Los sofistas
Los sofistas se establecen en Atenas, fueron
un grupo de pensadores griegos que vivieron entre la segunda década del siglo V
a. de C. y la segunda década de la centuria siguiente. Aunque la mayoría de
ellos nacieron en colonias griegas y enseñaron en muchas ciudades helénicas, su
labor intelectual la desarrollaron principalmente en Atenas, el centro cultural
indiscutido de la Hélade. Los dos sofistas más importantes son, sin duda,
Protágoras y Gorgias. Se destacan también Pródico, Hipias, Trasímaco y Antifón.
Otros sofistas menores fueron Critias, Licofrón, Alcidamante y Calicies.
La palabra sofista surge de “sophistés”, que al principio poseyó un
significado y valor positivo, significabaexperto, entendido, sabio en las cosas
de la vida. Pero a partir de finales del siglo V, dicha palabra adquiere un
fuerte tono peyorativo, pasando a tener otra connotación de “falso sabio, embaucador, constructor de
sofismas”.
¿Por qué surge este matiz negativo?
Podría argumentarse que, primero, eran
escépticos religiosos, por lo tanto, indirectamente, pregonaban la tolerancia
religiosa; segundo, desarrollan ciertas ideas y actitudes que incidían
notablemente en las creencias de los griegos. En este sentido, los sofistas
tendieron a defender el relativismo de las normas, de las costumbres y de las
creencias que propugnaron ciertas posturas agnósticas: cuestionando la eficacia
y la realidad de los dioses, insistiendo en la imposibilidad de resolver racionalmente
los enigmas de la religión.
Un rasgo común con los filósofos de la
naturaleza; era que asumían una postura crítica ante los mitos tradicionales,
recibían retribuciones económicas por su actividad pedagógica, opinaban que
aunque existieran respuestas a las preguntas filosóficas, los seres humanos no
serían capaces de encontrar respuestas seguras a los misterios de la naturaleza
y del universo. Esto es, escepticismo-en filosofía.Pero aunque no seamos capaces de encontrar la
respuesta a todos los enigmas de la
naturaleza, sabemos que somos seres humanos obligados a convivir en sociedad.
Los sofistas optaron por interesarse por el ser humano y por su lugar en la
sociedad.
Los sofistas son los creadores del arte
retórico, el cual surge de la conciencia de un hecho aparentemente trivial: la
relación entre el habla y el mundo es, sobre todo, una representación. Esta
representación o logos puede ser siempre superior a otra si posee ciertas
características. El estudio de estas
cualidades tenía como disciplinas fundamentales a la retórica propiamente dicha
(el arte de la persuasión a través de la palabra), a la oratoria (el arte de la
elocuencia) y a la dialéctica (el arte de refutar y discutir). El desarrollo y
profundización de dicho estudio implicaron la creación de la lógica, la
gramática y la lingüística. Asimismo, la retórica sofista trajo consigo el
surgimiento y desarrollo de una amplia gama de ciencias de la cultura: la
epistemología, la ética, la psicología, la estética, la teoría de la religión,
la sociología y la ciencia política.
Es decir, la "revolución sofista" no
fue sólo, ni primordialmente, una revolución formal, sino una serie de
innovaciones con contenidos diferentes en muchas áreas del conocimiento.
Podríamos definir a la sofística como una filosofía crítica de la cultura cuyo
origen, objetivo y recurso es el cuestionamiento permanente de todo lo
humano.La lista de las áreas del saber que se desarrollaron a raíz de la
sofística refleja claramente que el ser humano se había convertido en el centro
del pensar filosófico, dejando en un segundo plano a la naturaleza,
preocupación principal de las escuelas presocráticas. Con la sofística, el
hombre, como individuo moral y como ser social, como sujeto cognoscente capaz
de incidir sobre su circunstancia a través del conocimiento adquirido, se
convierte en la problemática fundamental.
Este cambio radical de perspectiva filosófica
y la postura crítica frente a todo lo heredado son características comunes de
los sofistas, así como su utilización de técnicas retóricas de diversa índole,
su empirismo y escepticismo epistemológicos y, por último, su confianza en la
utilidad de la labor pedagógica que realizaban. Sin embargo, aquí terminan las
coincidencias. Tanto en el plano como ético como en el político, es posible
encontrar posiciones muy diversas al interior del movimiento sofista; a ello se
agrega el marcado individualismo que caracterizaba la conducta personal de los
sofistas.
Los sofistas trastocaron los valores
fundamentales de la polis griega a través de un cuestionamiento muy profundo de
los principios que la habían sostenido hasta entonces. Sin embargo, en diversos
campos, pensadores griegos de distintas escuelas presocráticas habían ya
abierto el camino para el arribo de la sofística a Atenas hacia mediados del
siglo V La serie de transformaciones
intelectuales provocadas por los sofistas son fundamentales para entender el
apogeo de Atenas, ciudad que encarna, casi por sí sola, lo que se denomina comúnmente
Ia Grecia clásica".
En el plano epistemológico, los sofistas
pusieron en duda la posibilidad de un conocimiento objetivo. Siguiendo a
Heráclito en su polémica con Parménides, consideraban a la realidad como algo
en constante cambio; "al estar comprendidos dentro de esa realidad, no
sólo los objetos de conocimiento, sino también el mismo sujeto que conoce, es
lógico que no pueda admitirse nada inmutable, universal y necesario.
El más famoso de los sofistas fue Protágoras,
cuya única forma de conocimiento que acepta son las sensaciones, éstas poseen
necesariamente un carácter subjetivo, es decir, relativo, como se refleja en su
célebre frase: "El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son
en cuanto que son y de las que no son en cuanto que no son." Protágoras
niega la existencia de un absoluto situado detrás de los fenómenos del mundo de
los sentidos, así como detrás del mundo de los valores: ninguna representación
puede pretender con mayor derecho ser verdadera, ya que todas lo son
igualmente.
El filósofo de Abdera no cree que los usos y
costumbres de un pueblo sean mejores que los de otro. No existe, para él, una
instancia que pueda decidir cuáles son los valores verdaderos; todos ellos son
productos culturales humanos: la moral, el arte, la religión y el Estado. El relativismo
el sistémico de Protágoras deriva pues en un relativismo sociológico.
La conclusión a la que llegan los sofistas es simple: ya que las leyes humanas son arbitrarias,
convencionales y susceptibles de ser cambiadas, y debido al hecho de que nunca
vamos a llegar a la concepción de unas leyes universalmente válidas, lo mejor
que podemos hacer es tratar de cambiar esas leyes en nuestro propio beneficio y
procurar que estas siempre se orienten hacia nuestros intereses (cosa
que era posible en una sociedad tan participativa en el poder político como la
ateniense);si no hay ninguna verdad
absoluta y universalmente válida, cada individuo tiene derecho a seguir su
arbitrio e inclinaciones, y si las leyes de la polis se lo impiden, entonces se
agrede contra su derecho natural y supone una coacción que nadie está obligado
a aceptar, al menos moralmente hablando.Desde este punto de vista, las leyes
positivas (humanas) son preceptos arbitrarios para el beneficio de los que
ostentan el poder: los gobernantes.
Los sofistas también incluirían como preceptos y prejuicios arbitrarios toda creencia religiosa. Si nada en este mundo puedo saber con certeza, doblemente imposible será llegar hasta las recónditas y escondidas causas de las cosas.
Protágoras
y Critias defendieron que si las cosas que vemos son para nosotros aquello que
queremos que sean, aquello que no vemos con más razón será puesto por el
sujeto. Su postura al respecto era radicalmente atea: el hombre no es la
criatura, sino el creador de los dioses.
http://www.filosofiafacil.com/02.Socrates%20y%20los%20Sofistas.pdf
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