miércoles, junio 08, 2016

La metáfora del viaje del héroe en la narración de nietos de  expresos políticos: la postmemoria de la prisión política y
tortura en Chile [ * ]
                                                                            Grado 11

        
Ximena Faúndez Abarca [**],  Fuad Hatibovic Díaz [***]

Revista de Estudios Sociales - RES
Facultad de Ciencias Sociales • Universidad de los Andes


Resumen

Este artículo analiza la postmemoria de nietos de expresos políticos encarcelados durante la dictadura cívico-militar chilena. En el estudio participaron catorce jóvenes con un promedio de 21,4 años de edad, provenientes de las regiones Metropolitana y de La Araucanía. Se utilizó el relato de vida como técnica de producción de información. Se realizó un análisis narrativo basado en los aportes interdisciplinarios provenientes de la teoría de la interpretación y la teoría del discurso. Los resultados del análisis permiten identificar el uso de la metáfora del viaje del héroe en los relatos. Se discute la tensión en torno a las posiciones de víctima, testigo y héroe; y la necesidad de confirmar socialmente las experiencias de violencia política.

Palabras Clave: Dictadura cívico-militar, trauma psicosocial, postmemoria, metáforas (palabras clave de autor).

The Metaphor of the Hero´s Journey in the Narrative of Grandchildren of Former Political Prisoners: The Post-Memory of Political Imprisonment and Torture in Chile

ABSTRACT
This article analyzes the post-memory of grandchildren of former political prisoners who were imprisoned under the Chilean civic-military dictatorship. The participants in the study were 14 young people of an average age of 21.4 years, from the regions of Metropolitana and La Araucanía. The life story was the technique used for producing the information. A narrative analysis was done based on interdisciplinary inputs from the theory of interpretation and discourse theory. The results of the analysis made it possible to identify the use of the metaphor of the hero´s journey in the narratives. The tension with respect to the positions of victim, witness and hero is discussed, as well as the need for social confirmation of experiences of political violence.

KEYWORDS: Civic-military dictatorship, psychosocial trauma, post-memory, metaphors (Author’s Keywords).

A metáfora da viagem do herói na narração de netos de ex-presos políticos: a pós-memória da prisão política e tortura no Chile

RESUMO
Este artigo analisa a pós-memória de netos de ex-presos políticos encarcerados durante a ditadura cívico-militar chilena. Do estudo, participaram 14 jovens com uma média de idade de 21,4 anos, provenientes das regiões Metropolitana e de La Araucanía. Utilizou-se o relato de vida como técnica de produção de informação. Realizou-se uma análise narrativa baseada nas contribuições interdisciplinares provenientes da teoria da interpretação e da teoria do discurso. Os resultados da análise permitem identificar o uso da metáfora da viagem do herói nos relatos. Discute-se a tensão em torno das posições de vítima, testemunha e herói, e a necessidade de confirmar socialmente as experiências de violência política.

PALAVRAS-CHAVE: Ditadura cívico-militar, trauma psicossocial, pós-memória, metáforas (palavras-chave do autor).

Contexto histórico-político
El 11 de septiembre de 2013 se cumplieron cuarenta años del golpe de Estado en Chile. Con motivo de esta conmemoración se desarrollaron en el país diversas actividades que reactivaron a modo de aniversario emblemático, no sólo la fecha, sino múltiples interpretaciones del pasado reciente. Universidades, representantes de los poderes del Estado, organizaciones políticas, sociales y ciudadanas llevaron a cabo variados homenajes. Se realizaron seminarios, discursos, intervenciones culturales, recreaciones teatrales, liturgias, marchas, romerías en cementerios y frente a los monumentos que recuerdan a las víctimas de la dictadura.

La diversidad de manifestaciones e interpretaciones del pasado asociadas a la conmemoración de los cuarenta años del golpe de Estado indica que la memoria del pasado reciente en Chile, tal como plantea Lira, es “diversa, cambiante e imprecisa” (2013a, 14). Ésta se ha construido con base en “emociones y lealtades que forman parte de la historia e identidad de cada persona” (Lira 2013a, 14). Para algunos, plantea Lira (2013a, 14-15), la memoria es “un dramático relato familiar sobre lo sucedido a sus padres y abuelos durante la dictadura; mientras para otros es un relato familiar de miedos e incertidumbres asociados a los cambios políticos y económicos generados por la Unidad Popular”.

En 1973, tras el golpe que derrocó al gobierno de Salvador Allende, la Junta de Gobierno, compuesta por las instituciones armadas y de orden, asume primero el poder ejecutivo, luego el constituyente y el legislativo. El poder judicial mantuvo en apariencia su autonomía, sin embargo no tenía las facultades para controlar el ordenamiento jurídico (Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación 1991). En 1981, Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército, dejó de integrar la Junta de Gobierno y asumió la Presidencia de la República. La Junta Militar se mantuvo en sus funciones hasta el 11 de marzo de 1990 (Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación 1991).

Durante todo el período de la dictadura se aplicó una política represiva sistemática y masiva, de carácter institucional, que perseguía el exterminio de la izquierda chilena, calificada como el “enemigo interno”. La represión se justificaba en nombre de la “salvación de la patria”, en un contexto que deshumanizaba a las víctimas, transformándolas en terroristas, subversivos y seres sin derechos (Lira 2013b).

La dictadura desplegada será en apariencia de tipo únicamente militar, y años más tarde se nota la importante participación de los civiles en el proceso. Investigaciones del poder judicial sobre casos de violaciones a los derechos humanos han permitido establecer una nueva conceptualización que hace referencia a una dictadura cívico-militar.[1] Esta denominación busca distinguir el importante rol que tuvieron parte de la sociedad civil y la derecha política en el gobierno de facto (Faúndez y Azcárraga 2014). El Gremialismo [2] y los llamados Chicago Boys[3] sentaron las bases ideológicas de la dictadura, fundada en un semiautoritarismo político, una economía liberal, una sociedad jerarquizada y una cultura conservadora (Gazmuri 1999). Además, durante la dictadura muchos civiles colaboraron mediante la delación de militantes y simpatizantes de partidos de izquierda o participando directamente en las torturas (Faúndez y Azcárraga 2014).

Prisión política, tortura, muerte y desaparición modificaron las reglas sociales previas, la representación colectiva sobre la política, lo político, el Estado y la permanencia de las leyes como pautas referenciales de la vida social (Castillo 2013). De esta forma, la violencia sostenida durante los diecisiete años de dictadura introdujo la dimensión de lo siniestro como una cualidad de la realidad social (Lira y Castillo 1991).

Transcurridos cuarenta años del golpe, el Estado ha reconocido un total de 38.254 casos de privación de libertad por razones políticas ocurridos entre 1973 y 1990 (CNPPT 2004; Comisión Presidencial Asesora para la Calificación de Detenidos Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura 2011). Cifra que sólo representa los casos calificados de personas que asistieron voluntariamente a declarar a ambas comisiones. De éstos, el 94% señaló haber sido víctima de tortura, siendo sus testimonios coincidentes con los métodos, los lugares y los organismos a los que pertenecían los responsables de la violencia (CNPPT 2004).

La tortura es una forma extrema de violencia, compuesta de actos premeditados y planificados, e involucra tanto ataques de naturaleza física como psíquica (Deutsch 2007). Su objetivo es destruir las creencias y convicciones de la víctima, alterando las características constitutivas de su identidad (Améry 2010). También tiene efectos a nivel social, al librar un mensaje de advertencia a la población para mantenerla dominada y propiciar una atmósfera de amenaza permanente para consolidar el poder (Deutsch 2007). En Chile, los sobrevivientes de la tortura debieron regresar a la vida familiar y social, en un contexto afectado por el silencio y la negación de la violencia política, así como por la impunidad de militares y civiles autores de estos hechos (Faúndez y Cornejo 2010). Esto generó, tanto en las víctimas directas como en su medio familiar y social más amplio, efectos que permanecen a través del tiempo.

La complejidad de la Prisión Política y Tortura (PPT) se hace evidente en la insuficiencia de las categorías clínicas para dar cuenta de la problemática de las víctimas. Esto llevó a los profesionales de salud mental a reemplazar estas categorías por el concepto trauma psicosocial, propuesto por Martín-Baró (1989), el cual señala que tanto el origen como las consecuencias del trauma se encuentran en las relaciones sociales. Esta conceptualización permitió la comprensión etiológica y la aproximación a los síntomas, al reconocer la dimensión sociopolítica de la violencia, y al individuo en su dimensión social (Faúndez, Cornejo y Brackelaire 2014).

El presente trabajo busca comprender cómo el trauma psicosocial provocado por el golpe de Estado se integra en la postmemoria de los nietos de víctimas de PPT de la dictadura cívico-militar chilena. Específicamente se analiza e interpreta la estructura del discurso construido por los nietos en torno a la experiencia de PPT, donde emerge, tras el análisis narrativo de los relatos de vida, el uso de la metáfora del héroe como recurso lingüístico recurrente. La metáfora del héroe surgió en forma explícita -metáforas ilustrativas- e implícita -metáforas estructurales—, facilitando la exploración de un tema complejo para los nietos, tanto en su vivencia como en su expresión.

Postmemoria del trauma psicosocial

Maurice Halbwachs es un autor clásico en el campo de estudio de la memoria. Esto se debe principalmente al desarrollo del concepto memoria colectiva. Para Halbwachs (1925), la memoria se construye a través de marcos sociales, los que entiende como instrumentos que permiten articular los recuerdos, dotándolos de sentido. El tiempo es uno de estos marcos. Así, la memoria del pasado se construye y reconstruye en el presente, motivada por objetivos actuales y con vistas al futuro (Halbwachs 1950). Decir que la memoria se construye y reconstruye significa que recordar es un proceso activo y dinámico. Por lo tanto, es posible afirmar que la memoria es producto de la interrelación constante de los eventos y los discursos sociales que se construyen sobre éstos.

Para Calveiro (2004), la memoria es siempre un relato social que articula voces distintas. La memoria social hace evidentes la contradicción, la diferencia y la polémica como elementos que permiten la construcción de dimensiones complejas. Según Calveiro (1998), en toda memoria hay una irrecuperabilidad y una indecibilidad que impiden traducir la vivencia al lenguaje. Sin embargo, lo indecible se hace más obvio frente a experiencias de violencia extrema y trauma psicosocial, que son básicamente inenarrables. Se trata de eventos que, por su naturaleza, pueden despertar emociones intolerables, y al no encontrar traducción en palabras, se manifiestan a través del silencio (Kaës 2006; Peris 2005; Puget 2006).

La memoria del pasado traumático es dinámica, cambia a través del tiempo junto a las generaciones. Según Aróstegui (2006), una nueva generación construye nuevas memorias del pasado, ya que son otras las exigencias del presente. Para Reyes (2009), esto ocurre porque cada generación introduce interpretaciones diferentes, debido a la la dialogía [4] intergeneracional. Para esta autora, la memoria es una construcción dialógica porque recordar es una forma de responder a un otro.

Mariane Hirch (1998 y 2012) denominó a este fenómeno postmemoria. Este concepto hace referencia a aquello que recuerdan acerca del Holocausto las generaciones que no habían nacido cuando ocurrió este evento. Relación que se encuentra mediada por los relatos, imágenes y comportamientos del contexto familiar. Pero estas experiencias fueron transmitidas tan profunda y afectivamente que parecen constituir recuerdos propios. El concepto se aplica no sólo a las memorias individuales de los hijos de los supervivientes, sino también al proceso más amplio de memoria social o colectiva. Ésta se distingue de la memoria personal por la distancia generacional; y de la memoria histórica, por una profunda conexión personal. El prefijo post-, más que señalar el retraso de una ubicación temporal, apunta a una secuela.

Hirch (2008) plantea que las fotografías, los objetos y relatos familiares cumplen un rol principal en la transmisión transgeneracional de las experiencias traumáticas. La postmemoria, según Hirch (1998), implica que la naturaleza de la memoria está mediatizada en sí misma, nunca es transparente, ni corresponde a las representaciones anteriores. La noción de postmemoria subraya la imposibilidad de una relación directa entre el pasado y el lenguaje, la imagen o los objetos. La postmemoria se despliega como parte de un proceso continuo de intertextualidad y traducción; es una constante interrogación sobre la naturaleza del original.

La relación de la postmemoria con el pasado no se encuentra mediada por la experiencia del testigo, sino por la imaginación, proyección y creación. Esta memoria es distinta a la de los testigos y participantes contemporáneos de los hechos. Es transmitida de forma indirecta a través de fragmentos de eventos traumáticos que desafían la reconstrucción narrativa y exceden la comprensión. Está constituida por hechos que ocurrieron en el pasado, pero cuyos efectos persisten en el presente (Hirch 2012). El concepto postmemoria es útil para comprender los relatos de los nietos de los Expresos Políticos (ExPP) chilenos. Cabe destacar que los nietos que participaron en el estudio, pese a no haber nacido cuando ocurrieron los hechos, integran en sus narraciones descripciones muy detalladas asociadas a la experiencia de PPT (Faúndez 2013, 72-73).

La metáfora como recurso para interpretar la realidad social

Para la retórica, la metáfora es un tropo, una figura que regula la acción de dar un nombre. Según Aristóteles, en la Poética, la metáfora es “la transposición de un nombre a una cosa distinta; transposición que puede ser del género a la especie, de la especie al género, de la especie a la especie o por una relación analógica” (Aristóteles 1985, 293). En la Retórica (Aristóteles 1989), incluye la comparación explícita como una metáfora prolongada. Esta definición retórica de la metáfora como una sustitución por semejanza de un sentido literal por un sentido figurativo no incluye innovación semántica alguna. Es traducible, y no cambia si se usa el original sentido literal. Al no entregar información nueva sobre la realidad, no tiene una función cognoscitiva en el discurso, sino emotiva.

Sin embargo, la teoría de la metáfora cambió durante el siglo XX (Ricœur 1995). La expresión metafórica ya no es la mera sustitución del sentido literal por el figurativo, sino que expresa una tensión entre dos interpretaciones, generando un nuevo sentido del que la retórica clásica sólo ve el resultado. La metáfora es considerada una estructura propia e indispensable de la comprensión humana, cuya función primaria es la interpretación de una cosa en función de otra, lo cual posibilita que se pueda captar el mundo figurada e imaginativamente (Lakoff y Johnson 2009).

Para Ortega y Gasset (1957, 387), la metáfora es “un instrumento mental imprescindible, es una forma de pensamiento científico […], un procedimiento intelectual por cuyo medio conseguimos aprehender lo que se halla más lejos de nuestra potencia conceptual”. En palabras de Domènech (2013), el propósito cognitivo de la metáfora es comprender un ámbito de la realidad desconocido a nuestra experiencia a partir de un dominio más conocido.

Las expresiones metafóricas abundan en toda lengua, incluso muchas cosas no se pueden decir sino es metafóricamente (Millán y Narotzky 2009). Un estudio muestra que los jóvenes chilenos usan principalmente metáforas bélicas para referirse a la acción política. Por ejemplo, mediante el uso de la metáfora de “David contra Goliat” se refieren a la lucha política desigual dentro del propio movimiento estudiantil (Hatibovic y Sandoval 2015).

Las metáforas se han clasificado de distintas maneras (Jociles 2005; Lakoff y Johnson 2009; Zalpa 2014). Jociles (2005) establece que se puede distinguir entre metáforas estructurales y metáforas ilustrativas. Las metáforas ilustrativas son recursos retóricos que se utilizan para explicar o aclarar ideas o puntos de vista determinados, mientras que las metáforas estructurales, implícitas en el discurso, correlacionan la estructura de dos conceptos, afectando la constitución misma del discurso. Estas metáforas organizan la realidad, y, al pensar con ellas, se describe y se actúa en términos metafóricos.

Impregnan la vida cotidiana, no solamente a través del lenguaje, sino también del pensamiento y la acción. Esto se debe a que “nuestro sistema conceptual ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de naturaleza metafórica” (Lakoff y Johnson 2009, 39). En este sentido, muchas metáforas, a fuerza de ser repetidas, se convierten en expresiones coloquiales o lugares comunes en los que la función metafórica deviene implícita -por ejemplo, el brazo de la silla o encontrarse en un callejón sin salida- (Carrillo 2003). Éstas no sólo sirven al propósito de develar un aspecto de algo acudiendo a un atributo propio de otra cosa, sino que permiten responder de un modo coherente a una serie de interrogantes (Uribe 2009).

Se insertan y desarrollan en un contexto cultural. Los valores fundamentales de una cultura son coherentes con la estructura metafórica de los conceptos fundamentales de la misma (Lakoff y Johnson 2009). La influencia del contexto cultural resta sentido universal a las metáforas. Esto se debe, en primer lugar, a que la percepción de semejanzas depende de códigos culturales. Y en segundo lugar, a que en el seno de una misma cultura las metáforas pueden referirse a semejanzas reconocidas o a semejanzas no advertidas con anterioridad entre objetos que aparentemente son diferentes por completo (Zalpa 2014). Pese a ello, hay metáforas que están presentes en diversas culturas de distintas épocas, arquetipos identificables en relatos, mitos y religiones. Una de ellas, desarrollada por Campbell (1972), es la metáfora del héroe, antecedente relevante para el presente estudio.

Campbell (1972) identifica un patrón narrativo en mitos y leyendas populares de culturas y religiones diversas, al cual denomina la aventura del héroe, que se resume en la tríada partida- iniciación-regreso, unidad nuclear que conforma elmonomito. Según Campbell (1972), el héroe es concebido como aquel hombre o aquella mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar sobre sus limitaciones históricas, personales y locales. El héroe debe superar distintas etapas en su epopeya. Cada etapa presenta exigencias y pruebas de vida que dan a su aventura un carácter legendario.

Tras abandonar su mundo, el héroe debe acudir a una zona desconocida donde el peligro puede ser simbolizado de formas distintas: una tierra distante, un bosque, un reino subterráneo, un mundo bajo las aguas, una isla secreta o la cima de una montaña. Siempre corresponde a un lugar poblado de seres extraños y tormentos inimaginables. En algunos casos, el héroe necesita ser asistido por el mundo exterior para el regreso de su epopeya. Es decir, necesita ser rescatado por el mundo que él ha abandonado. Una vez de regreso entre los hombres, el héroe tiene la tarea de enseñar las lecciones que ha aprendido sobre la renovación de la vida (Campbell 1972).

Durante el siglo XIX, los historiadores hispanoamericanos adoptaron las convenciones narrativas europeas. Por esto, en Chile, al igual que en el resto de Latinoamérica, el mito del héroe permeó la enseñanza de la Historia de Chile (Colmenares 2006). Este mito ha sido cultivado principalmente por la corriente historiográfica positivista que busca proyectar los valores del liberalismo político. A través de la imagen del héroe patrio se exacerban en los procesos instructivos la competencia, la acción y la agencia individual. Este antecedente permite comprender cómo la metáfora del héroe impregna la vida cotidiana de niños y jóvenes desde temprana edad.

Un estudio cualitativo con enfoque biográfico

El estudio utilizó metodología cualitativa con diseño exploratorio y analítico-relacional. El carácter exploratorio se debe a que en Chile no existen estudios sobre la postmemoria de la dictadura en terceras generaciones, y a que específicamente la tortura y sus efectos a largo plazo no han sido un objeto común de estudio (Faúndez y Cornejo 2010). El carácter analítico relacional se debe a que la investigación estaba orientada a construir un modelo comprensivo respecto a la postmemoria y transgeneracionalidad del trauma psicosocial en nietos de ExPP.

Los participantes fueron catorce nietos de ExPP -ocho mujeres y seis hombres-, con un promedio de 21,4 años de edad y catorce años de escolaridad. Ocho participantes provienen de la región Metropolitana, y seis, de la región de La Araucanía. Todos los participantes pertenecen a un nivel socioeconómico medio. En diez casos, el familiar ExPP era un abuelo; en tres casos, era más de un abuelo y/o abuela; y en un caso, era la abuela. En cuatro de los catorce casos, el abuelo ExPP había fallecido con anterioridad a la realización del estudio. En todos los casos, el abuelo ExPP u otro miembro de la familia participaban en alguna agrupación de derechos humanos.

Se utilizó el relato de vida como técnica de producción de información, definido como una narración oral que un sujeto hace de su vida (Cornejo 2006). Esta técnica permite un acercamiento diacrónico a los sujetos y sus contextos, mediante la incorporación del tiempo, los procesos y las trayectorias en las narraciones biográficas. Y es la técnica privilegiada por el Enfoque Biográfico (Sharim et al. 2011).

Para comenzar la construcción de los relatos se usó una consigna inicial común con todos los participantes. Esto permitió la construcción de la postmemoria de los nietos en relación con la historia de PPT del abuelo o los abuelos. La consigna fue la siguiente:

“Cuéntame tu historia de Vida como nieto/a de una persona que sufrió prisión política, durante la dictadura militar chilena. Tómate el tiempo que tú quieras para esto. No te haré preguntas por ahora, sólo tomaré nota de aquellas cosas que te preguntaré más tarde, si alcanzamos hoy día, o si no en el segundo encuentro”.

El contacto y reclutamiento de los participantes se realizaron en dos etapas. Primero, mediante el acercamiento a informantes clave, líderes de agrupaciones de ExPP y de derechos humanos. Los informantes no tenían trato directo con los nietos, por lo que a través de sus abuelos o padres obtuvieron sus nombres y teléfonos. Luego se tomó contacto directo con los potenciales participantes, informándoles acerca de la realización del estudio e invitándolos a participar.

Con cada participante se realizaron tres encuentros, cada uno con una duración de entre sesenta y noventa minutos. Las sesiones fueron llevadas a cabo por la investigadora, no-directivamente, disponiendo de una escucha amplia, cálida y empática (Cornejo, Mendoza y Rojas 2008). Los narradores firmaron un consentimiento informado en el que autorizaron la grabación de cada encuentro.

Dado el carácter dialógico del relato de vida, y debido a que el tema del estudio es sensible y puede generar emociones tanto en los participantes como en los investigadores (Lee 1993), se decidió integrar las condiciones de producción y relación de interlocución (Cornejo, Besoaín y Mendoza 2011) en las etapas de producción, análisis e interpretación de la misma. Para ello se desarrollaron cuatro dispositivos de escucha, siguiendo las propuestas de Cornejo (2008) y Legrand (1999), que consideran la subjetividad de la interacción participante-investigadora y las condiciones físicas en que ésta se lleva a cabo.

El primer dispositivo es el cuaderno reflexivo, donde la investigadora tomaba notas relativas a la relación de interlocución y a las condiciones de producción de los relatos. El segundo corresponde a las notas de campo de los asistentes de investigación, realizadas durante la escucha y transcripción de los relatos, en relación con el proceso de narrar y la interacción entre participante e investigadora. El tercero corresponde al proceso de interanálisis, desarrollado en reuniones de la investigadora con los tres asistentes de investigación. En estas reuniones se analizaron los aspectos transferenciales y contra-transferenciales implícitos en la relación de interlocución. El cuarto dispositivo correspondió a la producción del relato de vida de la investigadora en relación con su propia historia de la dictadura. Esto se hizo una vez terminada la fase de producción de datos, en formato oral, y guiado por una psicóloga de la Université Catholique de Louvain, durante una pasantía desarrollada por la investigadora en dicha institución.

En una primera etapa, que denominamos singular, se analizó multidimensionalmente cada caso. Para ello se usó una pauta de análisis singular de construcción ad hoc (Faúndez 2013, 157-159), basada en los aportes interdisciplinarios provenientes de la teoría de la interpretación (Ricœur 1995) y la teoría del discurso (Jofré 1990).

Paul Ricœur (1995) propone un proceso dialéctico para la interpretación del discurso. Conjetura y validación son los dos polos del juego dialéctico que permiten la comprensión. Las conjeturas corresponden a las hipótesis, ideas a priori que el investigador tiene acerca de su objeto de estudio. Las conjeturas deben ser validadas por el objeto de estudio. En este caso, las hipótesis de trabajo se fueron construyendo a medida que se producían los relatos de vida, y se fueron incorporando en la pauta de análisis singular en forma de ejes analíticos.

Manuel Jofré (1990) desarrolla una propuesta de análisis narrativo sistematizando un conjunto de conceptos analíticos heredados de distintas escuelas críticas. Divide el análisis en cuatro grandes ejes: el hablante, el lenguaje, el mundo y el destinatario. La aplicabilidad de este tipo de análisis al relato de vida es posible debido a dos factores: 1) El relato de vida es una diégesis, el participante es un hablante, la historia de vida contada es un mundo y la investigadora que escucha el relato es un destinatario y; 2) La transcripción del relato de vida permite el acceso textual al relato de vida.

Uno de los ejes principales de análisis fue el lenguaje usado por los nietos. Se analizó en cada caso el uso de formas simbólicas -metáforas, emblemas o alegorías-. Esto permitió indagar la adecuación de las categorías preliminares y desarrollar nuevas categorías. En esta etapa fueron considerados como dato no sólo el relato de vida, sino también el cuaderno reflexivo, notas de campo e interanálisis. De este modo, cada informe singular contenía información proveniente de todas las etapas del proceso, lo que otorgó mayor densidad analítica.

En una segunda etapa, los informes singulares de cada caso fueron analizados de manera transversal, a partir de un proceso de conceptualización, reducción y relación de los datos basado en la grounded theory (Glaser y Strauss 1967). Esto permitió la construcción de ejes e hipótesis transversales que respondieron las preguntas de investigación.

Resultados

Se presenta una parte de los resultados de un estudio mayor (Faúndez 2013). Específicamente, se muestra el uso de la metáfora del héroe en el relato de los nietos. La narración de los nietos sobre la PPT posee un sentido heroico, que destaca el esfuerzo y valentía del abuelo y la familia ante la amenaza de muerte. Esta narración se construyó con base en tres etapas: detención violenta, prisión política y tortura, y regreso del abuelo. La descripción de estos eventos, hecha por los nietos, coincide con las etapas descritas por Campbell (1972) en su análisis cultural de la aventura del héroe; a saber: partida, iniciación y regreso.

La detención de los abuelos es descrita como un acto sorpresivo y violento del cual es víctima toda la familia. La PPT es significada como una experiencia en que se somete a la persona a grandes dolores y sufrimientos inimaginables. El regreso del abuelo de la prisión política se encuentra supeditado muchas veces a la ayuda exterior, brindada en la mayoría de los casos por la cónyuge. El regreso es descrito por algunos nietos como el regreso a la vida. El abuelo vuelve a la vida, se integra a su familia, pero ya no es el mismo, la experiencia sufrida lo ha cambiado (Faúndez y Goecke 2015). El abuelo, ahora, es poseedor de un secreto, de un saber misterioso que mantiene en silencio.

A continuación se presenta la experiencia de PPT y su relación con las etapas del mito del héroe.

La detención del abuelo: la partida

La detención de los abuelos es descrita por los nietos como un acto sorpresivo y violento del cual es víctima toda la familia. Militares, carabineros u otros agentes del Estado irrumpen violentamente el domicilio en busca del padre de familia. Cualquier acto de oposición es castigado con golpes, insultos o amenazas por parte de los funcionarios armados. Tras el allanamiento se hace efectiva la detención del abuelo, y toda la familia queda sumida en el miedo y el desconcierto.

“Eh, bueno, que a él lo fueron a buscar a la casa un día, en esto, no sé, habrá estado, no sé si un par de horas o el día entero, escondido porque cuando estaba llegando a la casa vio el auto de los milicos. Entonces se fue como a la casa de unos vecinos y estuvo ahí escondido un rato y al final enfrentó la situación, fue a la casa y se lo llevaron. Estaba mi abuela, estaba embarazada y con dos hijos chicos. El mayor era mi papá, tenía como siete años. Y, a ver, este, bueno, se lo llevaron preso, estuvo tres meses, creo que mi abuela no sabía nada sobre él, dónde estaba, no sabía si estaba vivo o muerto, se esperaba cualquier cosa…”. (Mauricio, E1, 44)[5]

Después de la violenta detención, las familias pierden total contacto con sus seres queridos, quienes son trasladados, en muchos casos, a centros de detención clandestinos. Los nietos realizan descripciones muy detalladas del lugar donde ocurre la detención del abuelo. Especifican las características de objetos y personas presentes en el lugar cuando ocurren los hechos.

“[…] una noche, específicamente mis abuelos estaban en el negocio, que el negocio es abajo del restaurante y arriba tiene doce piezas […] Entonces todos vivían arriba […] Ya, entonces, una noche estaban, estaban todos acostados en el segundo piso y llegan los militares. Entran los milicos de una, así, así pero de la nada, sin explicación, como Pedro por su casa, pesca el libro de visitas, como que el registro de quienes, porque obviamente el registro de los que asistían era porque era, estaba […] Estaba tachado, por decirlo así, de ser socialista, o más extremista, comunista. Porque por lo mismo, se considera popularmente como de un mismo bando. Entonces acá pescan a mi abuelo, entra a la pieza de mi abuelo y lo sacan, lo sacan en pijamas, en calzoncillo y camiseta blanca, y no sabe nada…”. (Eduardo, E1, 11-17)

Los nietos señalan que sus abuelos, tras la pérdida forzada de libertad, deben enfrentar una amenaza constante de muerte. El escenario político en Chile, después del golpe de Estado, no garantizaba los derechos básicos de los prisioneros políticos, constituía una amenaza para la vida del detenido y provocaba gran daño e inestabilidad familiar. A partir de los relatos de los nietos es posible interpretar que la tortura es una experiencia de la cual los nietos tienen convicción y no dudan en integrar a sus relatos.

“Se lo llevaron y estuvo dos meses desaparecido y lo tuvieron en las embarcaciones de [nombre de una región de Chile]. Porque ahí eran los centros de tortura, en la [nombre de un centro de tortura] creo que fue. Entonces eso es lo que alcanzó a contar mi abuelo. Y, como te conté, estaba tan mal, porque lo torturaron tanto que le dejaron todos los órganos malos, y se lo llevaron al hospital, como para allá esperaran a que muriera, sin obviamente contarle ni a la familia, ni a nadie...”. (Andrea, E2, 35)

La narración construida por los nietos sobre la detención violenta de sus abuelos puede ser comprendida como la partida forzada a una región desconocida. Lugar donde éstos deben enfrentar tormentos y padecimientos que superan la imaginación. Esta descripción es consistente con la etapa de la partida del héroe descrita por Campbell (1972).

La tortura sufrida por el abuelo: la iniciación

La narración construida por los nietos sobre la PPT de sus abuelos puede ser interpretada como el proceso de iniciación del héroe. Esta etapa está compuesta por una serie de dolores y sufrimientos que transforman al abuelo en una persona distinta a la que era.

“Y no voy a suponer de que no le hicieron nada, o sea, obvio que lo, que lo torturaron, pero él cuando llegó, no, nunca habló con nadie. Y mi abuela me ha dicho que él nunca, que él llegó distinto, mi abuelo era un persona que, que hablaba mucho, que era muy cariñoso, pero cuando él llegó nunca dijo nada sobre lo que le hicieron, y sus amigos, nunca nadie, que siguen vivos, nunca nadie ha dicho sobre por lo, sobre lo que pasó, sobre lo que pasó ahí, así que sobre detalles, eh, sobre los detalles de tortura, o qué realmente le pasó ahí”. (Alejandro, E1, 22)

La tortura es denunciada por los nietos; sin embargo éstos no logran representarla. No integran en sus relatos parámetros temporales y espaciales específicos que permitan la reconstrucción de esta experiencia, a diferencia de lo que ocurre con la narración de la detención del abuelo. En Faúndez (2013, 121-124) se propone que la tortura es una narración imposible para los nietos, debido a que se trata de un relato que “no logra recrear ni reponer la magnitud de los acontecimientos asociados a ésta”.

Frente a la imposibilidad de representar la experiencia de tortura, los narradores se refieren a las consecuencias de esta experiencia. Ellos señalan que ésta produjo un quiebre irreparable en la vida del abuelo, quien cambió radicalmente su forma de ser y de actuar.

“[mi abuela] siente que el golpe le cambió, le cambió al marido, eso siente ella […] que le cambió al marido, que le trajo otro marido. Entonces es diferente, estar acostado con un marido y ocho meses después estay acostado con otro marido”. (Eduardo, E3, 60).

El abuelo que ha sobrevivido a la tortura vuelve a casa, se reintegra a su familia, pero ya no es el mismo. La tortura ha expropiado su identidad. Su aspecto físico, su actitud y su comportamiento dan indicios del daño sufrido. La familia de las víctimas, según señalan los nietos, se dan cuenta del cambio. Los abuelos presentan huellas físicas y psicológicas de la tortura, y muchos de ellos mantienen silencio respecto a ésta.

“Yo creo que mi abuelo no era así. Según lo que yo leo del informe ése, del gran informe de testimonios, es porque le cambiaron la mente. O sea, después de haber vivido algo tan, a lo mejor ni siquiera tuvo esperanzas de no haber salido vivo, o sea, a lo mejor salió vivo por suerte, no sé, a lo mejor acá estaban resignados a morir, ya, porque aguantando las torturas”. (Eduardo, E1, 221).

La narración de los nietos sobre la tortura y los vejámenes sufridos por sus abuelos se construye en torno a una zona irrepresentable, misteriosa y terrible. Esta experiencia incomprensible que transforma a los abuelos puede ser interpretada como el camino de las pruebas a las que se somete el héroe en la iniciación descrita por Campbell (1972).

El regreso de otro: el regreso del héroe

En los relatos de los nietos es posible identificar el tercer y último rasgo asociado a la aventura del héroe, el regreso al mundo. Algunos nietos señalan que el retorno del abuelo estuvo mediado por la ayuda de otros, rasgo propio de la aventura del héroe, según Campbell (1972). Las mujeres cobran protagonismo en el relato, al ser autoras de acciones valientes y decisivas, según los nietos, para el regreso de sus abuelos de la prisión política.

“Bueno, mi abuela cayó en desesperación, obviamente empezó a moverse por la ciudad. Mi abuela era una mujer muy guerrera. Hablo de mi abuela porque siempre como que ella ha contenido a la familia. Mi abuela, eh, una mujer guerrera, pescó su camión, porque manejaba camión en ese tiempo, y salió en busca de él por todo, lo buscó por todo [ciudad zona central], lo buscó por [pueblo cercano], o sea, lo buscó por todas partes, a [pueblo cercano], a [puerto zona central], a [capital], se pasaba por las bencineras, preguntaba cualquier cosa sin importarle en ese momento”. (Eduardo, E1, 19).

“[…] en el hospital trabajaba una vecina, amiga de la familia, y ella se enteró de que él estaba ahí y de cómo estaba. Entonces ella fue a la casa de mi mamá y les contó poh, le contó a mi abuela. Y ahí mi abuela dijo: ‘No, yo no puedo tolerar, aunque me hagan daño, aunque me maten a mí, yo no me voy a quedar aquí, no puedo aguantar esto’, y la cuestión, y ahí fue poh, fue al hospital. Y pidió, y mi mamá me dice: ‘Yo no sé cómo, quizás con qué cara, quizás qué hizo’, pero ella rogó, hizo de todo, debió haber hecho de todo, pero lo soltaron, por ella, tuvieron compasión…”. (Andrea, E2, 36).

La narración construida por algunos nietos sobre la liberación de sus abuelos puede ser comprendida como el rescate del mundo exterior, rasgo propio del mito del héroe, según Campbell (1972). El hallazgo del abuelo en un determinado centro de detención, su liberación y consecuente escape de la muerte son atribuidos a la acción perseverante de familiares y amigos que asumieron la búsqueda de sus seres queridos. El abuelo que ha sobrevivido a la prisión y a la tortura vuelve a casa, se reintegra a su familia, a su mundo, pero ya no es el mismo. Los peligros y la violencia a los que estuvo expuesto lo han cambiado de una vez y para siempre.

Las familias, según señalan los nietos, se dan cuenta de esta transformación. El esposo y padre que regresa se encuentra despojado de los elementos que constituían su forma de ser habitual, su identidad.

“Por ejemplo, después que mi abuelo salió libre, él por ejemplo, en las noches, él también no podía dormir en las noches. No, lloraba, despertaba llorando. Él ya no, no era más alegre, bueno, después pasado los años, como cambió de nuevo el sistema político, el gobierno, ahí él estuvo más tranquilo, pero siempre con ese recuerdo en su, en su cabecita”. (Valeska, E1, 80).

Según el relato de los nietos, el regreso del abuelo de la PPT devela el sufrimiento padecido. Su rostro, aspecto físico y comportamiento dan cuenta del daño sufrido. No son los mismos de antes, no se relacionan de la misma forma con la familia. Los abuelos presentan huellas físicas y psicológicas de la tortura pero mantienen silencio respecto a esta experiencia.

“Que ellos llegaron y quedaron sorprendidos porque ya fueron como unos cinco, ocho meses que él se desapareció. Ya estaba, entre comillas estaba muerto, ocho meses. Y llegó de un día pa’ otro, y ésa fue, y como, y venía en silencio […] Silencio, nada, no habló. No recuerdo si habrán hecho, el abrazo típico del, de la satisfacción de llegar, pero más allá de eso no hubo nada, y nadie le preguntó nada. Entonces mi abuela también se preguntaba, no sabe si lo habrán torturado, no sabe si lo habrán, no sé cómo, encarcelado o le habrán puesto. Bueno, que pa’ mí, pa’ mí igual es tortura ver que, tener que, ver gente que están matando, o sea, tortura psicológica se me imagina, pero quizás de daño físico, no sé, no sabe si le hicieron daño físico, psicológico…”. (Eduardo, E2, 177-178).

Los nietos señalan que tras el regreso, sus abuelos son portadores de un secreto; son testigos que han vivido una ominosa realidad desconocida para la familia y la sociedad. Los nietos se preguntan ¿a qué sufrimientos fue sometido el abuelo durante la PPT?, ¿cómo se sintió?, ¿qué pensó en esos momentos?, ¿tuvo miedo a la muerte?, ¿deseó morir? Conocer las respuestas a estas preguntas podría ayudar, según los nietos, a comprender los cambios experimentados por sus abuelos y permitiría entender el porqué del silencio.

“Supongamos, qué pensaba en la cárcel, no sé poh, si estaba en la cárcel, qué pensaba en ese momento. Pensaba en sus hijos, en su familia, en vivir, en morir, perdió la esperanza, cosas como de más significado, no tanto un relato como ya, me lo ha dejado claro, sino que buscar cosas como ésa. Eso me gustaría, que hablara mi abuelo, y pa’, y pa’, de una vez decir, y pa’, de una vez por todas poder tratar de entender por, porque yo creo que nunca vamos a terminar de entender realmente, pero tratar un poco de entender por qué mi abuelo es así, por qué, por qué Eduardo Rodríguez era, es así, mi abuelo”. (Eduardo, E2, 339).

El retorno de los abuelos cierra el ciclo de la aventura del héroe en el relato de los nietos. Sin embargo, es un cierre que plantea más preguntas de las que responde. La transformación experimentada por los abuelos, sometidos a misteriosas y terribles pruebas en su viaje, puede ser interpretada como el regreso del héroe, etapa final del monomito de Campbell (1972).

Discusión

El análisis de los relatos de vida de los nietos de ExPP permite interpretar que la postmemoria de PPT es descrita metafóricamente como la aventura del héroe. Así, al igual que en la epopeya del héroe, la PPT es significada por los nietos como una experiencia donde se somete a la persona a grandes retos y sufrimientos. El regreso del abuelo se encuentra supeditado muchas veces a la ayuda exterior de cónyuges e hijos, y es descrito como el regreso a la vida. Sin embargo, el abuelo ha sufrido una transformación, es otro.

Cuando se ha hecho referencia a las metáforas en relación con el trauma, se ha dicho que la metáfora es una forma común de resignificar (Waldron 2010; Witney 2012). En el caso de los nietos de ExPP, el uso de la metáfora del héroe se podría interpretar como una forma de resignificar la postmemoria de una historia traumática que afecta a los nietos, que contribuye a la generación de un relato curativo y restaurador. La metáfora del héroe presente en el relato de los nietos permite resaltar el compromiso social y/o político de sus abuelos que, según los nietos, causó su detención. Además, el uso de esta metáfora les permite reconocer la sobrevivencia del abuelo a la experiencia sufrida, clausurando la reflexión en torno a la tortura.

Primo Levi (1958) lucha en su obra testimonial contra la tentación de hacer héroes de las víctimas, rehusándose a presentar en sus escritos a los sobrevivientes como los mejores, como aquellos que han pasado una prueba de vigor, la más infatigable. En lugar de ello, asume el rol de testigo con total humildad, presentándose en calidad de un simple prisionero entre los millones de deportados a los campos de exterminio nazi. El rechazo a asumir el rol de héroe también está presente en los testimonios de los ExPP chilenos (Codepu 2003 y 2004; CNPPT 2004). 

Estos relatos están lejos de contribuir a la construcción de la figura del héroe, más bien intentan exponer el sometimiento a la violencia extrema.

El regreso del abuelo de la PPT es descrito como el regreso a la vida. El abuelo sobrevive a los peligros, se integra a su familia, pero ya no es el mismo. La experiencia sufrida lo ha cambiado. En relación con este testimonio es posible plantear la existencia de un quiebre en el relato. Los nietos se enfrentan a la necesidad de referirse a la condición de víctima de tortura de sus abuelos; sin embargo, esta experiencia no logra ser narrada. Los nietos señalan que sus abuelos son poseedores de un secreto, son testigos en primera persona, en el sentido de que han sobrevivido a una experiencia extrema, que la familia y la sociedad desconocen y de la cual sólo ellos pueden ofrecer testimonio, pero no lo hacen.

Las posiciones de héroe, víctima y testigo articulan la postmemoria que los nietos reconstruyen acerca del pasado familiar, donde prevalece la condición de héroe relacionada con aquella parte de la historia de carácter épico, mientras que las condiciones de víctima y testigo de la tortura se encuentran relacionadas con lo impensable (Puget 2006), con lo indecible (Kaës 2006), con lo irrepresentable (Améry 2010; Peris 2005).

La tensión entre las posiciones de héroe, víctima y testigo, sin duda, perturbó y continúa perturbando el desarrollo de la vida familiar. Muchas familias chilenas han debido convivir con el recuerdo ominoso de la detención del padre y con el horror provocado por la certeza de la tortura padecida por éste, y se han visto obligadas a aceptar el silencio y el abandono social, consecuencias del contexto de violencia (Lira 1990; Lira y Castillo 1991; Weinstein y Lira 1987).

Según Faúndez et al. (1991), durante la dictadura chilena las familias de víctimas de la violencia política debieron enfrentar un largo período defensivo, que generó reacciones adaptativas de sobrevivencia a dicho período. El aumento de la cohesión para la autoprotección frente al poder amenazante llevó a estas familias a un encapsulamiento, que se desarrolló en conjunto con reglas de silencio, negación y fingimiento (Cornejo et al. 2006; Cornejo y Morales 2013).

Morales y Cornejo (2013) plantean que la escucha de los testimonios de ExPP por parte de los profesionales de la CNPPT tuvo un impacto emocional y biográfico, que durante el funcionamiento de la Comisión se tradujo en la aparición de síntomas clínicos y condujo a los profesionales a ver de una manera diferente su vida personal, familiar y social. Sin embargo, tras el cierre de la CNPPT, los profesionales, en el intento por integrar esta experiencia en su propia historia, han terminado, al igual que las víctimas directas, encapsulándola como parte de su historia individual y privada.

Como ya se señaló, el silenciamiento y la negación de los hechos por parte de los individuos, las familias y la sociedad son un elemento común de las experiencias de violencia política (Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación 1991; Danieli 1998; Kordon y Edelman 2006). En esta línea, los relatos de vida de los nietos de ExPP ponen en evidencia el conflicto que aún enfrentan, tanto ellos como sus familias, al intentar narrar una experiencia que supera el orden de lo pensable y lo cognoscible.

El psicoanalista René Kaës (2006) plantea que el solo hecho de intentar hablar de la tortura despierta emociones intolerables que no encuentran traducción en palabras y quedan en su estado original, ligadas a lo concreto, al vacío, a la pérdida de límites y a la repetición. De esta forma, los nietos, en un contexto social que, según ellos, se mantiene indiferente al sufrimiento de sus familias, se ven obligados a salvaguardar la adhesión a las normas de silencio y negación que favorecen la mantención del encapsulamiento de la historia de PPT.

Los resultados presentados por Cornejo et al. (2006), Cornejo y Morales (2013), Morales y Cornejo (2013), al igual que los resultados del presente estudio, permiten, por una parte, reflexionar acerca del profundo impacto que tiene la escucha de las experiencias de tortura. Los profesionales de la CNPPT, quienes no tienen un vínculo familiar con las víctimas de PPT, quedan, al igual que los nietos de los ExPP, marcados biográficamente y encadenados por la experiencia de escucha de los testimonios de PPT.

Finalmente, estos estudios confirman la necesidad de generar las condiciones psicosociales que contribuyan a evitar los fenómenos de encapsulamiento y del daño. Para esto es esencial el reconocimiento social de los hechos, proceso que se facilita con la emergencia de una memoria colectiva que considere el relato de las víctimas, colectivizando el trauma y facilitando la reparación de un modo integral. El otro que reconoce, desde el psicoanálisis relacional, tendría el rol del “tercero vivo” que, encarnado en un testigo —el otro—, se constituye en una presencia que puede “vivir en la grieta, absorber la ausencia y transformar su relación con la pérdida” (Gerson 2009, 1342). Transformándose de este modo en un tercero que escucha lo insoportable y es capaz de imaginar y contener lo dicho y lo no dicho, mediando entre el hecho y su significación, confirmando la realidad psíquica y la realidad externa y ayudando a integrarlas (Gerson, 2009). Al respecto, Lira (2013b) plantea la necesidad de confirmar socialmente las experiencias de violencia política, negadas por muchos años, así como promover el reconocimiento de quienes sufrieron las experiencias traumáticas y avanzar, en paralelo, en los procesos de justicia y reparación.

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Entrevistas
67. Alejandro. Encuentro 1. Julio 23 de 2010.
68. Andrea. Encuentro 2. Septiembre 30 de 2010.
69. Eduardo. Encuentro 1. Diciembre 17 de 2010.
70. Eduardo. Encuentro 2. Enero 7 de 2011.
71. Eduardo. Encuentro 3. Enero 19 de 2011.
72. Mauricio. Encuentro 1. Julio 22 de 2010.
73. Valeska. Encuentro 1. Octubre 23 de 2010.



[*] La investigación contó con financiamiento de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica, Proyecto CONICYT AT-24100065, y del Fondo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico,  Proyecto  FONDECYT de Iniciación Nº 11140137. 

[**] Doctora en Psicología, Pontificia U. Católica de Chile. Profesora de la Escuela de Psicología, adscrita al Convenio de Desempeño en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la U. de Valparaíso (UVA 901). Entre sus publicaciones se encuentran: “Psychosocial Trauma Transmission and Appropriation in Grandchildren of Former Political Prisoners of the Civic - Military Dictatorship in Chile (1973-1990)” (en coautoría). Journal of Social Science Education 14 (2): 5-18, 2015, y “Transmisión y apropiación de la historia de prisión política: transgeneracionalidad del trauma psicosocial en nietos de ex presos políticos de la dictadura militar chilena” (en coautoría) Terapia Psicológica 32 (3): 201-216, 2014.ximena.faundez@uv.cl 

[***] Candidato a Doctor en Psicología Social por la U. del País Vasco (España). Profesor Escuela de Psicología U. de Valparaíso (Chile). Becario Convenio de Desempeño en Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, U. de Valparaíso - Mineduc (UVA 901). Entre sus publicaciones se encuentran: “Una representación metafórica de la acción política en estudiantes de universidades chilenas” (en coautoría). Última Década 23 (42): 11-37, 2015, y “Las representaciones de la Política, el Estado y el Mercado en una sociedad neoliberal: el caso de los estudiantes universitarios chilenos” (en coautoría).

En Juventudes y política: cambios sociopolíticos en América del Sur, editado por Marcelo Rodríguez y Gino Grondona, 59-98. Quito: Editorial Abya-Yala, 2014. fuad.hatibovic@uv.cl 

[1] Uno de los primeros en utilizar este concepto públicamente fue el exjuez Juan Guzmán Tapia, quien investigó varias causas de violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en Chile entre 1973 y 1990. En 2012, en el país se generó una polémica discusión en torno al cambio de conceptualización que se hizo en los textos escolares de historia del término “dictadura” a “régimen militar”; al respecto, y desde aquel entonces, el concepto dictadura cívico-militar se fue instalando de manera más recurrente en los organismos de Derechos Humanos. A la fecha, el concepto cívico-militar sigue tomando fuerza, por ejemplo, con el proyecto de ley que prohíbe el homenaje y/o exaltación de la dictadura cívico-militar, más conocido como “Ninguna calle llevará tu nombre”, propuesto por la diputada del Partido Comunista Karol Cariola, que alude constantemente al concepto dentro del texto. Además, las actuales querellas interpuestas por vejaciones sexuales a mujeres expresas políticas citan los actos cometidos en la dictadura cívico-militar. 

[2] Movimiento político universitario surgido en la segunda mitad de la década del sesenta en la Pontificia Universidad Católica de Chile, dirigido por el entonces estudiante de Derecho Jaime Guzmán. Sus miembros constituyeron el núcleo político de la dictadura y fueron los gestores de la Constitución de 1980. 

[3] Término con que se denomina a los economistas liberales chilenos educados en la Universidad de Chicago. Este grupo aportaría el modelo económico neoliberal a la dictadura de Pinochet. 

[4] Mijaíl Bajtín (1975) plantea una evolución de la historia literaria bimodal. Los polos opuestos, el monologismo y el dialogismo, ejercen influencias contrarias en la línea cultural. El primero, con tendencias centrípetas, tiende a establecer una canonización de obras con un lenguaje oficial, único, centralizando el universo ideológico verbal en géneros altos. Lleva a la literatura a un centro oficial, caracterizado, principalmente, porque sólo se escucha la voz del autor, todos los personajes hablan igual. El segundo, el dialogismo, opera como el perfecto opuesto: tiene tendencias centrífugas, a lo marginal de la cultura oficial incorpora la voz del otro en los textos, acepta lenguajes alternativos, estratificando al lenguaje, organizándose en los géneros bajos. 

[5] Se incluirán viñetas correspondientes a citas textuales provenientes de los relatos de vida. Serán identificadas con el pseudónimo del participante, el número del encuentro (E1, E2 y E3) y el número de párrafo. Todos los nombres de personas o lugares incluidos en las viñetas son ficticios. 


Revista de Estudios Sociales - RES
Facultad de Ciencias Sociales • Universidad de los Andes
Tema: Temas varios
Abril-Junio de 2016
Páginas: 104-115
http://dx.doi.org/10.7440/res56.2016.08


http://res.uniandes.edu.co/view.php/1072/index.php?id=1072




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