Colombia en el diván: síntomas de una sociedad enferma
“Manifiesta desorientación autopsíquica (lo subjetivo) y alopsíquica (lo objetivo), lo cual impide que se
reconozca como sujeto y ser colectivo”
Por: Jorge Enrique Gómez Ariza
Informe clínico de Colombia
Nombre: Colombia (sociedad
colombiana)
Edad: cronológica, 132 años (1886-2018);
mental, 9 años; emocional, 5 años; conductual, 9 años.
Población: 47 millones de
habitantes
Modelo político: derecha solapada
Modelo económico: neoliberal
Filiación religiosa: catolicismo
fundamentalista
Nivel educativo: paupérrimo
Se encuentra una sociedad de
manifiesta desorientación autopsíquica (con respecto a sí mismo, lo subjetivo)
y alopsíquica (con respecto al entorno, lo objetivo), lo cual impide
reconocerse como sujetos y seres colectivos. Se aúna a lo ya descrito, el
desconocimiento cifrado en tiempo y espacio de procesos civiles, políticos,
económicos, de abuso y resistencia que sustentan la dinámica de dominación
perenne de unas pocas familias en los designios de la nación.
En términos cognitivos y a pesar
de la edad cronológica, no logra ir más allá de la etapa de las operaciones
concretas (de los 7 a los 12 años), razón por la cual carecen de opiniones
críticas y reflexivas, siendo proclives a la sugestión, el contagio y el temor
inoculado por medios masivos y referentes políticos (a quienes han endiosado en
pedestales de héroes).
El carácter masificado de la
sociedad trae como efecto la disminución de la capacidad cognitiva (mental) y
la exacerbación de estados emocionales que impiden emitir juicios de valor,
derivando en conductas viscerales, inducidas por aquellos que reconocen la
falta de educación en la sociedad como mecanismo y estrategia para continuar
polarizándola a su antojo, fraccionándola en bandos enemigos en un mismo
escenario.
Esta división, esta separación
del yo social, le ha escindido y en consecuencia se habita en dos realidades:
la objetiva, colectivizada, creada por unos pocos, enaltecida por héroes que
representan el bienestar, la seguridad, la magnificencia y la promesa de
restituirnos al status quo. La otra realidad, la subjetiva, disminuida por el
avasallamiento del miedo que infunden los medios masivos palidece y da paso a
la creencia que “la verdad siempre será de la mayoría”
Dx: presenta marcados rasgos de
neuroticismo, denotados en victimización y quejas recurrentes, aunadas a un
locus de control externo (todo lo que me ocurre, es producto del medio
exterior, del ambiente). Se reconoce, además, psicoticismo reflejado en la
percepción del mundo “real” objetivizado por modelos y personajes políticos,
económicos, lógicos, estéticos y éticos, distantes de la percepción crítica que
identifica a una sociedad inteligente, ajena al fragor elemental de las masas.
Dx. diferencial: Venezuela.
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