Sócrates no
escribió nada y sin embargo sus frases nos llegan a través de sus discípulos.
En este artículo nos centraremos en su famoso dicho «solo sé que no sé nada».
¿Cómo entenderlo en clave moderna? ¡Te lo contamos!
La filosofía se caracteriza por sus grandes ideas y cuestionamientos que desafían nuestra comprensión del mundo e incluso a nosotros mismos. Desde la antigüedad, el filósofo ateniense Sócrates se conoce por su trabajo del que deriva la célebre frase: «solo sé que no sé nada».
En este artículo desentrañaremos el enigma de dicha reflexión y exploraremos cómo ella puede iluminarnos para recorrer un camino de autodescubrimiento. Asimismo, proponemos interpretaciones actuales, relacionadas con su sentido en la educación.
Sócrates: precursor de «solo sé que no sé
nada»
Sócrates fue un filósofo griego nacido en la ciudad
de Atenas, alrededor del año 470 a. C. Se distinguió por recorrer las calles
preguntando la verdad de las cosas. Sus interlocutores eran todos aquellos que
se cruzaran en su camino, siendo el famoso Platón uno de ellos.
Su actividad
filosófica ocasionó mucho malestar en algunos ciudadanos. Tanto así que
acusaron a Sócrates de corromper a la juventud y negar a los dioses.
En este escenario, el texto platónico «La apología de Sócrates» narra la defensa del pensador ante las acusaciones que le hicieron.
En el tribunal, Sócrates pronunció, como parte de su defensa, el motivo
que lo llevó a emprender su actividad filosófica. Es aquí donde la frase «solo
sé que no sé nada» adquirió un significado muy particular.
¿Cómo
llega Sócrates a «solo sé que no sé nada»?
Sócrates manifestó
que su trabajo filosófico comenzó como un intento de interpretar la sentencia
del oráculo de Delfos. Este dijo que Sócrates era el hombre más
sabio de toda Atenas y que nadie podía superarlo en sabiduría.
Así el filósofo se
movilizó a indagar y cuestionar a quienes parecían más sabios o eran
considerados como tal. En sus indagaciones se encontró con que en realidad este
saber que poseían aquellos hombres era demasiado soberbio. Esta arrogancia la
acompañaba de una falta de conciencia con respecto a los límites
de su propio conocimiento.
Conciencia sobre los límites del propio conocimiento
Sócrates interpretó
la sentencia del oráculo de Delfos de manera un tanto paradójica: él era el más sabio por ser
consciente de los límites de su propio conocimiento. En este
sentido, la sabiduría no tenía nada que ver con poseer saberes concretos o
contenidos, sino todo lo opuesto, el no saber era un conocimiento.
De esta forma, la frase «solo sé que no sé nada» nos hace conscientes de
nuestra propia ignorancia. Y no hay nada de malo en ello, de hecho, Sócrates
consideraba que es un error atribuirse conocimientos y competencias que en
realidad no se tienen.
Más aún, representa un mal para el alma no
reconocer nuestra ignorancia. En tal aspecto, existe una particular concepción
sobre el conocimiento. Solo podemos progresar en nuestro saber si superamos el
error y la ignorancia.
La búsqueda por el sentido de la vida
Como dijimos, Sócrates comienza su indagación a
través de preguntas que generan una cierta inseguridad sobre nuestro propio
saber. Sin embargo, esta incertidumbre encierra en su interior una certeza: se
sabe que no se sabe nada, es un hecho.
La pregunta socrática es una indagación por el
sentido de las cosas. Más profunda es la interpretación que realiza Jorge
Riezu, quien sostiene que la pregunta de Sócrates nos incita a cuestionarnos
por el sentido de la vida.
En esta dimensión, el sentido del no saber qué encierra la frase apela a
un desconocimiento sobre el significado de la totalidad de nuestra vida. Más
aún, sobre la totalidad de nuestra existencia.
De este modo, Sócrates consideró que el pasaje del no saber al saber se
logra a través del conocimiento de uno mismo. Así, le otorgó un lugar
predominante a la autorreflexión.
Conócete
a ti mismo
Otra interpretación de la famosa frase es el puntapié para ayudar a las personas a verse a sí mismos. Como sostiene Rubén González en su libro Conócete a ti mismo: la palabra de Sócrates, el mismo busca la autorreflexión.
Esto lo consigue a través de la metáfora del alumbramiento o el dar a luz. Así, Sócrates ayudaba a sus discípulos a sacar desde dentro de sí mismos el conocimiento. ¿Cómo lo hacía? Para ello partía de algún tema que los interlocutores creían saber.
Pero esa ilusión de conocimiento se desvanece durante el diálogo con el filósofo. Ya que las preguntas de Sócrates van desarmando la confianza en el supuesto saber que se tenía. Entonces, el lema del «solo sé que no sé nada» comienza a partir del reconocimiento de la propia ignorancia.
El legado
educativo de Sócrates
Hace más de 2.000 años, Sócrates nos dijo que, para
alcanzar un conocimiento verdadero, el primer paso debía ser reconocer la
propia ignorancia. Con relación al tema, un artículo publicado por la revista
Areté sostiene que este filósofo nos enseñó a deconstruirnos. Esto implica la
revisión y depuración de aquellas ideas consideradas como naturales y
evidentes.
A través de su famosa frase, se busca un cambio de
actitud hacia la vida y nosotros mismos. En este sentido, podemos considerar
sus palabras como un pedido para romper con nuestra herencia cultural heredada,
creadora de nuestro sentido común.
Es la manera de salir de nuestra normalidad y zona
de confort en la que nos encontramos sumergidos. Por eso, resulta fructífero
volver a figuras como la de Sócrates, que dedicó su vida por confrontar la
cotidianeidad de su época.
La riqueza de la ignorancia
Seguramente, asociamos el conocimiento con saberes
obtenidos mediante un proceso de aprendizaje. Sin embargo, Sócrates nos
demuestra una nueva forma de considerar el tema, bastante opuesto, por cierto.
Se trata de reconocer la riqueza que encontramos en
la ignorancia. La humildad en el saber es una virtud que pocos se animan a
explorar y adquirir. Debido a ello, Sócrates fue objeto de disputa y
controversia que lo llevaron hacia su propia muerte.
https://lamenteesmaravillosa.com/significado-solo-se-que-no-se-nada/
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