viernes, mayo 15, 2015

E ¿Cuáles son las verdaderas ciudades inteligentes?

A pesar de que América Latina y el Caribe generan solo el 5 por ciento de los gases de efecto invernadero (GEI) del planeta, vale destacar el peso de las ciudades latinoamericanas en esta contribución negativa.

Las urbes a nivel global contienen más del 50 por ciento de la población del planeta, consumen dos tercios del total de energía gastada y concentran la industria y la infraestructura, entre las principales responsables de emisiones de CO2.

Aunque es probable que las áreas urbanas sufran las amenazas y efectos más duros del cambio climático, la urbanización también ofrece oportunidades para desarrollar estrategias de mitigación y adaptación para enfrentar este fenómeno, en las que tanto ciudadanos, como empresas, y autoridades de centros urbanos, deberán desempeñar un rol fundamental.

A eso apunta la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, cuando advierte que las verdaderas ciudades inteligentes son las que apelan a la mitigación desde la infraestructura urbana, de nuevas industrias, pues ella condiciona profundamente los patrones de consumo de los usuarios y por lo tanto, podrá repercutir de manera importante en la demanda de energía y emisiones de carbono de las próximas décadas.

Desarrollar estrategias de sostenibilidad urbana eco-eficientes y bajas en carbono, que faciliten la prestación de servicios (transporte, agua, energía, entre otros), que apoyan el desarrollo social y económico, y que al mismo tiempo contribuyan a la reducción de gases de efecto invernadero (GEI) hace parte de la economía moderna, que en el reciente VII Foro Nacional de Importadores que Analdex realizó en Medellín, tuvo este tema dentro de su agenda, pensando no solo en aumentar el comercio exterior bruto sino en hacerlo de forma sostenible y desde allí, el papel de la ciudades como centros industriales.

En el texto “Estrategias de desarrollo bajo en carbono en megaciudades de América Latina”, la Cepal recomienda como sectores que hacen inteligente a una ciudad, además de las ya conocidas TIC, al agua y saneamiento, transporte y movilidad, residuos sólidos urbanos (RSU) y edificación, porque constituyen fuentes emisoras importantes de GEI en las ciudades.

Carlos De Miguel, jefe de la Unidad de Políticas Públicas para el Desarrollo Sostenible de la Cepal, le explicó a EL COLOMBIANO que este tema de las ciudades inteligentes es un punto del que pocos hablan para que Colombia ingrese a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), grupo selecto de países que tienen buenas prácticas sostenibles desde el punto de vista económico, social y ambiental.

“No solo es entrar por entrar a la Ocde. Ciudades como Medellín tienen una emisión alta de material particulado que está por encima del promedio de países de la organización e incluso, por encima de los estándares que maneja la Organización Mundial de la Salud”, dijo De Miguel.

Asimismo, indicó que esos son costos que sumando a las demás ciudades, le representan a Colombia 2 puntos anuales de su PIB, en términos de gastos de salud, por enfermedades, por utilidad perdida y por la inviabilidad ambiental de la ciudad.

Una primera conclusión del estudio hecho por la Cepal indica si bien hay ciudades latinoamericanas con iniciativas de política fiscal o instrumentos económicos dirigidos específicamente a la mitigación y adaptación al cambio climático, son más las que no lo tienen.

Empezando porque no hay consenso global sobre su significado, las smart cities(ciudades inteligentes) no tienen una definición universal pero se habla de la intensidad de uso de su infraestructura, de comunicaciones, su visión estratégica para lograr una ciudad competitiva y la aproximación al desarrollo sostenible e inclusivo. Lo que sí está claro es que una ciudad inteligente no es un concepto estático sino un escenario futuro, en que los ciudadanos empoderados mediante la tecnología colaboran en configurar el desarrollo urbano.

Es por esto que a esta aproximación se le debe combinar también la conectividad a internet, el despliegue de nuevos servicios y aplicaciones, y la forma en la cual acceden y procesan los datos.

Asimismo, la apropiación de programas de ciencia, tecnología e innovación, con la promoción de procesos de innovación abierta y la integración de plataformas.

Precisamente, Juan Camilo Quintero, director ejecutivo de Ruta N, explicó que eso es lo que está construyendo Medellín como ciudad inteligente, “porque hablamos de sostenibilidad y calidad de vida soportada desde la innovación, generando un cambio de mentalidad entre las personas para estimular la transformación desde el conocimiento y trascendiendo solo lo urbanístico”.

La inclusión ciudadana tiene en cuenta los espacios físicos pero también crea consciencia en los ciudadanos en el manejo de tecnología, lo que se llama la co-creación, donde las comunidades se involucran directamente en el desarrollo de ciudad.

Emisiones

No obstante, para el análisis que hace la CEPAL, la mayor parte de las medidas que se aplican al momento del estudio en las ciudades bajo análisis, y que generan un co-beneficio en términos de mitigación de las emisiones de GEI, están dirigidas al control de la contaminación atmosférica local, a la eficiencia energética, al mejoramiento de los sistemas de transporte urbano o simplemente corresponden a medidas de carácter recaudatorio.

El mismo Onu-Habitat advierte que las ciudades inteligentes desempeñan un papel vital en la implementación y logros de compromisos dentro del marco internacional sobre el cambio climático.

A nivel de megaciudades de la región, Bogotá es la quinta urbe más poblada de América Latina, después de Sao Pablo, Ciudad de México, Buenos Aires y Rio de Janeiro, sin embargo, la estrategia que utilicen ciudades más pequeñas que estas en América Latina debe encaminarse a resolver falencias de orden integral entre que tiene Colombia y desde la CEPAL se ha dicho y tiene que ver con los cambios estructurales para desarrollar la igualdad, industria ambientalmente sostenible y con generación de empleo, además que el consumo sea ordenado, con programas de reciclaje y adecuado manejo de residuos sólidos.

“Colombia tiene muy buenos recursos naturales pero la idea es que los maneje de la mejor manera desde los mismos centros urbanos, eliminando el impacto de externalidades como la contaminación, producto de la explotación de recursos naturales”, apunta de nuevo el jefe de la Unidad de Políticas Públicas para el Desarrollo Sostenible de la CEPAL.

A todo esto, gremios colombianos como Analdex, conectan el papel de las ciudades inteligentes con el crecimiento de su aparato productivo del país, de su industria y de su conexión con el mundo desde el comercio exterior.

Javier Díaz Molina, presidente del gremio de Comercio Exterior colombiano, indica que si se adaptan estas prácticas en las diferentes ciudades colombianas, harán de este mercado de 48 millones de consumidores, un destino atractivo para cualquier país del mundo, profundizando la balanza comercial.

CONTEXTO DE LA NOTICIA
La firma del protocolo de Kioto en 1997 fue, en términos generales, el primer gran paso para que los países enfocaran sus esfuerzos en reducir el consumo energético a nivel global, con el fin último de reducir el cambio climático. A través de este convenio marco sobre cambio climático de la ONU, se acordó reducir en un 5,2% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) globales sobre los niveles de 1990 para el periodo 2008-2012, fijando objetivos legalmente obligatorios. A partir de ese momento, los distintos países comenzaron a estructurar diversos planes, programas y proyectos, de manera coordinada, con el objeto de poder reducir su consumo energético y sus emisiones de carbono.

POR JUAN FELIPE SIERRA SUÁREZ | PUBLICADO EL 3 DE MAYO DE 2015









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