un puente entre dos culturas
Vuelta a África
-Sexta entrega
La
escritora beninesa trabaja en la recuperación de la tradición oral de su país y
el continente africano mediante cuentos, leyendas y poemas que ella misma ha
traducido al español y al catalán.
elespectador.com
Por:
Lucety Carreño Rojas Foto:
/ Ilustración: Fernando Carranza
Un cuento, un
poema o un libro inmortalizan una cultura. Empecemos por la escritora Agnès
Agbotón. Sigamos con el título de los cuentos: Eté Utú. Palabras que jamás
había escuchado. Leer a Agbotón es leer a Benín -un país ubicado en el oeste
del continente africano-, es leer a España y es leer a Cataluña.
Cuando estaba
leyendo el cuento de la escritora beninesa sobre sus ancestros, no pude evitar
recordar mi infancia, en una habitación pequeña, mi mamá a mi lado en la cama
leyéndome cuentos e historias sobre los indígenas y su adoración al sol y la
luna. Volví a la lectura. En ella Agbotón hablaba de Hue (el sol) y Sun (la
luna) y se ubicaba en un tiempo muy, muy lejano. Una historia que explica por
qué no salen juntos: una manera de explicar las creencias y darle sentido a la
vida, lo que ofrece y lo que en ella habita.
La luna le
tendió una trampa al sol cuando eran amigos inseparables; le propuso que
mataran a sus hijos porque tenía muchos. El sol, dudoso, le creyó y aceptó su
propuesta, esperó a que anocheciera y ellos se durmieran para tirarlos al mar,
en donde se convertirían en peces. Ella no cumplió con el acuerdo y sus hijos
brillaban en el cielo, se habían convertido en estrellas. El sol no entendía
por qué su amiga lo había traicionado. Ella le dijo que era porque sentía celos
de él y de sus hijos. Desde ahí el sol se alejó de su vecina y sólo sale cuando
ella se va.
Aunque en
ocasiones se les puede ver juntos, cuando sus combates provocan los eclipses -o
huewle-sun, como los llaman las personas del pueblo de Agbotón- y ellos, con
machetes y platos, buscan la forma de separarlos. La autora finaliza el cuento
diciendo que “cuando, de hoy en adelante, comáis pescado no dejéis de dedicar
un breve pensamiento al astro del día cuyos hijos, sacrificados, os permiten
comer”.
La escritura
es un refugio para Agbotón, quien llegó a Barcelona cuando era muy joven. Tenía
18 años y se casó con un catalán. Llegó a una sociedad española que no sabía
qué era África y mucho menos quién era ella, pero en la que quería aprender sin
olvidar sus raíces. Terminó el bachillerato y en 1991 se licenció en filología
hispánica, lo que le permitió recuperar la tradicional oral de Benín y darla a
conocer en su nuevo hogar.
Después de
estudiar castellano, se sintió seducida por la lengua catalana. Sentía que ese
idioma era como la relación de una madre con una hija. El catalán le dio el
refugio que necesitaba. Venía de Porto Novo y estaba en un continente
desconocido. Fue la lengua con la que empezó a escribir. Primero, de cocina:
publicó los libros: La cuina africana (1988), África en los fogones (2001) y
Las cocinas del mundo (2002). Ella quería dialogar, intercambiar conocimientos.
Que la conocieran.
Después vino
la poesía que había escrito en lengua gun y en la que reflejaba sus tristezas y
nostalgias con las que hablaba del amor y la muerte. Ella misma las tradujo.
“Las lenguas africanas tienen mucha musicalidad, el género, la simbología que
llevan todas las palabras. Son muy distintas a las lenguas románicas. Por
ejemplo, un ‘te quiero’ en gun se convierte en ‘me gusta tu olor’”, contó en
una entrevista para la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes.
En las
noches, el padre de la beninesa le contaba cuentos, y a ella le fascinaban.
Pero sólo cuando estuvo lejos, en Cataluña, los entendió mejor: se redescubrió
a sí misma. Agbotón aprovechó su capacidad para difundir el legado de su pueblo
mediante la escritura, pero imprimiéndole su sello. “Los cuentos no están
calcados a la tradición, tampoco están como los hacen aquí, estoy creando algo
nuevo”.
También
escribió un libro autobiográfico, Más allá del mar de arena. Dice que es para
sus dos hijos, Dídac y Axel, nacidos en Cataluña, para explicarles su vida,
porque “hay cosas que no se pueden decir con la voz”, sentimientos que se
expresan mejor con las letras y sobre el papel. En esta publicación, la
beninesa logra unir las dos culturas, africana y española, y transmite la
visión de una persona recién llegada a un lugar. Muestra también, según su
experiencia, que no son tan diferentes: “A uno y otro lado del mar de arena los
hombres y las mujeres no son, a fin de cuentas, tan distintos”.
Agnès Agbotón
me llevó a mi infancia, a un momento vital con mi madre. A tener un recuerdo
que me devolvió a casa, como a ella, a quien el catalán le dio ese refugio. A
conocer Benín, los cuentos de Eté Utú y a ella, que busca construir un puente,
una conexión y una fuerza entre su cultura natal y su cultura adoptiva.
http://www.elespectador.com/noticias/cultura/agnes-agboton-un-puente-entre-dos-culturas-articulo-674572
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