La metáfora del viaje del héroe en la narración de nietos de expresos políticos: la postmemoria de la prisión política y
tortura en Chile [ * ]
Grado 11
Ximena Faúndez Abarca [**], Fuad Hatibovic Díaz [***]
Revista de Estudios Sociales - RES
Facultad de Ciencias Sociales • Universidad de los Andes
Resumen
Este artículo analiza la postmemoria
de nietos de expresos políticos encarcelados durante la dictadura
cívico-militar chilena. En el estudio participaron catorce jóvenes con un
promedio de 21,4 años de edad, provenientes de las regiones Metropolitana y de
La Araucanía. Se utilizó el relato de vida como técnica de producción de
información. Se realizó un análisis narrativo basado en los aportes
interdisciplinarios provenientes de la teoría de la interpretación y la teoría
del discurso. Los resultados del análisis permiten identificar el uso de la
metáfora del viaje del héroe en los relatos. Se discute la tensión en torno a
las posiciones de víctima, testigo y héroe; y la necesidad de confirmar
socialmente las experiencias de violencia política.
Palabras Clave: Dictadura cívico-militar, trauma
psicosocial, postmemoria, metáforas (palabras clave de autor).
The Metaphor of the Hero´s Journey in the Narrative of Grandchildren of
Former Political Prisoners: The Post-Memory of Political Imprisonment and
Torture in Chile
ABSTRACT
This
article analyzes the post-memory of grandchildren of former political prisoners
who were imprisoned under the Chilean civic-military dictatorship. The
participants in the study were 14 young people of an average age of 21.4 years,
from the regions of Metropolitana and La Araucanía. The life story was the
technique used for producing the information. A narrative analysis was done
based on interdisciplinary inputs from the theory of interpretation and
discourse theory. The results of the analysis made it possible to identify the
use of the metaphor of the hero´s journey in the narratives. The tension with
respect to the positions of victim, witness and hero is discussed, as well as
the need for social confirmation of experiences of political violence.
KEYWORDS: Civic-military dictatorship, psychosocial trauma, post-memory, metaphors
(Author’s Keywords).
A metáfora da viagem do herói na
narração de netos de ex-presos políticos: a pós-memória da prisão política e
tortura no Chile
RESUMO
Este artigo analisa a pós-memória de
netos de ex-presos políticos encarcerados durante a ditadura cívico-militar
chilena. Do estudo, participaram 14 jovens com uma média de idade de 21,4 anos,
provenientes das regiões Metropolitana e de La Araucanía. Utilizou-se o relato
de vida como técnica de produção de informação. Realizou-se uma análise
narrativa baseada nas contribuições interdisciplinares provenientes da teoria
da interpretação e da teoria do discurso. Os resultados da análise permitem
identificar o uso da metáfora da viagem do herói nos relatos. Discute-se a
tensão em torno das posições de vítima, testemunha e herói, e a necessidade de
confirmar socialmente as experiências de violência política.
PALAVRAS-CHAVE: Ditadura cívico-militar, trauma
psicossocial, pós-memória, metáforas (palavras-chave do autor).
Contexto
histórico-político
El 11 de
septiembre de 2013 se cumplieron cuarenta años del golpe de Estado en Chile.
Con motivo de esta conmemoración se desarrollaron en el país diversas
actividades que reactivaron a modo de aniversario emblemático, no sólo la
fecha, sino múltiples interpretaciones del pasado reciente. Universidades,
representantes de los poderes del Estado, organizaciones políticas, sociales y
ciudadanas llevaron a cabo variados homenajes. Se realizaron seminarios,
discursos, intervenciones culturales, recreaciones teatrales, liturgias,
marchas, romerías en cementerios y frente a los monumentos que recuerdan a las
víctimas de la dictadura.
La
diversidad de manifestaciones e interpretaciones del pasado asociadas a la
conmemoración de los cuarenta años del golpe de Estado indica que la memoria
del pasado reciente en Chile, tal como plantea Lira, es “diversa, cambiante e
imprecisa” (2013a, 14). Ésta se ha construido con base en “emociones y lealtades
que forman parte de la historia e identidad de cada persona” (Lira 2013a, 14).
Para algunos, plantea Lira (2013a, 14-15), la memoria es “un dramático relato
familiar sobre lo sucedido a sus padres y abuelos durante la dictadura;
mientras para otros es un relato familiar de miedos e incertidumbres asociados
a los cambios políticos y económicos generados por la Unidad Popular”.
En 1973,
tras el golpe que derrocó al gobierno de Salvador Allende, la Junta de
Gobierno, compuesta por las instituciones armadas y de orden, asume primero el
poder ejecutivo, luego el constituyente y el legislativo. El poder judicial
mantuvo en apariencia su autonomía, sin embargo no tenía las facultades para
controlar el ordenamiento jurídico (Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación
1991). En 1981, Augusto Pinochet, Comandante en Jefe del Ejército, dejó de
integrar la Junta de Gobierno y asumió la Presidencia de la República. La Junta
Militar se mantuvo en sus funciones hasta el 11 de marzo de 1990 (Comisión
Nacional de Verdad y Reconciliación 1991).
Durante
todo el período de la dictadura se aplicó una política represiva sistemática y
masiva, de carácter institucional, que perseguía el exterminio de la izquierda
chilena, calificada como el “enemigo interno”. La represión se justificaba en
nombre de la “salvación de la patria”, en un contexto que deshumanizaba a las
víctimas, transformándolas en terroristas, subversivos y seres sin derechos
(Lira 2013b).
La
dictadura desplegada será en apariencia de tipo únicamente militar, y años más
tarde se nota la importante participación de los civiles en el proceso.
Investigaciones del poder judicial sobre casos de violaciones a los derechos
humanos han permitido establecer una nueva conceptualización que hace
referencia a una dictadura cívico-militar.[1] Esta denominación busca
distinguir el importante rol que tuvieron parte de la sociedad civil y la
derecha política en el gobierno de facto (Faúndez y Azcárraga 2014). El
Gremialismo [2] y los llamados Chicago
Boys[3] sentaron
las bases ideológicas de la dictadura, fundada en un semiautoritarismo
político, una economía liberal, una sociedad jerarquizada y una cultura
conservadora (Gazmuri 1999). Además, durante la dictadura muchos civiles
colaboraron mediante la delación de militantes y simpatizantes de partidos de
izquierda o participando directamente en las torturas (Faúndez y Azcárraga
2014).
Prisión
política, tortura, muerte y desaparición modificaron las reglas sociales
previas, la representación colectiva sobre la política, lo político, el Estado
y la permanencia de las leyes como pautas referenciales de la vida social
(Castillo 2013). De esta forma, la violencia sostenida durante los diecisiete
años de dictadura introdujo la dimensión de lo siniestro como una cualidad de
la realidad social (Lira y Castillo 1991).
Transcurridos
cuarenta años del golpe, el Estado ha reconocido un total de 38.254 casos de
privación de libertad por razones políticas ocurridos entre 1973 y 1990 (CNPPT
2004; Comisión Presidencial Asesora para la Calificación de Detenidos
Desaparecidos, Ejecutados Políticos y Víctimas de Prisión Política y Tortura
2011). Cifra que sólo representa los casos calificados de personas que
asistieron voluntariamente a declarar a ambas comisiones. De éstos, el 94%
señaló haber sido víctima de tortura, siendo sus testimonios coincidentes con
los métodos, los lugares y los organismos a los que pertenecían los
responsables de la violencia (CNPPT 2004).
La tortura
es una forma extrema de violencia, compuesta de actos premeditados y
planificados, e involucra tanto ataques de naturaleza física como psíquica
(Deutsch 2007). Su objetivo es destruir las creencias y convicciones de la
víctima, alterando las características constitutivas de su identidad (Améry
2010). También tiene efectos a nivel social, al librar un mensaje de
advertencia a la población para mantenerla dominada y propiciar una atmósfera
de amenaza permanente para consolidar el poder (Deutsch 2007). En Chile, los
sobrevivientes de la tortura debieron regresar a la vida familiar y social, en
un contexto afectado por el silencio y la negación de la violencia política,
así como por la impunidad de militares y civiles autores de estos hechos
(Faúndez y Cornejo 2010). Esto generó, tanto en las víctimas directas como en
su medio familiar y social más amplio, efectos que permanecen a través del
tiempo.
La
complejidad de la Prisión Política y Tortura (PPT) se hace evidente en la
insuficiencia de las categorías clínicas para dar cuenta de la problemática de
las víctimas. Esto llevó a los profesionales de salud mental a reemplazar estas
categorías por el concepto trauma psicosocial, propuesto por
Martín-Baró (1989), el cual señala que tanto el origen como las consecuencias
del trauma se encuentran en las relaciones sociales. Esta conceptualización
permitió la comprensión etiológica y la aproximación a los síntomas, al
reconocer la dimensión sociopolítica de la violencia, y al individuo en su
dimensión social (Faúndez, Cornejo y Brackelaire 2014).
El
presente trabajo busca comprender cómo el trauma psicosocial provocado por el
golpe de Estado se integra en la postmemoria de los nietos de víctimas de PPT
de la dictadura cívico-militar chilena. Específicamente se analiza e interpreta
la estructura del discurso construido por los nietos en torno a la experiencia
de PPT, donde emerge, tras el análisis narrativo de los relatos de vida, el uso
de la metáfora del héroe como recurso lingüístico recurrente. La metáfora del
héroe surgió en forma explícita -metáforas ilustrativas- e implícita -metáforas
estructurales—, facilitando la exploración de un tema complejo para los nietos,
tanto en su vivencia como en su expresión.
Postmemoria
del trauma psicosocial
Maurice
Halbwachs es un autor clásico en el campo de estudio de la memoria. Esto se
debe principalmente al desarrollo del concepto memoria colectiva.
Para Halbwachs (1925), la memoria se construye a través de marcos sociales, los
que entiende como instrumentos que permiten articular los recuerdos, dotándolos
de sentido. El tiempo es uno de estos marcos. Así, la memoria del pasado se
construye y reconstruye en el presente, motivada por objetivos actuales y con
vistas al futuro (Halbwachs 1950). Decir que la memoria se construye y
reconstruye significa que recordar es un proceso activo y dinámico. Por lo tanto,
es posible afirmar que la memoria es producto de la interrelación constante de
los eventos y los discursos sociales que se construyen sobre éstos.
Para
Calveiro (2004), la memoria es siempre un relato social que articula voces
distintas. La memoria social hace evidentes la contradicción, la diferencia y
la polémica como elementos que permiten la construcción de dimensiones
complejas. Según Calveiro (1998), en toda memoria hay una irrecuperabilidad y
una indecibilidad que impiden traducir la vivencia al
lenguaje. Sin embargo, lo indecible se hace más obvio frente a experiencias de
violencia extrema y trauma psicosocial, que son básicamente inenarrables. Se
trata de eventos que, por su naturaleza, pueden despertar emociones
intolerables, y al no encontrar traducción en palabras, se manifiestan a través
del silencio (Kaës 2006; Peris 2005; Puget 2006).
La memoria
del pasado traumático es dinámica, cambia a través del tiempo junto a las
generaciones. Según Aróstegui (2006), una nueva generación construye nuevas
memorias del pasado, ya que son otras las exigencias del presente. Para Reyes
(2009), esto ocurre porque cada generación introduce interpretaciones
diferentes, debido a la la dialogía [4] intergeneracional.
Para esta autora, la memoria es una construcción dialógica porque recordar es
una forma de responder a un otro.
Mariane
Hirch (1998 y 2012) denominó a este fenómeno postmemoria. Este
concepto hace referencia a aquello que recuerdan acerca del Holocausto las
generaciones que no habían nacido cuando ocurrió este evento. Relación que se
encuentra mediada por los relatos, imágenes y comportamientos del contexto
familiar. Pero estas experiencias fueron transmitidas tan profunda y
afectivamente que parecen constituir recuerdos propios. El concepto se aplica
no sólo a las memorias individuales de los hijos de los supervivientes, sino
también al proceso más amplio de memoria social o colectiva. Ésta se distingue
de la memoria personal por la distancia generacional; y de la memoria
histórica, por una profunda conexión personal. El prefijo post-,
más que señalar el retraso de una ubicación temporal, apunta a una secuela.
Hirch
(2008) plantea que las fotografías, los objetos y relatos familiares cumplen un
rol principal en la transmisión transgeneracional de las experiencias
traumáticas. La postmemoria, según Hirch (1998), implica que la naturaleza de
la memoria está mediatizada en sí misma, nunca es transparente, ni corresponde
a las representaciones anteriores. La noción de postmemoria subraya la
imposibilidad de una relación directa entre el pasado y el lenguaje, la imagen
o los objetos. La postmemoria se despliega como parte de un proceso continuo de
intertextualidad y traducción; es una constante interrogación sobre la
naturaleza del original.
La
relación de la postmemoria con el pasado no se encuentra mediada por la
experiencia del testigo, sino por la imaginación, proyección y creación. Esta
memoria es distinta a la de los testigos y participantes contemporáneos de los
hechos. Es transmitida de forma indirecta a través de fragmentos de eventos
traumáticos que desafían la reconstrucción narrativa y exceden la comprensión.
Está constituida por hechos que ocurrieron en el pasado, pero cuyos efectos
persisten en el presente (Hirch 2012). El concepto postmemoria es
útil para comprender los relatos de los nietos de los Expresos Políticos (ExPP)
chilenos. Cabe destacar que los nietos que participaron en el estudio, pese a
no haber nacido cuando ocurrieron los hechos, integran en sus narraciones
descripciones muy detalladas asociadas a la experiencia de PPT (Faúndez 2013,
72-73).
La
metáfora como recurso para interpretar la realidad social
Para la
retórica, la metáfora es un tropo, una figura que regula la acción de dar un
nombre. Según Aristóteles, en la Poética, la metáfora es “la
transposición de un nombre a una cosa distinta; transposición que puede ser del
género a la especie, de la especie al género, de la especie a la especie o por
una relación analógica” (Aristóteles 1985, 293). En la Retórica (Aristóteles
1989), incluye la comparación explícita como una metáfora prolongada. Esta
definición retórica de la metáfora como una sustitución por semejanza de un
sentido literal por un sentido figurativo no incluye innovación semántica
alguna. Es traducible, y no cambia si se usa el original sentido literal. Al no
entregar información nueva sobre la realidad, no tiene una función cognoscitiva
en el discurso, sino emotiva.
Sin
embargo, la teoría de la metáfora cambió durante el siglo XX (Ricœur 1995). La
expresión metafórica ya no es la mera sustitución del sentido literal por el
figurativo, sino que expresa una tensión entre dos interpretaciones, generando
un nuevo sentido del que la retórica clásica sólo ve el resultado. La metáfora
es considerada una estructura propia e indispensable de la comprensión humana,
cuya función primaria es la interpretación de una cosa en función de otra, lo
cual posibilita que se pueda captar el mundo figurada e imaginativamente
(Lakoff y Johnson 2009).
Para
Ortega y Gasset (1957, 387), la metáfora es “un instrumento mental
imprescindible, es una forma de pensamiento científico […], un procedimiento
intelectual por cuyo medio conseguimos aprehender lo que se halla más lejos de
nuestra potencia conceptual”. En palabras de Domènech (2013), el propósito
cognitivo de la metáfora es comprender un ámbito de la realidad desconocido a
nuestra experiencia a partir de un dominio más conocido.
Las
expresiones metafóricas abundan en toda lengua, incluso muchas cosas no se
pueden decir sino es metafóricamente (Millán y Narotzky 2009). Un estudio
muestra que los jóvenes chilenos usan principalmente metáforas bélicas para
referirse a la acción política. Por ejemplo, mediante el uso de la metáfora de
“David contra Goliat” se refieren a la lucha política desigual dentro del
propio movimiento estudiantil (Hatibovic y Sandoval 2015).
Las
metáforas se han clasificado de distintas maneras (Jociles 2005; Lakoff y
Johnson 2009; Zalpa 2014). Jociles (2005) establece que se puede distinguir
entre metáforas estructurales y metáforas ilustrativas. Las metáforas
ilustrativas son recursos retóricos que se utilizan para explicar o aclarar
ideas o puntos de vista determinados, mientras que las metáforas estructurales,
implícitas en el discurso, correlacionan la estructura de dos conceptos,
afectando la constitución misma del discurso. Estas metáforas organizan la
realidad, y, al pensar con ellas, se describe y se actúa en términos
metafóricos.
Impregnan
la vida cotidiana, no solamente a través del lenguaje, sino también del
pensamiento y la acción. Esto se debe a que “nuestro sistema conceptual
ordinario, en términos del cual pensamos y actuamos, es fundamentalmente de
naturaleza metafórica” (Lakoff y Johnson 2009, 39). En este sentido, muchas
metáforas, a fuerza de ser repetidas, se convierten en expresiones coloquiales
o lugares comunes en los que la función metafórica deviene implícita -por
ejemplo, el brazo de la silla o encontrarse en un callejón sin salida-
(Carrillo 2003). Éstas no sólo sirven al propósito de develar un aspecto de
algo acudiendo a un atributo propio de otra cosa, sino que permiten responder
de un modo coherente a una serie de interrogantes (Uribe 2009).
Se
insertan y desarrollan en un contexto cultural. Los valores fundamentales de
una cultura son coherentes con la estructura metafórica de los conceptos
fundamentales de la misma (Lakoff y Johnson 2009). La influencia del contexto
cultural resta sentido universal a las metáforas. Esto se debe, en primer
lugar, a que la percepción de semejanzas depende de códigos culturales. Y en
segundo lugar, a que en el seno de una misma cultura las metáforas pueden
referirse a semejanzas reconocidas o a semejanzas no advertidas con
anterioridad entre objetos que aparentemente son diferentes por completo (Zalpa
2014). Pese a ello, hay metáforas que están presentes en diversas culturas de
distintas épocas, arquetipos identificables en relatos, mitos y religiones. Una
de ellas, desarrollada por Campbell (1972), es la metáfora del héroe,
antecedente relevante para el presente estudio.
Campbell
(1972) identifica un patrón narrativo en mitos y leyendas populares de culturas
y religiones diversas, al cual denomina la aventura del héroe, que
se resume en la tríada partida- iniciación-regreso, unidad nuclear
que conforma elmonomito. Según Campbell (1972), el héroe es concebido
como aquel hombre o aquella mujer que ha sido capaz de combatir y triunfar
sobre sus limitaciones históricas, personales y locales. El héroe debe superar
distintas etapas en su epopeya. Cada etapa presenta exigencias y pruebas de
vida que dan a su aventura un carácter legendario.
Tras
abandonar su mundo, el héroe debe acudir a una zona desconocida donde el
peligro puede ser simbolizado de formas distintas: una tierra distante, un
bosque, un reino subterráneo, un mundo bajo las aguas, una isla secreta o la
cima de una montaña. Siempre corresponde a un lugar poblado de seres extraños y
tormentos inimaginables. En algunos casos, el héroe necesita ser asistido por
el mundo exterior para el regreso de su epopeya. Es decir, necesita ser
rescatado por el mundo que él ha abandonado. Una vez de regreso entre los
hombres, el héroe tiene la tarea de enseñar las lecciones que ha aprendido
sobre la renovación de la vida (Campbell 1972).
Durante el
siglo XIX, los historiadores hispanoamericanos adoptaron las convenciones
narrativas europeas. Por esto, en Chile, al igual que en el resto de
Latinoamérica, el mito del héroe permeó la enseñanza de la Historia de Chile
(Colmenares 2006). Este mito ha sido cultivado principalmente por la corriente
historiográfica positivista que busca proyectar los valores del liberalismo
político. A través de la imagen del héroe patrio se exacerban en los procesos
instructivos la competencia, la acción y la agencia individual. Este
antecedente permite comprender cómo la metáfora del héroe impregna la vida
cotidiana de niños y jóvenes desde temprana edad.
Un estudio
cualitativo con enfoque biográfico
El estudio
utilizó metodología cualitativa con diseño exploratorio y analítico-relacional.
El carácter exploratorio se debe a que en Chile no existen estudios sobre la
postmemoria de la dictadura en terceras generaciones, y a que específicamente
la tortura y sus efectos a largo plazo no han sido un objeto común de estudio
(Faúndez y Cornejo 2010). El carácter analítico relacional se debe a que la
investigación estaba orientada a construir un modelo comprensivo respecto a la
postmemoria y transgeneracionalidad del trauma psicosocial en nietos de ExPP.
Los
participantes fueron catorce nietos de ExPP -ocho mujeres y seis hombres-, con
un promedio de 21,4 años de edad y catorce años de escolaridad. Ocho
participantes provienen de la región Metropolitana, y seis, de la región de La
Araucanía. Todos los participantes pertenecen a un nivel socioeconómico medio.
En diez casos, el familiar ExPP era un abuelo; en tres casos, era más de un
abuelo y/o abuela; y en un caso, era la abuela. En cuatro de los catorce casos,
el abuelo ExPP había fallecido con anterioridad a la realización del estudio.
En todos los casos, el abuelo ExPP u otro miembro de la familia participaban en
alguna agrupación de derechos humanos.
Se utilizó
el relato de vida como técnica de producción de información,
definido como una narración oral que un sujeto hace de su vida (Cornejo 2006).
Esta técnica permite un acercamiento diacrónico a los sujetos y sus contextos,
mediante la incorporación del tiempo, los procesos y las trayectorias en las
narraciones biográficas. Y es la técnica privilegiada por el Enfoque Biográfico
(Sharim et al. 2011).
Para
comenzar la construcción de los relatos se usó una consigna
inicial común con todos los participantes. Esto permitió la construcción de la
postmemoria de los nietos en relación con la historia de PPT del abuelo o los
abuelos. La consigna fue la siguiente:
“Cuéntame tu historia de Vida como nieto/a de una persona que sufrió
prisión política, durante la dictadura militar chilena. Tómate el tiempo que tú
quieras para esto. No te haré preguntas por ahora, sólo tomaré nota de aquellas
cosas que te preguntaré más tarde, si alcanzamos hoy día, o si no en el segundo
encuentro”.
El
contacto y reclutamiento de los participantes se realizaron en dos etapas.
Primero, mediante el acercamiento a informantes clave, líderes de agrupaciones
de ExPP y de derechos humanos. Los informantes no tenían trato directo con los
nietos, por lo que a través de sus abuelos o padres obtuvieron sus nombres y
teléfonos. Luego se tomó contacto directo con los potenciales participantes,
informándoles acerca de la realización del estudio e invitándolos a participar.
Con cada
participante se realizaron tres encuentros, cada uno con una duración de entre
sesenta y noventa minutos. Las sesiones fueron llevadas a cabo por la investigadora,
no-directivamente, disponiendo de una escucha amplia, cálida y empática
(Cornejo, Mendoza y Rojas 2008). Los narradores firmaron un consentimiento
informado en el que autorizaron la grabación de cada encuentro.
Dado el
carácter dialógico del relato de vida, y debido a que el tema del estudio es
sensible y puede generar emociones tanto en los participantes como en los
investigadores (Lee 1993), se decidió integrar las condiciones de producción y
relación de interlocución (Cornejo, Besoaín y Mendoza 2011) en las etapas de
producción, análisis e interpretación de la misma. Para ello se desarrollaron
cuatro dispositivos de escucha, siguiendo las propuestas de Cornejo (2008) y
Legrand (1999), que consideran la subjetividad de la interacción participante-investigadora y
las condiciones físicas en que ésta se lleva a cabo.
El primer
dispositivo es el cuaderno reflexivo, donde la investigadora tomaba
notas relativas a la relación de interlocución y a las condiciones de
producción de los relatos. El segundo corresponde a las notas de campo
de los asistentes de investigación, realizadas durante la escucha y
transcripción de los relatos, en relación con el proceso de narrar y la
interacción entre participante e investigadora. El tercero corresponde al proceso
de interanálisis, desarrollado en reuniones de la investigadora con los
tres asistentes de investigación. En estas reuniones se analizaron los aspectos
transferenciales y contra-transferenciales implícitos en la relación de
interlocución. El cuarto dispositivo correspondió a la producción del relato
de vida de la investigadora en relación con su propia historia de la
dictadura. Esto se hizo una vez terminada la fase de producción de datos, en
formato oral, y guiado por una psicóloga de la Université Catholique de
Louvain, durante una pasantía desarrollada por la investigadora en dicha
institución.
En una
primera etapa, que denominamos singular, se analizó multidimensionalmente cada
caso. Para ello se usó una pauta de análisis singular de construcción ad
hoc (Faúndez 2013, 157-159), basada en los aportes interdisciplinarios
provenientes de la teoría de la interpretación (Ricœur 1995) y la teoría del
discurso (Jofré 1990).
Paul
Ricœur (1995) propone un proceso dialéctico para la interpretación del
discurso. Conjetura y validación son los dos polos del juego dialéctico que
permiten la comprensión. Las conjeturas corresponden a las hipótesis, ideas a
priori que el investigador tiene acerca de su objeto de estudio. Las conjeturas
deben ser validadas por el objeto de estudio. En este caso, las hipótesis de
trabajo se fueron construyendo a medida que se producían los relatos de vida, y
se fueron incorporando en la pauta de análisis singular en forma de ejes
analíticos.
Manuel
Jofré (1990) desarrolla una propuesta de análisis narrativo sistematizando un
conjunto de conceptos analíticos heredados de distintas escuelas críticas.
Divide el análisis en cuatro grandes ejes: el hablante, el lenguaje, el mundo y
el destinatario. La aplicabilidad de este tipo de análisis al relato de vida es
posible debido a dos factores: 1) El relato de vida es una diégesis, el
participante es un hablante, la historia de vida contada es un mundo y la
investigadora que escucha el relato es un destinatario y; 2) La transcripción
del relato de vida permite el acceso textual al relato de vida.
Uno de los
ejes principales de análisis fue el lenguaje usado por los nietos. Se analizó
en cada caso el uso de formas simbólicas -metáforas, emblemas o alegorías-.
Esto permitió indagar la adecuación de las categorías preliminares y
desarrollar nuevas categorías. En esta etapa fueron considerados como dato no
sólo el relato de vida, sino también el cuaderno reflexivo, notas de campo e
interanálisis. De este modo, cada informe singular contenía información proveniente
de todas las etapas del proceso, lo que otorgó mayor densidad analítica.
En una
segunda etapa, los informes singulares de cada caso fueron analizados de manera
transversal, a partir de un proceso de conceptualización, reducción y relación
de los datos basado en la grounded theory (Glaser y Strauss
1967). Esto permitió la construcción de ejes e hipótesis transversales que
respondieron las preguntas de investigación.
Resultados
Se
presenta una parte de los resultados de un estudio mayor (Faúndez 2013). Específicamente,
se muestra el uso de la metáfora del héroe en el relato de los nietos. La
narración de los nietos sobre la PPT posee un sentido heroico, que destaca el
esfuerzo y valentía del abuelo y la familia ante la amenaza de muerte. Esta
narración se construyó con base en tres etapas: detención violenta, prisión
política y tortura, y regreso del abuelo. La descripción de estos eventos,
hecha por los nietos, coincide con las etapas descritas por Campbell (1972) en
su análisis cultural de la aventura del héroe; a saber: partida, iniciación y
regreso.
La
detención de los abuelos es descrita como un acto sorpresivo y violento del
cual es víctima toda la familia. La PPT es significada como una experiencia en
que se somete a la persona a grandes dolores y sufrimientos inimaginables. El
regreso del abuelo de la prisión política se encuentra supeditado muchas veces
a la ayuda exterior, brindada en la mayoría de los casos por la cónyuge. El
regreso es descrito por algunos nietos como el regreso a la vida. El abuelo
vuelve a la vida, se integra a su familia, pero ya no es el mismo, la
experiencia sufrida lo ha cambiado (Faúndez y Goecke 2015). El abuelo, ahora,
es poseedor de un secreto, de un saber misterioso que mantiene en silencio.
A
continuación se presenta la experiencia de PPT y su relación con las etapas del
mito del héroe.
La
detención del abuelo: la partida
La
detención de los abuelos es descrita por los nietos como un acto sorpresivo y
violento del cual es víctima toda la familia. Militares, carabineros u otros
agentes del Estado irrumpen violentamente el domicilio en busca del padre de
familia. Cualquier acto de oposición es castigado con golpes, insultos o
amenazas por parte de los funcionarios armados. Tras el allanamiento se hace
efectiva la detención del abuelo, y toda la familia queda sumida en el miedo y
el desconcierto.
“Eh, bueno, que a él lo fueron a buscar a la casa un día, en esto, no
sé, habrá estado, no sé si un par de horas o el día entero, escondido porque
cuando estaba llegando a la casa vio el auto de los milicos. Entonces se fue
como a la casa de unos vecinos y estuvo ahí escondido un rato y al final
enfrentó la situación, fue a la casa y se lo llevaron. Estaba mi abuela, estaba
embarazada y con dos hijos chicos. El mayor era mi papá, tenía como siete años.
Y, a ver, este, bueno, se lo llevaron preso, estuvo tres meses, creo que mi
abuela no sabía nada sobre él, dónde estaba, no sabía si estaba vivo o muerto,
se esperaba cualquier cosa…”. (Mauricio, E1, 44)[5]
Después de
la violenta detención, las familias pierden total contacto con sus seres
queridos, quienes son trasladados, en muchos casos, a centros de detención
clandestinos. Los nietos realizan descripciones muy detalladas del lugar donde
ocurre la detención del abuelo. Especifican las características de objetos y
personas presentes en el lugar cuando ocurren los hechos.
“[…] una noche, específicamente mis abuelos estaban en el negocio, que
el negocio es abajo del restaurante y arriba tiene doce piezas […] Entonces
todos vivían arriba […] Ya, entonces, una noche estaban, estaban todos
acostados en el segundo piso y llegan los militares. Entran los milicos de una,
así, así pero de la nada, sin explicación, como Pedro por su casa, pesca el
libro de visitas, como que el registro de quienes, porque obviamente el
registro de los que asistían era porque era, estaba […] Estaba tachado, por
decirlo así, de ser socialista, o más extremista, comunista. Porque por lo mismo,
se considera popularmente como de un mismo bando. Entonces acá pescan a mi
abuelo, entra a la pieza de mi abuelo y lo sacan, lo sacan en pijamas, en
calzoncillo y camiseta blanca, y no sabe nada…”. (Eduardo, E1, 11-17)
Los nietos
señalan que sus abuelos, tras la pérdida forzada de libertad, deben enfrentar
una amenaza constante de muerte. El escenario político en Chile, después del
golpe de Estado, no garantizaba los derechos básicos de los prisioneros
políticos, constituía una amenaza para la vida del detenido y provocaba gran
daño e inestabilidad familiar. A partir de los relatos de los nietos es posible
interpretar que la tortura es una experiencia de la cual los nietos tienen
convicción y no dudan en integrar a sus relatos.
“Se lo llevaron y estuvo dos meses desaparecido y lo tuvieron en las
embarcaciones de [nombre de una región de Chile]. Porque ahí eran los centros
de tortura, en la [nombre de un centro de tortura] creo que fue. Entonces eso
es lo que alcanzó a contar mi abuelo. Y, como te conté, estaba tan mal, porque
lo torturaron tanto que le dejaron todos los órganos malos, y se lo llevaron al
hospital, como para allá esperaran a que muriera, sin obviamente contarle ni a
la familia, ni a nadie...”. (Andrea, E2, 35)
La
narración construida por los nietos sobre la detención violenta de sus abuelos
puede ser comprendida como la partida forzada a una región desconocida. Lugar
donde éstos deben enfrentar tormentos y padecimientos que superan la
imaginación. Esta descripción es consistente con la etapa de la partida del
héroe descrita por Campbell (1972).
La tortura
sufrida por el abuelo: la iniciación
La
narración construida por los nietos sobre la PPT de sus abuelos puede ser
interpretada como el proceso de iniciación del héroe. Esta etapa está compuesta
por una serie de dolores y sufrimientos que transforman al abuelo en una
persona distinta a la que era.
“Y no voy a suponer de que no le hicieron nada, o sea, obvio que lo, que
lo torturaron, pero él cuando llegó, no, nunca habló con nadie. Y mi abuela me
ha dicho que él nunca, que él llegó distinto, mi abuelo era un persona que, que
hablaba mucho, que era muy cariñoso, pero cuando él llegó nunca dijo nada sobre
lo que le hicieron, y sus amigos, nunca nadie, que siguen vivos, nunca nadie ha
dicho sobre por lo, sobre lo que pasó, sobre lo que pasó ahí, así que sobre
detalles, eh, sobre los detalles de tortura, o qué realmente le pasó ahí”.
(Alejandro, E1, 22)
La tortura
es denunciada por los nietos; sin embargo éstos no logran representarla. No
integran en sus relatos parámetros temporales y espaciales específicos que
permitan la reconstrucción de esta experiencia, a diferencia de lo que ocurre
con la narración de la detención del abuelo. En Faúndez (2013, 121-124) se
propone que la tortura es una narración imposible para los nietos, debido a que
se trata de un relato que “no logra recrear ni reponer la magnitud de los
acontecimientos asociados a ésta”.
Frente a
la imposibilidad de representar la experiencia de tortura, los narradores se
refieren a las consecuencias de esta experiencia. Ellos señalan que ésta
produjo un quiebre irreparable en la vida del abuelo, quien cambió radicalmente
su forma de ser y de actuar.
“[mi abuela] siente que el golpe le cambió, le cambió al marido, eso
siente ella […] que le cambió al marido, que le trajo otro marido. Entonces es
diferente, estar acostado con un marido y ocho meses después estay acostado con
otro marido”. (Eduardo, E3, 60).
El abuelo
que ha sobrevivido a la tortura vuelve a casa, se reintegra a su familia, pero
ya no es el mismo. La tortura ha expropiado su identidad. Su aspecto físico, su
actitud y su comportamiento dan indicios del daño sufrido. La familia de las
víctimas, según señalan los nietos, se dan cuenta del cambio. Los abuelos
presentan huellas físicas y psicológicas de la tortura, y muchos de ellos
mantienen silencio respecto a ésta.
“Yo creo que mi abuelo no era así. Según lo que yo leo del informe ése,
del gran informe de testimonios, es porque le cambiaron la mente. O sea,
después de haber vivido algo tan, a lo mejor ni siquiera tuvo esperanzas de no
haber salido vivo, o sea, a lo mejor salió vivo por suerte, no sé, a lo mejor
acá estaban resignados a morir, ya, porque aguantando las torturas”. (Eduardo,
E1, 221).
La
narración de los nietos sobre la tortura y los vejámenes sufridos por sus
abuelos se construye en torno a una zona irrepresentable, misteriosa y
terrible. Esta experiencia incomprensible que transforma a los abuelos puede
ser interpretada como el camino de las pruebas a las que se somete el héroe en
la iniciación descrita por Campbell (1972).
El regreso
de otro: el regreso del héroe
En los
relatos de los nietos es posible identificar el tercer y último rasgo asociado
a la aventura del héroe, el regreso al mundo. Algunos nietos señalan que el
retorno del abuelo estuvo mediado por la ayuda de otros, rasgo propio de la
aventura del héroe, según Campbell (1972). Las mujeres cobran protagonismo en
el relato, al ser autoras de acciones valientes y decisivas, según los nietos,
para el regreso de sus abuelos de la prisión política.
“Bueno, mi abuela cayó en desesperación, obviamente empezó a moverse por
la ciudad. Mi abuela era una mujer muy guerrera. Hablo de mi abuela porque
siempre como que ella ha contenido a la familia. Mi abuela, eh, una mujer
guerrera, pescó su camión, porque manejaba camión en ese tiempo, y salió en
busca de él por todo, lo buscó por todo [ciudad zona central], lo buscó por
[pueblo cercano], o sea, lo buscó por todas partes, a [pueblo cercano], a
[puerto zona central], a [capital], se pasaba por las bencineras, preguntaba
cualquier cosa sin importarle en ese momento”. (Eduardo, E1, 19).
“[…] en el hospital trabajaba una vecina, amiga de la familia, y ella se
enteró de que él estaba ahí y de cómo estaba. Entonces ella fue a la casa de mi
mamá y les contó poh, le contó a mi abuela. Y ahí mi abuela dijo: ‘No, yo no
puedo tolerar, aunque me hagan daño, aunque me maten a mí, yo no me voy a
quedar aquí, no puedo aguantar esto’, y la cuestión, y ahí fue poh, fue al
hospital. Y pidió, y mi mamá me dice: ‘Yo no sé cómo, quizás con qué cara,
quizás qué hizo’, pero ella rogó, hizo de todo, debió haber hecho de todo, pero
lo soltaron, por ella, tuvieron compasión…”. (Andrea, E2, 36).
La
narración construida por algunos nietos sobre la liberación de sus abuelos
puede ser comprendida como el rescate del mundo exterior, rasgo propio del mito
del héroe, según Campbell (1972). El hallazgo del abuelo en un determinado
centro de detención, su liberación y consecuente escape de la muerte son
atribuidos a la acción perseverante de familiares y amigos que asumieron la
búsqueda de sus seres queridos. El abuelo que ha sobrevivido a la prisión y a
la tortura vuelve a casa, se reintegra a su familia, a su mundo, pero ya no es
el mismo. Los peligros y la violencia a los que estuvo expuesto lo han cambiado
de una vez y para siempre.
Las
familias, según señalan los nietos, se dan cuenta de esta transformación. El
esposo y padre que regresa se encuentra despojado de los elementos que
constituían su forma de ser habitual, su identidad.
“Por ejemplo, después que mi abuelo salió libre, él por ejemplo, en las
noches, él también no podía dormir en las noches. No, lloraba, despertaba
llorando. Él ya no, no era más alegre, bueno, después pasado los años, como
cambió de nuevo el sistema político, el gobierno, ahí él estuvo más tranquilo,
pero siempre con ese recuerdo en su, en su cabecita”. (Valeska, E1, 80).
Según el
relato de los nietos, el regreso del abuelo de la PPT devela el sufrimiento
padecido. Su rostro, aspecto físico y comportamiento dan cuenta del daño
sufrido. No son los mismos de antes, no se relacionan de la misma forma con la
familia. Los abuelos presentan huellas físicas y psicológicas de la tortura
pero mantienen silencio respecto a esta experiencia.
“Que ellos llegaron y quedaron sorprendidos porque ya fueron como unos
cinco, ocho meses que él se desapareció. Ya estaba, entre comillas estaba
muerto, ocho meses. Y llegó de un día pa’ otro, y ésa fue, y como, y venía en
silencio […] Silencio, nada, no habló. No recuerdo si habrán hecho, el abrazo
típico del, de la satisfacción de llegar, pero más allá de eso no hubo nada, y
nadie le preguntó nada. Entonces mi abuela también se preguntaba, no sabe si lo
habrán torturado, no sabe si lo habrán, no sé cómo, encarcelado o le habrán
puesto. Bueno, que pa’ mí, pa’ mí igual es tortura ver que, tener que, ver
gente que están matando, o sea, tortura psicológica se me imagina, pero quizás
de daño físico, no sé, no sabe si le hicieron daño físico, psicológico…”.
(Eduardo, E2, 177-178).
Los nietos
señalan que tras el regreso, sus abuelos son portadores de un secreto; son
testigos que han vivido una ominosa realidad desconocida para la familia y la
sociedad. Los nietos se preguntan ¿a qué sufrimientos fue sometido el abuelo
durante la PPT?, ¿cómo se sintió?, ¿qué pensó en esos momentos?, ¿tuvo miedo a
la muerte?, ¿deseó morir? Conocer las respuestas a estas preguntas podría
ayudar, según los nietos, a comprender los cambios experimentados por sus
abuelos y permitiría entender el porqué del silencio.
“Supongamos, qué pensaba en la cárcel, no sé poh, si estaba en la cárcel, qué pensaba en ese momento. Pensaba en sus
hijos, en su familia, en vivir, en morir, perdió la esperanza, cosas como de
más significado, no tanto un relato como ya, me lo ha dejado claro, sino que
buscar cosas como ésa. Eso me gustaría, que hablara mi abuelo, y pa’, y pa’, de
una vez decir, y pa’, de una vez por todas poder tratar de entender por, porque
yo creo que nunca vamos a terminar de entender realmente, pero tratar un poco
de entender por qué mi abuelo es así, por qué, por qué Eduardo Rodríguez era,
es así, mi abuelo”. (Eduardo, E2, 339).
El retorno
de los abuelos cierra el ciclo de la aventura del héroe en el relato de los
nietos. Sin embargo, es un cierre que plantea más preguntas de las que
responde. La transformación experimentada por los abuelos, sometidos a
misteriosas y terribles pruebas en su viaje, puede ser interpretada como el
regreso del héroe, etapa final del monomito de Campbell
(1972).
Discusión
El
análisis de los relatos de vida de los nietos de ExPP permite interpretar que
la postmemoria de PPT es descrita metafóricamente como la aventura del héroe.
Así, al igual que en la epopeya del héroe, la PPT es significada por los nietos
como una experiencia donde se somete a la persona a grandes retos y
sufrimientos. El regreso del abuelo se encuentra supeditado muchas veces a la
ayuda exterior de cónyuges e hijos, y es descrito como el regreso a la vida.
Sin embargo, el abuelo ha sufrido una transformación, es otro.
Cuando se
ha hecho referencia a las metáforas en relación con el trauma, se ha dicho que
la metáfora es una forma común de resignificar (Waldron 2010; Witney 2012). En
el caso de los nietos de ExPP, el uso de la metáfora del héroe se podría interpretar
como una forma de resignificar la postmemoria de una historia traumática que
afecta a los nietos, que contribuye a la generación de un relato curativo y
restaurador. La metáfora del héroe presente en el relato de los nietos permite
resaltar el compromiso social y/o político de sus abuelos que, según los
nietos, causó su detención. Además, el uso de esta metáfora les permite
reconocer la sobrevivencia del abuelo a la experiencia sufrida, clausurando la
reflexión en torno a la tortura.
Primo Levi
(1958) lucha en su obra testimonial contra la tentación de hacer héroes de las
víctimas, rehusándose a presentar en sus escritos a los sobrevivientes como los
mejores, como aquellos que han pasado una prueba de vigor, la más infatigable.
En lugar de ello, asume el rol de testigo con total humildad, presentándose en
calidad de un simple prisionero entre los millones de deportados a los campos
de exterminio nazi. El rechazo a asumir el rol de héroe también está presente
en los testimonios de los ExPP chilenos (Codepu 2003 y 2004; CNPPT 2004).
Estos
relatos están lejos de contribuir a la construcción de la figura del héroe, más
bien intentan exponer el sometimiento a la violencia extrema.
El regreso
del abuelo de la PPT es descrito como el regreso a la vida. El abuelo sobrevive
a los peligros, se integra a su familia, pero ya no es el mismo. La experiencia
sufrida lo ha cambiado. En relación con este testimonio es posible plantear la
existencia de un quiebre en el relato. Los nietos se enfrentan a la necesidad de
referirse a la condición de víctima de tortura de sus abuelos; sin embargo,
esta experiencia no logra ser narrada. Los nietos señalan que sus abuelos son
poseedores de un secreto, son testigos en primera persona, en el sentido de que
han sobrevivido a una experiencia extrema, que la familia y la sociedad
desconocen y de la cual sólo ellos pueden ofrecer testimonio, pero no lo hacen.
Las
posiciones de héroe, víctima y testigo articulan la postmemoria que los nietos
reconstruyen acerca del pasado familiar, donde prevalece la condición de héroe
relacionada con aquella parte de la historia de carácter épico, mientras que
las condiciones de víctima y testigo de la tortura se encuentran relacionadas
con lo impensable (Puget 2006), con lo indecible (Kaës 2006), con lo
irrepresentable (Améry 2010; Peris 2005).
La tensión
entre las posiciones de héroe, víctima y testigo, sin duda, perturbó y continúa
perturbando el desarrollo de la vida familiar. Muchas familias chilenas han
debido convivir con el recuerdo ominoso de la detención del padre y con el
horror provocado por la certeza de la tortura padecida por éste, y se han visto
obligadas a aceptar el silencio y el abandono social, consecuencias del
contexto de violencia (Lira 1990; Lira y Castillo 1991; Weinstein y Lira 1987).
Según
Faúndez et al. (1991), durante la dictadura chilena las familias de
víctimas de la violencia política debieron enfrentar un largo período
defensivo, que generó reacciones adaptativas de sobrevivencia a dicho período.
El aumento de la cohesión para la autoprotección frente al poder amenazante
llevó a estas familias a un encapsulamiento, que se desarrolló en
conjunto con reglas de silencio, negación y fingimiento (Cornejo et al.
2006; Cornejo y Morales 2013).
Morales y
Cornejo (2013) plantean que la escucha de los testimonios de ExPP por parte de
los profesionales de la CNPPT tuvo un impacto emocional y biográfico, que
durante el funcionamiento de la Comisión se tradujo en la aparición de síntomas
clínicos y condujo a los profesionales a ver de una manera diferente su vida
personal, familiar y social. Sin embargo, tras el cierre de la CNPPT, los
profesionales, en el intento por integrar esta experiencia en su propia
historia, han terminado, al igual que las víctimas directas, encapsulándola como
parte de su historia individual y privada.
Como ya se
señaló, el silenciamiento y la negación de los hechos por parte de los
individuos, las familias y la sociedad son un elemento común de las
experiencias de violencia política (Comisión Nacional de Verdad y
Reconciliación 1991; Danieli 1998; Kordon y Edelman 2006). En esta línea, los
relatos de vida de los nietos de ExPP ponen en evidencia el conflicto que aún
enfrentan, tanto ellos como sus familias, al intentar narrar una experiencia
que supera el orden de lo pensable y lo cognoscible.
El
psicoanalista René Kaës (2006) plantea que el solo hecho de intentar hablar de
la tortura despierta emociones intolerables que no encuentran traducción en
palabras y quedan en su estado original, ligadas a lo concreto, al vacío, a la
pérdida de límites y a la repetición. De esta forma, los nietos, en un contexto
social que, según ellos, se mantiene indiferente al sufrimiento de sus
familias, se ven obligados a salvaguardar la adhesión a las normas de silencio
y negación que favorecen la mantención del encapsulamiento de
la historia de PPT.
Los
resultados presentados por Cornejo et al. (2006), Cornejo y Morales
(2013), Morales y Cornejo (2013), al igual que los resultados del presente
estudio, permiten, por una parte, reflexionar acerca del profundo impacto que
tiene la escucha de las experiencias de tortura. Los profesionales de la CNPPT,
quienes no tienen un vínculo familiar con las víctimas de PPT, quedan, al igual
que los nietos de los ExPP, marcados biográficamente y encadenados por la
experiencia de escucha de los testimonios de PPT.
Finalmente,
estos estudios confirman la necesidad de generar las condiciones psicosociales
que contribuyan a evitar los fenómenos de encapsulamiento y del
daño. Para esto es esencial el reconocimiento social de los hechos,
proceso que se facilita con la emergencia de una memoria colectiva que
considere el relato de las víctimas, colectivizando el trauma y facilitando la
reparación de un modo integral. El otro que reconoce, desde el psicoanálisis
relacional, tendría el rol del “tercero vivo” que, encarnado en un testigo —el
otro—, se constituye en una presencia que puede “vivir en la grieta, absorber
la ausencia y transformar su relación con la pérdida” (Gerson 2009, 1342).
Transformándose de este modo en un tercero que escucha lo insoportable y es
capaz de imaginar y contener lo dicho y lo no dicho, mediando entre el hecho y
su significación, confirmando la realidad psíquica y la realidad externa y
ayudando a integrarlas (Gerson, 2009). Al respecto, Lira (2013b) plantea la
necesidad de confirmar socialmente las experiencias de violencia política,
negadas por muchos años, así como promover el reconocimiento de quienes
sufrieron las experiencias traumáticas y avanzar, en paralelo, en los procesos
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62. Uribe
Botero, Ángela. 2009. “¿Puede el uso de metáforas ser peligroso? Sobre las
pastorales de monseñor Miguel Ángel Builes”. Revista de Estudios
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66. Zalpa,
Genaro. 2014. “Análisis metafórico. Una herramienta para los Estudios
Culturales”. Estudios sobre las Culturas Contemporáneas 20
(39): 149-171.
Entrevistas
67. Alejandro. Encuentro 1. Julio 23
de 2010.
68. Andrea. Encuentro 2. Septiembre
30 de 2010.
69. Eduardo. Encuentro 1. Diciembre
17 de 2010.
70. Eduardo. Encuentro 2. Enero 7 de
2011.
71. Eduardo. Encuentro 3. Enero 19 de
2011.
72. Mauricio. Encuentro 1. Julio 22
de 2010.
73. Valeska. Encuentro 1. Octubre 23
de 2010.
[*] La investigación contó con
financiamiento de la Comisión Nacional de Investigación Científica y
Tecnológica, Proyecto CONICYT AT-24100065, y del Fondo Nacional de Desarrollo
Científico y Tecnológico, Proyecto FONDECYT de Iniciación Nº 11140137.
[**] Doctora en Psicología, Pontificia U. Católica de Chile. Profesora de la
Escuela de Psicología, adscrita al Convenio de Desempeño en Humanidades, Artes
y Ciencias Sociales de la U. de Valparaíso (UVA 901). Entre sus publicaciones se encuentran:
“Psychosocial Trauma Transmission and Appropriation in Grandchildren of Former
Political Prisoners of the Civic - Military Dictatorship in Chile (1973-1990)”
(en coautoría). Journal of Social Science Education 14 (2): 5-18, 2015, y “Transmisión y apropiación de la historia de
prisión política: transgeneracionalidad del trauma psicosocial en nietos de ex
presos políticos de la dictadura militar chilena” (en coautoría) Terapia
Psicológica 32 (3): 201-216, 2014.ximena.faundez@uv.cl
[***] Candidato a Doctor en
Psicología Social por la U. del País Vasco (España). Profesor Escuela de
Psicología U. de Valparaíso (Chile). Becario Convenio de Desempeño en
Humanidades, Artes y Ciencias Sociales, U. de Valparaíso - Mineduc (UVA 901). Entre sus publicaciones se encuentran: “Una representación metafórica de la
acción política en estudiantes de universidades chilenas” (en coautoría). Última
Década 23 (42): 11-37, 2015, y “Las representaciones de la Política,
el Estado y el Mercado en una sociedad neoliberal: el caso de los estudiantes
universitarios chilenos” (en coautoría).
En Juventudes y política: cambios
sociopolíticos en América del Sur, editado por Marcelo Rodríguez y Gino
Grondona, 59-98. Quito: Editorial Abya-Yala, 2014. fuad.hatibovic@uv.cl
[1] Uno de los primeros en utilizar
este concepto públicamente fue el exjuez Juan Guzmán Tapia, quien investigó
varias causas de violaciones a los Derechos Humanos ocurridas en Chile entre
1973 y 1990. En 2012, en el país se generó una polémica discusión en torno al
cambio de conceptualización que se hizo en los textos escolares de historia del
término “dictadura” a “régimen militar”; al respecto, y desde aquel entonces,
el concepto dictadura cívico-militar se fue instalando de
manera más recurrente en los organismos de Derechos Humanos. A la fecha, el
concepto cívico-militar sigue tomando fuerza, por ejemplo, con
el proyecto de ley que prohíbe el homenaje y/o exaltación de la dictadura
cívico-militar, más conocido como “Ninguna calle llevará tu nombre”, propuesto
por la diputada del Partido Comunista Karol Cariola, que alude constantemente
al concepto dentro del texto. Además, las actuales querellas interpuestas por
vejaciones sexuales a mujeres expresas políticas citan los actos cometidos en
la dictadura cívico-militar.
[2] Movimiento político universitario surgido en la segunda mitad de
la década del sesenta en la Pontificia Universidad Católica de Chile, dirigido
por el entonces estudiante de Derecho Jaime Guzmán. Sus miembros constituyeron
el núcleo político de la dictadura y fueron los gestores de la Constitución de
1980.
[3] Término con que se denomina a los economistas liberales chilenos
educados en la Universidad de Chicago. Este grupo aportaría el modelo económico
neoliberal a la dictadura de Pinochet.
[4] Mijaíl Bajtín (1975) plantea
una evolución de la historia literaria bimodal. Los polos opuestos, el
monologismo y el dialogismo, ejercen influencias contrarias en la línea
cultural. El primero, con tendencias centrípetas, tiende a establecer una
canonización de obras con un lenguaje oficial, único, centralizando el universo
ideológico verbal en géneros altos. Lleva a la literatura a un centro oficial,
caracterizado, principalmente, porque sólo se escucha la voz del autor, todos
los personajes hablan igual. El segundo, el dialogismo, opera como el perfecto
opuesto: tiene tendencias centrífugas, a lo marginal de la cultura oficial
incorpora la voz del otro en los textos, acepta lenguajes alternativos,
estratificando al lenguaje, organizándose en los géneros bajos.
[5] Se incluirán viñetas correspondientes a citas textuales
provenientes de los relatos de vida. Serán identificadas con el pseudónimo del
participante, el número del encuentro (E1, E2 y E3) y el número de párrafo.
Todos los nombres de personas o lugares incluidos en las viñetas son ficticios.
Revista de Estudios Sociales - RES
Facultad de Ciencias Sociales •
Universidad de los Andes
Tema: Temas varios
Abril-Junio de 2016
Páginas: 104-115
http://dx.doi.org/10.7440/res56.2016.08
http://res.uniandes.edu.co/view.php/1072/index.php?id=1072
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