El desafío que tienen los colegios en la formación de las habilidades para la vida
Por *Martin E.P. Seligman Y Alejandro Adler
En un mundo globalizado con cada vez más desafíos y
oportunidades, el colegio no necesariamente inculca las habilidades que los niños
y jóvenes requieren para alcanzar su máximo potencial y realizar sus proyectos
de vida.
Empecemos con dos preguntas: ¿Qué queremos para
nuestros niños y jóvenes? y ¿qué es lo que el colegio les enseña? Más allá de
las particularidades del contexto educativo colombiano, si usted piensa como la
mayoría de las familias, los educadores y funcionarios de gobierno de alrededor
del mundo, probablemente su respuesta a la primera pregunta incluya palabras
como “bienestar,” “salud,” “éxito,” “felicidad” y “paz”. Para responder a la
segunda, lo más seguro es que surjan conceptos como “alfabetización,”
“aritmética,” “conocimiento,” “memorización” o “aprobar pruebas
estandarizadas”. Tal vez le sorprenda saber que la intersección entre ambas
respuestas suele ser nula.
Con base en la psicología positiva, la educación
positiva propone que, junto con el aprendizaje académico, el desarrollo de
habilidades para la vida y la mejora del bienestar contribuyen a la formación
integral de niños y jóvenes y, por ende, a la cimentación de una sociedad sana.
En realidad, el aprendizaje académico y el
desarrollo de habilidades no son mutuamente excluyentes. Todo lo contrario, tal
y como lo muestra la evidencia internacional, inculcar habilidades y promover
el bienestar mejoran el desempeño académico de los estudiantes, aun en pruebas
estandarizadas nacionales como Saber en Colombia o internacionales como Pisa,
que por primera vez midió el bienestar estudiantil en 2015.
Pero, ¿qué es el bienestar, qué son las habilidades
para la vida, cómo los medimos? El primer término se refiere a las emociones
positivas, al sentido y propósito de vida, a las relaciones saludables y al
involucramiento cultural, profesional y comunitario. El bienestar tiene valor
intrínseco: es una aspiración universal. También tiene un valor instrumental
porque contribuye a las trayectorias positivas de vida.
Las habilidades para la vida son aquellas que nos
permiten alcanzar el máximo bienestar posible como individuos y como sociedad.
Algunos ejemplos son la presencia plena, la empatía, la comunicación efectiva,
el pensamiento crítico, la toma de decisiones y la resiliencia. Más allá de las
adecuaciones contextuales y culturales que puedan requerir, estas habilidades
son universales y propias del desarrollo humano y se pueden medir a través de
instrumentos psicológicos que han sido validados internacionalmente y cuentan
con el mismo rigor metodológico que la medición de la alfabetización o la
aritmética.
El primer paso para desarrollar estas habilidades
para la vida y el bienestar a gran escala es la medición. Al medir las
habilidades y el bienestar podemos saber cómo están nuestros estudiantes hoy y
cómo cambian a través del tiempo.
Para ello resulta fundamental que los educadores
entiendan, aprendan, desarrollen y encarnen estas habilidades para poder
enseñarlas e infundirlas en sus propios ecosistemas educativos. El currículo
escolar también debe incluir una materia específica para su desarrollo que
promueva la enseñanza de estas habilidades. Finalmente, estas se deben de
infundir en el currículo de manera transversal para que el conocimiento académico
y las habilidades para la vida se aprendan de manera entrelazada.
El modelo de educación positiva ya es exitoso en
decenas de países desde México hasta Bután. El trabajo que hemos llevado a cabo
en Colombia hasta ahora nos deja claro que como país se encuentra en un momento
históricamente fértil para sembrar y cultivar semillas para la paz, la paz
duradera.
Se requiere, por lo tanto, de una educación
comprometida con la formación integral de los jóvenes colombianos pues es el
vehículo más poderoso para garantizar el empoderamiento y el bienestar de
generaciones enteras. El compromiso a nivel de política pública, junto con el
compromiso a nivel ciudadano, serán la brújula necesaria para emprender este
camino virtuoso.
*Martin E.P. Seligman
Director del Centro de Psicología Positiva de Pensilvania. Estados
Unidos.
*Alejandro Adler
Director de Educación Internacional, Centro de Psicología Positiva, Universidad
de Pensilvania. México.
http://www.semana.com/educacion/articulo/ninos-y-jovenes-habilidades-para-la-vida/539204
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