ejecutan unos pares designados por el
CNA, quienes emiten un concepto. Por último, el CNA emite una decisión final
con base en los insumos anteriores. Es decir que define si se da o no la
acreditación y por cuánto tiempo: cuatro, seis, ocho o diez años, de acuerdo
con las características de cada centro académico.
Alcanzar el sello de alta calidad es un privilegio
costoso
Los
rectores coinciden en que la acreditación demanda gran parte de los recursos de
las instituciones, que generalmente tienen las matrículas como única fuente de
ingresos.
Por
ejemplo, en la U. Libre -que aspira a tener el aval del Consejo Nacional de
Acreditación (CNA) a mediados del 2016- se hizo una inversión de 80.000
millones de pesos solo en mejoramiento de la planta física, explica su rector,
Nicolás Zuleta. Y si a eso se suma la inversión en laboratorios, cualificación
docente, articulación de la universidad con la comunidad internacional, entre
otras exigencias del CNA, esta cantidad se dispara.
“Todo
esto, teniendo en cuenta que la mayoría de nuestros estudiantes son de estratos
uno, dos y tres, pues nuestra filosofía es garantizar el acceso de todos los
sectores de la población a la educación superior. Queremos probar con esto que
se pueden hacer universidades de calidad con bajo costo en las matrículas”,
subraya Zuleta.
Para
Francisco Cajiao, rector de la Fundación Universitaria Cafam, no existen las
condiciones para que todas las instituciones de educación superior se
acrediten, “ya sea por su tamaño, número de profesores con doctorado, entre
otras razones, lo cual se consigue solo con dinero, algo que ni siquiera quedó
previsto en el Plan Nacional de Desarrollo”.
En
Colombia existen dos mecanismos que garantizan la calidad en la educación
superior: el registro calificado y la acreditación de alta calidad. El primero,
obligatorio, da cuenta de la existencia de unas condiciones mínimas para el
funcionamiento de los programas. El segundo, voluntario, certifica su capacidad
de ofrecer una educación cuyas características superan ampliamente ese mínimo
sin el cual no podrían ejercer sus labores.
http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/icetex-nueva-norma-sobre-creditos-enciende-polemica/15981395
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