Sáenz de Cabezón, matemático:
"Premiar sólo la memorización hace un flaco favor al alumno"
"El buen profesor o
profesora es el que encuentra la forma de contagiar el amor por el conocimiento
a los estudiantes"/ "Las 'mates' inculcan valores, sacar raíces cuadradas
a mano entrena el rigor".
Paolo Fava
Eduardo Sáenz de Cabezón (Logroño, 1972) es un elemento poliédrico, indefinible y en constante transformación en el escenario de la ciencia española. Conjuga su trabajo de investigador en el área del álgebra computacional en el Departamento de Matemáticas y Computación de la Universidad de la Rioja con su faceta de divulgador con centenares de miles de seguidores, humorista de monólogos científicos y presentador de Órbita Laika en La 2. Transmitir su apetito insaciable por el conocimiento y los métodos que guían su mente siempre inquieta es lo que ha motivado su último libro, Invitación al aprendizaje [Penguin].
De formarse en ciberseguridad
a aprender a bailar salsa, pasando por conocer la historia de Al-Ándalus, Sáenz
de Cabezón se marcará unos objetivos personales que nos acompañarán por el
camino. "Los aprendizajes que ejercemos como personas no se quedan en lo
individual. Una sociedad en la que sus miembros se interesan por aprender es
mejor. Y es una bonita contribución al bien común", valora el matemático,
al que pronto volveremos a ver en antena. "Me da mucha alegría ver
contenidos que pueden contribuir a nuestro crecimiento personal y colectivo
teniendo éxito en televisión".
¿Está confirmado que elevar
nuestro nivel educativo y practicar la capacidad cognitiva ayuda a mantener la
salud toda la vida?
Sí, y cito varios estudios,
como uno muy famoso que se lleva realizando con monjas en Estados Unidos desde
hace más de 40 años. Se ha visto que llevar una vida intelectualmente activa se
correlaciona con una resistencia a los síntomas del alzhéimer. No basta para
evitarlo, pero lo puede ralentizar entre 5 y 10 años. Y cada vez es más
evidente que puede ayudarnos a evitar enfermedades crónicas, viviendo más años
con mejor salud.
Podría decirse que todo
comienza con la salud cognitiva, y lo demás viene después.
Sí, porque favorece que tomes
conciencia y te comprometas con tu salud físico-mecánica, aunque sea salir a
pasear un ratito todos los días. Las instituciones son cada vez más conscientes
de la importancia de fomentarlo de forma continua y estructurada. Casi todas
las universidades en España ya ofertan lo que se viene a llamar
"universidad de la experiencia", "aulas de mayores"...
Formación para personas más allá de la edad de jubilación, con muchísimo éxito,
que la gente vive con mucha alegría e interés.
El reverso dramático sería el
de los jóvenes que fracasan en los estudios y sienten que no valen para
aprender para el resto de su vida.
Sí, esa es la trampa que
encierra el fracaso en nuestros procesos de enseñanza, por el motivo que sea.
Nos hace pensar que nosotros somos los incapaces y es raro el caso en el que
realmente exista una incapacidad. Puede ocurrir, igual que hay personas que
tienen dificultades extremas en su movilidad, pero son casos muy puntuales. La
realidad es que tendemos a ejercer nuestras capacidades de aprendizaje un poco
por debajo de lo que realmente podrían ser. Creo que el ambiente familiar es
determinante en edades tempranas, dando a nuestros hijos suficientes estímulos.
Y, sobre todo, es muy importante conversar sobre nuestros procesos de
aprendizaje.
¿Cómo influye la "ansiedad"
en el aprendizaje? Unos nos sentimos incapaces para las matemáticas, por
ejemplo, mientras que para otros son "belleza".
Bueno, muchísimas personas no
solo ven la puerta de las matemáticas cerrada, además la ven con pinchos por
fuera y una señal de peligro. Seguramente tiene que ver con cómo hemos vivido
las matemáticas en la etapa escolar. Pero no podemos reducirlo a esa frase tan
manida de que "las matemáticas se enseñan mal". Quizás estamos
demasiado basados en el resultado y no tanto en el proceso. Eso, unido a esta
creencia social que tenemos de que las matemáticas son "complicadas",
para "listos", nos genera este tipo de ansiedades que se
retroalimentan.
El libro defiende algo que es
un tanto anatema hoy en día: memorizar. ¿Es una herramienta educativa
imprescindible?
Claro, es una herramienta muy
válida. Nos facilita mucho los procesos. Cada vez que tengo que multiplicar 7
por 5, no tengo que andar sumando siete veces cinco, lo manejo de forma casi
inmediata. Pero no podemos confundir memorización con comprensión. Y ahí viene
algo que considero muy importante: cómo planteamos la evaluación. Si premiamos
exclusivamente o de forma privilegiada la memorización, flaco favor hacemos a
los estudiantes. Por otra parte, a la hora de elaborar conceptos creativos, el
material que vamos a utilizar es el que tenemos almacenado en la memoria.
Cuánto más combustible
tengamos, mayores oportunidades.
¿Qué respondería al reproche
habitual de "para qué necesitamos enseñar a hacer raíces cuadradas, si la
mayoría no lo necesitará nunca"?
Lo mismo podríamos del
análisis sintáctico de una oración, ¿verdad? Usamos complementos directos, indirectos,
circunstanciales, etc., a diario, pero no estamos pensando en la terminología
que se usa en la escuela. Y es que no todo lo que aprendemos tiene por qué
tener una aplicación directa para todo el mundo. Además, muchas de esas
enseñanzas son instrumentales. Nos permiten estructurar la cabeza. Una
operación tan compleja como sacar raíces cuadradas a mano nos entrena en el rigor,
en la meticulosidad, en la capacidad de revisar nuestros errores, etcétera. Son
valores positivos que utilizamos todos los días, y más nos vale. Las
matemáticas son un lugar privilegiado para ello porque la verdad de los
resultados no depende de quién la diga, tienen cierto sentido de la justicia.
Entonces, ¿lo que puede estar
fallando en la enseñanza es que no se transmite que nos están inculcando un
método para descifrar la realidad?
Sí, yo creo que es importante
poner el foco en el proceso más allá en el resultado. Nos haría ser conscientes
de las ventajas de muchas de las cosas que aprendemos en la escuela. Las
matemáticas pueden ser más sensibles a esto, porque pocas veces nos las
encontramos en nuestra vida fuera del aula. Están ocultas detrás del funcionamiento
de nuestro móvil, de las contraseñas, etcétera.
Y sin embargo, vivimos
sumergidos en un mundo de algoritmos que influencian nuestra vida sin que
reparemos en ello.
Totalmente, estamos en un
mundo cada vez más informático. Y una sociedad no puede permitirse una
generación que desconozca el funcionamiento al menos básico de los algoritmos.
Si no, quedamos a merced de quien sí los conoce. Es como cuando hace cuatro siglos
sólo los ricos o los intelectuales aprendían a leer. Hoy sabemos que eso te
hace muchísimo más manejable, más manipulable. Y yo creo que esta
alfabetización tecnológica también es una alfabetización científica. Si conoces
el funcionamiento básico de las redes sociales, sabes que la realidad no es lo
que parece.
¿Sufre España, como se suele
decir, de anumerismo?
¿Tenemos una menor capacidad
matemática que otros países?
No, no diría que el anumerismo
es más grave que en los países de nuestro entorno. Nosotros tenemos un muy buen
nivel de educación obligatoria. Es verdad que los ranking de tipo PISA nos
colocan a veces más abajo, pero esta es otra de las razones para tener
alfabetización matemática, para entender bien los datos: si España saca un 9,7
pero está detrás de los que han sacado un 10, sigue siendo un buen resultado.
Escribe que "el profesor
más divertido no es forzosamente el mejor". Es llamativo, siendo usted
precisamente un humorista y divulgador viral.
El humor es una herramienta
muy buena para comunicar, introduce un componente emocional bastante útil a la
hora de fijar conocimientos. Pero existen muchísimas herramientas, técnicas y
recursos a la hora de enseñar. Y lo que dicen los estudios es que lo que
realmente importa es la implicación de las personas. El buen profesor o
profesora es el que encuentra la forma de contagiar el amor por el conocimiento
a los estudiantes. Si lo hace a través del humor, estupendo, si es con otros
mecanismos, también. Es el mayor tesoro que podemos llevarnos de nuestra etapa
escolar, algo que nos va a servir toda la vida.
También subraya que, incluso
cuando aprendemos por placer, necesitamos criterios de evaluación para marcar
el progreso.
Sí, y además su carencia puede
producirnos frustración. Cuando afrontamos en serio el aprendizaje, tenemos que
ser capaces de pasar el conocimiento en "forma densa", digamos, por
nuestro cerebro, y conseguir que se esfuerce en asimilarlo. Si no aplicamos la
autoexigencia, el proceso pasa de una forma más liviana. Y si trato de aprender,
pero se me olvida todo, no significa que ya no valgo para estudiar, sino que
probablemente no me lo he tomado en serio. Y tenemos que pasar por este tipo de
evaluaciones, exámenes o esfuerzos.
¿Qué podemos hacer para
mejorar nuestra capacidad para aprender cuando dejamos de ser jóvenes y
sentimos que nos cuesta?
Intervienen muchísimos
factores. La plasticidad neuronal es uno, y no es igual toda la vida. Pero
tampoco decae tantísimo como nos pensamos. La capacidad a los 20 años no es la
misma que a los 70, pero por otro lado hay otro factor que es muy ventajoso:
los aprendizajes previos. Si una persona de 50 años empieza a estudiar historia
de Al-Andalus, como hice yo, lo tiene mucho más fácil que un niño de nueve
porque tiene muchas más referencias. Ha podido visitar Andalucía, conoce parte
de la historia de España, tiene muchos más lugares donde anclar el conocimiento
nuevo.
También advierte sobre la
capacidad de dudar: si la curiosidad es beneficiosa, dudar de todo y por
sistema es la base del conspiracionismo.
Sí y es muy peligroso. Es
negar todo el conocimiento que tanto tiempo y tanto esfuerzo ha costado
conseguir, y que además se asienta en bases muy sólidas. Y además parece
colocarte en una especie de superioridad intelectual, incluso moral, frente a
los otros que se dejan engañar. Pero el método científico tiene siglos de
antigüedad. La duda nos tiene que servir como método de aprendizaje, no como
invalidación del conocimiento. Eso es absolutamente ridículo. Estamos viviendo
en una época de duda interesada, una especie de protesta contra el sistema del
que el conocimiento científico formaría parte. Confundimos opciones políticas y
soluciones sociales con conocimiento científico, y no tiene nada que ver. La
ley de la gravedad no depende de qué partido gobierna.
¿A qué atribuye la explosión
de negacionismo científico en redes en los últimos años?
Creo que viene de una especie
de desencanto con el sistema, que extrapolamos a todo lo que identificamos como
"la voz de los poderosos". Eso tiene derivadas psicológicas, porque
hay personas que se sienten reafirmadas en su valor personal cuando disienten,
cuando su opinión es contracorriente. La individualidad y la originalidad del
pensamiento están bien, pero eso no quiere decir que no seamos capaces de
compartir el conocimiento común.
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