“El agua, alma y razón de ser de nuestro hermoso planeta azul”
El agua, es un recurso vital para la vida, convertida por los mercaderes sin escrúpulos en un objeto más de la vulgar mercantilización globalizada.
Su escasez es un problema real que enfrenta la sociedad contemporánea, sumada la degradación planetaria y sobre explotación de las fuentes naturales, lo que nos hace pensar en la Teoría del Pivote Geográfico, que se desarrolla sobre la base de que existen lugares estratégicos, por su ubicación y/o abundancia de recursos naturales; difíciles de obtener por su escasez y básicos para la supervivencia de la sociedad, y que resultan esenciales y muy valiosos. Quien domine estos lugares, amplía su poder sobre el planeta. Bajo esa premisa, es posible, que una potencia, o una coalición de países, invada a un país que tenga abundantes recursos hídricos.
En este contexto, se hace indispensable y
urgente, la preservación del agua, máxime que, en los países del tercer Mundo,
no hay voluntad política ni existen medios económicos ni materiales para la
conservación y tratamiento del agua. Además, el modelo económico imperante, ha causado
una depredación del agua, agravada por ciertos tipos de producción agroindustrial
y al uso indiscriminado del recurso hídrico por parte de grandes conglomerados
económicos.
¿Qué
hacer ante esta problemática global?
Es necesario una reacción colectiva, un
movimiento ciudadano, voluntad política, proyectos sustentables, limpios
ecológicamente, un uso racional del
agua, así como la urgente implementación de proyectos para la recuperación de
toda clase de fuentes de agua.
La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó
mediante la Resolución A/RES/47/193 en 1993, que el 22 de marzo de cada año se
celebre el Día Mundial del Agua. Siguiendo además las orientaciones sobre
Recursos de Agua Dulce de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
Este día hace énfasis a través de la realización de diferentes actividades,
en fomentar y generar conciencia
colectiva de la importancia en la conservación y uso racional
de los recursos hídricos.
Hoy en día hay 7.000 millones de personas que
alimentar en el planeta y se prevé que habrá otros 2.000 millones para el año
2050. Las estadísticas indican que todas las personas beben de 2 a 4 litros de
agua a diario, sin embargo, la mayor parte del agua que 'bebemos' está
incorporada en los alimentos que consumimos: producir 1 kilo de carne de
vacuno, por ejemplo, consume 15.000 litros de agua, y 1 kilo de trigo se 'bebe'
1.500 litros.
Cuando mil millones de personas en el mundo ya
viven en condiciones de hambre crónica y los recursos hídricos sufren
presiones, no se puede hacer como si el problema estuviera 'en otra parte'.
Afrontar el crecimiento de la población, garantizar el acceso a alimentos sanos
y nutritivos no se puede hacer como si el problema estuviera 'en otra parte'.
Afrontar el crecimiento de la población y garantizar el acceso a alimentos
nutritivos mínimos exige una serie de medidas a las que todos podemos contribuir
con lo siguiente:
§ consumir productos que hagan
un uso menos intensivo de agua;
§ reducir el escandaloso
desperdicio de alimentos; nunca se consume el 30% de los alimentos producidos
en todo el mundo y el agua utilizada para producirlos se pierde definitivamente;
§ producir más alimentos, de
mejor calidad, con menos agua;
§ llevar una alimentación
saludable.
En todas las etapas de la cadena de suministro,
desde los productores hasta los consumidores, es posible tomar medidas para
ahorrar agua y asegurar que haya alimentos para todos.
¿Sabe cuánta agua consume todos los días y cómo
puede modificar su alimentación y reducir su impacto hídrico?
Tanto la escasez como la baja calidad del agua y
un saneamiento deficiente afectan negativamente a la seguridad de los
alimentos, las opciones de sustento y las oportunidades de educación, sobre
todo las de las familias más pobres del planeta. Los desastres naturales
relacionados con el agua como inundaciones, tormentas tropicales y tsunamis
tienen una enorme repercusión en la vida y el sufrimiento humanos. También
demasiado a menudo la sequía golpea a los países más pobres, agravando las
situaciones de hambre y malnutrición. Más allá de cubrir las necesidades
básicas del ser humano, el abastecimiento de agua y los servicios de
saneamiento, así como el uso que hacemos de los recursos hídricos, son factores
determinantes para un desarrollo sostenible.
El cambio climático está provocando graves daños
en la naturaleza y desastres meteorológicos que no son iguales en todas las
zonas del planeta. Según los pronósticos científicos, se producirá una
disminución de las precipitaciones. Cuando éstas se produzcan, van a ser seguidas
y concentradas de forma
mucho más violenta, y las sequías
serán más intensas.
Diez años después de los compromisos adoptados
por la ONU para mejorar la vida de los más pobres, 884 millones de personas
viven sin acceso al agua potable y 2.600 millones no cuentan con los servicios
mínimos de saneamiento. Sin embargo, estas lluvias no ayudan a aumentar los
caudales de agua ni sus depósitos.
"No, porque lo que aumentan son las
corrientes superficiales. Ayuda a aumentar los niveles cuando son lluvias
continuadas, persistentes. Cuando son lluvias torrenciales o muy fuertes, son
evacuadas rápidamente por los cauces y no hay suficiente tiempo de almacenarlas,
porque no se produce una infiltración tranquila", explica Barea.
Se calcula que el volumen de agua en el planeta
es de 1.300 millones de kms3, lo que significa 1.360 trillones de litros.
Dividida esta cifra por cada ser humano, a cada uno le corresponde 250.000
millones de litros. Con estas cifras da la impresión de que el agua es un
recurso ilimitado. Pero nada más lejos de la realidad, porque de esta masa solo
el 3% es agua dulce, la mitad de ella potable. Su distribución en el mundo es
desigual y son muy pocas las poblaciones que la poseen en cantidad
suficiente.
Es en las zonas templadas y en los trópicos
húmedos donde se encuentran la mayor parte de las aguas pluviales.
El último informe de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF)
sostiene que diez años después de los compromisos adoptados por la ONU para
mejorar la vida de los más pobres, 884 millones de personas viven sin acceso al
agua potable y 2.600 millones no cuentan con los servicios mínimos de
saneamiento.
www.un.org/es/events/waterday/
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