¿Vivimos en un multiverso?
Por Jorge Alberto Cote Rodríguez (*)
La idea de la existencia de un multiverso, antes
considerada irracional, toma aún más fuerza con los últimos descubrimientos
astronómicos.
La idea de que
hay muchos universos
es considerada una revolución científica
igual o aún mayor
a las llevadas a cabo por Isaac Newton o Albert Einstein.
Por
increíble que parezca, cada vez hay más certeza de que nuestro universo no es
el único que existe sino que estamos rodeados de muchos otros más. Según los
descubrimientos científicos de los últimos años en el campo de la astrofísica,
la existencia de un multiverso cobra aún más fuerza.
Todavía
no se sabe cuántos universos hay, si su número es finito o infinito; ni tampoco
se conoce cómo son. Podrían ser réplicas iguales que se rigen por las mismas
leyes de la física y en los que podrían vivir dobles exactos de nosotros. O
podrían ser distintos, gobernados por otras leyes físicas en las que una
especie de vida inteligente podría respirar metano en vez de oxígeno.
La idea
de que hay muchos universos es considerada una revolución científica igual o
aún mayor a las llevadas a cabo por Isaac Newton o Albert Einstein.
Desde el
surgimiento de la ciencia y la filosofía occidental en Grecia en el siglo VI a.
C., siempre se tomó como punto de partida que solo existe un universo.
Tuvieron
que pasar más de 2.600 años para que la comunidad científica comenzara a
cuestionar esa verdad. Las sospechas de un multiverso comenzaron a surgir con
la física cuántica en 1935 cuando el físico austriaco Erwin Schrödingerel
propuso su famoso experimento del gato para explicar una de las características
de la física cuántica. El procedimiento imaginario consistía en meter un gato
en una caja oscura y sellada con una botella de gas venenoso y un dispositivo
radiactivo que al activarse rompería la botella y liberaría el gas.
Un
observador ubicado fuera de la caja no puede saber si el dispositivo se activó
o no, ni tener certeza de si el gato está muerto o sigue vivo, lo cual
significa que en ese momento de la observación hay dos realidades superpuestas
que existen al mismo tiempo. Pero si el observador abre la caja sabe si el gato
murió o sigue vivo. Es decir, esa realidad superpuesta se convierte en una
sola. Este experimento es la forma más sencilla para explicar uno de los
principios de la física cuántica que dice: “Todo en el universo es en realidad
un conjunto de probabilidades, las cuales ‘colapsan’ a un valor específico
cuando el universo es observado”.
En
1957, Hugh Everett III concluyó, al estudiar este principio de la física
cuántica, que al haber miles de realidades superpuestas y miles de posibles
observaciones era bastante probable que existieran también miles de universos.
Esto quiere decir que, por ejemplo, en el caso del gato de Schrödinger habría
dos mundos paralelos: uno en donde el gato está vivo y otro en donde está
muerto. Según este razonamiento, si se tira un dado no existe una posibilidad
entre seis de que caiga en un número, sino que en el mismo momento de lanzarlo se
desprenden 6 realidades paralelas, de tal manera que aunque en nuestro universo
el dado haya caído en el número 1, en otros cayó en el 2, 3, 4, 5 y 6.
Aunque
hoy en día científicos de talla mundial como Stephen Hawking, y Murray
Gell-Mann aceptan la teoría de los universos múltiples, sus antecesores la
consideraban un cuento más cercano a la ciencia ficción. Sin embargo, en los
últimos 30 años, a medida que se ha logrado comprender los sucesos ocurridos en
los microsegundos después del Big Bang, han empezado a surgir nuevas teorías
que avalan la existencia del multiverso. La más interesante de ellas es la de
la inflación cósmica propuesta en 1981 por el físico y cosmólogo Alan Guth para
solucionar varios problemas de la teoría del nacimiento del universo.
Esta
tesis parte de la idea de que microsegundos después de ocurrido el Big Bang, el
universo se expandió a una velocidad mucho más grande que la velocidad de la
luz. Según Guth, una cienmillonésima de billonésima de billonésima de segundo
después de nacer el cosmos creció 100 billones de billones de veces y formó sus
características actuales. Sin embargo, la teoría explica que en este
crecimiento exponencial hubo partes del espacio-tiempo que se expandieron más
rápidamente que otras, creando burbujas que se rigen por sus propias leyes
físicas. Para Guth, el multiverso podría parecerse a una olla de agua hirviendo
en la que constantemente se crean burbujas grandes y pequeñas que chocan unas
entre sí o que simplemente desaparecen.
Cuando
Guth propuso su teoría hace 30 años, la comunidad científica la recibió con
escepticismo, pues era imposible de probar. Pero los descubrimientos de los
últimos años comienzan a darle la razón a Guth y a sus colegas científicos como
Andrei Linde. Entre 2010 y 2013, el telescopio Planck elaboró el mapa de la
radiación cósmica producida por el Big Bang que confirmó el modelo cosmológico
estándar creado en los últimos 100 años. Luego de varias revisiones y ajustes
los científicos encontraron en el mapa una fuerte concentración de radiación y
un ‘punto frío’ en el hemisferio sur que no puede ser explicado con las leyes
actuales de la física. Para algunos de los defensores de la teoría de los
multiversos la existencia de esas anomalías solo pueden ser explicadas por la
interacción o ‘tirón’ gravitatorio de otros universos.
Las
certezas de la existencia de un multiverso aumentaron desde hace dos años
cuando científicos han encontrado la prueba de la existencia de las ondas
gravitacionales. Linde, compañero de Guth, ha dicho que este descubrimiento
además de probar la teoría de la inflación cósmica también podría demostrar la
existencia de los multiversos. Según él “es posible inventar modelos de
inflación cósmica que no permitan un multiverso, pero es difícil. Todos los
experimentos que aportan credibilidad a la teoría inflacionaria nos dan
indicios que señalan que el multiverso es real”.
*
Periodista de Especiales SEMANA.
http://www.semana.com/vida-moderna/ciencia/articulo/la-idea-de-multiverso-tiene-mas-fuerza-en-la-astronomia/502314
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