Los estudiantes de la jornada de la mañana tienen mejor rendimiento
académico
Martín de Ambrosio / SCIDEV.NET
Estudio en Argentina analizó desempeño escolar de adolescentes en función
de las jornadas escolares.
Aquellos que pertenecían a la jornada de tarde o
jornada nocturna no dormían lo suficiente y tuvieron peores notas, sobre todo
en matemáticas.
Los datos son extrapolables al resto de América Latina.
Los adolescentes más "nocturnos" rinden menos si estudian en la
mañana. Carlos Pozo Alban
Si un adolescente es más activo en la mañana y asiste al centro educativo
en ese horario tendrá más probabilidades de lograr un mejor desempeño escolar,
sobre todo en matemáticas.
Y lo opuesto: una mayor descoordinación entre nivel de actividad y
horario escolar predice un peor desempeño.
Así lo muestra un estudio que analizó 753 alumnos de una escuela
secundaria de Buenos Aires, Argentina, y vinculó su cronotipo -esto es, la
predisposición natural de cada ser humano de ser más activo o tener más energía
en la mañana o en la tarde- y el rendimiento escolar, medido en notas
académicas.
En el trabajo observaron que aquellos estudiantes cuyo cronotipo está más
ajustados al horario matutino y que por azar les tocó cursar en la mañana
tuvieron mejores rendimientos que quienes están más ajustados a la vida tardía.
Ese es el principal resultado de un estudio publicado en la revista Nature
Human Behavior (10 de febrero), que según los propios científicos ratifica
estudios previos y puede extenderse a otros países de América Latina.
“Juntos, estos resultados demuestran que el desempeño académico mejora
cuando los horarios escolares están mejor alineados con los ritmos biológicos
de los adolescentes”, detalló el trabajo titulado “La interacción del cronotipo
con el horario escolar predice el rendimiento escolar”. Específicamente, los
adolescentes cuyo cronotipo es un hora más tardía respecto del promedio
estuvieron asociados con calificaciones 31,5 por ciento menores en matemática y
15,7 por ciento en todas las materias, excluyendo matemática y lengua.
Los cronotipos se midieron con un cuestionario estandarizado en función
de cuánto más duermen los adolescentes cuando no tienen la obligación de
despertarse; típicamente, los fines de semana. “El horario interno se modula
por el turno (mañana o tarde), y los del turno mañana tienen un cronotipo más
matutino, pero no se llega a compensar totalmente, lo que hacen que tengan un
jet lag social (un desajuste entre lo que se necesita dormir y lo que se
duerme) muy alto”, dijo a SciDev.Net Juliana Leone, investigadora de la
Universidad Nacional de Quilmes (Argentina), de la Universidad Torcuato Di
Tella, y autora del trabajo.
“El 90 por ciento de ellos duerme menos de ocho horas, cuando deberían
hacerlo entre 8 y 10 horas, lo que lleva a problemas de salud y, como vemos
ahora, también a (peores) resultados académicos”, agregó Leone, quien también
es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(Conicet). Si bien tiene factores genéticos, el cronotipo se modula por
factores culturales, dijo Leone. Culturalmente, “en Asia se duerme menos.
Entonces, es importante hacer estudios a nivel local, que faltan en América
Latina”, opinó.
“Hay trabajos en Brasil, Uruguay y México. En Uruguay tienen cronotipos
bastante nocturnos, pero en México son más matutinos, como en Brasil. Pero allí
se mezcla lo cultural con la latitud y el ciclo de luz-oscuridad”, dijo Leone.
A diferencia de otros trabajos, en el realizado en Argentina, los alumnos
fueron asignados al azar en tres turnos: matutino, vespertino y nocturno. Y
además se reunieron datos de chicos de primer año y quinto año de Secundaria,
pues estos últimos tienen tendencia a ser incluso más nocturnos. Pero más allá
de las diferencias culturales, los adolescentes de todas las regiones suelen
tener problemas para ajustarse a las mañanas. “Sin duda que los resultados
pueden extrapolarse a otros países de América Latina; de hecho, hay estudios
recientes en Brasil que apuntan en la misma dirección”, afirmó Diego Golombek,
también investigador de la Universidad de Quilmes, del Conicet, y coautor del
trabajo.
“Pero los adolescentes lo son en cualquier lugar del mundo y arrastran su
reloj biológico retrasado independientemente de la geografía y la cultura. Si a
esto se suma una sociedad naturalmente noctámbula, el efecto es aún mayor”,
añadió Golombek. “En los países latinos es necesario revisar nuestras
costumbres sociales —como las cenas tardías— y darle mayor atención a los
hábitos de sueño y estudio de los adolescentes”, opinó Carolina Escobar,
cronobióloga del Departamento de Anatomía de la Universidad Nacional Autónoma
de México, que no participó en el estudio citado.
“La asociación entre el cronotipo y los horarios de clase impactó sobre
su calidad y cantidad de sueño y sobre su rendimiento escolar, particularmente
en las matemáticas, pero no en todos los casos, lo que hace más complejo tomar
decisiones sobre cuál sería el mejor horario de clase que favoreciera a la
mayoría”, añadió Escobar. La conclusión es que los alumnos se beneficiarían si
la escuela empezara más tarde en la mañana. “Si es algo que no se puede
implementar por edificios o por logística, una solución intermedia sería
cambiar el horario solo para los más grandes (quinto año) que tienen un
cronotipo probadamente más nocturno”, comentó Leone.
También para Golombek habría que replantear horarios escolares. “Hay un cúmulo
de evidencias recientes que, en conjunto, apuntan a reconsiderar el turno
mañana de la escuela secundaria”, agregó. “No cabe duda de que debemos, al
menos, tener en cuenta esta consideración biológica, por el bien de la salud,
el estado de ánimo y el rendimiento de los alumnos”, concluyó.
https://www.elespectador.com/noticias/educacion/los-estudiantes-de-la-jornada-de-la-manana-tienen-mejor-rendimiento-academico-articulo-904688
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