[…] El sujeto
obligado a rendir, compite consigo mismo, y cae bajo la destructiva coerción de
tener que superarse constantemente a sí mismo.
Esta coerción
así mismo, que se hace pasar por libertad, termina siendo mortal. La sociedad del cansancio.
Byung-Chul Han
(o Pyong-Chol Han) (Seúl, 195912) es un filósofo y ensayista surcoreano
experto en estudios culturales y profesor de la Universidad de las Artes de
Berlín. Escribe en idioma alemán y está considerado como uno de los filósofos más
destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la
sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia.
Chul Han nació en Seúl. En una entrevista en el
semanario Die Zeit contó que, aunque
crítico con la tecnología, esta le interesa especialmente, y que cuando era
niño jugaba siempre con radios y aparatos eléctricos, pero al final se decantó
por estudiar metalurgia en la Universidad de Corea. Abandonó la carrera tras
provocar una explosión en su casa mientras trabajaba con productos químicos.
Llegó a Alemania con 26 años sin saber alemán ni haber leído casi nada de
filosofía.3 En otra entrevista explicó:
Al final de mis
estudios [de metalurgia] me sentí como un idiota. Yo, en realidad, quería
estudiar algo literario, pero en Corea ni podía cambiar de estudios ni mi
familia me lo hubiera permitido. No me quedaba más remedio que irme. Mentí a
mis padres y me instalé en Alemania pese a que apenas podía expresarme en
alemán. [...] Yo quería estudiar literatura alemana. De filosofía no sabía
nada. Supe quiénes eran Husserl y Heidegger cuando llegué a Heidelberg. Yo, que
soy un romántico, pretendía estudiar literatura, pero leía demasiado despacio,
de modo que no pude hacerlo. Me pasé a la filosofía. Para estudiar a Hegel la
velocidad no es importante. Basta con poder leer una página por día.
Estudió
filosofía en la U. de Friburgo y literatura alemana y teología en la U. de
Múnich. En 1994 se doctoró en Friburgo con una disertación sobre Martin
Heidegger. En 2000, se incorporó al Depto. de Filosofía de la U. de Basilea,
donde completó su habilitación. En 2010 se convirtió en miembro de la facultad
Staatliche Hochschule für Gestaltung Karlsruhe, donde sus áreas de interés
fueron la filosofía de los siglos XVIII, XIX y XX, la ética, la filosofía
social, la fenomenología, la antropología cultural, la estética, la religión,
la teoría de los medios, y la filosofía intercultural.
Desde 2012, es
profesor de estudios de filosofía y estudios culturales en la U. de las Artes
de Berlín (UdK), donde dirige el Studium Generale, o programa de estudios
generales, de reciente creación.
Han es autor de
dieciséis libros, de los cuales los más recientes son tratados acerca de lo que
él denomina la «sociedad del cansancio», y la
«sociedad de la transparencia», y sobre su concepto
de shanzhai, neologismo que busca identificar los modos de la deconstrucción en
las prácticas contemporáneas del capitalismo chino.
Han se centra en la «transparencia» como norma cultural creada por las fuerzas del mercado neoliberal, que él entiende como el insaciable impulso hacia la divulgación voluntaria de todo tipo de información que raya en lo pornográfico.
Según Han, los dictados de la transparencia imponen un sistema
totalitario de apertura a expensas de otros valores sociales como la vergüenza,
el secreto y la confidencialidad.
Hasta hace poco, Han se negaba a dar entrevistas de radio y
televisión y raramente divulga en público sus detalles biográficos o
personales, incluyendo su fecha de nacimiento. Para rebelarse ante el
capitalismo digital ha desarrollado una fórmula propia de resistencia política:
no tiene smartphone, no hace turismo, solo escucha música analógica, no trata a
su alumnado como clientes y dedica tiempo a cultivar su jardín.
La sociedad de la transparencia
Ningún otro lema domina hoy el discurso público tanto como la transparencia.
Según Han, quien la refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su envergadura.
Esta se
manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la sociedad apuesta por la
vigilancia y el control. Se trata de una coacción sistémica, de un imperativo
económico, no moral o biopolítico.
Las cosas se hacen
transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su
singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.
La sociedad de la transparencia
Ningún otro lema
domina hoy el discurso público tanto como la transparencia. Según Han, quien la
refiere solamente a la corrupción y a la libertad de información, desconoce su
envergadura. Esta se manifiesta cuando ha desaparecido la confianza y la
sociedad apuesta por la vigilancia y el control. Se trata de una coacción
sistémica, de un imperativo económico, no moral o biopolítico. Las cosas se
hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan
de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual.
La salvación de lo bello
Lo pulido, lo
liso, lo impecable, son la seña de identidad de nuestra época. Son lo que
tienen en común las esculturas de Jeff Koons, los smartphones y la depilación.
Estas cualidades ponen en evidencia el actual <exceso de positividad> del
que habla Han en otros ensayos, pero que aquí enfoca y desarrolla en el campo
del arte y de la estética.
La expulsión de lo distinto
Los tiempos en
los que existía el otro han pasado. El otro como amigo, el otro como infierno,
el otro como misterio, el otro como deseo van desapareciendo, dando paso a lo
igual. La proliferación de lo igual es lo que, haciéndose pasar por
crecimiento, constituye hoy esas alteraciones patológicas del cuerpo social. Lo
que enferma a la sociedad no es la alineación ni la sustracción, ni tampoco la
prohibición y la represión, sino la hipercomunicación, el exceso de
información, la sobreproducción y el hiperconsumo. La expulsión de lo distinto
y el infierno de lo igual ponen en marcha un proceso destructivo totalmente
diferente: la depresión y la autodestrucción.
El arte de la falsificación y la deconstrucción en China.
"Shanzhai"
es un neologismo chino que refiere a la apropiación de una forma o una idea,
desestimando su estatus de originalidad. Un shanzai es un fake, un copia
pirata, una parodia.
Aplicado en un
comienzo a las falsificaciones de productos electrónicos y marcas de ropa, este
concepto hoy abarca todos los terrenos de la vida en China: hay arquitectura
shanzhai, comida shanzhai, diputados shanzhai y hasta estrellas del espectáculo
shanzhai. En tanto su atractivo radica precisamente en la variación funcional e
ingeniosa, son mucho más que meras falsificaciones baratas. No pretenden
engañar a nadie. Su capacidad de innovación, que es innegable, no se define por
el genio o la creación ex nihilo, sino por ser parte de un proceso anónimo y
continuado de combinación y mutación.
Psicopolítica
Han dirige ahora
su mirada crítica hacia las nuevas técnicas de poder del capitalismo
neoliberal, que dan acceso a la esfera de la psique, convirtiéndola en su mayor
fuerza de producción. La psicopolítica es, según Han, aquel sistema de
dominación que, en lugar de emplear el poder opresor, utiliza un poder
seductor, inteligente (smart), que consigue que los hombres se sometan por sí mismos
al entramado de dominación.
Buen entretenimiento En este perspicaz ensayo, analiza y relata, tomando como referencia a Kant,
Hegel, Nietzsche, Heidegger, Luhmann y Raushenberg. Las numerosas formas de entretenimiento
surgidas a lo largo de la historia y muestra el arraigo del ocio en nuestro
sistema social. Tan amena como productiva, esta obra nos plantea una original
reflexión sobre si todavía se puede mantener la dicotomía entre pasión y
entretenimiento
Hiperculturalidad
En esta obra, Han utiliza el concepto teórico de hiperculturalidad para distinguirlo de conceptos normativos y mal empleados en el debate actual como multiculturalidad y transculturalidad.
A través del pensamiento de diversos filósofos modernos y
contemporáneos, el presente libro discute la idea cambiante de cultura y muestra
hasta qué punto es necesaria y posible una orientación del todo diferente del
mundo que habitamos. ¿Vivimos finalmente en una cultura que nos da la libertad
de dispersarnos como alegres <turistas> por todo el mundo? Si así fuese,
¿estamos asimilando bien este cambio de paradigma?
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