miércoles, febrero 07, 2024

11° Guía 1 Filosofía 2024

 




Taller N° 1                   CIENCIA Y FILOSOFÍA -  El porqué de la filosofía

Quizá la filosofía interese a unos pocos, la cuestión es que tarde o temprano necesitarán descubrirla, en un sentido u otro. ¿Quién sabe de verdad lo que hay que saber sobre el mundo y la sociedad?

 

En el fondo los filósofos, se empeñan en hablar de lo que no saben: el propio Sócrates lo reconocía así, cuando dijo «sólo sé que no sé nada», Si no sabe nada, ¿para qué vamos a escucharlo? Lo que tenemos que hacer es aprender de los que saben, no de los que no saben; sobre todo hoy en día, cuando las ciencias han adelantado tanto y sabemos cómo funcionan la mayoría de las cosas. Así pues, en la época actual, la del microchip, del acelerador de partículas, el reino de Internet, la televisión digital... ¿Qué información podemos recibir de la filosofía? La única respuesta que nos resignaremos a dar es la que hubiera probablemente ofrecido el propio Sócrates: ninguna. Nos informan las ciencias de la naturaleza, los técnicos, los periódicos, algunos programas de televisión…, pero no hay información «filosófica», y la filosofía es incompatible con las noticias y la información está hecha de noticias. Pero ¿es información lo único que buscamos para entendemos mejor a nosotros mismos y lo que nos rodea? Supongamos que recibimos una noticia cualquiera, por ejemplo: x número de personas muere diariamente de hambre en el mundo; nosotros, recibida la información, nos preguntamos ¿Qué está ocurriendo?


Recabaremos opiniones, algunas nos dirán que tales muertes se deben a desajustes en el ciclo macroeconómico global, otras de la superpoblación del planeta, algunos clamarán contra el injusto reparto de los bienes entre posesores y desposeídos, o invocarán la voluntad de Dios, o la fatalidad del destino... Y no faltará quien cándidamente, comente: «¡En qué mundo vivimos!» Entonces, como un eco, nos preguntamos: ¿en qué mundo vivimos?»

 

No nos conformaremos con respuestas como «vivimos en el planeta Tierra», «vivimos precisamente en un mundo en el que x personas mueren diariamente de hambre», «vivimos en un mundo muy injusto» o «un mundo maldito por Dios a causa de los pecados humanos».  No queremos más información sobre lo que pasa sino saber qué significa la información que tenemos, cómo debemos interpretada y relacionarla con otras informaciones anteriores o simultáneas, qué supone toda ella en la consideración general de la realidad en que vivimos, cómo podemos o debemos comportarnos en la situación así establecida. Estas son, precisamente preguntas a las que atiende la filosofía. Digamos:

 

a) la información, que nos presenta los hechos y los mecanismos primarios de lo que sucede, b) el conocimiento, que reflexiona sobre la información recibida, jerarquiza su importancia significativa y busca principios generales para ordenarla c) la sabiduría, que vincula el conocimiento con las opciones vitales o valores que podemos elegir, intentando establecer cómo vivir mejor de acuerdo con lo que sabemos.  Creo que la ciencia se mueve entre el nivel a y el b de conocimiento, mientras la filosofía opera entre el b y el c. Así que no hay información propiamente filosófica, pero sí conocimiento filosófico, lo ideal sería llegar a la sabiduría filosófica ¿Es posible lograr y enseñar tal cosa?

 

Intentemos precisar la diferencia entre ciencia y filosofía. Lo primero que salta a la vista no es lo que las distingue sino lo que las asemeja: tanto la ciencia como la filosofía intentan contestar preguntas suscitadas por la realidad. De hecho, en sus orígenes, ciencia y filosofía estuvieron unidas y sólo a lo largo de los siglos la física, la química, la astronomía o la psicología se fueron independizando de su común matriz filosófica. En la actualidad, las ciencias pretenden explicar cómo están hechas las cosas y cómo funcionan, mientras que la filosofía se centra más bien en lo que significan para nosotros; la ciencia debe adoptar el punto de vista impersonal para hablar sobre todos los temas, mientras que la filosofía siempre permanece consciente de que el conocimiento tiene necesariamente un sujeto, un protagonista humano.

 

La ciencia aspira a conocer lo que hay y lo que sucede; la filosofía se pone a reflexionar sobre cómo cuenta para nosotros lo que sabemos que sucede y lo que hay. La ciencia multiplica las perspectivas y las áreas de conocimiento, es decir, fragmenta y especializa el saber; la filosofía se empeña en relacionarlo todo, con todo lo demás, intentando enmarcar los saberes en un panorama teórico que sobrevuele la diversidad desde esa aventura unitaria que es pensar, o sea, ser humanos. La ciencia desmonta las apariencias de lo real en elementos teóricos invisibles, ondulatorios o corpusculares, matematizables, en elementos abstractos inadvertidos; sin ignorar ni desdeñar ese análisis, la filosofía rescata la realidad humanamente vital de lo aparente, en la que transcurre la peripecia de nuestra existencia concreta (v. gr. la ciencia nos revela que los árboles y las mesas están compuestos de electrones, neutrones, etc., pero la filosofía, sin minimizar esa revelación, nos devuelve a una realidad humana entre árboles y mesas). La ciencia busca saberes y no meras suposiciones; la filosofía quiere saber lo que supone para nosotros el conjunto de nuestros saberes... y si son verdaderos saberes o ignorancias disfrazadas. Porque la filosofía suele preguntarse principalmente sobre cuestiones que los científicos (y por supuesto la gente corriente) dan ya por supuestas o evidentes.

 

Un historiador se preguntará qué sucedió en tal momento del pasado, un filósofo preguntará: ¿Qué es el tiempo? Un matemático investiga las relaciones entre los números, pero un filósofo indagará: ¿Qué es un número? Un físico se preguntará de qué están hechos los átomos o qué explica la gravedad, pero un filósofo preguntará: ¿Cómo podemos saber que hay algo fuera de nuestras mentes? Un psicólogo puede investigar cómo los niños aprenden un lenguaje, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una palabra significa algo? Cualquiera puede preguntarse si está mal colarse en el cine sin pagar, pero un filósofo preguntará: ¿por qué una acción es buena o mala?

 

En cualquier caso, tanto las ciencias como la filosofía contestan a preguntas suscitadas por lo real. A tales preguntas las ciencias brindan soluciones, es decir, contestaciones que satisfacen de tal modo la cuestión planteada que la anulan y disuelven. Si una contestación científica funciona como tal ya no tiene sentido insistir en la pregunta, deja de ser interesante.

 

En cambio, la filosofía no brinda ‘soluciones’ sólo respuestas, que no anulan las preguntas, y nos permiten convivir racionalmente con ellas, aunque sigamos planteándolas una y otra vez; por muchas respuestas filosóficas que conozcamos a la pregunta que inquiere sobre qué es la justicia o qué es tiempo, nunca dejaremos de preguntamos por el tiempo y la justicia

 

Las respuestas filosóficas cultivan la pregunta, resaltan lo esencial de ese preguntar y nos ayudan a seguir preguntándonos, a preguntar cada vez mejor, humanizamos en la convivencia perpetua con la interrogación. Porque, ¿Qué es el hombre sino el animal que pregunta y que seguirá preguntando más allá de cualquier respuesta imaginable?

 

Hay preguntas que admiten solución satisfactoria y tales preguntas son las que se hace la ciencia; otras creemos imposible que lleguen a ser nunca totalmente solucionadas y responderlas -siempre insatisfactoriamente- es el empeño de la filosofía. Históricamente ha sucedido que algunas preguntas empezaron siendo competencia de la filosofía -la naturaleza, el movimiento de los astros, y luego pasaron a recibir solución científica, tratadas desde nuevas perspectivas científicas, estimuladas por dudas filosóficas (el paso de la geometría euclidiana a las geometrías no euclidianas, por ejemplo).

 

Deslindar qué preguntas parecen hoy pertenecer al primero y cuáles al segundo grupo es una de las tareas críticas más importantes de los filósofos... y de los científicos. De lo único que podemos estar ciertos es que jamás ni la ciencia ni la filosofía carecerán de preguntas a las que intentar responder...

Pero hay otra diferencia importante entre ciencia y filosofía. Un científico puede utilizar las soluciones halladas por científicos anteriores sin necesidad de recorrer por sí mismo todos los razonamientos, cálculos y experimentos que llevaron a descubrirlas; pero cuando alguien quiere filosofar no puede contentarse con aceptar las respuestas de otros filósofos o citar su autoridad como argumento incontrovertible: ninguna respuesta filosófica será válida para él si no vuelve a recorrer por sí mismo el camino trazado por sus antecesores o intenta otro nuevo apoyado en esas perspectivas ajenas que habrá debido considerar personalmente. En una palabra, el itinerario filosófico tiene que ser pensado individualmente por cada cual, aunque parta de una muy rica tradición intelectual. Los logros de la ciencia están a disposición de quien quiera consultarlos, leerlos de la filosofía sólo sirven a quien se decide a meditarlos por sí mismo.

 

Una vida sin examen, es decir la vida de quien no sopesa las respuestas que se le ofrecen para las preguntas esenciales ni trata de responderlas personalmente, no merece la pena de vivirse. O sea que la filosofía, antes de proponer teorías que resuelvan nuestras perplejidades, debe quedarse perpleja. Antes de ofrecer las respuestas verdaderas, debe dejar claro por qué no le convencen las respuestas falsas. Una cosa es saber después de haber pensado y discutido, otra muy distinta es adoptar los saberes que nadie discute para no tener que pensar. Aún más importante que establecer conocimientos es ser capaz de criticar con argumentos, antes de saber por qué afirma lo que afirma, el filósofo debe saber al menos por qué duda de lo que afirman los demás o por qué no se decide a afirmar a su vez. Y esta función negativa, defensiva, crítica, ya tiene un valor en sí misma, aunque no vayamos más allá y aunque en el mundo de los que creen que saben el filósofo sea el único que acepte no saber, pero conoce al menos su ignorancia.

¿Enseñar a filosofar aun cuando todo el mundo parece que no quiere más que soluciones inmediatas y prefabricadas, cuando las preguntas que se aventuran hacia lo insoluble resultan tan incómodas? Planteemos de otro modo la cuestión: ¿acaso no es humanizar de forma plena la principal tarea de la educación?, ¿hay otra dimensión más propiamente humana, más necesariamente humana que la inquietud que desde hace siglos lleva a filosofar?, ¿puede la educación prescindir de ella y seguir siendo humanizadora en el sentido libre y antidogmático que necesita la sociedad democrática en la que queremos vivir?

 

Aceptemos que hay que intentar enseñar filosofía o, mejor, a filosofar. ¿Cómo hacerlo? No puede ser sino una invitación a que cada cual filosofe por sí mismo.

 

Luego de la Lectura Responder lo Siguiente:

 

1. ¿Cuáles son los niveles de conocimiento que menciona el autor?

2. ¿Cree que la filosofía es valiosa en el mundo real contemporáneo?

3. De acuerdo al autor ¿Cuál es el papel de la filosofía en el mundo moderno?

4. ¿Cuál es la importancia de la filosofía para encontrarle sentido a la existencia?

5. ¿Cómo interpretar la expresión de Sócrates «Sólo sé que no sé nada»? Según el autor del texto.


Texto fundamentado en: “Las preguntas de la vida”, Fernando Savater.

Editorial Ariel. 1999. págs. 15 – 26.

 


Taller 2             Física Cuántica y Filosofía. Debate sobre la naturaleza de la realidad

La película documental ¿Y Tú qué sabes? plantea un interesante debate filosófico y científico.

 

Constituye un nuevo intento por acercarnos a los conocimientos sobre las partículas elementales, englobados en lo que ha dado en llamarse la Física Cuántica. Su campo de actuación es el de las partículas elementales, que se desenvuelven de manera misteriosa para la percepción ordinaria, ajenas a las leyes de los objetos físicos, dando lugar a diferentes interpretaciones.  

Dudas de realidad   
La revolución cultural que se deriva de estos conocimientos tiene que ver, sobre todo, con la naturaleza de la realidad. La tesis de la película es que la realidad se reduce a la percepción y que la percepción (a la que llamamos realidad) se forma por el efecto combinado de creencias, pensamientos y emociones.          La consecuencia de esta tesis es que el sujeto es el artífice último de lo real y que, cuando descubrimos la estrecha relación entre el mundo interno de las personas y lo que acontece en su entorno, alcanzamos la capacidad de alterar la realidad.      

El argumento sobre la estructura cuántica de la realidad se completa con recientes descubrimientos sobre el funcionamiento del cerebro, capaz de reaccionar de la misma forma tanto respecto a un objeto real como a otro imaginario, siempre que una emoción esté asociada a estos procesos.


La película se articula en torno al sentido de la vida, y las experiencias de una serie de expertos de diferentes disciplinas: física, neurología, psiquiatría, filosofía, medicina, biología, teología, explicando conocimientos relativos a la experiencia.     

La Física Cuántica, despierta interés por la ciencia. La película evoca un importante debate filosófico y científico que se remonta al Siglo IV antes de Cristo, cuando Platón señaló con el mito de la caverna que no conocemos la realidad, sino las sombras que el mundo refleja en las paredes de la caverna en la que estamos encerrados.   

En 1781 Kant especula con que sólo podemos conocer a través de modelos de realidad, innatos en nosotros, que son sólo una tenue representación del mundo real, por lo demás inaccesible al conocimiento.

A su vez, el filósofo alemán Arthur Schopenhauer llegó a la conclusión de que la realidad innata de todas las apariencias materiales es la voluntad y que la realidad última es una voluntad universal. Más de cien años después, Einstein descubre, ya sobre bases científicas, que el mundo real no coincide siempre con nuestras estructuras mentales, ya que, a partir del conocimiento de las partículas elementales, hemos descubierto que lo que sabemos del mundo objetivo es muy diferente de las ideas que tenemos sobre ese mismo mundo.      

La película recupera el papel del sujeto (observador en el lenguaje de la Física) en la construcción de la realidad planteado por la teoría cuántica: en 1984, John Wheeler y Wojcieck Zurek, en su obra Quantum Theory and Measurement, señalaron que son necesarios los observadores para dar existencia al mundo. Más tarde el físico alemán Dieter Zeh cuestionara esta hipótesis con su propuesta de los procesos de decoherencia para explicar los mecanismos de formación de la realidad, el debate sobre el papel del observador en el mundo no ha concluido.        

La neurología ha venido a arrojar nueva luz al señalar que el cerebro nos ofrece, no un reflejo de la realidad, sino una interpretación de señales, símbolos y signos a través de un complicado ejercicio vertiginoso de matemáticas complejas, lo que aparentemente reduce la naturaleza de la realidad a un conjunto de ondas electromagnéticas que se concretan en objetos por mediación del cerebro.

 

1. ¿Es la realidad una construcción de la mente?

 

    Exprese sus ideas sobre el artículo y la anterior pregunta en un texto de 15 renglones mínimo.

 

 

Taller N° 3     Taller 3         DESHILANDO LA TRAMA CÓSMICA

 

Einstein creía firmemente en la armonía de la naturaleza y durante toda su vida se esforzó, sin éxito, por encontrar una teoría unitaria de la física que reflejara dicha armonía. Tres cuartos de siglo después de que publicara su teoría general de la relatividad, la física contemporánea sigue sin poder ofrecer una visión unitaria del universo.

 

La física cuántica se ha convertido en una fuente de paradojas, ante las que Einstein -como los otros grandes físicos- tuvo que rendirse: como si la tierra se abriese debajo de uno, sin que haya por ninguna parte un cimiento firme sobre el que se pueda construir algo. Sin embargo, hoy se está avanzando hacia una visión orgánica, en la que el cosmos aparece como una totalidad invisible y dinámica, interconectada en todas sus partes como una gigantesca tela sin costuras. Numerosas evidencias experimentales han llevado a abandonar el paradigma mecanicista newtoniano; hoy el modelo del universo físico ya no es la máquina, si no la mente. Como expreso sir James Hopwood Jeans, el físico inglés: “el universo empieza aparecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina”. 

 

La física newtoniana ya no es válida para explicar el mundo de lo muy pequeño (partículas subatómicas) ni de lo muy grande, pero su éxito en descubrir el ámbito de las cosas cotidianas llevo a que las demás ciencias la tomaran como modelo. La creencia en que la física tiene la última palabra sobre la realidad, y que por tanto todos los saberes humanos pueden reducirse a física, es tan fuerte que incluso muchos divulgadores de la nueva física han creído estar ante una demostración de la interdependencia de todo cuanto existe, cuanto la física nada puede decir sobre los procesos biológicos o los sentires humanos que de algún modo incluyen electrones, protones, pero no pueden reducirse a hechos-. Hecha esta salvedad, los descubrimientos de la física contemporánea son un desafío formidable a nuestra manera actual de ver las cosas.

 

Las sorpresas empezaron cuando se comprobó que los átomos no eran partículas sólidas y fijas, sino prácticamente vacías y en continua vibración, y que en los niveles íntimos de la materia se altera todo lo que se pretende observar. Si imaginamos que el minúsculo átomo fuera tan grande como la cúpula de San Pedro del Vaticano, su núcleo tendría el tamaño de un gramo de sal suspendido en su centro, y los electrones que danzan a su alrededor- a velocidades cercanas a la de la luz- serían menores que motas de polvo; todo el resto, vacío.

 

Además, estos electrones y los protones y los neutrones que componen el núcleo parecen ser a la vez partículas y ondas: si hacemos un experimento considerando que son ondas, actúan como ondas, si consideramos que son partículas, actúan como partículas. Las ondas son tan diferentes de las partículas como las piedras de las naranjas, pero ha habido que aceptar esta naturaleza doble.

 

Se vio también que todo intento de observar los niveles íntimos de la materia altera lo que se quería observar, con lo que se esfuma la supuesta objetividad de la ob­servación científica; como explica el prin­cipio de incertidumbre de Heisenberg, si queremos conocer la posición de una par­tícula, no podremos saber su velocidad, y si queremos conocer su velocidad habre­mos de ignorar su posición. Se derrumba el determinismo, y las leyes matemáticas, que pareció que habrían de explicarlo to­do, se quedan en meros cálculos de proba­bilidades.

 

La teoría cuántica se desarrolló en las tres primeras décadas de este siglo para intentar explicar estos paradójicos fe­nómenos, que sólo pueden entenderse viendo el mundo subatómico no como un conjunto de piezas sino como una red de relaciones. Como lo expresó uno de sus ar­tífices, Niels Bohr: «las partículas materia­les aisladas son abstracciones; sus propie­dades sólo se pueden definir y observar a través de su interacción con otros siste­mas».

 

La otra gran teoría de la física de este si­glo es la relatividad einsteniana. Así como la teoría cuántica penetró en las sorpresas del mundo subatómico, la relatividad en­contró paradojas en el mundo macroscó­pico. Descubrió que la masa -la materia-no es más que una forma de energía com­primida (como tristemente evidencian los usos bélicos y empresariales de la energía nuclear), y que el tiempo y el espacio son mutuamente interdependientes. Cuanto mayor es la velocidad, más lento transcu­rre el tiempo: si pudiéramos emprender un viaje de pocos días a una velocidad cer­cana a la de la luz, al regresar a la Tierra aquí habrían transcurrido años o siglos.

 

El espacio y el tiempo se veían como coorde­nadas separadas y absolutas; a partir de Einstein el absolutismo desaparece de la fí­sica: según cual sea nuestra posición y ve­locidad, nuestras mediciones darán resul­tados diferentes, y no existe en el universo ningún punto de referencia fijo. Todo se vuelve (y del sentido común ordinario) era que una cosa no puede influir en otra si no hay algo que las una. Sin em­bargo, la interconexión descubierta por la física cuántica establecía la existencia de conexiones no-locales, es decir, que lo que le sucede a una partícula puede influir simultáneamente en otras partículas, por muy alejadas que estén y sin que haya na­da que las una. Ni siquiera Einstein fue ca­paz de aceptar esta conclusión, y protago­nizó en los años veinte un histórico debate con Niels Bohr, en el que afirmó su convic­ción de que «Dios no juega a los dados».

 

Para demostrar que la teoría de Bohr era errónea, Einstein y otros dos físicos dise­ñaron en 1935 un experimento que se co­noce por sus iniciales: EPR. Tres décadas después, John Bell elaboró un teorema se­gún el cual el experimento de Einstein, Podolski y Rosen no habría de dar la razón a éstos, sino a Bohr. Y cuando finalmente se realizó el experimento, así ocurrió. En la versión del experimento que hizo David Bohm, consiste en separar dos partículas subatómicas y alterar el spin (o sentido de rotación) de una de ellas.

 

Según la física cuántica, en un sistema de dos partículas su spin ha de ser opuesto: si una rota hacia la derecha, la otra rota hacia la izquierda. Si ahora llevamos a una de estas partículas a Nueva York y la otra a Madrid, y a la que rotaba a la derecha la hacemos rotar hacia la izquierda, instantáneamente la que rota­ba a la izquierda se pone a hacerlo hacia la derecha, por miles de kilómetros que las separen. El experimento se ha repetido va­rias veces, y siempre funciona: lo que le ocurre a una partícula afecta a la otra, y vi­ceversa.

 

Ello recuerda al concepto de sin-cronicidad postulado por Carl Gustav Jung y el físico Pauli, que trasciende las tra­dicionales relaciones de causa-efecto. El experimento EPR y el teorema de Bell sólo pueden explicarse aceptando, como Bohm, que todo sistema físico es una «tota­lidad indivisible».

 

La teoría del orden implicado de David Bohm es una forma de reconciliar la armonía de la naturaleza con los paradójicos descubrimientos de la física cuántica. Todos los fenómenos tendrían dos estados posibles: implicado (o plega­do) y explicado (o desplegado), que el pro­pio Bohm ilustra con un sencillo experi­mento: «Consideremos 2 cilindros de cristal concéntricos, el interior fijo y el exterior capaz de girar lentamente. Llenamos el es­pacio entre los cilindros con un líquido viscoso, como la glicerina. Cuando se le da vueltas al cilindro exterior, éste arrastra consigo

casi a la misma velocidad al fluido que tiene al lado, mientras que el fluido más próximo al cilindro interior permane­ce prácticamente en reposo. Así, el fluido de diferentes partes se mueve en propor­ciones diferentes, y de esta manera, cual­quier pequeño elemento de glicerina ter­mina finalmente alargándose en un hilo largo y fino. Si ponemos en el líquido una gota de tinta insoluble, podremos seguir el movimiento de algún pequeño elemento, observando cómo la gota va siendo alarga­da en un hilillo que llega a hacerse tan fino que resulta invisible.

 

A primera vista, uno tiende a pensar que la gota de tinta ha quedado totalmente mezclada en la glicerina, de modo que su orden inicial se ha perdido y es ahora alea­torio o caótico. Pero imaginemos que gira­mos ahora el cilindro exterior en la direc­ción contraria. Si el fluido es muy viscoso, como sucede con la glicerina, y no giramos el cilindro demasiado rápido, entonces el elemento del fluido volverá exactamente esencial es que el todo es más que la suma de sus partes; las propiedades de un siste­ma no pueden reducirse a las propiedades de los subsistemas que lo componen, al igual que un gato es algo más que la mera suma de los órganos que lo forman.

 

 

El paradigma mecanicista de Descartes y Newton se concentraba en las partes más pequeñas y a partir de ahí intentaba com­prender el todo; la visión sistémica recono­ce el absurdo de ese empeño y se concentra en las totalidades. Una persona es una per­sona, no la suma de los elementos químicos que la componen -los cuales, puestos en un saco, no valdrían más de cuarenta pesetas.

 

 

Todos los subsistemas que componen un sistema son interdependientes. Y todos los sistemas se integran en un orden «jerárqui­co»: las moléculas están compuestas de áto­mos y forman células, las células forman ór­ganos, los órganos individuos, y así hasta lle­gar al conjunto del universo, que sería el gran sistema que agrupa a todos los sistemas de sistemas. Y como lo que organiza a cada sistema puede ser llamado «mente» -más o menos rudimentaria según el nivel del siste­ma-, Jantsch concluyó que «Dios no es el creador, sino la mente del universo».

 

En todos los sistemas vivos existen dos tendencias complementarias: una los hace mantenerse - homeostasis, curación, rege­neración, adaptación-, y otra los impulsa más allá de sí mismos -crecimiento, apren­dizaje, evolución-. Por otro lado, todo sis­tema tiende a autoafirmarse, pero como parte de un sistema más amplio también tiende a colaborar en el equilibrio del conjunto. La hipótesis Gaia nos muestra que so­mos subsistemas del sistema planetario, y que tenemos adormecida o subdesarrollada nuestra contribución al equilibrio global.

 

Si, como pretendía Darwin, todos los organismos estuvieran en guerra unos contra otros, haría millones de años que alguna especie habría triunfado sobre las demás y sería la única superviviente. Y si así ocurriera, esa especie rápidamente se extinguiría, pues se quedaría pronto sin nutrientes y, rota la cadena alimenticia, no tendría forma de que sus productos de des­hecho se reconvirtieran en alimento.

 

Pero la naturaleza no es un estruendo frenético, sino una orquesta bien afinada, una mara­villa de cooperación. Como escriben Augros y Stanciu: «Las plantas usan el dióxido de carbono del aire y el agua del suelo para elaborar azúcares, liberando oxígeno como subpro­ducto. Los animales consumen los azúca­res de las plantas y los oxidan para produ­cir energía, devolviendo al aire dióxido de carbono mediante la respiración y retor­nando agua a la tierra en forma de orina. El ciclo es perfecto y nada se pierde.»

 

Por otra parte, las plantas sirven de alimento a los herbívoros, que sirven de alimento a los carnívoros; los restos de todos ellos son descompuestos por bacterias y hongos, que enriquecen el suelo y devuelven así el alimento a las plantas. Sin estos ciclos per­fectamente coordinados la vida no podría existir.

 

La naturaleza recicla una y otra vez sus materiales sin generar ningún tipo de resi­duos. Dieter Teufel, del Umwelt und Prognose institut de Heidelberg, ha calculado que «la totalidad del carbono que hay en nuestro cuerpo, en nuestros alimentos, en el dióxido de carbono del aire y en las rocas calizas, ya ha formado parte unas 600 veces de otros organismos en el proceso de pro­ducción de la vida».

 

En el cuerpo de cada uno de nosotros hay alrededor de medio billón de átomos de carbono que formaron parte del organismo de cualquier persona que viviera hace 2.000 años, por ejemplo, Jesucristo. Del mismo modo, según los mo­delos de ordenador de Teufel, todo «el ni­trógeno que hay sobre la Tierra ya ha pasa­do a formar parte del organismo de los se­res vivos y ha sido eliminado de ellos unas 800 veces; el azufre 300 veces; el fósforo 8.000 veces; el potasio 2.000 veces», etc. Así, la naturaleza es la más limpia, eficaz, sor­prendente e instructiva de todas las fábri­cas imaginables, un ejemplo que el ser hu­mano ha de imitar si quiere sobrevivir.

 

Las especies que pudieran perjudicarse unas a otras suelen estar distribuidas en distintos continentes o diferentes hábitats (el hombre, al trasladarlas, a veces provoca desastres ecológicos, como cuando intro­dujo especies europeas en Australia). Y co­mo afirmaba Konrad Lorenz, cuando com­parten el mismo habitad no se estorban más de lo que «la práctica de un médico perjudica al negocio de un mecánico que viva en el mismo pueblo». El mismo Lorenz, después de varios años de estudiar los peces, seña­ló: «Nunca he visto atacarse a peces de dife­rentes especies, aunque ambos fueran muy agresivos por naturaleza».

 

Está muy extendida la idea de que los animales de una misma especie compiten entre sí. Pero una mirada más atenta revela que lo que parece competición es en reali­dad una forma cooperativa de repartirse los recursos. Por ejemplo, se ha visto que las hienas abandonan la persecución de una presa ya prácticamente atrapada cuan­do ésta penetra en el territorio de la hiena vecina, aunque no haya ningún otro predador a la vista. Tales territorios no se adjudi­can con arreglo a criterios latifundistas; los animales ocupan siempre una extensión li­mitada, aun cuando sobre espacio para re­partir. Y los territorios no se defienden en una lucha a muerte, sino en lo que es más una contienda ritual que un verdadero combate, de la que el animal vencido se re­tira ileso. Curiosamente, no suele vencer el animal más fuerte, más grande o más agre­sivo, sino el animal que se encuentra en su propio territorio.

 

A su vez, explican Augros y Stanciu: «las plantas evitan la competencia entre sus propias semillas a través de numerosas téc­nicas de dispersión. Un único cultivo a lo largo de hectáreas de tierra sólo se encuen­tra en la agricultura artificial humana, nun­ca en la naturaleza». Entre los miembros de diversas manadas de animales existe una jerarquía de dominio -o un reparto de papeles- que evita que malgasten tiempo y energías luchando por la misma comida o la misma pareja.

 

Por otro lado, como ha señalado Sheldrake, en los re­baños, manadas, bancos de peces y banda­das de aves existe una conducta colectiva asombrosamente coordinada pueden des­plazarse a grandes velocidades sin que nin­gún animal dirija el movimiento y sin estor­barse unos a otros.

Las bandadas de aves, por ejemplo, son capaces de despegar, girar o invertir el sentido del vuelo simultáneamente, como si todos los individuos que las componen formaran un único organismo.

 

Dentro de estos grupos se dan, como es lógi­co, muchas otras formas de cooperación. En contadas ocasiones, las luchas terri­toriales o entre animales rivales pueden producir daños, pero a diferencia del caso humano, el objetivo de la agresión nunca es acabar con el contrario. Las luchas a muerte sólo se dan en circunstancias anti­naturales, como entre pájaros enjaulados o peces encerrados en un acuario.

 

Para convivir en un mismo hábitat, diferentes especies se espe­cializan -valga la redundan­cia- en distintos nichos ecoló­gicos. El nicho ecológico es el espacio que usa el animal o planta y su ma­nera de utilizar ese espacio: cuáles son sus predadores y sus presas, cuál es su período de actividad, cómo modifica el entorno, etc. Aunque coexistan, dos especies nunca ocupan un mismo nicho, ya sea, por ejem­plo, porque ingieren diferentes alimentos o porque actúan en momentos diferentes. Colinvaux explica cómo conviven tres herbívoros en la sabana africana: «Las cebras comen los tallos largos y se­cos de los pastos, para lo cual sus equinos dientes incisivos les van a la perfección. Los ñúes toman los retoños laterales, recogien­do con sus lenguas al modo bovino y cor­tando el pasto con su único juego de incisi­vos. Las gacelas de Thompson pastan don­de los otros han estado, cogiendo plantas a ras de suelo y otros bocados.

 


Luego de la Lectura Realizar lo Siguiente

1. De acuerdo a lo planteado en este Artículo, redacte cinco preguntas analíticas.

Es decir, que las respuestas no sean literales, sino que deben inferirse de lo argumentado y planteado en el texto.

Las Preguntas son sin Respuesta.

domingo, febrero 04, 2024

Científicos descubren fósil que comprueba que los unicornios si existieron y convivieron con los humanos

 

Más allá de los cuentos de hadas y leyendas que se han transmitido a lo largo de miles años sobre el misticismo de los unicornios, los científicos han encontrado una prueba sólida que sustenta que los unicornios realmente existieron. Otro aspecto importante de este descubrimiento es que, estos animales convivieron con los seres humanos, hace alrededor de 29, 000 años.

Su existencia coincidió con los humanos, cuya historia inició alrededor de unos 200, 00 años.

El Elasmotherium sibiricum, comúnmente conocido como rinoceronte unicornio o rinoceronte de Siberia, es una especie extinta de mamífero que pertenecía a la familia de los rinocerótidos. Vivió durante el período Pleistoceno, hace aproximadamente entre 2.6 millones y 29,000 años atrás.

En un artículo publicado en la revista American Journal of Applied Sciences, los investigadores publicaron el hallazgo de un fósil, que perteneció a un mamífero de gran tamaño, el cual tenía un cuerno prominente, similar a como se describen los unicornios.

Características físicas del unicornio real

El Elasmotherium sibiricum era una criatura impresionante que se destacaba por su característica más distintiva: un gran cuerno en su cabeza, similar a un unicornio. Sin embargo, a diferencia de la representación mítica de los unicornios, el cuerno del Elasmotherium sibiricum era recto y alcanzaba longitudes de hasta dos metros. Era el rinoceronte más grande de su época, con una altura de hombro que podía superar los dos metros y un peso que oscilaba entre las 3 y 4 toneladas.

Se cree que el Elasmotherium sibiricum habitaba en las estepas frías y semiáridas de Eurasia, desde la parte oriental de Europa hasta el norte de China. Su hábitat principal era la región siberiana, de donde proviene su nombre. Era un herbívoro y se alimentaba principalmente de pasto y plantas de bajo crecimiento.

La extinción del Elasmotherium sibiricum ha sido motivo de debate. Se cree que pudo haberse extinguido debido a la caza excesiva por parte de los humanos primitivos, la pérdida de hábitat y los cambios climáticos durante la última Edad de Hielo. Los registros fósiles de esta especie son escasos, lo que dificulta determinar con certeza las causas exactas de su desaparición.

Los científicos han obtenido información sobre el Elasmotherium sibiricum a partir de los restos fósiles encontrados, que incluyen huesos, dientes y cráneos. Estos descubrimientos han proporcionado una visión más clara de la apariencia y el comportamiento de este antiguo rinoceronte.

El origen de los unicornios

Los unicornios son criaturas míticas que han cautivado la imaginación humana durante siglos. Son representados como caballos o equinos con un único cuerno recto y puntiagudo en la frente. Aunque no existen pruebas científicas de su existencia, los unicornios se han vuelto muy populares en la literatura, el arte y la cultura popular. Los unicornios tienen sus raíces en la mitología y las leyendas de diversas culturas alrededor del mundo. Se les ha atribuido una serie de cualidades y características mágicas. Por lo general, se les considera símbolos de pureza, belleza, fuerza y poder. Su cuerno se cree que posee propiedades curativas y es capaz de detectar veneno.

A lo largo de la historia, los unicornios han aparecido en numerosas obras literarias, como la famosa obra «Historia de los animales» del historiador griego Claudio Eliano, y han sido representados en pinturas, esculturas y tapices, como el famoso tapiz «El unicornio cautivo». También han aparecido en cuentos de hadas y en la mitología de diferentes culturas, como la india y la china.

https://ensedeciencia.com/2023/06/18/cientificos-descubren-fosil-que-comprueba-que-los-unicornios-si-existieron-y-convivieron-con-los-humanos/

7° Guía 2 Sociales 2024

 



La escuela secreta de Nasreen

 

Una historia real de Afganistán


A las valientes mujeres y niñas de Afganistán

 Mi nieta, Nasreen, vive conmigo en Herat, una antigua ciudad de Afganistán. Hubo un tiempo en el que allí florecieron el arte, la música y el saber. Entonces llegaron los soldados y todo cambió. El arte, la música y el saber desaparecieron. La ciudad se cubrió de nubes negras.

 

La pobre Nasreen se quedaba en casa todo el día, porque a las niñas les estaba prohibido ir a la escuela. Los soldados talibanes no quieren que las niñas aprendan nada acerca del mundo, como su mamá y yo hicimos cuando éramos pequeñas. Una noche, los soldados vinieron a nuestra casa y se llevaron a mi hijo sin ninguna explicación. Esperamos su regreso durante muchos días y muchas noches.  Al final, la mamá de Nasreen, desesperada, salió a buscarle, aun sabiendo que las mujeres y las niñas tenían prohibido salir solas a la calle. La luna llena pasó muchas veces por nuestra ventana, y Nasreen y yo seguíamos esperando.

 

Nasreen nunca decía una palabra. Nunca sonreía. Sólo se quedaba sentada, esperando a que papá y mamá regresaran. Supe que tenía que hacer algo. Había oído hablar de una escuela.

Una escuela secreta para niñas detrás de una puerta verde en una calle cercana. Yo quería que Nasreen fuera a esa escuela secreta. Quería que aprendiera sobre el mundo, como yo había hecho. Quería que volviera a hablar.  Así que un día, Nasreen y yo nos apresuramos por las calles hasta que llegamos a la puerta verde. Por suerte, no nos vio ningún soldado. Llamé con suavidad. La maestra abrió la puerta y entramos rápidamente. Cruzamos el patio hacia la escuela, una habitación llena de niñas en una casa particular. Nasreen se sentó al fondo de la estancia. Allah, por favor, haz que abra sus ojos al mundo, recé mientras la dejaba allí.

Nasreen no hablaba con las otras niñas. No hablaba con la maestra. En casa permanecía en silencio. Me preocupaba que los soldados descubrieran la escuela.  Pero las niñas eran listas. Entraban y salían a distintas horas para no despertar sospechas.  Y los niños, cuando veían a los soldados cerca de la puerta verde, los distraían.  Oí que un soldado un día aporreó la puerta exigiendo entrar. Pero todo lo que encontró fue una habitación llena de niñas que leían al Corán, lo que sí estaba permitido. Las niñas habían escondido sus deberes, y habían engañado al soldado.

 

Una de las niñas, Mina, se sentaba al lado de Nasreen todos los días. Pero nunca hablaban entre ellas. Mientras las niñas aprendían, Nasreen permanecía encerrada en sí misma. Yo estaba muy preocupada. Cuando la escuela cerró por el largo descanso invernal, Nasreen y yo nos sentábamos junto al fuego. 

Los parientes nos daban toda la comida y la leña que podían compartir. Echábamos de menos a su mamá y a mi hijo más que nunca. ¿Sabríamos algún día qué fue lo que ocurrió?

El día que Nasreen volvió a la escuela, Mina le susurró al oído “Te he echado de menos.”

¡Y Nasreen le contestó!: “Yo también te he echado de menos.”

Con esas palabras, las primeras desde que su mamá salió en busca de su papá, Nasreen abrió su corazón a Mina. Y sonrió por primera vez desde que se llevaron a su papá. Por fin, poco a poco, día a día, Nasreen aprendió a leer, a escribir, a sumar y a restar. Cada noche me enseñaba lo que había descubierto ese día.

Las ventanas del mundo se abrieron por fin a Nasreen en aquella pequeña aula de escuela. Aprendió acerca de los artistas, escritores, sabios y místicos que, tiempo atrás, hicieron de Herat una bella ciudad. 

Nasreen ya no se siente sola. El conocimiento que atesora en su interior le acompañará siempre, como un buen amigo. Ahora ya puede ver el cielo azul que hay detrás de esas negras nubes.

En cuanto a mí, mi mente está en paz. Sigo esperando a mi hijo y a su mujer. Pero los soldados ya nunca podrán cerrar las ventanas que se han abierto para mi nieta. Insha’Allah.* Nota de la autora: *La expresión Insha’Allah significa «Si Dios quiere». 

 

Global Fund for Children.

 

Organización sin ánimo de lucro cuyo fin es ayudar a los niños de todo el mundo, contactó conmigo para que escribiera un libro basado en una historia real de uno de los grupos a los que presta su apoyo. Me llevaron hasta una organización en Afganistán que creaba y mantenía escuelas secretas para niñas durante el régimen talibán (de 1996 a 2001).

 

El fundador de esas escuelas, que quiere permanecer en el anonimato, compartió conmigo la historia de Nasreen y su abuela. El nombre de Nasreen no es su nombre verdadero.

 

Antes de que los talibanes se hicieran con el control de Afganistán: El 70% de los profesores eran mujeres, el 40% de los doctores eran mujeres, el 50% de los estudiantes de la universidad de Kabul eran mujeres.

Después de que los talibanes se hicieran con el control de Afganistán: A las mujeres no se les permitió ir a la escuela o a la universidad, a las mujeres no les estaba permitido trabajar fuera de casa, las mujeres no podían abandonar su casa sin que un hombre de familia las acompañase, a las mujeres las obligaron a llevar la burka que les cubría el cuerpo entero, con tan sólo una pequeña abertura a la altura de los ojos.

No se podía bailar ni cantar ni hacer volar cometas. En la tierra que vio nacer al inmortal poeta Rumi se prohibieron el arte y la cultura. Los colosales budas de Bamiyan, esculpidos en la ladera de una montaña, fueron destruidos. Había empezado una época de miedo y aislamiento. Pero también hubo muchos ciudadanos valientes que desafiaron a los talibanes de muchas maneras, incluyendo el apoyo a las escuelas secretas para niñas.

Incluso después de la caída de los talibanes en 2001 el peligro continúa. Aún se bombardean, se incendian y se cierran escuelas. Aún se amenaza y ataca a las niñas sólo por ir a la escuela. Y aun así, las niñas, sus familias y las maestras desafían esta tiranía al mantener las escuelas abiertas. Su valor permanece inquebrantable.

Jeanette Winter.

Los talibanes son una facción político-militar fundamentalista islámica sunní de Afganistán, ha llevado a cabo una guerra santa o yihad dentro del mismo país. La palabra proviene del vocablo árabe ṭālib, es decir, estudiante, en el sentido más general de la expresión. La forma plural ṭālibān «estudiantes», se traduce del árabe al pashtún en un sentido más específico como «estudiante religioso», «novicio» o «seminarista».

 

Fundado por veteranos de la guerra de Afganistán contra la invasión de la Unión Soviética, en plena guerra entre grupos muyahidines, el movimiento talibán sigue una doctrina extremista islámica modernista, aunque disfrazada de ortodoxia, cuya idea de sociedad está basada en interpretaciones estrictas de lo que debe ser la vida de un musulmán, sin dar cabida a otras interpretaciones que posibiliten algún tipo de «libertinaje», como es habitual en las sociedades democráticas, y bajo la cual gobernó su país desde 1996 hasta que fue derrocado en el país en 2001.

El movimiento talibán está estrechamente vinculado a las ideas del «movimiento wahabí», aunque existe un enfrentamiento interno entre ambos.

El movimiento talibán es una confederación tribal de Ghilzai y sus tribus aliadas y son firmes en Afganistán (estrictamente a la norma cultural social) y también de Hanafi, es decir, los tradicionalistas, seguidores de la escuela de interpretación Imam Abu Hanifa, y está compuesto, fundamentalmente, por miembros pertenecientes a minorías étnicas de las tribus pastunes, junto con voluntarios uzbekos, tayikos, punjabi, árabes, chechenos y otros.

En el poder, los talibanes forzaron una de las más estrictas interpretaciones de la ley sharía (que constituye un código detallado de conducta, en el que se incluyen también las normas relativas a los modos del culto, los criterios de la moral y de la vida, las cosas permitidas o prohibidas y las reglas separadoras entre el bien y el mal. Esta, aunque está en el Islam, no es un dogma ni algo indiscutible (como pudiera serlo el texto del Corán), sino objeto de interpretación como nunca se había visto en el mundo musulmán, que se hizo famosa internacionalmente por la forma de tratar a las mujeres.

Las mujeres son obligadas a usar la burka en público. No se les permitía trabajar ni recibir educación después de los ocho años, y hasta entonces sólo se les permitía el estudio del Corán. No se pueden ser atendidas por médicos de sexo masculino si no eran acompañadas por un hombre, lo que llevó a que muchas enfermedades no fuesen tratadas. Se enfrentaron a la flagelación pública en la calle y ejecución pública por violaciones de las leyes talibanes.

Una manera particular de cómo combatientes afganos, que vestían turbantes negros, se dirigían a las líneas de infantería británica y, al llegar a un soldado británico, se procedía a cortar su garganta; combatientes afganos suicidas se les llamaba “talibanes". Esta acción se considera barbárica y primitiva en nuestros días, es un ejemplo claro de la ejecución literal con la cual actúan siguiendo los rituales y normativas que rigen su vida. Este homicidio brutal y sanguinario, es muy diferente de un ataque a distancia o un bombardeo, en esta acción se sabe exactamente quién es la víctima y el victimario, algo que suele relevarse en las jerarquías militares y políticas occidentales.

La historia más repetida de cómo el mulá Omar primero movilizó a sus seguidores, es que en la primavera de 1994 en Singesar, los vecinos le dijeron que un comandante de la guerra había secuestrado a dos adolescentes, les afeitó la cabeza y las había llevado a un campamento donde fueron ultrajadas. Los talibanes liberaron a las niñas y ahorcaron al comandante del cañón de un tanque. Por esto, los talibanes se veían como una fuerza de liberación contra la invasión de la Unión Soviética, y se impusieron en zonas de Afganistán bajo su control e impusieron su interpretación del Islam.

Los Médicos por los Derechos Humanos manifestaron: "Según se sabe en el PHR, ningún otro régimen en el mundo tiene la mitad de forma metódica y violentamente forzada de su población en un virtual arresto domiciliario, la prohibición de ellas, so pena de castigo físico, donde "Las mujeres estaban obligadas a llevar el chadof que las cubre todo, fueron excluidas de la vida pública, sin acceso a la atención de la salud y la educación, las ventanas debían ser cubiertas para que las mujeres no pudieran ser vistas desde el exterior y no se les permitió reír de manera que pudieran ser oídas por los demás. Los talibanes, tenían permitido cortar las manos o los brazos de la gente cuando era acusada de robar. Los escuadrones talibanes fueron vistos en las calles realizando brutales palizas públicas a las personas.”

Las reformas de los talibanes una vez en el poder cambiaron radicalmente la vida diaria principalmente de las mujeres. En 1994 desde Kandahar (sur de Afganistán). Comenzaron el domino de otras provincias, y le pidió a la población que entregaran las armas que mantenían en su poder desde su participación en la yihad contra los soviéticos, la población, además de acatar la orden, se mantuvo dispuesta a obedecer las reformas que estaban por dictar, particularmente en esta región de mayoría pashtun.

La combinación entre las tradiciones pastunes y la interpretación radical del Islam por parte de El Talibán derivó en una serie de reformas restrictivas de la libertad de acción y decisión de las mujeres.

Las reformas regulaban principalmente la forma de vestir de las mujeres, su comportamiento en público, la libertad de tránsito y sus responsabilidades con la sociedad. Si bien Afganistán es una sociedad tradicional en donde la masculinidad ha estado siempre arraigada a su cultura, estas reformas delegaron a las mujeres la obligación de hacerse cargo de las tareas domésticas, entre las cuales estaba el cuidado y educación de sus hijos. Utilizar diariamente la burka, una prenda de vestir que envuelve todo el cuerpo, es una de las reformas más conocidas y con mayor impacto mediático hacia el exterior, debido a que implica cubrir por completo el cuerpo de la mujer. 

Se prohibió trabajar, excepto en el sector sanitario, particularmente en los hospitales de Kabul, pero la mujer que trabajara en el sector médico no debía sentarse en el asiento siguiente al del conductor, tampoco se les permitía trabajar fuera del hogar, se contralaban sus desplazamientos y se les prohibió salir sin escolta. Se suspendió la educación femenina, se cerraron las escuelas mixtas puesto que hombres y mujeres no podían estudiar juntos, se pretendió crear un plan de estudios que contemplara en estos cambios. Se prohibió que las mujeres convivieran con otros hombres que no fueran sus familiares. Las mujeres estaban obligadas a comportarse con dignidad, debían caminar con calma y abstenerse de golpear sus zapatos en el suelo, para no generar ruido. Ninguna mujer afgana tenía el derecho de ser transportada en el mismo carro que los extranjeros.  Debido a que se les prohibió a las mujeres trabajar, la educación para los niños colapsó, puesto que la mayoría de los docentes eran maestras. 

Mientras tanto, para los hombres era obligatorio llevar turbante, barba, pelo corto y una vestimenta (usada tanto por mujeres como hombres en Asia del Sur y Asia Central), que consiste en una camisa larga como una túnica que llega a la mitad del muslo, y que tradicionalmente se extendía hasta la parte superior de la rodilla. Evitar toda ropa de tipo occidental. Rezar cinco veces al día, preferiblemente en la mezquita. En lo artístico-cultural, estaba prohibido para las mujeres practicar algún deporte, bailar, aplaudir, elevar cometas, representar seres vivos, la fotografía y la pintura. Se prohibió la música y la interpretación visual de cualquier forma humana o animal. Se separó el transporte público en dos, uno exclusivo para el traslado de hombres y otro para mujeres.

El castigo por adulterio es la lapidación, la amputación de la mano por robo, la flagelación para el bebedor de alcohol y el asesinato o ejecución con arma de fuego a manos de un familiar de la víctima. Aplicaron castigos que no figuran en el Corán, como la muerte al ser sepultados bajo un muro de ladrillos para los homosexuales.

 

Análisis y Contextualización ‘La escuela secreta de Nasreen’ Taller de Ciencias Sociales

Derechos Fundamentales de los niños

 

Derecho al agua

Derecho a la vida

Derecho a la salud

Derecho a un nombre

Derecho a la identidad

Derecho a la educación

Derecho a la protección

Derecho a la alimentación,

Derecho a la libertad de expresión

 

Todos los niños y niñas tienen los mismos derechos.

Todos los derechos están mutuamente relacionados y tienen la misma importancia.

La Convención sobre los Derechos del Niño

Adoptada y abierta a la firma y ratificación por la Asamblea General en su resolución 44/25, de 20 de noviembre de 1989.  Entró en vigor el 2 de septiembre de 1990.

Una Convención es un tratado de derechos humanos, que es un acuerdo firmado por los países para comprometerse a proteger los derechos humanos de todas las personas que viven en ese país.

1. Escriba 15 Términos Específicos del área de Ciencias Sociales, en la lectura hay 73.

2. Cuál circunstancia fue la que más le llamó la atención de la lectura. Explique su respuesta.

3. ¿Por qué es necesario respetar el cumplimiento de los derechos humanos sin ninguna discriminación?

4. ¿Por qué la educación es un factor fundamental para fortalecer los valores democráticos de una sociedad?

5. ¿Cuál es la importancia para una sociedad de respetar y cumplir todos los derechos fundamentales de los niños?

6. Según lo narrado en ‘La escuela secreta de Nasreen’, que muestra un contexto educativo complicado y muy diferente al contexto educativo de nuestro país, ¿Qué destacarían de valorativo y positivo del sistema educativo en donde usted se encuentra estudiando?

 

 

 

ESCRIBA TÉRMINOS SEGÚN LOS EJEMPLOS

 

 

 

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