El derrumbe de los mitos
Joseph Stiglitz SEMANA.COM
Rescate o donación
Un nuevo capitalismo
Joseph Stiglitz SEMANA.COM
Señala los
culpables del hundimiento de la economía mundial.
Para corregir
el rumbo los gobiernos deberán asumir un nuevo papel.
Ofrece
alternativas para una economía más próspera.
El mundo no ha terminado de reponerse de la primera
gran recesión económica del siglo XXI, que dejó efectos devastadores y sin
precedentes en todo el planeta. La crisis que viven Grecia, España, Irlanda,
Portugal, Italia y Rumania, da cuenta de que la hoguera que se prendió en Wall
Street está encendida.
No se sabe hasta dónde más llegarán las
consecuencias. La fiscal de Nueva York comenzó a investigar la relación que han
sostenido los más grandes bancos -Goldman Sachs, Morgan Stanley, UBS,
Citigroup, Credit Suisse, Deutsche Bank, Crédit Agricole y Merrill Lynch
(propiedad del Bank of America) con las tres principales agencias calificadoras
de riesgo: Standard & Poor's, Fitch y Moody's. Según The New York Times, el
fiscal investiga si estas entidades financieras condicionaban de alguna manera
o engañaban a las calificadoras para que sobrevaloraran los productos derivados
basados en hipotecas. Estas calificaciones son básicas para los inversionistas
cuando deciden comprar estos títulos.
Pasará mucho tiempo para que los ciudadanos en Estados Unidos y en algunos otros países recuperen la confianza en la economía y todo lo que perdieron: sus viviendas, sus empleos y sus ahorros. Todos esperan que los líderes del mundo logren frenar la codicia sin límites del sistema financiero estadounidense, cuyas prácticas fueron imitadas por muchos otros banqueros del planeta. Pocos economistas advirtieron que el modelo capitalista sin control, que se impuso por años en Wall Street, podría estallar en cualquier momento, no están tan seguros de que el mundo haya aprendido la lección. Las causas de esta crisis se gestó en el último cuarto de siglo en Estados Unidos. Al mismo tiempo, abre una luz de esperanza en el futuro, siempre y cuando se emprenda un cambio de rumbo en el modelo económico y financiero.
Pasará mucho tiempo para que los ciudadanos en Estados Unidos y en algunos otros países recuperen la confianza en la economía y todo lo que perdieron: sus viviendas, sus empleos y sus ahorros. Todos esperan que los líderes del mundo logren frenar la codicia sin límites del sistema financiero estadounidense, cuyas prácticas fueron imitadas por muchos otros banqueros del planeta. Pocos economistas advirtieron que el modelo capitalista sin control, que se impuso por años en Wall Street, podría estallar en cualquier momento, no están tan seguros de que el mundo haya aprendido la lección. Las causas de esta crisis se gestó en el último cuarto de siglo en Estados Unidos. Al mismo tiempo, abre una luz de esperanza en el futuro, siempre y cuando se emprenda un cambio de rumbo en el modelo económico y financiero.
Habrá más crisis, y probablemente peores en el
futuro, si no se hace algo. "Cuando la economía mundial entró en caída
libre en 2008, también lo hicieron nuestras creencias. Las inveteradas ideas
sobre teoría económica, sobre Estados Unidos y sobre nuestros héroes también
han entrado en caída libre", asegura.
El coctel molotov
Los grandes culpables
Todos
los dedos apuntan hacia Wall Street, y no se equivocan. Saber quién o por lo
menos quiénes tienen la culpa del hundimiento de la economía es esencial si se
quiere reducir la probabilidad de que vuelva a ocurrir y si se quiere corregir.
Le pasa primero la factura de cobro a la profesión de los economistas, que
proporcionó a los grupos de interés argumentos sobre los mercados eficientes y
autorregulados. Por supuesto, en la lista de culpables están los banqueros que
actuaron codiciosa-mente. Dice que las instituciones financieras se
vanagloriaban de sus inteligentes y nuevos instrumentos de inversión.
Las
firmas de Wall Street, centradas en maximizar sus beneficios, crearon unos
productos financieros sin protección contra el riesgo, que terminaron por estallar
entre sus manos. También son culpables los organismos reguladores, que eran la
última línea de defensa contra el comportamiento excesivo, arriesgado y poco
escrupuloso de los bancos. Señala a Alan Greenspan, ex presidente de la
Reserva Federal (FED,
banco central en Estados Unidos) porque creía que podía mantener bajos
intereses y alentó la burbuja inmobiliaria, y a Ben Bernanke, actual presidente
de la FED ,
porque permitió que prosiguiera la emisión de hipotecas de alto riesgo.
Igualmente,
critica al ex presidente Reagan y a la ex primera ministra del Reino Unido,
Thatcher, que iniciaron la revolución del mercado libre que denigró del papel
del gobierno. Y por supuesto, al ex presidente G. W. Bush, quien decidió
ignorar lo que estaba pasando.
El coctel molotov
La
génesis de la crisis está en la combinación peligrosa que imperó por años:
mercado desregulado, inundación de liquidez, tasas bajas, burbuja inmobiliaria
mundial y créditos de alto riesgo en vertiginoso crecimiento. A esto se le
agregó déficit público y comercial en la primera potencia económica del mundo.
Afirma que por años, el país más rico del planeta vivió por encima de sus
posibilidades: imperó la orgía del consumo. El sector financiero privado de
Estados Unidos a hecho un trabajo pésimo.
Arma financiera de destrucción
masiva
Para
acabar de completar esta torcida realidad, dice que en los "laboratorios
de Frankenstein en Wall Street" los bancos crearon nuevos productos de
riesgo, sin mecanismos para controlar el monstruo que habían creado. Cortaron
en fracciones las hipotecas, convirtiéndolas en valores, y luego tomaron estos
valores y los volvieron a fraccionar en productos aún más complejos. Lo que
quedó claro es que esos productos proporcionaban nuevas oportunidades para
asumir riesgos y ganar jugosas comisiones. Muchos de estos derivados
desempeñaron un papel nefasto en la actual crisis. Citando a Warren Buffet,
señala que los derivados financieros también pueden ser armas financieras de
destrucción masiva. No cree que se deban suprimir, pero sí regularse para que
se utilicen correctamente.
El gran atraco
Por
años, los bancos no proporcionaron los servicios que necesitaban los pobres.
Sencillamente,
el sistema financiero funcionaba mal. Los banqueros, anota, en su mayoría, no
son por naturaleza más codiciosos que el resto de la gente, lo que ocurre es
que tienen más oportunidades y mayores incentivos para causar estragos a costa
de los demás. Una práctica perversa hizo carrera en Wall Street: los llamados incentivos/bonos.
Estos estímulos pueden generar distorsión. Afirma que si los trabajadores
cobran según el número de piezas producidas, y gozan de cierta discrecionalidad
(lo cual casi siempre es el caso), harán impunemente las piezas de la peor
calidad, pues al fin y al cabo se les paga según la cantidad, no según la
calidad.
Los
banqueros participaban de las ganancias pero no de las pérdidas. Ha quedado
demostrado, que los bancos en EU estaban
activamente dedicados a engañar.
Caen muchas teorías
Una de las teorías que desbarató la crisis fue la
del desacople que decía que el mundo ya no dependía de Estados Unidos. No es
más que buenos deseos, afirma Stiglitz, pues la economía de Asia sigue siendo
todavía muy pequeña (el consumo total de Asia es el 40 por ciento del de Estados
Unidos) y su crecimiento depende en buena parte de sus exportaciones a Estados
Unidos. La crisis también demostró que la autorregulación, que propugnaba la
industria, no funciona. Para el premio Nobel, hoy solo los ilusos afirmarían
que los mercados se autocorrigen y que la sociedad puede confiar en el comportamiento
autointeresado de los agentes del mercado, para asegurar que las cosas
funcionan de manera honrada y limpia. Por otro lado, la tesis de que lo bueno
para Wall Street era bueno para Estados Unidos y para el mundo no fue cierta.
La puerta giratoria que permite a los líderes financieros estadounidenses pasar
con toda naturalidad de Wall Street a Washington (al gobierno) y volver a Wall
Street resultó perversa.
Rescate o donación
Hace una dura crítica al paquete de rescate que aplicaron los gobiernos,
principalmente el de Estados Unidos, con Bush y Obama. Afirma que fueron una
donación enorme, oculta para los contribuyentes. Los banqueros que metieron al
país en este caos, dice, deberían haber pagado por sus errores. Por el
contrario, se fueron de fiesta con miles de millones de dólares, gracias a la
generosidad de Washington. El rescate increíblemente costoso (700.000 millones
de U$) fracasó en uno de sus objetivos principales: restablecer el crédito. En
una crítica a Obama, dice que el dinero-rescate que se podría haber gastado en
reestructurar la economía y crear nuevas empresas dinámicas, se ha donado para
salvar a firmas viejas y fracasadas. El generoso rescate se convirtió en una de
las redistribuciones más importantes de riqueza que se ha producido en un
periodo tan corto de la historia, y no precisamente contribuyendo al bienestar
de la sociedad. Para el economista, si se quiere preservar un mínimo de
justicia, el precio del ajuste debe ir a cuenta de los de arriba, que se han
embolsado tanto dinero durante las últimas tres décadas, y del sector
financiero, que ha impuesto unos costos tan altos al resto de la sociedad.
La gran
lección que dejó esta crisis es que los mercados no se autorregulan, y por lo
tanto el papel que debe desempeñar el gobierno es esencial.
Gobierno versus mercado
El
mercado ha alterado la forma de pensar de muchos y ha pervertido los valores.
Dice que el intento equivocado de reducir el papel del Estado ha dado como
resultado una intervención del gobierno, por cuenta del plan de rescate, como
nadie habría previsto nunca antes. Por miedo a la nacionalización de los bancos
quebrados se dificultó la intervención eficaz y a tiempo del gobierno. Ahora se
tendrá que reconstruir una sociedad donde el papel del gobierno y el papel del
mercado estén más equilibrados. Dice que el gobierno tiene un papel muy
importante en promover el crecimiento y la innovación, y en dar protección
social y seguridad.
Gobierno versus mercado
El gobierno no puede evitar todas las formas de
explotación, pero sí reducir su alcance. Los mercados, aun siendo eficientes,
pueden producir unos resultados socialmente inaceptables. Lo que se necesita
ahora, recalca, no es una desregulación total, sino más regulación en
determinadas áreas y menos en otras. El gobierno debe ser capaz de evitar, que
surjan entidades demasiado grandes que no se pueden quebrar porque destruyen el
sistema, si una entidad es demasiado grande para quebrar, lo es también para
existir.
Un nuevo capitalismo
La crisis descubrió defectos fundamentales en el
sistema capitalista, o por lo menos en la peculiar versión del capitalismo que
surgió al final del siglo XX en Estados Unidos. El capitalismo al estilo
norteamericano puede provocar graves problemas. Esta es una crisis con etiqueta
'made in USA'. El modelo del capitalismo del siglo XIX no es aplicable al siglo
XXI, por ello hay que crear uno nuevo. Los economistas abandonaron la economía
keynesiana y dejaron de ocuparse del desempleo para preocuparse por la
inflación y al crecimiento. Los banqueros centrales tienden a ser conservadores
y muchos no creen en la intervención del Estado en los mercados. El sistema
financiero no podría ni debería volver a ser como antes, y para ello se
requieren reformas reales y no cosméticas.
La gran
lección que dejó esta crisis es que los mercados no se autorregulan, y por lo
tanto el papel que debe desempeñar el gobierno es esencial.
El
mercado ha alterado la forma de pensar de muchos y ha pervertido los valores.
Dice que el intento equivocado de reducir el papel del Estado ha dado como
resultado una intervención del gobierno, por cuenta del plan de rescate, como
nadie habría previsto nunca antes. Por miedo a la nacionalización de los bancos
quebrados se dificultó la intervención eficaz y a tiempo del gobierno. Ahora se
tendrá que reconstruir una sociedad donde el papel del gobierno y el papel del
mercado estén más equilibrados. Dice que el gobierno tiene un papel muy
importante en promover el crecimiento y la innovación, y en dar protección
social y seguridad.
La economía global ha estado al
borde de la muerte. Stiglitz piensa que la crisis probablemente cambiará el
orden mundial, incluido el equilibrio global del poder económico. Devolver la
salud a la economía estadounidense y mundial exigirá reestructurar las
economías para que reflejen una nueva teoría que corrija los desequilibrios
globales.
En su
opinión, la globalización y las nuevas tecnologías han abierto la posibilidad
de nuevos monopolios mundiales con una riqueza y un poder muy superiores a lo
que los barones de finales del siglo XIX habrían siquiera soñado. El consenso
de Washington ha muerto y la ideología fundamentalista del mercado que los
sostenía también, concluye.
Tomado de: Revista
Semana.com
Luego de la Lectura del Artículo Analizar
y Explicar con Argumentos Cada
Pregunta del Cuestionario
1. ¿Qué cree que es una firma Calificadora de Riesgo?
2. ¿Qué opinión la merece el artículo del profesor Stiglitz?
3. ¿Cuáles serían los factores que incidieron en esta crisis?
4. ¿Qué papel jugaron los Agentes del Mercado en la crisis?
5. Seleccione y copie los Términos Específicos de Economía.
6. ¿Cuál fue el papel del gobierno norteamericano en la crisis?
7. Determine la tesis del profesor Stiglitz expuesta en este
artículo.
8. ¿Qué dice el profesor Stiglitz acerca del consumo en Estados
Unidos?
9. Luego de la lectura y análisis de este artículo ¿qué
inquietudes le generó?
10. ¿Por qué critica Stiglitz la política que está aplicando el
presidente Obama?
11. ¿De qué manera afecta a la economía colombiana la crisis
económica de Estados Unidos?
12. ¿Por qué son inconvenientes para la regulación y el sistema
económico las entidades gigantescas?
13. ¿Qué ocurre con el déficit comercial y fiscal y la balanza de
pagos de un país en crisis o en recesión económica?
14. ¿Qué recomendaciones y estrategias plantea Stiglitz para
superar esta crisis y evitar que se
vuelva a repetir en el futuro?
15. ¿Cree que la ambición desmedida de algunas instituciones
financieras, inversionistas, asesores y corredores de bolsa incidieron en la
crisis económica?
No hay comentarios:
Publicar un comentario