Economía verde: el nuevo rostro del capitalismo
Economía Verde: ¿de dónde vino?
En los años siguientes a la II Guerra
Mundial, el capitalismo lanzó la revolución verde, nombre bonito para
representar el tsunami de cambios tecnológicos introducidos en la producción
agrícola, como fueron los pesticidas, insecticidas y abonos químicos, cambios
genéticos en las plantas, fumigación aérea con agrotóxicos sobre las
plantaciones, invenciones de maquinarias cada vez más costosas y sofisticadas para
substituir el trabajo de los agricultores familiares, entre otros objetivos.
Todo esto aumentó el PIB de los países y del mundo.
En el mediano plazo, sin embargo, estos cambios tuvieron efectos dañinos sobre
la salud humana –de los productores y de los consumidores-, la fertilidad del
suelo y los ecosistemas. Sin la precaución necesaria, los insumos químicos
agrícolas han contaminado al ser humano y su medio ambiente, proporcionando al
mismo tiempo fortunas para las corporaciones químicas privadas. Y también la
oportunidad de expansión acelerada de la industria farmacéutica, ambas usando
enormes recursos recibidos de fondos públicos.
La humanidad vive hoy otro ciclo parecido al de la
revolución verde con el simpático pero engañoso término de “economía verde”.
Estamos delante de una situación curiosa y, al mismo tiempo, peligrosa. Después
de casi dos siglos de dominación capitalista sobre la vida social, el planeta
Tierra no tolera más tanta depredación de recursos, destrucción de la
biodiversidad y degradación del ambiente. Igualmente, la mayoría de sus
habitantes ya no soportan más el grado de explotación e injusticia al que están
sometidos. Tanto estos sectores populares como la madre Naturaleza están dando
señales de alerta. Con la creciente velocidad de la producción y del consumo,
con el agotamiento de lo que ofrece la Naturaleza, con la profundización de las
desigualdades sociales y con el agravamiento de las amenazas climáticas, la
humanidad puede llegar inclusive a su autoextinción.
Las señales de que estamos cerca de una catástrofe
se multiplican, tanto en el mundo natural como en el social. Tsunamis, sequías
e inundaciones avasalladoras, revueltas populares frente a obras de
construcción de hidroeléctricas o hasta de estadios, nos dan una dimensión de
ello y evidencian el agotamiento del modelo actual de sociedad y consumo. El
diagnóstico es claro, pero las grandes empresas, bancos y las élites que se
benefician han negado que el problema exista y sea una amenaza para la
Humanidad. Continúan repitiendo que “el mercado lo resuelve todo”. Desde hace
muchas décadas, estas élites intentan maquillar el hecho de que sólo una
minoría de la población del planeta gana con lo que ellas definen como
“desarrollo económico”.
La realidad muestra lo contrario pues el modo
capitalista de organizar la producción y la distribución de los bienes
materiales, sociales y naturales están dirigidos hacia la obtención de lucro,
no para satisfacer las necesidades y derechos del ser humano.
El resultado es riqueza para pocos, a cambio de la
miseria, opresión y explotación de la mayoría de los trabajadores y
trabajadoras.
Datos publicados por la ONU muestran que en 20 años
solamente el 20% de la población se enriqueció, mientras que la mayoría se
empobreció.
El empobrecimiento del 20% más pobre es
especialmente escandaloso: ¡su renta cayó 20 veces en 20 años! Son los que
viven con apenas el 0,07% de la riqueza mundial. La realidad social y las
crisis muestran que la promesa de humanizar el capitalismo y generar vida digna
por medio de las teorías liberales del siglo XIX y XX y del “estado de
bienestar social” no pasa de ser una mentira. Pero ahora ya se sabe que ese
tipo de falsa prosperidad social tiene como fuente la explotación del trabajo
del resto de la población mundial. Ese modelo, en resumen, no es sustentable a
escala global. Sin embargo, los amantes del libre comercio continúan negándolo.
Incluso los investigadores y científicos fueron comprados, por ejemplo, para
desmentir el Cambio Climático.
Tomado de: http://rio20.net/documentos/economia-verde-la-nueva-cara-del-capitalismo/
Economía
Verde
Para hacer frente a los retos que se nos presentan
en la actualidad, debemos cambiar el modo en que fabricamos y consumimos
bienes. Tenemos que crear más valor al tiempo que utilizamos menos recursos,
reducimos costes y minimizamos el impacto en el entorno. Tenemos que hacer más
con menos.
Unos procesos de fabricación más eficientes y unos
mejores sistemas de gestión medioambiental pueden reducir considerablemente la
contaminación y los residuos, así como ahorrar agua y otros recursos. Esto
también favorece a los negocios, ya que permite reducir los gastos de
funcionamiento y la dependencia respecto a las materias primas.
En esto consiste la economía verde (o circular), un
sistema que optimiza el flujo de bienes y servicios para obtener lo mejor de la
materia prima y que reduce los residuos al mínimo necesario.
En la economía verde, los materiales se dividen
según su tipo. Los materiales biológicos (comida, residuos vegetales, madera y
fibras textiles) se consumen y se devuelven al entorno como compost o
fertilizante para devolver los nutrientes a la tierra, o se procesan para
producir energía renovable. Los materiales técnicos se conservan, reutilizan,
reparan o reciclan una y otra vez en un sistema de circuito cerrado. El sistema
es eficiente energéticamente y utiliza energía renovable en la medida de lo
posible para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La economía verde requerirá pasar del enfoque de
“coger-hacer-tirar” a otro mucho más eficiente. Crear una nueva dinámica en
todos los sectores, con una demanda de innovación en el diseño y fabricación de
productos en búsqueda por desarrollar una nueva generación de productos que
tengan mayor vida útil y se puedan reutilizar, arreglar, desmontar o reciclar
sus componentes. Así, los gobiernos y las empresas tendrán que ayudar a la
población activa a desarrollar nuevas habilidades con las que poder satisfacer
las demandas de una economía
verde.
Plantear un nuevo escenario macroeconómico para
superar los dos tipos de modelos que, han demostrado haber fracasado. El
primero: la economía roja, que es la que nos ha llevado a este escenario de
crisis, paro, deuda y decrecimiento que sufre Europa, y que está basada en un
“consumismo ilusorio que ha empujado a la economía a una deuda inasumible”.
El segundo modelo que, para Pauli, también ha
fracasado, es la economía verde. El autor hace autocrítica recordando una
compañía en la que trabajó, Ecover, que creaba productos de limpieza
biodegradables con aceite de palma, un producto cuyo éxito provocó la tala
indiscriminada de selvas, sobre todo en Indonesia. Y es que muchos productos
supuestamente verdes solo lo son en la etiqueta.
http://www.generationawake.eu/es/hacer-mas-verde-la-economia-de-la-ue/que-es-la-economia-verde/
La Iniciativa de Economía Verde para África, el estudio en Europa oriental, el
Cáucaso y Asia central que considera las perspectivas de promover la
agricultura orgánica, mientras que progresan en Azerbaiyán las investigaciones
sobre esferas prioritarias para programas de economía verde.
Pocos podrían haber imaginado que la iniciativa
Hacia un nuevo acuerdo ecológico mundial/Iniciativa de Economía Verde resultado del desarrollo de la crisis financiera y
económica del final del año 2008, adquiriese empuje tan rápidamente.
Aproximadamente el 15% de los fondos de incentivo de más de 3 billones de
dólares EE.UU. a escala mundial se estima que son verdes, elevándose
aproximadamente al 80% en la República de Corea. Términos tales como economía y
desarrollo verdes han pasado a ser rápidamente lugares comunes en muchas
capitales y reuniones internacionales importantes, incluidas las cumbres del
año pasado de los G8 y G20 y el período de sesiones ministerial de la OCDE.
La Iniciativa de Economía Verde, consecuencia lógica del nuevo
acuerdo ecológico mundial será un tema clave también, en la reunión anual de
ministros del medio ambiente del PNUMA en Bali (Indonesia), ya que los
gobiernos se percatan de la rapidez con que la transición hacia una producción
y consumo sostenibles tiene lugar, y de las enseñanzas deducidas hasta ahora.
Los modelos económicos del siglo XX es poco
probable que nos sirvan en un planeta de 6.000 millones de habitantes, que
alcanzará los 9.000 millones en 2050. El público de todo el mundo espera que
sus dirigentes y encargados de la formulación de políticas encuentren
soluciones.
La Iniciativa de Economía Verde representa una potente respuesta a esta petición de
acción transformadora. En realidad se está manifestando como una oportunidad
convincente y práctica para hacer frente a las amenazas persistentes e
incipientes.
Y está demostrando cómo la elección de políticas
inteligentes, combinada con mecanismos de mercado de apoyo, puede tal vez
proporcionar la evolución adecuada hacia el desarrollo sostenible que la
humanidad ha eludido hasta ahora.
Achim Steiner
Secretario General Adjunto de las Naciones Unidas y
Director Ejecutivo del PNUMA
http://www.unep.org/pdf/OP_Feb/SP/OP-2010-02-SP-FULLVERSION.pdf
Luego de la Lectura y Análisis,
Responda y Realice lo Siguiente
1. ¿Por qué la economía verde genera o
puede generar crisis?
2. ¿Cuál es la importancia de empezar a innovar en la economía verde?
3. Establezca diferencias entre economía
azul y economía verde.
4. ¿Cómo se podrían combinar - amalgar
- aunar - unir ambas economías?
5. ¿Cómo cree que podría implementarse una economía realmente verde?
6. ¿De qué manera la economía
verde ha contribuido a la contaminación del Planeta Tierra?
7. ¿Cuáles ventajas puede tener
la economía verde en relación con la ecología y el medio
ambiente?
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