Genealogía de los dioses griegos
Mitología griega
Mitología griega
En la mitología griega, el Caos o Khaos es el estado primitivo de existencia del que surgieron los primeros dioses. En griego antiguo significa ‘vacío que ocupa un hueco’, y procede del verbo ‘abrirse de par en par’. En la antigua cosmología griega el Caos era la primera cosa que existió y la matriz de la cual surgió todo. Para Hesíodo y los mitos olímpicos el Caos es el «vasto y oscuro» vacío del que surgió la primera deidad, Gea. En el mito pelasgo de la creación, Eurínome (la ‘diosa de todo’) surgió de este Caos y creó el Cosmos a partir de él. Para los órficos era llamado el «vientre de la oscuridad», del que surgió el huevo cósmico que contenía el Universo, a veces mezclado con la «negra noche alada».
En la mitología griega,
Nix o Nyx (noche) era la diosa primordial de la noche.
En la Teogonía de Hesíodo, la Noche nació del Caos. Su
descendencia es mucha, y reveladora. Con su hermano Érebo, la Noche engendró a Éter (‘puro
brillo’) y Hemera (‘día’). Más tarde, por sí misma, la Noche engendró a Momo
(‘sarcasmo’), Ponos (‘pena’), Moros
(‘destino’), Tánatos (‘muerte’), Hipnos (‘sueño’), las Hespérides, las Keres
y las Moiras, los Oniros, Némesis (‘venganza’), Apate
(‘engaño’), Filotes (‘ternura’), Geras
(‘vejez’), Eris (‘discordia’) y Oizís (‘angustia’).
En su descripción del Tártaro,
Hesíodo añade que Hemera, quien ahora es hermana de la Noche en vez de su hija,
abandonaba el Tártaro justo cuando Nix entraba en él; cuando Hemera volvía, Nix
se marchaba. En la mitología griega,
Érebo (en griego antiguo Érebos, ‘oscuridad’,
‘negrura’ o ‘sombra’, en latín Erebus) era un dios
primordial, personificación de la oscuridad y la sombra, que llenaba
todos los rincones y agujeros del mundo. También se le llamaba Skotos. Se decía que sus densas
nieblas de oscuridad rodeaban los bordes del mundo y llenaban los sombríos
lugares subterráneos. Era descendiente de Caos solo,
hermano de Nix y padre con ésta de Éter y Hemera. Hesíodo.
La tradición órfica afirmaba que Érebo
era hijo de Chronos y Ananké.
Autores latinos atribuyeron gran cantidad de descendientes a Érebo y Nix. Moros, Caronte, Eros,
Eleos, Ptono,
Geras y las Keres
se contaban entre ellos.
Gea, la madre Tierra, era la gran
diosa de los antiguos griegos. Ella representaba a la Tierra y era adorada como
la madre universal. En la mitología Griega, ella creó el Universo y dio
nacimiento al primer grupo de dioses (los Titanes) y a los primeros humanos. Su
esposo era Urano, el dios del cielo. Ella presidía en los matrimonios y juramentos; fue honrada como profetisa.
Urano (en griego antiguo Ouranos, ‘cielo’,
‘firmamento’. En la mitología griega
era hijo y esposo de Gea, la Madre Tierra , ambos
fueron ancestros de la mayoría de los dioses griegos. En la tradición órfica, Urano era el hijo de la
diosa de la noche, Nix.
En el mito de la creación olímpico, como
cuenta Hesíodo en su Teogonía, Urano acudía cada noche a cubrir
la tierra y unirse a Gea. De esta unión nacieron los titanes Crío, Ceo,
Hiperión, Jápeto, Océano y Crono,
y las titánides Temis, Rea,
Tetis, Tea,
Mnemósine y Febe, modelos
de belleza y deidades de animales y vegetales, océanos, bosques, mares, lagos y
ríos. Pero sus hijos menores resultaron ser monstruos: los Cíclopes (Arges,
Brontes y Estéropes), gigantes de un solo ojo, y los Hecatónquiros (Coto, Briareo y Giges),
gigantes de cien brazos y cincuenta cabezas.
Urano se avergonzó de ellos y decidió encerrarlos en el Tártaro, el
mundo de las profundidades y la oscuridad. Gea sin embargo los amaba, así que
incitó a los titanes a que se rebelaran contra su padre.
Urano terminó por encerrarlos también en el Tártaro. Gea acudió a ayudarles con
las titánides. Pero apenas liberados, los cíclopes
atacaron a los titanes, y los hecatónquiros a las titánides, celosos de su
belleza. Gea se vio entonces obligada
a encerrar por su cuenta y para siempre a cíclopes y hecatónquiros.
Gea pidió
ayuda a sus hijos, titanes, para vengarse de Urano, pero sólo Crono estuvo
dispuesto a cumplir con su obligación. Crono encontró a Urano confiado en
brazos de Nix, con la que había engendrado a Tánatos e Hipnos, y le castró con una hoz
de pedernal que le había dado Gea, arrojando los
genitales tras él. Al salpicar la sangre (o, según el mito, el semen) de éstos
en la Tierra ,
surgieron los Gigantes (más tarde destruidos por los dioses
con la ayuda de Heracles), las Erinias, las Melias (ninfas
de los fresnos) y, según algunos, los Telquines. Crono arrojó al mar la hoz (que dio
origen a la isla de Corfú, aunque otras
versiones cuentan que la hoz ensangrentada fue enterrada y de ella nació la
fabulosa tribu de los feacios, que habitaba esta
isla) y los genitales de Urano, donde produjeron una espuma de la que nació Afrodita. Crono encerró entonces a Urano en el
Tártaro junto con los cíclopes y hecatónquiros, a quienes también temía.
Tras esta victoria Crono subió al trono y reinó en el Universo.
Se casó con su hermana Rea, con quien tuvo seis hijos: Hestia, Deméter, Hera,
Hades, Poseidón y Zeus.
Gea y Urano, poseedores del conocimiento del porvenir, vaticinaron que uno de
los hijos de Crono le arrebataría el poder, como él había hecho con su padre,
por lo que Crono devoró a sus cinco primeros hijos a medida que fueron
naciendo. Cuando Rea quedó encinta por sexta vez, desesperada al ver cómo Crono
se tragaba a sus hijos, se escondió en la isla de Creta,
donde dio a luz a Zeus. Engañó a Crono, dándole a comer una piedra envuelta en
pañales. Zeus creció en secreto, y al ser mayor, con la ayuda de Gea, le dio a
Crono una pócima que le hizo vomitar a sus hermanos. Con su ayuda y con la de
los Cíclopes, que había liberado del Tártaro, logró vencer a Crono y a los
Titanes. Crono fue encadenado en el Tártaro y Zeus ocupó el Olimpo.
Titanomaquia
Los griegos de la edad clásica conocían varios poemas
sobre la guerra entre los dioses y muchos de los Titanes, la Titanomaquia ‘Guerra de los Titanes’. El
principal de ellos, y el único que ha sobrevivido, fue la Teogonía atribuida a Hesíodo. Un poema épico perdido titulado Titanomaquia
y atribuido al bardo tracio ciego Tamiris, a su vez un
personaje legendario, era mencionado de pasada en el ensayo Sobre la música
que una vez fue atribuido a Plutarco. Los Titanes
también jugaron un papel prominente en los poemas atribuidos a Orfeo.
Aunque sólo se conservan fragmentos de los relatos órficos, revelan interesantes diferencias con
la tradición hesíodica.
Estos mitos griegos de la Titanomaquia caen
dentro de una clase de mitos similares presentes en Europa y Oriente Próximo, donde una generación o grupo de
dioses se enfrenta a los dominantes. A veces éstos son suplantados. Otras los
rebeldes pierden y son totalmente apartados del poder o bien incorporados al panteón.
Hesíodo no tiene sin embargo la última palabra sobre los
Titanes. Algunos de los fragmentos que se conservan de la poesía órfica
en particular guardan algunas variaciones del mito. En un texto órfico, Zeus no
se limitó a atacar a su padre con violencia. En su lugar, Rea
preparó un banquete para Crono, y éste se emborrachó
con miel fermentada. En lugar de encerrarlo en el Tártaro,
Crono fue arrastrado -todavía borracho- a la cueva de Nix,
donde siguió durmiendo y vaticinando por toda la eternidad.
Otro mito gira en torno a Dioniso. En un momento de su reinado, Zeus
decidió ceder el trono en favor del infante, que como Zeus a su edad era
protegido por los Curetes. Los Titanes decidieron matar al niño
y reclamar el trono para ellos: se pintaron las caras de blanco con yeso,
distrajeron a Dioniso con juguetes, y entonces lo despedazaron, y cocieron y
asaron sus miembros, dándose un festín con ellos, mientras que de la sangre de
la víctima nacía un granado. Zeus, enfurecido,
castigó a los Titanes fulminándolos con sus rayos. Atenea guardaba el corazón del niño en un muñeco de yeso, a
partir del cual Zeus hizo a un nuevo Dioniso.
Esta historia es narrada por los poetas Calímaco y Nono, que
llaman a este Dioniso «Zagreo», y también en
cierto número de textos órficos, en los que no se usa tal nombre. Una variación
de esta historia, recogida por el filósofo neoplatónico Olimpiodoro,
ya en la era cristiana, dice que la humanidad surgió del humo grasiento que
despedían los cadáveres de los Titanes al arder, muertos por el rayo de Zeus.
Otros escritores anteriores insinúan por el contrario que la humanidad nació de
la sangre derramada por los Titanes en su guerra contra los Olímpicos.
Píndaro, Platón y Opiano se referían sin
pensárselo dos veces a la «naturaleza titánica» del hombre. Que esto se refiera
a algún tipo de «pecado original» enraizado en el asesinato de Dioniso sigue
siendo objeto de acalorado debate por parte de los mitógrafos.
La primera generación de Titanes, hijos de Urano y Gea, está
formada por:
Titanes:
Titánides:
· Temis,
encarnación del orden divino, las leyes y las costumbres, y madre de las Horas
y las Moiras con Zeus.
Algunos autores consideran también parte de esta generación a Dione,
si bien otros la consideran una oceánide.
El matrimonio entre hermanos era corriente en la mitología
griega, y varios Titanes y Titánides se unieron, engendrando una segunda
generación de Titanes:
· Crono
y Rea
formaron la pareja más importante, pues fueron los reyes de los dioses, y
tuvieron seis hijos:
·
Hestia, diosa del hogar.
·
Hades,
dios de los infiernos.
·
Deméter, diosa de la agricultura.
·
Poseidón, dios de los océanos.
·
Zeus,
dios supremo, padre de todos los dioses del Olimpo.
·
[1] castigado a sostener sobre sus hombros con los
pilares que mantenían la tierra separada de los cielos.
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