Así funciona la formación técnica en otros países
Lograr un sistema
de educación técnica de calidad y pertinente es un reto para la gran mayoría de Gobiernos. Estas son algunas de las experiencias más exitosas de las que
debería aprender el país.
“Escucho y olvido. Veo y recuerdo. Hago y
entiendo”, dice un proverbio chino. En general, muchas personas coinciden con
esa aseveración: hay cosas que solo se aprenden en la práctica. Sin embargo, la
opinión popular, es que la educación técnica -donde la enseñanza por la
práctica toma relevancia- es de segundo nivel. ¿Cómo hacer de esta
alternativa una opción atractiva y de calidad? No hay ningún modelo que aplique
a todos los casos por igual. Pero las experiencias internacionales demuestran
que hay ciertos factores de éxito.
Por ejemplo, es importante tener un contenido
educativo pertinente. De acuerdo con el documento Avances y retos en la
formación para el trabajo en Colombia del Banco Interamericano de Desarrollo
(BID), hay que “capturar de manera confiable información sobre los
requerimientos de habilidades del sector productivo para elaborar y actualizar
currículos”.
Además, la educación vocacional funciona mejor
cuando se aplica desde temprano. De esta manera, los sistemas de educación
técnica más destacados tienden a promover este tipo de metodología desde los 14
o 15 años. A esta edad, los jóvenes ya están decidiendo qué opción profesional
prefieren y, muchas veces, ya están formándose en las empresas.
Pero, sobre todo, los expertos destacan la
importancia de la articulación entre las entidades públicas, las instituciones
educativas y las empresas. De acuerdo con el estudio Educación al empleo:
diseñando un sistema funcional de la consultora internacional McKinsey &
Company, en los mejores sistemas de formación técnica a nivel mundial existe
una relación simbiótica donde las escuelas proveen fuerza de trabajo oportuna a
las empresas y estas participan activamente en el diseño curricular.
Educación dual, el modelo por
excelencia
Uno de los modelos de formación técnica más
reconocidos en el mundo es, sin duda, el dual en Alemania. La educación germana
tiene su origen en los gremios de artesanos en el siglo XV. Estas instituciones
tenían un papel vital en la formación de aprendices en la práctica laboral y en
la creación de escuelas de medio tiempo en las que se formaban jóvenes
artesanos en aspectos relacionados con su trabajo. En la mayor parte de Europa,
estos gremios perdieron relevancia hacia el siglo XIX, pero en Alemania se
mantuvieron hasta la actualidad. De ahí la importancia del aprendizaje práctico
y la fuerte vinculación del sector productivo dentro del sistema de educación
dual del país teutón.
En este modelo los jóvenes de 15 a 18 años estudian
el 30 % de la semana en una erufsschule (una institución de educación
media con énfasis en la formación técnica) y el otro 70 % en una empresa como
practicantes. Esto facilita su inmersión temprana en el campo laboral y la
aplicación práctica de los conceptos académicos aprendidos en la escuela.
Para que esto funcione, la clave es la colaboración
entre los sectores público y privado. Los empleadores tienen una importante influencia
en el proceso de diseño curricular gracias a su participación en la junta
directiva del Instituto Federal de Formación Profesional (BIBB), que desarrolla
los contenidos académicos. Pero, además, cada empresa formula su propio plan de
formación durante el tiempo que pasa el aprendiz en la organización. En las
compañías más grandes, por lo general, los practicantes entrenan en un taller
de aprendizaje, pero en las más chicas se involucran dentro del mismo proceso
de producción, muchas veces bajo el modelo tradicional de acompañar, observar y
colaborar a un maestro a hacer el trabajo.
Hoy el sistema dual es uno de los caminos
educativos más seleccionados en Alemania; cerca del 40 % de los estudiantes lo
escogen. Y no solo en ese país. Muchos lugares de todas las latitudes lo han
intentado replicar, con mayor o menor éxito; se ha probado en
China, Rusia, Vietnam, Corea del Sur, Filipinas, Chile, e incluso en
Colombia.
Sin embargo, este popular sistema no está exento de
críticas. Según un estudio de 2015 publicado en The Journal of Human Resources,
los egresados de programas de educación dual se vinculan más fácilmente al
ámbito laboral que los profesionales, pero se les dificulta más conseguir
empleo a partir de los 40 años, pues los aprendices carecen de competencias
generales necesarias para adaptarse a los cambios laborales a largo plazo.
Por otro lado, muchos critican el frenesí mundial
por replicar el modelo dual ‘a las bravas‘. Y es que el éxito de este está muy
relacionado con el contexto histórico, económico y cultural alemán, como
sugiere Dieter Euler, director del Consejo de Investigación del BIBB, en el
estudio Sistema de entrenamiento vocacional dual: ¿un modelo para otros países?
Pero en un país donde la educación técnica ha carecido de reconocimiento para
el Gobierno, las empresas y la sociedad, “difícilmente se podría implementar el
modelo dual”, según dice el profesor Euler.
Sin embargo, otros países han superado estas
dificultades. En Corea del Sur, por ejemplo, lograron implementar parte de las
enseñanzas del sistema dual y superar el rechazo de una sociedad que no creía
en el valor de la educación técnica. Algo similar sucedió en Singapur, donde el
compromiso del Estado con la formación para el trabajo logró elaborar un modelo
de educación técnica de renombre internacional. Por otro lado, la participación
del sector empresarial también resulta fundamental en el caso de India,
que tiene el reto de cualificar a su enorme población.
Cuestión de estatus
En 2010, el Gobierno de Corea del Sur se dio cuenta
de que su problema con la educación técnica iba más allá de lo financiero y lo
académico; era una cuestión cultural. La sociedad coreana valora enormemente el
academicismo, hasta el punto tener una de las tasas de cobertura universitaria
más altas del mundo. Esto era un gran problema para las labores manuales y
técnicas, que carecían del talento humano suficiente.
Por esta razón, el Gobierno creó las Escuelas
Meister (maestro artesano en alemán), institutos de técnicos de educación
media. El Estado les paga la matrícula y la residencia a los estudiantes,
quienes reciben el apelativo de ‘jóvenes meisters’. La idea es combatir los
prejuicios sociales y mejorar el estatus social de los que se dedican al
trabajo manual y técnico en el país.
En el primer año los alumnos estudian competencias
básicas, y en el segundo y tercer año escogen una especialidad. Para entonces,
muchos ya tienen contratos de aprendizaje con el sector empresarial. Como en el
sistema de educación dual alemán, los estudiantes coreanos intercalan el
aprendizaje en las Escuelas Meister y en la práctica laboral. La industria se
involucra en cada aspecto de este proyecto y, además de participar en el diseño
curricular, facilita la obtención de empleo de los jóvenes. Las cifras son
prometedoras: 85 % de la primera generación de jóvenes meisters cuentan con un
contrato laboral, aun sin obtener su título profesional.
Visión hacia el futuro
Como destaca un informe del Center on International
Education Benchmarking elocuentemente titulado El fénix: educación vocacional y
técnica en Singapur, este estado pasó en muy corto tiempo de ser una pequeña
nación sin industria ni educación técnica a ser uno de los grandes
representantes mundiales en la formación para el trabajo. Dada la naturaleza
geográfica de la isla, que no cuenta con recursos naturales para explotar, los
singapurenses entendieron desde muy temprano la importancia de invertir en su
capital humano.
En los años sesenta, el país asiático puso en
marcha una estrategia nacional para desarrollar su industria de la mano de la
formación técnica. Ya entonces los colegios técnicos enseñaban Ingeniería
Mecánica, Instalación Eléctrica, Servicio de Radio, Mecánica de Motor,
Refrigeración y Aire Acondicionado, entre otras materias. De hecho, en 1968, el
Ministerio de Educación ordenó que todos los estudiantes de bachillerato vieran
Metalistería, Carpintería, Dibujo Técnico y Electricidad Básica.
Hoy, 65 % de los alumnos optan por un bachillerato
técnico en dos opciones, el diploma técnico, que implica pasar tiempo
completo en un politécnico, o el certificado máster en educación técnica, que
incluye dos años en el Instituto de Educación Técnica (ITE) y hacer tres años
de experiencia práctica. Y no son los únicos. Los docentes de las instituciones
de educación técnica también tienen que trabajar periódicamente en una empresa
en la misma área en la que enseñan.
El impulso empresarial
La participación del sector privado es fundamental.
En especial, en los países que, como India, requieren soluciones masivas por su
alta población y el rápido crecimiento de su economía. Por esta razón, en 2010,
el Gobierno creó la Corporación Nacional de Desarrollo de Habilidades (NSDC,
por sus siglas en inglés), cuyo principal objetivo es encontrar y financiar
iniciativas privadas que promuevan la formación técnica. El resultado ha sido
una sinergia público-privada sin precedentes en la que múltiples empresas y
fundaciones educativas se están haciendo cargo de cumplir la meta del Estado.
Las alianzas público-privadas han tenido tanto
éxito en India que, en menos de ocho años, el NSDC formó a 5,2 millones de
estudiantes con la ayuda de 235 entidades privadas. Pero el caso más destacado
ha sido el de IL&FS, una compañía india de financiación, que en 2007
desarrolló un programa para formar a jóvenes de áreas rurales con cursos
técnicos cortos (de solo tres meses) en 27 campos laborales. El programa ha entrenado
a la fecha a 1,5 millones de jóvenes, razón por la cual el estudio Educación al
empleo: diseñando un sistema funcional de McKinsey & Company lo destaca
como uno de los casos de formación para el trabajo más interesantes.
IL&FS Skills les garantiza a los estudiantes un
empleo una vez terminan el curso. Para cumplir con esto tiene acuerdos con más
de mil empresas en todo el país. Parte de la instrucción que se entrega en los
centros de entrenamiento es en medios digitales con la herramienta K-Yan, desarrollada
por la propia empresa. Además, los precios de los programas no son altos, el
estudiante recupera su inversión en un tiempo promedio entre dos y seis meses
de trabajo una vez terminado el curso.
¿Cómo va la educación dual en
Colombia?
Hace casi 20 años, la Cámara de Industria y
Comercio Colombo-Alemana (AHK) trajo el modelo dual para implementarlo en las
universidades del país. La primera en implementarlo fue la fundación
Universitaria Empresarial de la Cámara de Comercio de Bogotá. En esta institución
la mayoría de programas son de formación dual y tienen convenios con 377
empresas coformadoras.
Además, hay programas de educación dual en
Bucaramanga, con la Corporación Universitaria Alexander Von Humboldt; en Cali,
con la Autónoma de Occidente, y en Barranquilla, con la Universidad de la
Costa. Estas suman cerca de mil estudiantes en formación dual en el país,
según las cifras de la AHK. A nivel de educación técnica y tecnológica, el Sena
cuenta con 1.486 practicantes bajo el modelo dual, formato que implementa desde
2014. Actualmente, tienen acuerdo con 16 empresas para 21 programas. En estos,
el practicante debe repartir su tiempo un 50 % de estudio y el 50 % restante en
la empresa.
De acuerdo a la AHK, hay dos factores que
dificultan la expansión del modelo dual en el país: la falta de conocimiento y
de disposición en el sector laboral. Para que este sea exitoso requiere que
muchas empresas se vinculen e inviertan en la formación de su propio capital
humano, y no muchos empresarios colombianos están preparados para eso.
http://www.semana.com/educacion/articulo/educacion-formacion-tecnica-en-el-mundo/542510
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