En EE.UU. Odebrecht reconoce sobornos, en Colombia reclama $1 billón
El doble
juego de la multinacional
Mientras llegaba a un acuerdo con la
justicia de Estados Unidos por repartir coimas por casi US$800 millones en el
mundo, en el país interpuso dos demandas contra el Estado por el cuestionado
contrato de la Ruta del Sol.
Por: Juan
David Laverde Palma El Espectador
Sólo en
el país de Macondo habría de ocurrir que el pulpo empresarial que reconoció
hace menos de un mes haber sobornado a diestra y siniestra en el mundo pretenda
hoy cuadrar caja con demandas millonarias al Estado. Se trata de la
multinacional brasileña Odebrecht, que repartió coimas por US$788 millones en
12 países. Lo paradójico es que mientras la firma cocinaba un acuerdo con fiscales norteamericanos y se veía
obligada a echar al agua a sus antiguos cómplices, en Colombia emprendía una
cruzada judicial con unas pretensiones que hoy suman más de $1 billón.
¿Cómo
puede ser esto posible? El origen de este multimillonario pleito es el contrato
del sector II de la Ruta del Sol, la construcción de 528 kilómetros de
carretera entre Puerto Salgar (Cundinamarca) y San Roque (Cesar), un negocio
estimado en $5 billones. La multinacional forma parte de la Concesionaria Ruta
del Sol, una sociedad integrada, además, por Episol (una filial de
Corficolombiana) y CSS Constructores, empresa del grupo Solarte. ¿Sabían los socios
de Odebrecht en este megaproyecto que se “engrasaron” altos funcionarios para
asegurar esta licitación?
Esa es
una de las preguntas fundamentales que busca aclarar la fiscalía de Néstor
Humberto Martínez. Y por eso no se descarta que los miembros de este consorcio
tengan que rendir explicaciones ante fiscales de la Unidad Anticorrupción.
Pero, ¿cómo fue posible que una multinacional como esta le pudiera ocultar a
sus asociados en Colombia una negociación bajo la mesa? Este diario buscó
respuestas del consorcio que hoy está bajo sospecha.
Carlos Alberto Solarte, representante del grupo Solarte, le dijo
a El Espectador que la
participación de su empresa CSS Constructores en el negocio fue mínima y que
jamás se enteraron de las movidas de la firma brasileña. “Fue una actuación
particular de Odebrecht y nosotros, junto a Episol, no tuvimos conocimiento de
lo que sucedió. Por la prensa fue que nos dimos cuenta de que tales pagos se
habían realizado por parte de Odebrecht y por fuera del país. No teníamos
conocimiento en lo absoluto y eso lo podemos demostrar cuando se analicen los
balances financieros del consorcio. Hasta ahora la Fiscalía no nos ha llamado,
pero con seguridad lo hará y daremos las explicaciones. No supimos de ningún
tipo de coimas”.
Solarte
agregó que Odebrecht, muy a pesar del escándalo mundial, es la firma que
todavía administra el contrato de la Ruta del Sol, pues tiene el 62 % de las
acciones del consorcio. Por lo tanto, explicó, los pormenores del desarrollo de
este megacontrato los ha tomado desde 2010 el gigante brasileño, al punto que
su compañía -dijo- ni siquiera tenía poder de decisión en las juntas
directivas. “En esas obras no hay ni una sola máquina de nuestra empresa ni de
Episol. Sólo pusimos la inversión y las cuotas del porcentaje de participación
que debíamos pagar. He estado desvinculado del tema, pues hasta la semana
pasada me enteré de que hay proveedores a los que se les debe plata por
alquiler de maquinaria”, puntualizó Solarte.
Las demandas
El
Espectador conoció todos los documentos que presentó la Concesionaria Ruta del
Sol -con Odebrecht a la cabeza- para sustentar sus demandas contra Colombia por
supuestos incumplimientos y fallas de la Agencia Nacional de Infraestructura
(ANI). La primera fue instaurada el 6 de agosto de 2015 por un valor de
$645.148 millones. En abril del año pasado trascendió este pleito. No obstante,
Odebrecht planteó otra demanda. En los mismos términos, y con un año de
diferencia, exigió una compensación económica por $394.502 millones.
En agosto
de 2016, cuando la ANI fue notificada de esta nueva reclamación las alarmas se
encendieron en Palacio de Nariño. Ya entonces había estallado en Brasil el
expediente Odebrecht y fueron cayendo uno tras otro de los más curtidos
políticos de ese país. Estados Unidos ya venía rastreando los movimientos
bancarios de la firma brasileña y todo explotó en diciembre pasado, cuando
Odebrecht reconoció una sofisticada operación de sobornos en el mundo.
De vuelta
a Colombia, la justicia les dio trámite a estas dos demandas, que finalmente
fueron acumuladas en un solo Tribunal de Arbitramento compuesto por tres
jueces: William José Namen, Stella Villegas y Alier Eduardo Hernández. Desde
hace varios meses estos tres árbitros evalúan las multimillonarias exigencias
del Consorcio Ruta del Sol. No obstante, la revelación del pago de coimas seguramente
cambiará las estrategias de defensa del Gobierno y del consorcio.
Fuentes
cercanas al proceso indicaron que el objetivo de Odebrecht se cumplió, pues el
tribunal dictó una medida cautelar que le impidió a la ANI sancionarlos por los
incumplimientos en el contrato. En pocas palabras, el Estado quedó en el limbo
mientras la obra avanza a media máquina. El presidente de la ANI, Luis Fernando
Andrade, ha dicho que con esta decisión se frenaron las sanciones al consorcio
por los constantes incumplimientos en los cronogramas. En síntesis, a la ANI le
quitaron los dientes. Con la gravedad de que este negocio está amarrado hasta
2036.
En un comunicado de prensa, la Concesionaria Ruta del Sol le
dijo a El Espectador que
durante su gestión se han logrado construir 300 kilómetros de carreteras y se
han rehabilitado 200 kilómetros de vías. Además, que el proyecto se ha
ejecutado en un 68 % y hasta el momento se han invertido $3,1 billones. “Es
importante aclarar que la Concesionaria Ruta del Sol, independientemente de los
procesos legales que se adelantan, sigue comprometida con la construcción de
las obras”, resaltó.
Además, explicó el consorcio que las demandas se relacionan solamente con
aparentes incumplimientos del Estado y que el escándalo mundial de Odebrecht es
otra cosa.
Las
quejas del consorcio contra la nación parecen infinitas. Por ejemplo, que la
ANI no contrató oportunamente la interventoría del proyecto, lo que retrasó los
tiempos de entrega de las obras desde el inicio del contrato (5 de abril del
2010) hasta la fecha. También advirtió que los problemas para obtener licencias
ambientales y adquirir los predios fueron constantes. Un escenario que, según
ellos, generó parálisis y sobrecostos. Las minucias son muy técnicas, pero el
grueso de sus críticas es que la ANI desconoció cláusulas vitales del
millonario contrato.
“(La ANI)
ocasiona graves perjuicios económicos y financieros al concesionario que
comprometen su capacidad para ejecutar la obra en la medida en que se han
generado mayores costos no reconocidos”, se lee en la demanda en poder de este
diario. En contraste, el Gobierno le respondió al consorcio con la misma
moneda: lo demandó por idénticas razones. El tribunal de arbitramento deberá
saldar esta puja.
Pero
todavía queda un interrogante en el aire. ¿Puede una empresa, que aceptó haber
sobornado funcionarios, demandar al Estado por un contrato que se ganó de forma
fraudulenta? El director de la ANI ha sostenido sin rodeos que el contrato
debería ser anulado, lo que dejaría sin efecto el tribunal de arbitramento. Si
eso no ocurre, se prevé que la decisión sobre las reclamaciones de $1 billón
del consorcio podría conocerse a finales de 2017.
Expertos
consultados le hicieron a este diario una comparación aterradora. Mientras
Odebrecht pagó en 2009 US$6,5 millones en sobornos para asegurar el contrato de
la Ruta del Sol, en 2017 exige que el Estado le cancele 50 veces ese monto. ¿Y
las coimas? ¿Es nulo el negocio? ¿Ganará el “engrase”? La justicia tiene la
palabra.
Génesis de un soborno
En marzo
de 2009 el Instituto Nacional de Concesiones, Inco (hoy ANI), hizo público el
documento de estudios previos que justificaban la construcción de tres sectores
de la Ruta del Sol. Serían, según anuncio del Gobierno, contratos por concesión
para seguir edificando el proyecto vial más ambicioso del segundo mandato de
Álvaro Uribe: conectar el centro de Colombia con la troncal Caribe. En varios
documentos de planeación nacional se consignó la necesidad y urgencia de
ampliar la red vial.
Al Inco
había llegado como director encargado Gabriel García Morales, quien entonces
ejercía como viceministro de Transporte. Él, desde ese cargo, tenía la
responsabilidad de estructurar el proceso de licitación de la Ruta del Sol, y
así lo hizo. Inicialmente la licitación fue por $2 billones. Nadie reclamó nada
entonces y Odebrecht posaba como una sólida firma internacional.
Sin
embargo, casi siete años después el escenario es apocalíptico. La Fiscalía
tiene pruebas de que García Morales -detenido desde el jueves pasado- se encargó
de manipular el proceso con el fin de que la Concesionaria Ruta del Sol
resultara como única apta para ganarse el contrato. Para los investigadores de
Colombia y Estados Unidos no hay duda de que García Morales benefició a
Odebrecht y sus socios. Y, sobre todo, que en esas vueltas recibió una tajada
de US$6,5 millones.
Esa es la
columna vertebral de la imputación de cargos que le hizo la Fiscalía al
exviceministro que, hace tan sólo unos días, se juró inocente. “Mostraré ante
las autoridades que bajo mi encargo en 2009 siempre se procedió con rigor y
transparencia (…) Soy el primer interesado en el esclarecimiento de estas
denuncias que intentan enlodar mi reputación”, dijo en diciembre García
Morales. No obstante, enero le puso otra cara a su defensa. Ahora deberá
encarar a un juez de la República, quien decidirá su suerte.
Él es el
primer exfuncionario de Colombia en caer por el tsunami Odebrecht. Lo persigue
desde el jueves un manto de sospecha y se le procesa por tres delitos: cohecho,
enriquecimiento ilícito e interés indebido en la celebración de contratos. No
obstante, faltan muchos, según las cuentas de la propia Fiscalía. De hecho, se
indagan en total coimas por US$11 millones entre 2009 y 2014. Ya salió al baile
un exfuncionario de la era Uribe. Faltan aún los de la era Santos.
El fiscal
Néstor Humberto Martínez reveló que ya se identificaron a otros cuatro
directivos de la ANI que también habrían recibido sobornos a cambio de
adjudicar contratos en otras zonas del país a Odebrecht tanto a nivel nacional
como territorial. Una unidad élite de la Fiscalía Anticorrupción adelanta las
pesquisas. El expediente Odebrecht por fin empieza a tener nombres y apellidos
concretos. ¿Y las demandas por $1 billón, qué?, se preguntan todos en Palacio.
Así cayó la gigante brasileña
Odebrecht
Desde
2015 la gigante brasileña de construcción Odebrecht cayó en desgracia, luego de
que autoridades de Estados Unidos y Brasil iniciaran la Operación Lava Jato. En
ese contexto se capturó al amo y señor de la firma, Marcelo Odebrecht, quien
fue condenado en marzo de 2016 y hace tres semanas logró un acuerdo con la
justicia norteamericana.
Según
reveló el Departamento de Justicia de EE.UU., fue en 12 países -de los 21 en
los que tiene operación- en los que se repartieron coimas. Se calcula que
fueron US$788 millones los que entregaron en todo el mundo. Razón por la cual
en EE.UU. una Corte federal del Distrito de Nueva York le impuso una multa de
más de US$2.600 millones, algo así como $7,8 billones.
Los cinco países en los que más
sobornos se pagaron
349 millones de dólares se
pagaron a funcionarios públicos en Brasil, país donde fue fundada Odebrecht.
98 millones de dólares fueron
destinados por Odebrecht para pagar coimas a funcionarios venezolanos.
92 millones de dólares quedaron
en manos de corruptos que entregaron contratos en República Dominicana.
59 millones de dólares fueron
feriados en sobornos en Panamá, país que al parecer sirvió para ocultar algunos
pagos.
50 millones de dólares se
repartieron en Angola, el país africano que le dio más contratos a la firma
Odebrecht.
http://www.elespectador.com/noticias/judicial/eeuu-odebrecht-reconoce-sobornos-colombia-reclama-1-bil-articulo-674700
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