Las elites y el ‘statu quo’
por María Jimena Duzán
Menospreciar este momento comprando argumentos burdos de una propaganda política que no
propone nada sino que busca destruir todo, sería el peor error de las élites
políticas y económicas.
En su
última columna en El Tiempo, Carlos Caballero Argáez se refiere a la
responsabilidad que le compete a las elites norteamericanas en el surgimiento
de un frankenstein como Donald Trump, y se pregunta si las colombianas con su
miopía no son acaso las causantes directas de la tremenda polarización que vive
el país. Unas elites que, según él, no han servido para mitigar los ánimos ni
para establecer puentes, sino para echarle más leña al fuego y agudizar la
polarización.
De esa
pregunta yo salto a otra más concreta: ¿será que nuestras plácidas elites
colombianas están conscientes de lo que les puede suceder si actúan con la
miopía de siempre, y deciden apostarle al statu quo en lugar de reaccionar a la
altura que exige este momento histórico? Ah, porque esa es la otra. Por cuenta
de la propaganda política de quienes se oponen a cualquier pacto producto de la
negociación política con las Farc, se ha querido menospreciar este momento
histórico. Ante la evidencia de que el acuerdo entre el gobierno y las Farc ya
no tiene marcha atrás, los pregoneros del desastre, que se oponen a todo lo que
tenga que ver con el proceso de paz, se han apresurado a socavar los efectos
que tendría este acuerdo que, repito, ya es una realidad irreversible. Para
estos pregoneros del apocalipsis este acuerdo es una trampa que no nos va a
traer la paz -los neoparamilitares y el ELN seguirán alentando la guerra-, pero
en cambio sí supone un acto inadmisible de entrega del Estado a las Farc, al
terrorismo y, por esa vía, al castro-chavismo.
Menospreciar
este momento comprando argumentos burdos de una propaganda política que no
propone nada, sino que busca destruir todo, sería el peor error que pueden
cometer las elites políticas y económicas. ¿Cómo van a oponerse a que los niños
menores de 15 años se salgan de la guerra? ¿Cómo le van a explicar al país que
ellos están en contra de un proceso que ha logrado silenciar fusiles? ¿Cómo
explicar que sigan oponiéndose a unos acuerdos en los que las Farc se
comprometieron a dejar el secuestro y la extorsión? ¿Será mejor que los niños
regresen a la guerra y que los que no secuestran hoy lo vuelvan a hacer? Pactar
la paz con una guerrilla que ha estado combatiendo 60 años, que representa un
poder armado que sometió a poblaciones enteras, no puede ser inocuo.
El
proceso de desprestigio de las elites en Estados Unidos, hoy aceptado por
tirios y troyanos, se dio sin que estas lo notaran. Su arrogancia les impidió
ver lo que se les venía y hoy se sienten sorprendidos de que un multimillonario
ignorante como Trump esté desplazando a las tradicionales elites republicanas.
Nunca
pensaron que iban a tener que rendir cuentas. Sobrevivieron al escándalo de
Wall Street y las elites republicanas salieron bien libradas luego del
farragoso conteo electoral que le quitó en la Florida la presidencia a Al Gore.
Confiadas en su suerte, se dedicaron durante ocho años a destruir el gobierno
Obama y su principal obra, el Obamacare. ¿Y cuál fue su resultado? Que
paralizaron al gobierno en perjuicio de los ciudadanos. Y sí, es cierto,
lograron deslegitimar a su opositor político, pero al desatar esa guerra sin
cuartel también perdieron ellos. Sin darse cuenta, crearon el caldo de cultivo
para el ascenso de Donald Trump quien ha centrado su discurso en el
desprestigio de las elites tradicionales con un éxito político inesperado.
Sería
un error histórico que nuestras elites optaran por el statu quo por culpa de su
miopía y de su arrogancia. Hasta ahora han salido indemnes de todos sus
entuertos. Lograron frenar los efectos de la gran reforma del 36 concebida por
Alfonso López Pumarejo, impulsando una contrarreforma que dio al traste con la
reforma agraria, hecho que nos retrasó en la historia unos 60 años. Décadas más
tarde, lograron sepultar la reforma agraria de Carlos Lleras Restrepo en el
Pacto de Chicoral, que también nos devolvió aún más en la historia. Cooptaron a
un outsider como Álvaro Uribe, pero cuando este quiso quedarse en el poder
movieron sus cuerdas para sacarlo a gorrazos, como lo hicieron años atrás con
el general Rojas.
Activar
el freno de las reformas -de hecho ya lo están haciendo ciertas elites
regionales con la Ley de Restitución de Tierras- atizaría la polarización que
vive el país y podría socavar la legitimidad del gobierno de Santos, ya hoy
suficientemente averiada. Pero que quede claro: en esa guerra sin cuartel que
desatarían, las elites también llevan las de perder. Al no ser conscientes de
su desprestigio, su miopía les impide ver que están creando el caldo de cultivo
para el surgimiento de un frankenstein colombiano, que podría resultar siendo
tan imparable como hoy lo es Donald Trump.
http://www.semana.com/opinion/articulo/maria-jimena-duzan-oposicion-de-elites-politicas-es-peligrosa-para-proceso-de-paz/476340
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