Gunter Pauli
Con
cientos de proyectos ha logrado demostrar que el desarrollo sostenible es
posible a punta de innovación.
Gunter Pauli, reconocido economista belga y padre de la Economía Azul, visitó Colombia para hablarle a los jóvenes e inspirarlos para generar cambios reales en su entorno.
Habló con Semana Sostenible sobre los proyectos que tiene para nuestro país y nos compartió su gran labor en educación ambiental que llega a millones de niños en el mundo.
“Si quieres tener un cambio en una generación, lo primero es inspirar a los niños”, asegura Pauli. Su proyecto ha tenido resultados que hablan por sí solos. Mientras que en Curitiba (Brasil), en solo tres años, los niños llegaron a comprender procesos ambientales que ni siquiera están en los temarios académicos; en China se están educando a 10.000 niños en una iniciativa que involucra el trabajo de 5.000 bibliotecas y escuelas.
Pauli asegura que esta forma de aprendizaje alimenta los sueños de los niños para rediseñar el mundo y conlleva al deseo de aprender más. Su libro La economía azul, recoge 100 innovaciones ambientales de todo el mundo, propende por un cambio de modelo en la economía, guiada por la innovación y la creatividad. Todo esto bajo una apuesta educativa dirigida hacia las nuevas generaciones y que involucra un cambio en las reglas del juego “no con acciones a gran escala, sino con iniciativas pequeñas aplicadas de manera transversal”.
Entrevista
de la Revista Semana Sostenible: R.V.S. a Gunter
Pauli: G.P.
- Bajo este nuevo paradigma educativo, ¿Cómo formar mentes en ese pensamiento creativo?
Gunter Pauli: G.P. La ignorancia es el obstáculo, tenemos que lograr que los procesos de descubrimiento sean como los de un niño, que todo lo que conoce lo emociona.
R.V.S.: - Esto quiere decir que ¿tenemos que cambiar el modelo educativo?
G.P.: Como eso es imposible, impulsamos miles de proyectos para emprender en paralelo. Dar espacio para que la gente crea que es posible.
R.V.S.: - ¿Por qué en Colombia no se pueden implementar proyectos de educación ambiental de esta magnitud?
G.P.: Los colombianos miran demasiado a los gringos y a los europeos. Creen que todo lo que hacen ellos está bien. Ustedes tienen que redescubrir el sui géneris latino.
R.V.S.: - Hay otras generaciones que quieren el cambio, pero están ante un sistema educativo tradicional. Usted ha sido un gran crítico de los MBA…
G.P.: Sí. Y yo tengo uno. Sin embargo, la educación actual responde a la posguerra de la Segunda Guerra. Requerimos de una educación con capacidad de responder a las necesidades de todo el mundo. El MBA estaba bien en 1950, pero en 2020 se necesitará al Master of Brilliant Adaptations, alguien capaz de identificar las necesidades del entorno y encontrar soluciones con los recursos disponibles.
R.V.S.: - Y la naturaleza, ¿Cómo entra en esta revolución?
G.P.: Tiene que ser nuestra maestra, en ella no hay
desempleo, todos trabajan según sus capacidades, todos tienen una visión
circular de la vida, todo es compuesto de todo.
R.V.S.: - Usted es un hombre pragmático. ¿Por qué el pragmatismo es necesario para la sostenibilidad?
G.P.: La emoción sola se queda en aplausos, pero no se
hace nada. Como diría mi gran amigo Paulo Lugari, fundador del Centro las
Gaviotas, “la mejor manera de decirlo es hacerlo.” Se debe Out compete: superar, mas no
competir.
R.V.S.: - ¿Cómo se logra Out compete en un mundo saturado de productos y servicios?
G.P.: Competir donde hay 500 empresas que dominan el mercado es perder. Tienes que ser tan superior que no haya chance para ellos.
R.V.S.: - ¿Y cómo se cambia el mundo?
G.P.: Se hace tomando un paso a la vez, pero millones de veces en paralelo. No con el Big Bang, una gran revolución, ni con otro Rio +20. La única manera es hacer algo concreto, algo práctico, algo que inspire. Que niños de tres años comprendan que la manzana tiene que subir antes de caer.
R.V.S.: - Esta competitividad de la que usted habla está consignada en su libro La economía azul ¿Cómo fue el proceso para escoger solo 100 ideas?
G.P.: Arrancamos con un proceso de lectura sobre innovaciones inspiradas por la naturaleza, que parecían un buen negocio y que habían sido publicadas en revistas científicas. Llegaron 2.300 propuestas que sometí a un comité de creativos. De estas salieron 300 que se evaluaron en comités de financieros, así llegamos a 120 y de allí las redujimos a 100. Estos casos me permitieron decir “vamos a empujar para asegurar más poder de compra en los estratos uno y dos”.
R.V.S.: - ¿Estamos hablando de la reactivación de las economías locales?
G.P.: El estrato uno gasta 47% de sus ingresos en alimentos y otro 40 en transporte y otros gastos. 87% del ingreso va para otros, eso es pobreza garantizada para siempre. En los corredores de pobreza tener un crecimiento de doble dígito es la única salida.
R.V.S.: - Esto implica un trabajo fuerte en la base de la pirámide. ¿Cómo es ese proceso?
G.P.: Si hay una zona donde no hay nada, empezamos con
lo que hay, de hecho si alguien dice que no hay nada es un ignorante, siempre
hay algo.
R.V.S.: ¿Tenemos el tiempo para lograr ese cambio? Hay expertos que dicen que no hay nada por hacer.
G.P.: Si esperamos
hasta que haya un presidente que vaya a cambiar todo no hay tiempo, porque este
nunca llegará. Si esperamos hasta que los niños puedan ser mejores que su papá,
todo puede ser posible. Necesitamos crear un espacio de libertad donde exista
una conexión entre el cerebro y la emoción.
Gunter Pauli
Como presidente de la asociación estudiantil AIESEC conoció a Aurelio Peccei, el fundador y anterior presidente del Club de Roma. Luego, aceptó su invitación al encuentro anual del Club en Salzburgo (Austria). Aurelio Peccei se hizo su mentor y le encargó el desarrollo del programa juvenil del Club, conocido bajo el nombre de Forum Humanum.
Pauli fue invitado por el Dr.
Bruno Kreisky a hacerse miembro de la Comisión Kreisky por el Empleo en Europa.
Posteriormente, fundó varias empresas, vivió en Francia, Suecia, EU y Japón y
fue activo en todo el mundo. Es Economista de la U. de Loyola (Bélgica), y
máster en Administración de Negocios del Insead (Francia). Doctor en Diseño
Sistémico del Politécnico de Turín, Italia y doctor honoris causa de la U. de
Pécs (Hungría). Con su liderazgo una pequeña compañía fue pionera en construir
la primera fábrica ecológica en Europa en 1992.
Entrevista a Gunter Pauli: “Monté mi primera empresa
en Tokio y le siguieron doce más, pero a los 37 años lo vendí todo para
dedicarme al diseño de un nuevo modelo económico.”
La economía azul
La economía verde requiere que las empresas inviertan más y los
consumidores paguen más para conseguir lo mismo a cambio de preservar el medio
ambiente. La economía azul consiste en entender los desechos como recursos y
busca soluciones inspiradas en el diseño de la naturaleza.
¿Cómo se gestó?
Fui invitado a Japón en 1994 para diseñar un nuevo modelo económico sin
emisiones ni basura tres años antes del Protocolo de Kioto, porque yo acababa
de realizar la primera fábrica ecológica del mundo en Bélgica, una fábrica de
detergentes sin desechos.
¿Por qué
lo vendió todo?
Visitando al proveedor en Indonesia de mi materia prima, ácidos grasos de la palma africana, vi que los agricultores estaban destruyendo la selva para plantar grandes extensiones de palma. Destruían el hábitat del orangután para mantener limpios los ríos de Europa.
Exacto, por eso he querido demostrar con éxito que hay maneras de aplicar la física, la química y la biología con materiales renovables y mediante prácticas sostenibles, tal como hacen los ecosistemas.
¿Cómo
crear una casa?
En lugar de construir tu casa puedes cultivarla. Con 100 m2
puedes sembrar bambú y en tres años tendrás 65 varas para hacer una casa de dos
pisos con balcón por 1.500 euros. En el sur, donde se necesita el mayor volumen
de construcción, hay bambú en más de 100 países.
Mucho
mejor que ladrillo y uralita.
En el 2005 creé las primeras
oficinas inspiradas en la cebra: el juego del negro y blanco mejora la
temperatura de los edificios, refresca en verano (baja la temperatura 5°) y
conserva el calor en invierno. Es el símbolo de la eficiencia energética.
Increíble.
Como esta hay otras cien ideas más aplicadas a muy distintos campos y puestas en práctica.
¿De dónde
las ha sacado?
Pasé tres años con 82 científicos. Así obtuve los diseños de sistemas integrados que me permitían no tener ni basura ni emisiones. A partir de ahí fundé en 1994 la ZERI, red global de mentes creativas con más de 3.000 científicos. Yo me encargo del modelo de negocio.
Otros
ejemplos.
De las cápsulas de café ingerimos el 2%, el resto es desecho, toneladas, y el café es el 2° producto intercambiado en el mundo tras el petróleo. Hace 15 años iniciamos un programa de cultivo de hongos tropicales (que son muy saludables) de gran calidad en desechos de café a un precio super-competitivo. Hoy tenemos a 15.000 personas cultivándolos.
¿Hay más?
El desecho de café es muy rico en aminoácidos esenciales, excelente para las gallinas y para piensos de gatos y perros. Mi filosofía es trabajar con lo que tenemos: ya tenemos el desecho de café (me pagan para que me lo quede) y cultivamos un hongo que en teoría es muy costoso mucho más barato y también más rápido gracias a la cafeína.
¿Podremos
librarnos de las plantas nucleares?
Eso pretendemos hacer en Alemania y Japón gracias a innovaciones que hacen mucho más efectiva la energía solar, los aerogeneradores y la depuración de agua, y que producen electricidad a menos de un céntimo de euro, mientras que las nucleares están vendiendo a 5,6 el kilovatio. Así obtendremos más energía de la que se está produciendo hoy en Alemania.
¿Quién pondría en duda que el
mundo necesita un nuevo modelo económico?
Tenemos que hallar la manera
de satisfacer las necesidades básicas del planeta y todos sus habitantes con lo
que la Tierra produce. Se han adoptado muchas medidas importantes en el marco
del movimiento en pro de la sostenibilidad y la ecología; no obstante, es
preciso buscar soluciones que nos permitan dar un importante salto hacia adelante.
Los modelos económicos del
pasado han colapsado y la Economía Ecológica ha sido la única respuesta sería.
No obstante, si bien ha repercutido en productos específicos en mercados
específicos, como el comercio justo del café y el té, aún le queda por reconfigurar
la totalidad de nuestro sistema.
El principal desafío consiste
en que exige que las empresas aumenten las inversiones, y los consumidores
paguen más. Esto es válido y justificado cuando la economía mundial está en
proceso de expansión y el desempleo disminuye, o cuando los principales agentes
del mercado cuentan con recursos financieros suficientes.
Pero resulta difícil cuando la
demanda desciende y la confianza del consumidor disminuye, y aún más difícil
cuando las personas se percatan de que sus empleos corren peligro.
Ha llegado el momento de
adoptar un amplio conjunto de innovaciones que aprovechen lo ya logrado y para
lo que se han determinado parámetros de referencia en todo el mundo. Durante
decenios hemos venido copiando la genialidad del diseño de la naturaleza, como
el Velcro, que imita la técnica de adhesión de las semillas de bardana, o la
autolimpieza de la flor de loto. Ahora las sociedades deben avanzar del romance
con las especies a la inspiración pragmática en los ecosistemas.
Con demasiada frecuencia en el actual movimiento en pro de la sostenibilidad, la sustitución de un producto o proceso por otro no ha tenido las consecuencias deseadas. La utilización del maíz como materia prima tanto para los biocombustibles como los bioplásticos ha incrementado el costo del cereal, lo cual ha puesto en peligro la seguridad alimentaria para millones de personas, y ha estimulado a la industria a que adopte controles genéticos para obtener producciones estandarizadas y predecibles.
La utilización del aceite de palma para jabones biodegradables ha
destruido inmensas superficies de bosques pluviales y el hábitat del orangután.
El apetito por los hongos shiitake, un delicioso y delicado sustituto de la
proteína animal, ha incrementado la tala de árboles de roble, sobre los cuales
se desarrollan.
Asimismo, nosotros debemos evolucionar en nuestra búsqueda de la sostenibilidad, y desarrollar una Economía Azul más empresarial e innovadora.
Debemos trascender la sustitución de un producto o un proceso por otro, y en su lugar mejorar el sistema, y para ello abrir posibilidades para una nueva generación de empresarios que utilicen de manera sostenible lo que esté disponible para satisfacer las necesidades de la Tierra y todos sus habitantes.
Los ecosistemas brindan principios pragmáticos de diseño para la nueva economía. El primero de éstos se fundamenta en la observación de que toda materia y energía se transfiere en forma de cascada de una especie a otra.
Esa cascada de nutrientes supone la participación en los recursos disponibles a nivel local, mediante el empleo de todas las entidades contribuyentes, y la utilización del desecho de unas como recurso de otras.
2° los ecosistemas se basan esencialmente en leyes de la física y sólo de manera secundaria en la química. La física es predecible, como lo es la ley de la gravedad. Seguir este principio nos posibilita reducir o eliminar el consumo de metales extraídos, minerales fundidos y sustancias químicas procesadas.
Los mecanismos basados en la física desarrollados por cebras y termitas exhiben un mayor dominio del aire y control de la humedad que cualesquiera de nuestras actuales soluciones basadas en sistemas mecánicos y electrónicos.
Vemos esto en la escuela Laggarberg, en Suecia, según el diseño de Anders Nyquist, o el hospital de campaña en la Vichada, en Colombia, según el diseño del equipo de Las Gaviotas, en que el aire se refresca de manera natural y continúa sin necesidad de bombas, calentadores o refrigeradores de costo elevado.
Esas edificaciones demuestran que las inspiraciones basadas en la naturaleza pueden disminuir los costos de capital sencillamente mediante la explotación de las diferencias de presión. La dependencia en el aislamiento de base química se complementa, o incluso se reemplaza, mediante una comprensión más profunda de las leyes físicas, eliminándose en el proceso el uso insostenible de materiales y energía.
La
misma lógica puede aplicarse a la generación de electricidad.
Cada año las sociedades industrializadas arrojan 40 mil millones de baterías en vertederos tóxicos. No obstante, en todos los ecosistemas se generan corrientes pequeñas, pero apropiadas, sobre la base de diferencias de presión, acidez y temperatura.
Esas microcorrientes podrían ser demasiado pequeñas para reemplazar una central termoeléctrica de carbón en un futuro previsible, pero son suficientes para proporcionar un sustituto perfectamente viable para esos miles de millones de baterías desechables. Ello ha quedado demostrado por el Instituto Fraunhofer de Alemania, que ha creado satisfactoriamente un teléfono celular que genera electricidad a partir de la diferencia de temperatura entre el teléfono y el cuerpo del usuario, y convierte la presión ejercida por la voz en una fuente piezoeléctrica que suministra la energía para proyectarla.
Mediante políticas apropiadas para apoyar las investigaciones y el desarrollo, y estrategias de promoción que logren su puesta en práctica mediante mecanismos de mercado, esos materiales y métodos ofrecen abundantes oportunidades para acelerar su adaptación con miras a hacer frente a las apremiantes cuestiones de carácter mundial”.
Para ello será necesario
efectuar los cambios que se proponen en el marco normativo de la Iniciativa
sobre Economía Ecológica, del PNUMA. Eso, en combinación con la Economía Azul,
inspirando a empresarios a cambiar el marco económico mediante modificaciones
en los modelos empresariales ascendentes a partir de la base, brinda esperanza
e inspira.
Pauli sugiere estimulantes
posibilidades: desde aplicar el diseño bicolor de la piel de las cebras o la
estructura de los termiteros a la arquitectura, a teléfonos móviles que se
recargan sin batería gracias a la diferencia de temperatura entre el aparato y
el cuerpo humano, pasando por la reutilización de los desechos mineros o
agrícolas.
El objetivo de esta fundación,
más allá de la creación de una red global para el intercambio de ideas
científicas entre gente creativa, es encontrar soluciones sostenibles,
inspiradas en la naturaleza, de los problemas de nuestra sociedad actual;
desarrollando un modelo de negocio en el cual se podrían producir menos
desechos de los ya establecidos como estándar en Japón. En estas condiciones se
desarrolló el proyecto "Nature's 100 Best".
Como apoyo del proyecto, un equipo de científicos se encargó de un análisis completo de tecnologías naturales.
El equipo estadounidense encontró 2.131 tecnologías, de las cuales filtraron aquellas que tenían el potencial para cambiar rotundamente los modelos de negocios del tiempo presente. 340 de ellos han sido seleccionados que se pueden agrupar en sistemas que funcionan como ecosistemas. Estas tecnologías fueron evaluadas por un equipo de estrategas de negocios, analíticos financieros y profesionales de orden público.
Los criterios empleados fueron, entre otros, el estado de desarrollo del proyecto, el monto de capital intelectual invertido y la posibilidad de contribuir a alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. Se tomaron en cuenta el número de empleos a crear y el lapso dentro del cual se pudieran alcanzar los mercados de masa.
Las cien mejores ideas,
presentadas en el libro La Economía Azul, tienen elementos sistémicos, es
decir, resuelven más de un problema al mismo tiempo en vez de concentrarse en
un solo aspecto. Todas las innovaciones se basan en proyectos, empresas o
iniciativas que funcionan en la actualidad y por lo tanto se ha comprobado su
viabilidad en la puesta en práctica. Su implementación en cientos de industrias
y la distribución en todo el mundo cambiarán a fondo la economía tal y como la
conocemos hoy en día: hacia una mayor sostenibilidad gracias a un mayor valor
añadido.
21 Principios en que se
fundamenta la Economía Azul
1. Las soluciones se basan sobre
todo en las leyes de física. Los factores decisivos son la presión y la
temperatura tal y como se encuentran en el sitio.
2. Sustituye algo por “nada”.
Para cada recurso, revisa si realmente es indispensable para la producción.
3. En la naturaleza los
nutrientes, materiales y energía siempre se reutilizan - La basura no existe.
Cada producto lateral es la base para un nuevo producto.
4. La naturaleza evolucionó desde pocas especies hacia una rica biodiversidad.
Riqueza significa diversidad.
Las normas industriales son el contrario.
5. La naturaleza da lugar a los
empresarios que hacen más de menos. La naturaleza se opone a la monopolización.
6. La fuerza de gravedad es la
fuente principal de energía, el segundo recurso renovable es la energía solar.
7. El agua es el soluble
principal (en vez de catalizadores complejos, químicos y tóxicos).
8. La naturaleza está sometida a
un constante cambio. Las innovaciones son continuas.
9. La naturaleza trabaja solo
con lo que se encuentra disponible en el mismo sitio. La economía sostenible no
respeta los recursos naturales, ni la cultura y ni la tradición.
10. La naturaleza se orienta
hacia las necesidades básicas y luego se desenvuelve desde la mera satisfacción
hacia la sobreproducción. El modelo económico presente se basa en la escasez
como punto de partida para la producción y el consumo.
11. Los sistemas naturales no se
desarrollan en procesos lineales.
12. En la naturaleza todo es
degradable - dependiendo solo del tiempo.
13. En la naturaleza todo está
conectado y se desarrolla de manera simbiótica.
14. En la naturaleza el agua, el
aire y el suelo son bienes comunes, de libre acceso y disponibles
en abundancia.
15. En la naturaleza un proceso
tiene múltiples utilidades.
16. Los sistemas naturales tienen riesgos. Cada riesgo es un motivador para innovaciones.
17. La naturaleza es eficiente.
Por ello la economía sostenible aprovecha al máximo los materiales y la energía
disponibles, lo que hace que el precio baje para el consumidor.
18. La naturaleza busca lo mejor
posible para todos los involucrados.
19. En la naturaleza las
desventajas se convierten en ventajas. Los problemas son oportunidades
20. La naturaleza persigue las
ventajas de diversificación. Una innovación natural trae una multitud de
ventajas para todos.
21. Responde a las necesidades
básicas con lo que tienes, desarrolla innovaciones inspiradas en la naturaleza,
crea beneficios múltiples, así como empleo y capital social, ofrece más con
menos: Esta es la Economía Azul.
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